¿Qué opinas sobre este fic?

jueves, 23 de agosto de 2012

El nuevo fic

Bueno, por si las moscas, quería dejaros en nuevo ficde Danny que ya he empezado Ü I hope you  like

http://thedestinycanchange.blogspot.com.es/

miércoles, 15 de agosto de 2012

Agradecimientos

Primero que nada, MUCHÍSIMAS GRACIAS a la gente que leyó el fic, desde el prólogo hasta el capítulo 114. Sé que es largo, pero habéis aguantado y es algo que jdnejdnewjdnwe me emociona :') No quiero hacer esto muy largo, simplemente nombrar los nombres de los que han comentado, los que han seguido y daros las más sinceras gracias, porque si no hubierais comentado o no hubierais seguido el blog, puede ser que no lo hubiera terminado.
Comenzaré desde los primeros comentarios hasta los finales, luego con los que siguen. Simplemente quiero hacer ver que me acuerdo de ellos:

-Mandy (Muchas gracias por haberme leído desde que estaba en fotolog, de verdad! :)
-Soka (Mi padrino, el único familiar que se molestó por leerme. Moltes gracias Jaimetus, me alegraren molt els teus comentaris y que te molestares en llegir-te algún que atre capitul, significa molt per a mí. Ets el millor!)
-Micaskt (Al parecer lee mis novelas desde hace más de un año, vía fotolog. ¡MUCHISIMAS GRACIAS POR HACERLO, y espero que, si  te has terminado de leer el fic, te haya gustado!)
-Pudd Flones (Gracias por leer el fic desde antes de venirme a Blogger. ¡Desde fotolog no podía subir capítulos largos!)
-AlexCasti (Muchas gracias a Alex por haberse viciado al fic, aunque no sea del todo McFlyer!)
-Cota (Puso un comentario muy animado y emocionados que incluso me hicieron sentirme aludida! :D)
-Margaret (No importa que no me comentaras antes, me alegró mucho tu comentario)
-Auro (Me alegraron muchos tus comentarios, y al final sabes que pasa con Harry!) ^^
-Jani McFucker (Su comentario sobre querer tener un hermano como Tom... opino igual. Muchas gracias!)
-Ainoa Lee Poynter (Gracias por decirme que es uno de los mejores fics que lees, ¡de verdad! y por tus comentarios!)
-Ashly (Jajaja sus comentarios me inspiraron a seguir, aunque no lo pareciese! Muchas gracias!)
-Virginia (Gracias por comentar, sé que lo hiciste desde el celular y con eso me bastó! Gracias por leer :)
-Tijuana200 (Muchas gracias por su comentario,no importa de que no comentes, gracias por haberlo hecho!)
-Vera Franceschi (Me parece que esta es es la chica 'to porno, ¿No? Tal vez haga el ridículo al equivocarme, pero bueno! Muuuchitas gracias por comentarme con tanto.. ¿sentimientos? jaja y si eres la 'to porno, SUBE CAPÍTULO QUICKLY. Jaja muchas gracias!)
-Micaelabeck (No comentó mucho, pero me basta con su comentario de que seguía leyendo, y muchas gracias por ello!)
-Cristina Alepuz (Gracias por leerse el fic en tan poco tiempo, siendo taan largo! Y sobretodo por hacerlo saber)
-Cualquiera (Me comentó en el último capítulo y me alegró mucho su comentario! )
-Andrés Gomez (No sé si se leyó el fic, ya que este señorito, amigo mío, fue con el que me inspiré en Cole. Pero bueno, al menos me dio más seguidores, davidæ)
-Dream. (No sé si eres alguien de los que comentó, pero muchas gracias por seguirme. Los seguidores también cuentan mucho!)
-Shameless (No me preguntés porque, pero tu nombre me suena. Muchas gracias por seguir mi blog, de verdad :)
-Gabriela (I don't know why, me suenas también. Gracias por seguir el blog ^w^)
-Anne.|| # (No, tu nombre en esta ocasión no me suena, pero muchas gracias por seguir mi blog!! :)
-NoGuidinLight (Obviamente a ti si te conozco! Gracias por seguir mi blog, y a mi también en twitter, maja! Me has ayudado a pesar de las distancias muuucho con tus comentarios, y no sé como agradecértelo. Eres genial!)
-Vjera vidak (Gracias por seguir mi blog!)

También muchas gracias a los que votaron en la encuesta, con muchas gracias a los que votaron "Es fantástico" y "Está bien". A todos gracias, excepto al anónimo que puso "No vale Nada" xDDD pero enserio, gracias a todos.

Y bueno, muchas gracias a todos por lo general! Habéis hecho que escriba muy cómoda el fic, y también quiero avisaros a todos de que escribiré otro de Danny cuando pueda y esté más libre. Iré informando de cada capítulo y del "estreno" en mi twitter, @evamcgirls, pero ya que es mi twitter personal y twitteo muchas chorradas que no querréis oír, lo pondré únicamente y más relajado en este @EvTenons
¡Gracias!

-Eva

lunes, 13 de agosto de 2012

114.El fin da al comienzo. (último capítulo)


SÍ, EL FIC A TERMINADO. *Close* Sé que es triste, supongo, pero heeeeys, McFly here's forever! Muchas gracias a todas las lectoras que siguieron el fic, que sepan que me voy a acordar de vosotros y lo último que voy a subir al blog no va a ser este capítulo,sino los agradecimientos :') que este fic es el que más me ha durado pero el que más me ha gustado escribir, y sobretodo porque gente como tú ha estado ahí para leerlo!
Enserio muggles, muchas gracias por haberlo seguido.
Team Judd.



Las lágrimas del batería comenzaron a caer sobre la mancha de las últimas gotas de lágrimas de Evelyn. Un gimoteo afloró en su garganta, mientras los gritos y lloros afloraron en la casa al encontrarse con el cuerpo de Evelyn. Se dejó caer sobre el suelo, de rodillas y apoyado sobre la pared, en estado de shock mientras leía la carta sin creerse lo que ocurría.

Queridos James, Harry, Debbie, Samantha, Tom, Dougie, Carrie, Danny... querida familia:

        Tal vez hubiera sido más alegre y bonito despedirme cada día de vosotros, por si las moscas. Pero ya es demasiado tarde y sé que no tendría tiempo, de modo que, cómo última acción, quiero daros a todo el mundo las gracias de haber llenado mi vida y aquel vacío que siempre había sentido en una parte de mí.
        Primero que nada, a mi padre, a James. Sé que en mi tiempo, aquel día de noche, en Cambridge, cuando me dijiste que nos íbamos a mudar con la supuesta novia que tenías y que jamás había logrado conocer, me impactó y me enfadé. Pero ni por asomo me llegué a imaginar que fue el principio de una nueva vida y felicidad para mí. Darte gracias por mudarte junto a Debbie, de hacerme conocer a las mejores personas, porque sin esta mudanza ahora no sé que sería de mí. A pesar de que mi infancia resultó dura por tu divorcio con mamá, se qué por fin tu eres feliz, al igual que ella, y simplemente quiero eso; unos padres felices.
        A Samantha, también por todo esto. Por su deseo de las vacaciones en America del Sur, por haberme hecho mudarme a Inglaterra junto a papá, a pesar de que no quería. He estado alejada de ti, me dolió al principio, pero fue un cambio demasiado grande, y que sin duda, no me ha perjudicado. Darte gracias por ser mi madre y por ser así.
        A Danny, Logan, Alex y Cole por apoyarme en los peores momentos. Por hacerme reír a pesar de que hubieran lágrimas en mis ojos, por hacerme ver felicidad en un mar de tristeza, por completar mi vida con alegría, porque risas como las de Danny, sonrisas como las de Logan y caracteres como las de Cole y Alex nadie encontraría jamás. Puede que, querido Jones, estés aún entre la evolución del ser humano de hoy en día, pero eso es justo lo que te diferencia a los demás. Ser tu mismo y plantarle una sonrisa a la vida, porque haces que los que viven en ella también sonrían.
        A Dougie, mi querido señor Lizard que me mantuve unida a él incluso antes de empezar la nueva vida. Porque eso es único, no es fácil. Soportaste a una amiga que no conocías, me hiciste sentir especial con el tiempo, me confundiste de sentimientos pero también me revelaste muchos. Los monstruos los convertías en lagartos gigantes en son de paz desde tu punto de vista. Salías de los problemas con una sonrisa, sufriste por cosas que no te merecías pero siempre has dado ejemplo y has salido adelante, cómo nadie podría haberlo hecho. Por eso no solo eres y serás mi mejor amigo, sino mi ídolo. Muy pocos logran tener tu felicidad después de tanto sufrimiento familiar y sentimental.
        A Thomas Michael Fletcher, por su hoyuelo que alegraba las caras más tristes, por sus corazones, por sus acordes, por su voz cantada a un micrófono y que parecía seguir cantando en la habitación continua. Por Marvin, que has logrado hacer que todas tus fans lo amen. Por enseñarme desde el principio que el amor existe y que solamente hay que esperar a que venga, sin buscarlo. Porque aparecerá. Enseñaste a luchar por tus sueños, al igual que el señor Poynter, Jones, y obviamente Judd. Porque un grupo cómo el que vosotros componéis muy pocos llegan a vuestra altura con vuestro sentimiento y amor, porque muy pocos hacen sentir a las personas que apenas conocen especiales, y que hay un sitio en vuestro corazón para todos y todas ellas. Al igual que Carrie, una pequeña hoyuelo que no solo tiene un hermano mayor increíble, sino el adecuado cómo para guiar tus sueños.
        Y sobre todo, a Harry Judd. Pocas personas en el mundo pueden hablar de amor, aunque muchas crean conocer el sentimiento. Tom puede, Giovanna puede, y desde el momento en que mi vida pareció negarse al amor que empezaba a sentir por Harry, yo puedo. Él a luchado por lo que ha querido, a pesar de que las cartas marcaran su fracaso, a pesar de la distancia, de las dificultades. Él a luchado hasta el final y él lo ha conseguido, cómo deberían hacer todos. Harry ha conseguido hacer sentir especiales a muchas personas, incluida yo. Me abrió los ojos, me hizo luchar, sufrir pero amar. Y todo a merecido la pena. Sé que es un triste final para nosotros, para todos, pero las personas que nos quieren jamás nos abandonan, porque siempre tendrán el hueco reservado en el corazón de cada ser querido, cómo en el de Harry y vuestro. Él me ha enseñado a saber encontrar respuesta en los problemas y a esperar, a saber amar y respetar. A sentir celos, odio, impotencia… él me ha enseñado todos los sentimientos pero de una forma mágica.
        Tal vez este sea un fin para mí, un fin que en realidad, no termina conmigo. Porque la gente que queremos se refugia en lo que queremos. ¿Canciones, objetos o recuerdos? Sí, en pequeñas cosas, pero en lo importante de nosotros. Mi vida termina pero la vuestra no, y la vida da muchas decepciones pero también sorpresas, y hay que saber esperar hasta que te regale la mejor de todas. Hasta que te de tu propio sueño, porque sé que eso lo habéis reflejado en vuestro grupo de amor, McFly.
        Todos vosotros habéis sabido hacerme y hacer sonrisas a toda una humanidad, sonrisas que ni las personas más próximas a ti pueden.
Gracias por existir,

Evelyn.

domingo, 12 de agosto de 2012

113. Un adiós (Penúltimo capítulo)

Si BItches, penúltimo capítulo del fic. SE ACABÓ. Claramente aquí se ve el final que opté para el fic. Sé que es triste, pero si lo terminaba con buen final no tenía emoción. Espero que os haya gustado el fic, y he elegido esta foto por 5 COLOURS IN HER HAIR.






Mi cuerpo se convulsionó cuando una punzada más aguda y dolorosa que las otras veces me hicieron despertarme. Abrí los ojos con fuerza, encontrándome sumergida frente al pecho del chico que dormía conmigo. Algo de vello de cubría su pecho, pero lo besé con ternura y levanté la mirada hacía él, quién dormía con unos suaves ronquidos, placidamente. Una mano rodeaba mi espalda, aferrándome a él, cómo si de nuevo temiera que me separase.
            Con cuidado de no despertarlo, levanté la cabeza para ver a través de la oscuridad y el silencio que reinaba en la casa el reloj que descansaba en la mesita de noche. Marcaba las dos de la madrugada. Me separé como pude de su brazo, y aún desnuda, caminé hasta mi ropa interior, que descansaba perdida por la habitación. Luego, fui hasta el pasillo, con una sonrisa dibujada en mi rostro, a pesar de las constantes punzadas y me terminé de vestir.
            Me apoyé en el marco de la puerta justo en el momento en que una nueva poderosa punzada pareció hacer temblar mi cabeza y mis piernas fallaron. Con un suave ruido, caí en el suelo, sin fuerzas. Los ronquidos de Harry se apagaron un momento por el golpe pero pronto volvieron a resurgir.
            Estaba mareada, casi sin fuerzas y con una debilidad impropia del último mes. Un miedo me embriagó, recordando mi fecha no calculada. Miré con melancolía a Harry, que dormía sin percatarse de la citación, mientras yo comenzaba a entender lo que iba a ocurrir. Lo notaba, lo sentía, y tenía miedo. Pero no de la muerte, ni de morir, ni por mí, si no por él, y todas las personas que habían estado en el último mes conmigo. Los que sufrirían serían ellos, y no yo, y todo por mi culpa.
            Cómo pude y aferrándome a los objetos que encontraba, caminé tambaleante hacía el escritorio. Me dejé caer en la silla, sin fuerzas, y busqué una hoja de entre el estropicio de libros. Cuando la encontré, aferré con fuerza un bolígrafo y comencé a escribir con la última fuerza que saqué de mis huesos.
            Las lágrimas comenzaron a fluir por mis mejillas, cayendo húmedas sobre la tinta recién expuesta. Me entristecía tener que separarme de mi vida. De vez en cuando, para recordar sentimiento, me volteaba para observar al chico que descansaba en mi cama, arropado con mi sábana.
            Con un suave suspiro de cansancio, escribí la última línea de aquella carta. Las punzadas aumentaban en mi cabeza, sabía que el tiempo se escapaba y que no tendría tiempo a hacer nada más. Doblé la carta, la besé con suavidad cómo si fuera un sello de identificación, y con debilidad, la deposité en los pies de Harry. Volviendo a la cama y arrastrándome hacía mi anterior lugar, volví a dejarme caer sobre el pecho de Harry. Coloqué sin fuerzas su brazo por mi cintura de nuevo, y con las últimas lágrimas en mis ojos, le dí un último beso al batería, que pareció sonreír en sueños y me sumergí en su pecho, sintiéndome segura, feliz y protegida de estar allí, con él.
            Y casi al instante y la cabeza a punto de explotarme, caí rendida en un sueño del que sabía que no volvería a despertar.

                                               -FIN POV EVELYN-

Una profunda melancolía reinó en los sentimientos de todos los relacionados con Evelyn Bekker en los últimos meses.
            Samantha Bekker regresó a España días después del entierro, con el vacío que había dejado la muerte de su hija y que jamás volvería a ser llenado. Pero se había prometido a si misma sonreír en cuanto pudiera, tal como le había prometido a su pequeña.
            James y Debbie se encargaron de mantener viva la imagen de Eve en sus últimos obsequios. Con lágrimas en sus ojos todos los días, con una melancolía y tristeza que sabían que llegaría pero que también tenían en cuenta de que costaría de olvidar, empaquetaron su objetos en cajas de cartón y las guardaron en la despensa de su casa, prometiendo quedarse allí hasta que el tiempo pusiera final. Su recuerdo no abandonó su habitación.
            Tom Fletcher intentó huir de la tristeza abandonando su casa, recordándole esta a su difunta hermanastra. El pasillo, las patatas, el propio Marvin… y decidió mudarse finalmente a la capital, junto a Giovanna y el pequeño Marvin. Intentó mantener la cabeza alta, luchar por todo solo por ella. Sabía que la sonrisa y el recuerdo de la que era una hermana para él siempre mantendría la llama de esperanza en él. Por que, por muchos años que pasasen, por muy difícil que le fueran las cosas en la vida que le quedaba a Tom, Evelyn y él siempre estarían juntos.
            Una misma tristeza parecida a la de Tom sumergió a todos sus amigos. Nadie sonrió por mucho tiempo, nadie volvió a reírse verdaderamente cómo antes durante meses. Aquel era un triste y doloroso episodio para ellos, y al igual que su amigo, se sentían cómo si hubieran perdido a una hermana.
Danny lloró cómo un bebé, aumentando la impotencia de su novia Brooke al verle llorar. Esta se pasaba día y noche derramando lágrimas por su mejor amiga, con la esperanza de volver a ver, pero una esperanza que terminaría haciéndose añicos.
Katherine y Cole, junto a los demás, cómo Holly, Logan o Stela intentaron mantenerse fuertes, pero todos se derrumbaron en medio de un mar del que apenas podrían mantenerse vivos. Recibían los pésames de todo aquel que se acercaba con o sin lágrimas en los ojos, y mantuvieron la única sonrisa que les había dejado Evelyn expuesta en sus labios, dispuestos a mantenerse fuertes por ella.
La pequeña Carrie prometió luchar por sus sueños, después de leer la carta que había sido escrita por su hermanastra. Intentó mantenerse fuerte cuando apenas cumplió los catorce, pero su imagen aún atormentaba su vida de preadolescente. No la culpaba, jamás hubiera culpado a su hermanastra, y cómo ella le dijo una y otra vez, iba a componer sonrisas con su guitarra.
Por último, Harry cayó en un mar sin salida debido a una cápsula donde había almacenado su corazón. Su mirada siguió perdida por muchos meses en algún lugar, buscando a su novia, pero no la encontraba. Su sonrisa alegre y viva de siempre tardó en volver a aparecer, aunque al principio falseada, tras un año de pausa en el trabajo. Se mantenía impasible por el día, lloraba por la noche. Una tormenta arruinaba su vida, pero echó para adelante por ella, por la chica a la que había amado y a la que, cómo él sabía, dentro de él siempre amaría.
Finalmente, tras un año tras el fallecimiento de Evelyn, Harry decidió abrir nuevo capítulo, intentando conservar la alegría y buena esperanza de Evelyn en su cabeza. Volvió a mostrarse al público, manteniendo su vida privada en secreto. Hasta, tras uno de los grandes nuevos conciertos de McFly, intentando tocar con la emoción que siempre habían poseído y dedicando cada concierto a la muerte de su amiga, y novia para el batería, la cápsula que cubría el corazón de Harry se quebró. Un concierto de violines en aquel mismo concierto le hizo conocer a una chica. Izzy Johnston apareció a su vida, la típica chica sonriente y de buena esperanza que le hizo recordar a Eve.
            Le hubiera caído bien –Pensó un año atrás el batería, volviendo a sonreír alegremente.

jueves, 9 de agosto de 2012

112. Paquetes de tomate


Quiero decir que quedarán 2 o 3 capítulos, o si me enrrolo, pocos más como mucho. The appearances deceive termina,  j ojo, sí, lo sé, la cosa no pinta bien, I know it, pero de alguna forma tenía que terminar. Quiero informar que después de este fic, haré otro, pero es vez de tratar sobre Harry será sobre Danny, nuestro pecoso J Informaré de cuando lo empezaré en mi Twitter: @evamcgirls
Muchas gracias a las lectoras! 





Abrí titubeante la puerta de casa y entré con sigilo. Harry me siguió, sin entender nada, y cuando comprobé que ningún sonido venía de ninguna parte de la casa, suspiré tranquila.
        -James y Debbie ya se han ido.
        -¿Y Carrie?
        -Está de campamento con la escuela –Me encogí de hombros mientras me dirigía hacía la cocina -. ¿Qué te apetece cenar?
        -¿Sabes cocinar? –Preguntó con una sonrisa pícara en los labios. Entramos juntos a la pequeña cocina, y junto a mí, empezado a registrar la nevera.
        -Pocas cosas… -Me giré hacía la encimera. Debbie parecía haber dejado preparado un gran cuenco azul. Caminé hasta él y miré dentro. Macarrones fríos -. ¿Macarrones? –Miré a Harry, horrorizada -. ¿Tú sabes hacer macarrones?
        -¿Estás de broma? –Negó con la cabeza -. ¿No pensarás hacerlos tú, no? Yo solamente cómo macarrones de mi madre, o de Tom. Lo siento.
        -Venga ya –Cogí la olla que habían dejado frente a los fogones y la llené caliente hasta arriba. Intenté acordarme de cómo mi madre me preparaba de pequeña aquellos macarrones llenos de carne picada cuando era pequeña, y una nueva punzada pareció perforarme la cabeza. Mi mano se tambaleó pero logré disimularlo -. ¿Y ahora?
        -Echar los macarrones –Harry se encargó de encontrarlos, tal y como si conociera la casa y los echó a la olla -. ¿Serán comestibles?
        -Si no siempre hay… -Fui hasta la nevera y empecé a inspeccionarla -. Queso, mortadela que caducó hará 2 semanas y… -Cogí un yogurt que en el pasado fue abierto pero no que comieron -. Un yogurt que, si no me equivoco, no quiso comerse Carrie.
        -Interesante –Dijo mientras sacaba por encima de mí el tomate del frigorífico -. ¿Te gustan con tomates?
        -¿A quién no? –Con una sonrisa, le quité el paquete de las manos lo abrí. Miré por abajo a Harry, inconciente de mis pensamientos mientras observaba como los macarrones se hacían, con las manos en los bolsillos de la chaqueta y su barba ya para afeitar -. ¿Y a ti?
        Asintió mientras ladeaba su cabeza para volverme a ver, y justo en aquel momento y cómo instinto, dejé caer el tomate del su envoltorio y lo esparcí por su cara. Cerró los ojos y esperó a que mi mano se deslizara por cualquier rincón de su rostro, con mi risa sin poder ser contenida.
        Cuando su cara pareció estar cubierta de sangre espesa y con olor a tomate, abrió sus ojos. Se distinguieron más de lo normal; el azul intenso que poseían me observaban entre ese mar rojo, y me miraban de la misma forma que yo a él. Preparados para atacar.
        -Te toca –Fue lo único que dijo antes de que se lanzara a por mi.
Sin pensarlo, lancé el paquete de tomate al aire, el cual fue cogido con una suma agilidad por parte de Harry. Ya estaba pensando en una ducha cuando eché a correr hacía el salón, dónde el pequeño Marvin dio un salto en el sofá cuando pasé por su lado, cómo una bala y con el batería pisándome los talones.
        Pero no me pude resistir mucho más a él. Cuando me aferró con fuerza pero delicadeza por la cintura, me levantó varios palmos del suelo, para evitar mi escapada. Dejó caer sobre mi cara los últimos restos de tomate, resbalando por mis mejillas y cayendo en mi camisa. Forcejé en vano, hasta que finalmente, me rendí cuando el paquete se quedó sin tomate.
        -¿Sabe bien? –Preguntó con su voz aterciopelada de risas.
Me quité restos de tomate de los ojos y los abrí impetuosos para verle. Estaba muy cerca de mí, con su mano aún aferrando mi cintura y su cara a escasos milímetros. Y sin aún acostumbrarme, él cortó distancias y me besó con una intensidad de la que me preocupé.
        Oí el paquete caer escurridizo al suelo, con un golpe seco, y de pronto, noté ambas manos de Harry agarrándome y acercándome a él. Subí una mano hacía su cuello cómo de costumbre, y me sumergí en aquel beso cómo si ya no volviera a vivirlo.
        Sin palabras, sin miradas y sin muecas, noté cómo mi camiseta se levantaba poco a poco. Una parte de mi se sobresaltó, pero me mantuve aferrada a aquel beso. Agarré con fuerza su camisa, y con un suave movimiento y de un segundo para otro, esta se perdió en el pasillo cuando mis pies ya no tocaron tierra.
        Harry me había agarrado y me mantenía firme a su cintura. Noté cómo sus pasos se pararon frente a mi puerta, con un último movimiento me arrebató mi camisa y separó sus labios de mí, jadeante.
        -Evelyn… ¿de verdad que quieres…?
Con una sonrisa sincera y pura, contesté a su pregunta con un beso más. Noté su desesperación, su frenesí que no tardó en contagiarme. Noté como depositaba mi cuerpo en mi cama, el cual parecía haberse vuelto sumamente ligero. Una punzada arrebató contra mí como una cornada pero un gemido, logré disimularlo perfectamente en aquella situación.
        Su mano acariciaba con suavidad y ternura mi pierna, de arriba abajo, y sin saber cómo, noté cómo mis pantalones se deslizaban suavemente hacía abajo, apartándose de mi piel cada vez más, hasta quedarme en ropa interior. Harry ayudó inconciente con mi labor de arrebatarle los suyos, y cómo si el tiempo pasase más deprisa de lo normal, sus pantalones se reunieron en el matojo que habían formado los míos también.
        Solamente nos separaban de unirnos la ropa interior, que entre más besos, jadeos y frenesí, cayeron en el suelo libremente.

miércoles, 8 de agosto de 2012

111. Etiqueta

Heeeeeeeeeeeeeeeeeeeello bitches. Sólo quiero decir que el fic ya está cerca del final T_T me da lastimita acabarlo ya, pero mi cabeza ya se ha estrujado tanto cómo una naranja y ya pide final, de modo que no esperéis muchos más capítulos.
Espero que os haya gustado el fic!






Tras aquella noticia, los días parecieron pasar demasiado deprisa, incluso los lunes más aburridos. Aquella idea de tener un tumor en mi cabeza parecía estar perdiendo importancia conforme pasaban los días. Sabía, según me habían informado entre lágrimas y llantos James y Debbie, que mi vida podría tocar fin de un momento para otro. Pero simplemente seguía sin creérmelo, sin asimilarlo y cada vez, importándome menos. La idea de la muerte no me asustaba.
        Había recibido el apoyo de todos mis amigos, incluso de la gente que apenas conocía de vista. Al parecer, el rumor se había filtrado entre el público, ruborizándome y sintiéndome culpable de recibir más atención de la que debía. La gente me trataba mejor, la cocinera había aprendido a sonreírme, los profesores habían bajado de todo sus gritos y todo parecía ser más pacífico para mi vista.
        Había buscado tiempo de entre las rocas para aprovecharlo con Harry. Su simple presencia a mi lado me tranquilizaba, me había asegurarme aún más de que mi salud está perfectamente a pesar de los cada vez más agudos pinchazos en mi cabeza y me hacía sentir la persona más afortunada del mundo. Jessica, sorprendentemente, no venía hacía mi con una daga para cortarme el cuello. La única de sus amigas que se había mostrado pacífica debido a mi tumor era Stela, dándome todo su apoyo.
        Mi madre había venido de España, sola y sin Pablo solo para estar conmigo. Sus lágrimas solían cubrir siempre sus ojos cuando la veía, a pesar de que intentaba calmarla con todo el sosiego que podía, nada las hacía remitir. Quería sacarme de mi horario de turnos de amigos y pasar conmigo un día entero. Y así decidir planear un día; dándole todas mis horas a mi madre.
        James y Debbie también insistían en que me juntara con ellos. Mi padre había comenzado a comprarme todos los discos que a lo largo de mis diez y ocho años le había pedido. Debbie siempre cocinaba los mejores platos que yo quería, siempre tenía una sonrisa que regalarme y un abrazo tierno que obsequiarme. Y la pequeña Carrie intentaba entretenerme con las canciones nuevas que aprendía a tocar en su guitarra.
        Con estas actividades y bastantes más, el día se me hacía corto y cansado. No tenía tiempo para mí misma, pero me lo mantuve en silencio. Hasta para mí, aquellas horas que pasaba con todo el mundo, se me hacían inconscientemente cortas cuando recordaba mi enfermedad.
        Pero la única idea que me aterraba relacionada con mi tumor era el poco tiempo que había pasado y que, supuestamente, pasaría con Harry. Un sentimiento de pena me embriagaba cuando recordaba todo el poco tiempo, cuando podía ver sus ojos azules observándome libremente e imaginándome cuanto tiempo tendría para seguir viéndolos.
        Porque a pesar de que cada día las punzadas en la cabeza aumentaban conforme el tiempo, también lo hacía mi amor hacía el batería.

                                                               Un mes después

Me detuve enfrente de la puerta, ya abierta y dejando pasar a las finas gotas de la llovizna que caía. Miré hacía carretera, dónde Harry ya me esperaba con su coche. Sonreí al verle y me giré hacía Samantha.
        -Es buen chico contigo, ¿no Eve? –Me preguntó mamá sonriendo también.
        -Es el chico que siempre he buscado y nunca he encontrado –Dije sin pensar. La abracé con fuerza como modo de despedida -. ¿No te sientes sola aquí, en Inglaterra y sin Pablo?
        -Pablo ya quiso venirse, pero no lo veía… adecuado –Se encogió de hombros -. Además, si se hubiera venido hubiera tenido menos tiempo para ti y menos tiempo para estar las dos solas –No respondí. Había conocido a Pablo cuando regresé a España, pero no lo conocía lo suficiente cómo para poder hacer comentarios sobre él -. ¿Seguro que no quieres que vaya esta noche a casa de Debbie?
        -No, mamá, gracias.
        -No quiero que te sientas sola, y no me cuesta nada. Está a unas pocas manzanas de aquí y estar contigo es…
        -Yo misma he insistido en que papá y Debbie salgan esta noche para despejarse. Están demasiado atentos para mí y a veces también necesito respirar.
        -Pero Tom tampoco estará, ¿no?
        -No. Él y Giovanna van a mudarse, pero sigue sin querer irse por mí –Suspiré -. Me siento culpable de que no puedan hacer todo lo que quieran. Al fin y al cabo, estoy bien.
        -No se nota casi, pero sé la mueca que haces cuando te duele… la cabeza –Instantáneamente, los ojos de Sam se cristalizaron -. ¿Harry irá?
        -No había pensando en ello –Fruncí el ceño mientras mamá me sonreía. No era una madre dura, ni estricta, sino que me daba la bastante libertad que necesitaba, incluso más -. No lo sé.
        -Dile que se quedé contigo está noche –Me arregló el cabello un poco, mientras hablaba discretamente -. Supongo que no te dirá que no.
        Le sonreí inconscientemente, y con una sonrisa más, le deposité un besó en la mejilla y abandoné la casa rápidamente, directa a Harry. Este me recibió con un fuerte abrazo y uno de sus apasionados beso. Después de un mes de relación, aún me parecía irreal.
        -Te he echado de menos –Me dijo con un susurro en la oreja -. ¿Qué tal con Samantha?
        -Bien, hoy no ha llorado… casi –Dije con una sonrisa mientras me subía a la parte del copiloto -. ¿Hoy no trabajáis más tiempo en la discográfica?
        -No, ahora estamos preparando la gira por Reino Unido –Me miró mientras arrancaba el motor. De nuevo, su mirada estaba cargada de tristeza -. ¿Te querrás venir?
        -¿A la gira? –Asintió. Dude del tiempo y de mi, pero para no estropear el momento, sonreí todo cuanto pude y dije con falsa alegría -. ¡Claro que sí!
        Me mantuve todo el camino callada, sin animar las conversaciones que intentaba sacar Harry. Dudaba de que fuera a tal gira, recordando una vez más el momento en que James me trasmitió mi tumor.
                «-No hay una fecha… concreta –Titubeó Tom. Levanté la mirada para verle, y la encontré clavada en mí, tremendamente dolorosa -. Nadie puede acertar cuando…»
                Cada vez dudaba más del tiempo. Había infinitas cosas que quería ha hacer antes de que llegara el momento, que una vez más, dudé de que llegara. Una punzada aún más fuerte y larga que la última me hizo acordarme de algo. Harry. Llevábamos un mes de relación, yo ya había cumplido los diez y ocho con mi etiqueta de virgen debido a que siempre había tenido claro que la llevaría hasta que encontrara a la persona adecuada. Miré de reojo al batería, que conducía con total tranquilidad. Los nervios afloraron en mi piel y se me removió el estómago, como siempre. Suspiré. El tiempo corría como una liebre y yo era lenta cómo una tortuga. Las cosas, según iban avanzado, no estaban hechas para pintarlas como en un cuento de hadas. De modo que recordando las palabras de mi madre, le dije con voz temblorosa.
                -¿Te gustaría pasarte esta noche por mi casa?
Su mirada se giró rápidamente, deteniéndose en un semáforo cerca de mi casa. Frunció el ceño, quizá tan confundido cómo y yo y dijo con una sonrisa inocente en sus labios:
                -¿Tus padres no se iban hoy a casa de unos amigos? –Asentí, miedosa y con un nudo en la garganta. Harry rió, apartando la mirada de mí un segundo, y con la cejas arqueadas, aceptó:. –Claro que sí, tonta.
                Suspiré. Una parte de mi se alegró incondicionalmente mientras veía a través de la ventana cómo el coche se detenía poco a poco. 

domingo, 5 de agosto de 2012

110. Sin una fecha concreta

Sí, sé que está soso, mucho, pero me he tenido que exprimir la cabeza. Intentaré que el próximo esté mejor y sobretodo espero que os guste cómo está yendo.
Gracias por leer!





-No tiene gracia –Fue lo único que balbuceé suavemente cuando el silencio reinó en la habitación.
        James tenía los ojos fijos en mí, al igual que Tom, y ambos compartían la misma pesadumbre tristeza que, a pesar de mis pensamientos contradictorios, me afirmaban que aquellas palabras eran verdad. Debbie, al igual que su pequeña Carrie, tenían la mirada perdida en algún lugar, con solamente el ruido del ronroneo de Marvin por las habitaciones de al lado en los oído. Y Harry… sus ojos estaban bañados de lágrimas, brillantes, resbalantes y rotos, al igual que lo estaba en aquel momento mi corazón.
        Nadie se atrevió a contestarme.
        -He dicho que no la tiene –Volví a repetir más fuerte, mirándoles con una profunda rabia. Rabia de la realidad, de la verdad.
        -Evelyn, nos… -Intentó hablar tranquilamente Debbie, pero el gimoteo afloraba en su voz.
No la dejé hablar. Salí con gran velocidad de las mantas, me escurrí de los brazos de Harry que intentaron cogerme y salí como una bala de rápida fuera de la habitación. Recorrí el pasillo de la casa Fletcher, el cual me pareció más largo y lóbrego que nunca. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas cómo presas de mi agonía, y antes de que me diera cuenta, estaba abriendo la puerta de la casa.
        Estaba anocheciendo. El sol se había puesto a lo lejos, entre las casas blancas que adornaban aquella manzana de Harrow. Harrow, el pueblo que tanto odiaba sin conocer al principio y que tanto amaba en aquel momento.
        Me percaté que mis pies estaban descalzos cuando comencé a correr por el húmedo césped. En aquel momento, oí cómo la puerta de la entrada volvía abrirse. No me paré a girarme. Corrí hasta el coche de James y me escondí en la parte del maletero. Dejé caer mi cuerpo sobre el metal, haciendo que me quedara arrodillada y hundí mi rostro sobre mis piernas. Aquello debía ser un mal sueño, debía de ser una pesadilla demasiado real. Lo sabía. A mi aquello no me podía pasar, jamás me lo habría imaginado. ¿Tumor en la cabeza? ¿Por qué? No tenía sentido.
        -Harry… -Adiviné con un sollozo cuando noté su colonia cerca de mi.
        -Y Tom –Añadió otra voz cerca del aroma. Noté el exceso de gente que sentí, con tan solo dos personas a mi lado. Una parte de mi seguía sin creerse sus palabras -. Evelyn…
        -¿Por qué a mi? –Justo en aquel momento levanté mi rostro para verle. Claramente sus ojos café estaban húmedos, y un rastro de las lágrimas caídas se veía en sus mejillas -. Quiero… quiero decir que sé que en ocasiones no son la mejor persona, cometo mis errores e imprudencias, pero… no son lo bastantes grandes como para esto.
        En aquel momento, Harry se sentó con las rodillas cruzadas a mi lado y me estiró hacía su pecho. Noté sus brazos, protectores y fuertes rodear mi espalda, con tanta fuerza como si tuviera miedo de perderme de segundo a otro. Respondí a su abrazo y mueca de afectó y, débilmente y por el contrario que él, entrelacé mis dedos al final de su espalda.
        -Resulta difícil de creer… -Susurré contra su pecho. Notaba como se convulsionaba una y otra vez, cómo intentaba encerrar el llanto que había dentro -. ¿Cuánto tiempo… cuánto tiempo me queda?
        Un nuevo silencio se formó. El cantar de los pájaros comenzaba a apagarse conforme la noche caían, el aire soplaba con mayor melancolía para mis oídos que nunca y parecía que el dolor ya habitaba en mi propio oxígeno.
        -No hay una fecha… concreta –Titubeó Tom. Levanté la mirada para verle, y la encontré clavada en mí, tremendamente dolorosa -. Nadie puede acertar cuando…
        -Está bien –Le corté. Sabía que contarme aquello le estaba doliendo, al igual que lo hacía en Harry, quien se negaba a soltarme. Me giré y le deposité un beso en los labios. Aún me costaba creer que todo aquello fuera… real.
        Me levanté del frío suelo, más calmada, más tranquila. Me sentía segura al lado de mi hermanastro y de… ¿mi novio?
        Me giré para verle. Él aún posaba sus ojos azules en mí, cómo si al separarlos me separara de él. Quería preguntarle sobre aquello, pero a pesar de la mucha confianza que poseíamos ambos con Tom, las palabras se habían enredado en mi garganta. Le abracé tiernamente y me volví hacía Tom, quién, sin aviso, extendió sus brazos para recibirme. Así lo hice, y una vez más, sentí cómo si realmente fuera un hermano para mí.
        -Muchas gracias por… todo. Desde el principio. Desde el día en que apareciste por la cocina gritando que dónde estaban tus patatas, desde el día en que te oí cantar All about you y me despertarte, desde el día en que me presentaste a todos y cada uno, sobre todo a Harry…
        Una nueva punzada me hizo callarme. Me mordí el labio, sin querer preocupar, y seguí aferrada a mi hermanastro. Cualquier segundo era desesperante; deseaba estar con todos al mismo tiempo. Abrazada a Tom, a Harry, a James, Debbie, Brooke, Carrie… todo el mundo. Pero me faltaban brazos, y ¿quién sabía si tiempo también?
        -Estaremos contigo hasta el final –Pronunció con un último hilo de voz Tom, y después, rompió a llorar.
        Me impresionó sus llantos. Para mí, ver a un hombre llorar era admirable. Todos pretendían parecer duros, fuertes, superiores a los demás y las lágrimas eran señal de debilidad para ellos. Pero para mí, aquella lágrimas que Tom no estaba intentando esconder y que Harry derramaba en silencio, eran símbolo de cariño y amor. Algo muy inusual para mí.

miércoles, 1 de agosto de 2012

109. Cómo una estrella fugaz, se fue.


Y finalmente ya sé que por que final optar... ¡Espero no haberme equivocado!





Unos murmullos de bullicio embriagaron mi mente antes de que mis ojos se abrieran. Oía voces, inaudibles, pues mi cabeza aún parecía estar en otro lugar, lejano. ¿Qué me había ocurrido?
        Sonreí al evocar lo primero. Harry había cortado con Jessica, y tal como sospechaba, por mí. Me había pedido ser su novia, me había besado, me había emocionado… y en aquel momento, me había, ¿desmayado?
        Abrí vehementemente los ojos, y me encontré con el lóbrego techo de mi habitación. Alcé un poco la cabeza; los murmullos habían cesado, y cuando mis ojos encontraron a mi padre al lado de la puerta, algo en mi interior se agitó, con miedo. Su mirada la conocía; era aquella que ponía cuando estaba preocupado, estresado y con miedo. A su lado, un señor de cabello canoso, casi calvo y gafas de culo de vaso había girado la cabeza para mirarme. Tenía un maletín colgando de su mano, llena de pulseras de plástico rojas, blancas, azules, que le cubrían casi el antebrazo. 
        Pero mis ojos no tardaron en fijarse en la persona más próxima a mí. Harry se mantenía a mi lado, sentado en la cama, y me miraba como si la vida se le fuera en ello. Sonreí, feliz, despreocupándome de aquel desconocido y de la mirada de mi madre, y con una voz más débil de lo que pensaba, dije:
        -Hola… Harry.
        -Hola Eve –Pronunció con una voz temblorosa, y antes de que lograra volverme a preocupar, se lanzó hacía mi y me abrazó con fuerza.
        Correspondí a su abrazo, aturdida. Me sentía mareada, el cuarto entero daba vueltas y la poca luz que se colaba por la ventana y la lamparita de noche parecía parpadear ante mis ojos. Levanté la vista hacía James, donde se despidió con un apretón de manos del señor y volvió a mirarme, de la misma forma. Intenté advertir una mueca de desconfianza, reproche en su mirada al ser presente de la reacción de Harry, pero pareció ignorarlo.
        -Oh, mi pequeña –Dijo, acercándose. Harry se separó de mí al oír sus pasos, pero buscó mi mano por debajo de las sábanas y me la aferró con fuerza. Le miré agradecida, con mariposas revoloteando en mi estómago.
        -Papá, deja de mirarme así –Dije sonriendo, aceptándolo al otro lado de la cama. Noté sus ojos llorosos, el miedo en ellos, y mi sonrisa desapareció. Algo iba mal –Ha sido… un simple desmayo, tran..quilo.
        -¡Evelyn! –Oí un grito en el umbral de la puerta, y en aquel momento, Carrie se acercó a grandes zancadas seguida por su hermano. Debbie se desplazó más lentamente, pero rápida como sus hijos se mantuvo de pie, al lado de James. Carrie se mantuvo lejos, sobre la cómoda, como si tuviera miedo y Tom permaneció junto a Harry.
        -No es para tanto –Fue lo único que logré balbucear para romper el silencio. La sangre parecía haber dejado de circular por mis músculos, durmiéndolos, dejándome incapacitada e inmóvil.
        -Ca…cariño –Siseó Debbie. La miré preocupada, y noté también sus ojos cristalizados. Un nudo en la garganta se me formó impidiéndome hablar –Ese señor de ahí… era médico.
        -¿Médico? –Solté una rápida carcajada desconfiada -. ¿Tengo fiebre, jaqueca…? –Pregunté, dirigiendo mis ojos a mi hermanastro y a Harry.
        Tom me observaba desde arriba, con la luz de la lamparita iluminando sus ojos café, brillantes, contrastando con la luz de la noche que empezaba a colarse en la habitación. Busqué su hoyuelo, su alegre y feliz hoyuelo pero este parecía no haber existido nunca. Su cabello estaba algo revuelto, y sus pintas y mirada me confirmaron más aún que algo iba mal.
        Y Harry… parecía haber llorado, pero no podría confirmarlo. Había rastro del desliz de las gotas, pero estas se borraban a mitad camino, como si las hubiera detenido. Su cresta castaña era en aquel momento un cabello alborotado, con un mechón de pelo a cada lado, descontrolado. Se mantenía boquiabierto, penetrándome con sus ojos, como si algo de mí le preocupara.
        Y para mayor preocupación mía, vi su rostro acercarse al mío. Noté sus labios sobre los míos, oí la exclamación de sorpresa de la pequeña Carrie e incluso, con mis ojos ya cerrados, noté la convulsión de la parte de donde venía James. Mis brazos temblaron, pero no rechacé el beso. Era tranquilo, controlado, no como los otros, pero noté el frenesí retenido en ellos, soportando la carga de controlarse al estar delante de mi familia.
        Por que ellos ya eran mi familia, y lo sentía, por fin. La pesadumbre de mis padres separados, una madre en España, un padre en Inglaterra, ya no era carga para mí. Samantha era feliz en el soleado país, me quería, nos veíamos y hablábamos. Y James igual. Mi relación, desde la mudanza de Cambridge a Harrow, había mejorado tan considerablemente que ya no existía esa pequeña parte de rencor por tener que sufrir su custodia, la idea de una novia, y la mudanza que me hizo hacer. Porque gracias a todo aquello, sentía a Tom como un hermano de sangre, a Carrie como una pequeña alegre, como mi hermanita, de quién en noches de insomnio venía a pedirme que le contara anécdotas o que le prestara CDs españoles. Y a Debbie como una madre, sin superar a Samantha, pero casi como una madre. Parecía quererme como a una hija, me respetaba como nunca lo había hecho Sam y podía contar con ella con total confianza. Y sin descartar al pequeño Marvin, que lograba despertarme en noches de pesadillas con sus maullidos preocupados, al lado de mi cama, cuando lograba escabullirse de la habitación de Tom.
        Y ahora estaba Harry, quién de una hora para otra lo quería como a nada de este mundo, me sentía despreciable por tener a alguien tan magnífico como él a mi lado, de poder disfrutar de sus besos, caricias y palabras.
        Porque por fin todo parecía feliz, todo parecía ser perfecto después de tanto sufrimiento.
        -Te ha… -Debbie se tapó la boca con la mano, disimulando un sollozo lleno de dolor, pero respirando profundamente y ya con lágrimas en los ojos, murmuró -. Cariño, te ha diagnosticado un tumor en la cabeza.
        Y todo mi mundo perfecto y sin estrenar ardió en llamas.

martes, 31 de julio de 2012

108.Desmayo





Mis pasos se detuvieron cuando dejé de oír las voces de mis amigos y no tan amigos. Me paré en mitad de el pasillo, con el gimoteo provocándome un nudo en la garganta, oliendo el olor de tomate sobre mí y sintiéndome más desgraciada que nunca.
        Pero tan pronto cuando empecé a dejar salir a mi llanto, unos pasos rápidos se acercaron por detrás. Rabiosa, imaginándome de quién se trataba, volví a echar a correr. Pero una mano me aferró del brazo. Noté su tacto, diferente al que yo me esperaba; más suave, más blanda, y me detuve sin forcejeos.
        -Déjame sola –Fue lo único que logré balbucear antes de que notara como me daba media vuelta y me hundía en su pecho. Respiré profundamente, inhalando el dulce olor de su perfume por el cual no supe diferenciar de quién se trataba.
        -No, Eve –Dijo la ronca voz -. Ya se acabó, Jessica no te volverá a molestar.
Levanté un poco la cabeza, lo suficiente para que mis ojos llorosos estuvieran a la altura de su garganta. Una cabeza más alta que yo, con pecas ilustradas en la nariz y cubiertas por toda la cara me mirara desde arriba, con sus ojos azules observándome; tan azules que me recordaron a los de Harry, exceptuando que los de Danny, en aquel caso, lograron ser más claros.
        -No se que ha ocurrido… no sé que he hecho, no sé que le habrá dicho Harry, Danny, pero sé que al ser su novia y yo su… amiga –Pronuncié con un intenso dolor en el pecho – no parará hasta verme completamente destrozada.
        -Harry simplemente ha roto con ella, ahora –Pronunció Danny con eficacia. Ennudecí, ignorando la credulidad del tema -. Ella sabe todo lo que pasó en el pasado contigo y Harry, sabe lo peligrosa que eras cuando regresaste y por su puesto sabía el interés que aún tenía su novio contigo.
        -¿Interés?
        -Lo extraño es que no te diste cuenta, Evelyn –Me separó de su pecho, sujetándome con suma delicadeza por los hombros y mirándome, embozando una sonrisa -. Todos sospechamos de que aún sintiera algo por ti. ¿Qué amigo siempre habla de su amiga, siempre se detiene cuando observa rosas azules, o tulipanes? ¿Qué amigo siempre parece desesperarse cuando, por alguna razón, estamos hablando de ti y no le decimos de qué?
        -Pero… -Mi voz se quebró. Mi pecho parecía haberse hundido en un pozo de abismo -. ¿Por qué… por qué ha roto con ella, Danny?
        -¿Por qué no se lo preguntas a él? –Danny me soltó, y antes de que pudiera negarle con la cabeza, oí unos rápidos pasos detrás de él. Las piernas comenzaron a temblarme y las manos empezaron a sudarme.
        -No te vayas, Dan… -Le pedí sin emitir palabra, solamente moviendo los labios. Pero el pecoso simplemente me dedicó una de sus grandes sonrisas, y se dio la vuelta guiñándome un ojo.
        Justo en aquel momento, Harry apareció por su lado. Me cogí de las manos, resbaladizas y sudadas, bajando la mirada hasta el suelo. Esperé las palabras de Harry, esperé que se detuviera junto a Danny, pero cuando creí que haría esto, mi cuerpo recibió un impetuoso placaje de parte de él, aferrándome por la espalda con fuerza, como si pretendiera que no me fuera.
        Me estaba abrazando como nunca. Sentí el rubor en mi piel; sabía que estaría manchándole, con tomate. Sabía que olía a pasta recién hecha, pero el pareció ignorarlo. Por encima del hombro de Harry, vi como Danny se despedía de mí agitando una mano con felicidad.
        -Lo siento muchísimo –Oí decir al batería, susurrándome al oído. Noté sus fuertes manos apartando mi cabello de la cara, noté su mejilla y nariz apoyarse sobre el lado derecho de mi cabeza, y el corazón se me paró -. Yo.. te juro que pretendía que esto no fuera así. Simplemente quería que esto acabase, que ella me dejara en paz.
        -Estoy cubierta de espaguetis –Susurré contra su hombro. Respiré profundamente el aroma de su colonia y dejé que el corazón se me derritiera con él -. Huelo a tomate y mi cabello deberá parecer rastras blancas.
        -Me gustan los espaguetis con tomate y carne picada –Balbuceó acariciando con suavidad mi espalda. Dejé que manoseara, que me trasmitiera su confianza -. ¿Te ha contado Holly o Danny lo que ha…? –Dejó en suspense la frase.
        -No lo sé –Dije dubitativa. Noté como el batería me apartaba suavemente de su torso, colocándome en ángulo perfecto para que sus ojos azules como el mar me fulminaran con un suave resplandor -. Puede que si… o puede que no –Dije con voz débil -. ¿De qué ha.. blas tú?
        Una torcida sonrisa se iluminó en sus labios. Me quedé embobada, contemplándolos. ¿Debía dejarme llevar en aquel momento? Se supone que él ya no está con Jessica, de modo qué, ¿por qué no?
        Una mano rozó mi mentón, y con un suave movimiento acercó mi rostro hacía el suyo. Comencé a notar su calurosa y tranquila respiración en mi cara, su aire siendo mi aire, sus ojos más grandes que nunca, más hermoso, más azules… Su nariz rozó la punta suavemente con la mía, y el acercamiento se detuvo ahí, con mi corazón bombardeando con violencia, mis pies amenazando con perder el equilibrio y con una punzada en la cabeza que lograba disimular su dolor con el sentimiento de la situación.           
        -Jessica ya no es ningún obstáculo –Susurró casi rozando mis labios. Me mordí el labio, sin poder resistir más la tentación de besarle, sin objeciones, sin obstáculos… besarle libremente de una vez por todas -. Te quiero a ti solo, Evel…
        No pude resistirlo más. Le aferré con fuerza del cuello, hundiendo mis dedos en su pequeña coletilla de pelo largo y rompí las dichosas distancias. Mis labios se fusionaron contra los suyos, reventando una bomba de amor en mi interior. Noté como se me estrujaba el estómago, como las mariposas salían liberadas por fin, todas sin poder caber, con un cosquilleo incómodo y frenético en la boca del estómago. Noté la intensidad de su beso, sus manos sobre mi cintura, acercándome a él. Al igual que yo, el desespero.
        Su beso, o mejor dicho, mi beso se intensificó hasta cierto punto en que ambos no pudimos resistir más la falta de aire. Nos separamos simplemente varios milímetros, llenando nuestros pulmones del aire que nos faltaba. Nuestros labios volvieron a encontrarse, hasta que la alarma de la finalización de la comida sonó, provocándome que nuestros cuerpos se separaran, sobresaltados.
        -Yo… -Pronuncié, cogiendo sin percatarme, la camisa cubierta de tomate -. Yo también te quiero, Harry.
        Una sonrisa suave y linda volvió a apoderarse de su rostro. Acarició mi cabello, quitándome los restos de espaguetis que quedaban enredados.
Una nueva punzada, más dolorosa de lo que había sentido antes, penetró en mi cabeza. Fruncí el ceño, me tambaleé mareada. Noté como uno de los brazos de Harry me sujetaba por el hombro, con fuerza, pero sonreí sin darle importancia.
        -¿Qué te ocurre, Eve? –Me preguntó, preocupado.
        -Oh, nada. Debe de ser el cansancio, o la emoción –Añadí sonriente.
        -Quería preguntarte… algo –Frunció el ceño, como asustado. Asentí, notando sus ojos, esta vez sin miedo, todavía con las mariposas a flor de piel, pero resistí y mantuve la conexión visual -. Puede que sea precipitado, obviamente, pero llevo esperando medio años para….
        -¿Para qué, Harry? –Pregunté desesperada,con una nueva punzada en la cabeza.
        -¿Quieres… quieres ser mi novia? –Preguntó muy rápidamente, como si temiera mi contestación. Sonreí, feliz, exultando como nunca, y asentí energéticamente. La garganta se me había secado, los pies parecían apunto de desmayarse, las piernas me temblaron de cierto modo que me sentí rídicula.
        Pero justo en el momento en que estuve apunto de gritar mi sí, justo cuando noté como el cuerpo de Harry se convulsionaba sorprendido y feliz, preparado para abrazarme e incluso besarme, un nuevo pinchazo en la cabeza hizo fallar mis piernas. La vista se me nubló, noté como mis párpados caían rendidos y sin fuerzas y me desmayé sin conocimiento.

lunes, 30 de julio de 2012

107. El cuenco de espaguetis

El final del fic está empezando a verse. Aún no sé como terminarlo, es un comecocos, pero sea cual sea el final intentaré hacerlo... ¿emocionante?

Muchas gracias a las personitas muggles que me leen! :) 




El lunes llegó con retraso para mí. Me había pasado los dos últimos días encerrada en Harrow, sin querer salir por miedo a verles.
      A Harry, por miedo de encontrarme su mirada cargada de sentimientos, esta vez correspondidos pero con un pesado obstáculo por en medio, y tan lejos de mí que se me encogía el corazón de solo pensar que tendría que conformarme con esta situación, tal vez, hasta que su relación se quebrara.
      Y a  Jessica, con el miedo de acordarme del beso, de sentirme arrepentida pero también furiosa con ella. De compadecerme, de explotar de celos e ira, o simplemente de lágrimas dolorosas y confusas.
      De modo que me aislé en mi habitación, en las manzanas más cercas de casa, con mi réflex, o simplemente, con un libro. Dejé que Alex les comunicara su marcha a James y Debbie, y él respetó mi soledad, aprovechando para formar sus maletas. Tom fue el único que insistió en que habláramos, y de poco sirvió. Una vez más, logró hacerme sentir mejor, pero era difícil cuando mirabas a la realidad sin un hoyuelo por en medio.
      Alex se despidió de sus ídolos, prometiendo que volvería si le invitaban a un concierto, y al conseguir la promesa, el domingo se marchó de la isla inglesa, hacía el sur. Sabía que le añoraría.
      El lunes, las primeras horas, el almuerzo, pareció ser un día normal y corriente. Tranquilo, con la intimidad que necesitaba para contarle todo a Brooke de lo que me había pasado. Ella, al igual que mi hermanastro, había intentado hacerme ver los lados positivos, pero, ¿de que servirían palabras frente a la realidad?
      A la hora de la comida, busqué nuestra distinguida mesa en el comedor. Estaba cubierta de grafitos sobre el plástico, hechos el año anterior por los chicos y nosotras. Sonreí, mohína, y me senté sola, esperando a los demás. Normalmente era yo la última en llegar. Removí con el tenedor mis espaguetis varias veces, esperando, pero no llegaban.
      Extrañada, levanté la mirada entre la muchedumbre. La puerta que daba al vestíbulo estaba cerrada, el bullicio tranquilo como siempre, los profesores en su mesa, hablando en cuchicheos y…
      Justo en mi análisis, la puerta que conectaba con el vestíbulo se abrió de golpe. Las miradas de riña de algunos profesores observaron a la chica de cabello castaño que corría rápida como una bala, pero pronto la ignoraron. El resto de la sala siguió ignorándola, y cuando por fin la vi con más claridad, ahogué una suave exclamación de sorpresa cuando Holly corría directa hacía mí.
      -¡Evelyn! –Gritó parándose enfrente mía. Su cabello estaba revuelto debido a la corrida y le costaba respirar -. Tienes que venir… rápido. Danny, Dougie, Tom y Harry han venido. Harry… Harry estaba hablando con… Jessica, y de repente, se ha puesto como… como una motosierra.
      -¿Quién? –Pregunté alarmada, aferrando mi cuenco de espaguetis con más fuerza.
      -Jessica –Me cogió de la muñeca libre y estiró de mí -.¡Ven, rápido!
No dude. Eché a correr todo lo deprisa que pude, detrás de ella y pisándole los talones. No solté en ningún momento mi cuenco; sabía que si lo dejaba abandonado en la mesa y si no volvía rápido, podía ganarme una buena reprimenda.
      Cuando abandonamos el comedor, un vestíbulo con doce o más personas hablaban cerca de la puerta. En realidad, solamente tres de ellas hablaban, pero lo hacían con tanta fuerza, que parecía que hubiese un griterío entre ellos. Eran Jessica, Harry y… ¿Lily?
      -¿Con qué de esas vas? –Bufó Jessica, dándole un empujón por el pecho al batería. Este permaneció impasibles, y cuando caminé muy lentamente hacía ellos, su mirada captó la mía. Fue un error; en aquel momento, Jessica la siguió y me encontró -. ¡Tu! –Gritó furiosa.
      Lo sabe, fue lo único que logré pensar antes de que se acercara a grandes zancadas rabiosas a mí. Danny fue quien intentó aferrarla, pero la pelirroja logró librarse de sus manos con arañazos y caminó más deprisa hacía mí. Di un paso hacía atrás, tambaleándome y con miedo.
      -¡Es tú culpa! –Gritó muy cerca de mí, y noté como mis oídos chirriaban. Sin ver con claridad, noté su empujón sobre mi pecho, haciéndome daño. Resistí la rabia, más que nada, por mi desconcierto -. ¡Todo!
      -¿Qué ocurre? –Intenté decir tranquila.
Vi con claridad los ojos de la pelirrojas, húmedos, derramando lágrimas. Olvidé su rabia, su empujón y por un momento me sentí arrepentida. Sabía que tenía que ver con Harry, obviamente, pero, ¿qué? ¿Él se lo había contado? No… no podía haber hecho eso.
      -¡Qué que ocurre, dice! –Gritó la voz de Lily, acercándose -. ¡Vamos, Jessi, pégala!
      -¡No! –Oí la voz al unísono de Harry y Brooke, sus pasos acercándose.
Pero cuando la pelirroja se movió, me mantuve quieta, esperando su golpe. Se que debería defenderme, pero, ¿cómo? ¿Golpeándola yo a ella? No.
      Pero tan pronto como vi que su puño no iba directo a mi cara, si no a mis manos, noté como se apoderaba de mi cuenco de espaguetis. Tan pronto como empecé a sentirme segura, una masa de pasta con tomate y carne picada cayó sobre mi cabello, y unas finas tiras blancas aparecieron como obstáculos en mi vista.
      Me miré la camisa, cubierta de tomate, y no quise imaginarme como estaría mi cabello. Mi cara ardió de ira, pero lo único que logré hacer, fue apartar a la pelirroja de un empujón y salir corriendo hacía los pasillos.
      -¡Así estarás un poco más decente! –La oí gritar, y cuando mi cara dejó de ser vista, rompí en lágrimas dolorosas.


domingo, 29 de julio de 2012

106. Te equivocas




Mi corazón parecía estar a punto de explotar, un cosquilleo en los pies me hacía correr el peligro de parecer imbécil ante cualquier movimiento que hiciera. Pero justo cuando caía en un mundo de nubes, feliz, una tormenta iluminó mi mente.
      Le acaba de ser infiel, fue lo primero que pensé. Se me encogió el corazón de pena. Él estaba con Jessica, ya había abierto una brecha en su relación, y yo era la causante de esto. Intenté separarme, pero mis músculos no me respondían. Tras unos segundos que parecieron lentos y rápidos, noté como sus manos se separaban de mí. Mis ojos se abrieron lentamente, descubriendo los suyos: grandes, azules, y sobre todos, brillantes y húmedos.
      Con una zancada grande y unida con un suspiro exasperado, Harry creó distancias entre él y yo. Respiré, cogiendo aire, ruborizada, asustada y sintiendo un gran vacío en el interior. El miedo llegó a mi cuerpo, unido a la idea de que pasaría ahora.
      -Yo lo sabía –Dijo de repente, respirando entrecortadamente. Noté su supuesta tranquilidad, pero sus ojos estaban nerviosos como los míos -. Todos… todos me decían que no, que solamente era tú amigo. Pero el día del concierto, cuando apareciste con él, cogiéndote en brazos yo sabía que había algo de química entre vosotros.
      Pasó una mano sobre su pelo, deshaciendo su cresta y revolviéndolo todo. Su mirada se apartó de la mía, nerviosa y la posó sobre la ventana alta, alejada de nosotros. Nadie nos habría podido ver a través de ella, y con un poco de tranquilidad, suspiré aliviada. Nadie parecía haber visto aquel… beso.
      -¿Estabas celoso de Alex? –Pregunté de repente. Mi voz se quebró al pronunciar el nombre de mi amigo, y me arrepentí del falso beso minutos de antes.
      -Yo sabía que él era algo más que un amigo –No me contestó, pero sus ojos me observaron nerviosos -. Me sentía culpable por haberte… sustituido, supongo, durante tu ausencia por Jessica. ¡Pero tú también lo hiciste!
      Una lágrima se escapó de sus húmedos ojos, una sola lágrima que no pudo resistir más, pero fue suficiente para que en mis ojos comenzaran a formarse balsas desbordantes. Tenía un nudo en el estómago, como si el arrepentimiento me lo estrujara. Sabía que él se equivocaba, pero yo también lo había hecho.
      -Yo te sustituí por nadie –Dije en un hilo de voz.
      -¡Sí, si lo hiciste! –Un sollozo se escapó de su voz, pero respiró hondo y volvió ha hablar, adusto -. Pero supongo que es lo justo, ¿no? Ya no sientes nada por mí, intentaste decírmelo con tu silencio el otro día, en la universidad… -Sus ojos volvieron a encontrarme -. Lo respeto, lo sé. Pero.. ¡yo lo sabía!
      -¡Pues te equivocas!
      -No, Evelyn, lo entiendo –Intentó frotarse los ojos de forma disimulada, pero saltaba a la vista. Di un paso hacía él, titubeando, pero él simplemente se quedó impasible -.Yo… yo te quiero, y lo sabes. Siento lo del beso, no podía soportarlo… seis meses sin besarte, llevo todas estas semanas queriendo hacerlo, pero… no era justo para Jessica. Pero ahora no he podido controlarme… -Sus ojos volvieron a encontrarme -. Lo siento, habría tenido que respetar tú relación con Alex y tus sentimientos.
      -No tengo nada con Alex, ¡no siento nada por él! –Estallé. Esta vez fueron mis lágrimas las que se resbalaron -. Dios, ¡estaba observándote, y de repente besuqueas a Jessica! –Noté como apretaba sus labios. Tenía razón. -. Ni yo misma pude controlarme. ¡Contraataque, Harry, fue un contraataque! ¡Y Alex simplemente me ayudó porque él mismo sabe…! –Callé. ¿Tenía que decírselo? Pero, si lo hacía, ¿con qué palabras?
      -¿Sabe? –Dio un pequeño paso hacía mí.
      -Sa… sabe lo que sentía por ti y… -Sacudí mi cabeza, reventando en una explosión que no pude controlar al final -. ¡Joder Harry! ¡Yo también te quiero!
      Sus músculos se crisparon y noté la estupefacción en su rostro. Sus ojos parecieron tranquilizarse, al igual que su respiración, y su ceño se frunció levemente. Noté como él color de mi cara aumentó, noté la vergüenza y apenas mis músculos que se negaban a responderme.
      -¿Cómo? –Fue lo primero que gesticuló -. Pero tú… no me dijiste nada antes.
      -Por Jessica. ¡Estás con ella, la quieres! Yo no quería que lo vuestro terminase, yo solo quiero que sigas así… feliz.
      -¿Feliz? –Carcajeó -. En los últimos seis meses no lo he llegado a ser. Por Dios, Evelyn, por mucho que sienta hacía Jessica no supera lo que siento por ti –Sus pasos se aproximaron rápidamente, y me abrazó con firmeza, hundiéndome en su pecho con sus fuertes brazos enroscados en mi espalda -. Dios mío… ¿De verdad me quieres? –Asentí, aún ruborizada -. ¡Já! Esto… esto no es como me lo había imaginado.
      -Ni yo –Carcajeé. Noté su mano rozar mi mentón, y sin evitarlo levanté mi mirada hacía su cara, apenas unos centímetros de la mía. Evoqué antiguos momentos, medio año atrás. Quería repetirlo, pero tal como le parecía a Harry, no me parecía justo para ella -. Jessica…
      -No, ahora no la recuerdes –Dijo, analizándome con sus ojos azules. Mi corazón volvió a agitarse, loca por él, loca por todo lo pasado y loca por lo que quería que pasase -. Ya es bastante duro, difícil… déjame disfrutar de esta sensación.
      Asentí. No quería que se fuera, que me dejara de nuevo perdida en una tormenta. Quería que se acercase más, que me besara, que no se separase nunca… pero no podía ser. Noté su nariz rozando la mía, con un cosquilleo en todo mi rostro. Su frente contra la mía y sus labios cerca de los míos, muy cerca.
      -Yo no quiero ser una especie de… -No pude terminar. Resistirme a sus besos era doloroso.          
      -Amante –Asentimos a la vez -. De acuerdo -. Y sin más, volvió a abrazarme con tanta fuerza que incluso lo noté lejos, muy lejos, inalcanzable para mí.

sábado, 28 de julio de 2012

105. Cosquilleo en los pies





No me di cuenta de lo que hice hasta que encontré mis labios presionados sobre mi amigo, Alex. Resistí la tentación de aparte, permaneciendo gracias a mi orgullo. Mi estómago permaneció impasible, sin mariposas, sin hormigas que despertaban. Me confirmé aún más de mis sentimientos. Aquello que sentía cuando besaba a Harry solamente lograba provocármelo él.
      Me separé de él con cuidado. De alguna forma, notaba la mirada de Harry. No me giré por seguir su juego, y mis ojos se encontraron con los verdes de Alex. Sabía de su desconcierto, y también de que aquello no había despertado ninguna sensación en él.
      -Mantente cerca –Le pedí en un susurro dejando descansar mi mano sobre mi hombro.
      -¿Evelyn? –Frunció el ceño -. ¿Qué haces? Justamente te estaba diciendo de que me he enamorado de una chica de España, y va y me besas… -Arqueé las cejas, advirtiéndole de alguna forma que aquello no era nada serio -. ¿A que ha venido eso?
      -Es por Harry –Rechisté cuando vi que sus ojos estuvieron a punto de mirarle -. ¡Para, no le mires! Se había percatado de mi mirada observándole y ha comenzado a besar a Jessica, sabiendo que yo le observaba… ¡Y no son alucinaciones mías!
      -¿Y por eso me has besado?
      -Es un juego de celos, supongo –Me encogí de hombros -. Por favor Alex, ayúdame. Te juro que esto no es nada serio, es simplemente… -Recurrí a la necesidad de contarle lo ocurrido en el pasado -. Harry me confesó el otro día de que aún sentía algo por mí, pero no tuve tiempo para decirle que yo también. Paso de Jessica, paso de las objeciones. ¡Le quiero! Pero justamente cuando hoy iba a decírselo, le encuentro con ella y le besa de forma de reprocha hacía mí. ¡No voy a quedarme tan indefensa ante su ataque!
      -¿Y por qué no vas y…?
      -Orgullo.
      -¿Y ahora qué? –Su entrecejo se frunció. Resultaba un esfuerzo para mí besarle, sabiendo que era mi amigo y que entre nosotros no había nada. Yo no era de esas chicas -. Seguir el juego – Adivinó mientras asentía.
      -Por favor, ayúdame…
Sin decir nada y poniendo los ojos en blanco, se acercó a mi y me volvió a besar. Gracias, pensé. Intenté hacer que el beso pareciera más real, moviéndolo con ritmo, pero allí no había sentimientos. Recé para que Harry no notara la falsedad de aquel beso, y me mantuve aferrada del cuello y hombro a Alex. Él hacía rodeado mi cintura, y en vano también había intentado hacer parecer más real el beso. En vano.
      Los labios suyos se separaron, y ambos aspiramos el aire que nos faltaba. Mantuvo su frente junto a la mía, y noté como sus ojos intentaron observar a través de mi cabello castaño suelto.
      -Se ha separado de Jessica –Susurró -. Parece enfadado.
      -Perfecto –Sonreí victoriosa. Bajé mis brazos de él y los dejé muertos. Él me imitó, con algo de falso cariño y me frotó la mejilla -. No puedo creer que haya hecho esto… ¡Algún día tendrás que recompensarme este favor!
      -Desde luego –Suspiré. No me atreví a girarme, no quería estropear la situación. Si quería hacer parecer esto más real, tenía que fingir -. Creo que me voy a que me de el aire. Supongo que esta noche no conseguí el propósito que quería.
      Alex asintió, y sin cariño y para acabar el favor, me depositó otro suave beso en los labios. Atravesé la muchedumbre y logré llegar hasta la puerta de salida que estaba abierta.
      El jardín se mantenía más brillante que cuando vine. Unas luces descansaban entre la hierba y lo iluminaban de forma resplandeciente. Estaba abandonado, sólo e incluso mágico. El frío aire helaba mi piel, y el olor de lluvia recién caída me trajo el agradable aroma de naturaleza. Respiré profundamente, y cruzándome de brazos, me mantuve cerca de la pared, apegada a las flores y arbustos.
      Pero en mitad de la tranquilidad, con la música de fondo, lejana y casi abandonada que salía de la casa, unos rápidos pasos en el césped me alertaron de la presencia de alguien más. Y supe que venía directos hacía mí. Ya en la esquina de la vaya de madera, apegada a la pared de ladrillos blancos, me giré lo más rápido que pude. Pero en aquel momento, mi corazón grito asustado cuando mi rostro se vio aferrado por unas grandes manos que me detenían. Y en aquel escaso segundo, unos labios me aferraron.
      Creí durante una milésima de segundo que eran los de Alex. Pero unas mariposas despertaron en mi interior y el estómago comenzó a darme cosquilleos. Sin abrir los ojos que se habían cerrado automáticamente, sonreí aún presionada sobre aquellos fríos labios, que, tal como sabía en mi interior, eran los de Harry.

viernes, 27 de julio de 2012

104. Ataque y contraataque




El viernes llegó con lento pero rápido. Algo demasiado extraño, trayendo consigo los nervios que me hacían dudar de mi valentía. Pero aquella misma mañana, antes de ir al campus junto a Alex, Danny se tomó la molestia de acercarse a Harrow para darnos nuestra invitación personal. Yo acepté rápidamente y encantada, pero Alex dudaba de si aceptar. Finalmente, yo decidí por él.
      -¿Realmente lo harás? –Me susurró Dougie mientras nos detuvimos en el césped de la casa Judd.
El corazón me palpitaba violentamente. Parecía un anochecer perfecto, tranquilo, nublado como todos los días en Londres, pero yo sabía que algo iba a salir mal. O es que ya me había acostumbrado a este sentimiento de prejuicio. Bajé la vista con un resoplo mientras observaba el césped húmedo, con la niebla baja aún rondando entre la hierba. No, no confiaba en mí para hacerlo, pero, ¿si no lo hacía, que vendría después de esto?
      -Tengo que hacerlo, quiero hacerlo –Dije con un susurro. La gente comenzaba a entrar en la blanca casa de dos pisos. La música ya se escapaba por la puerta abierta para el público y las luces de dentro iluminaban el césped que empezaba a oscurecerse -. ¿Debería detenerme?
      -No –Murmuró Dougie con firmeza. Sus ojos azules me observaban irradiando confianza -. Yo sé que puedes hacerlo, al fin y al cabo, las cosas buenas llegan a las buenas personas, ¿no?
      -¿Y esa frase? –Carcajeé débilmente.
      -Danny –Sus ojos rodaron -. Mira Mrs.Weird, tu amigo Lizard te aconseja lanzarte ahí, ignorar a la arpía de Jessica que sin duda estará atenta a cualquier movimiento tuyo y te aconsejo de que sueltes de una vez todos los sentimientos.
      -¿Pero y si esto sale mal?
      -¿Qué más da? Conocerás a más chicos, ¡Harrow y Londres está esperándote! –Gritó agudamente, achinando sus ojos. Sonreí, callando que yo no pensaba tan positivamente como él -. Evelyn, no puedo darte buenos consejos. Al fin y al cabo yo siempre he sido tímido respecto a este tema. Holly… tuve muchísima suerte de conocer a Holly, de estar ahora con ella. Solamente te puedo decir que si ambos queréis estar juntos, lo conseguiréis –Me abrazó con firmeza, hundiendo mi rostro sobre su pecho plagado de colonia.
      Dougie siempre había conseguido hacerme ver el lado divertido a todo. A pesar de que mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, logró tranquilizarme. Juntos, caminamos hacía la muchedumbre que entraba a trompicones a la casa. Intenté permanecer cerca de él y de Holly, pero una vez dentro, en cuanto me giré para encontrarme, ambos se habían esfumado.
      Estaba sola, y tenía un asunto pendiente que atender.
No sabía si era a causa de la cantidad de gente que había, de apenas el espacio que tenía para moverme, pero la casa me pareció enorme en aquella vista. La noche caía en picado y las luces cada vez iluminaban más. Fui hacía el salón, lo busqué con la mirada, pero allí no había nadie. Recorrí toda la casa, una y otra vez, subiendo y bajando la escalera que conectaba con el piso superior, pero lograba encontrarme con todos menos con él.
      Está ocupado, con Jessica. Fue como logré justificar. Con un dolor en el pecho al ser esa la única justificación que lograba asociar, bajé de nuevo las escaleras para mezclarme en el baile.
      -¿Evelyn? –Oí detrás mía. Alex se acercaba a empujones desde donde estaba, y tras codazos logró ubicarse delante mía -. Vaya, que difícil es encontrar a alguien aquí –Asentí, silenciosamente -. ¿Te ocurre algo?
      -¿Has visto a Harry? –Pregunté con un último hilo de esperanza.
Y para mí alegría, Alex asintió. Rodó sobre sus talones, y extendiendo su dedo índice entre la multitud y disimuladamente, me señaló a la chimenea, no muy lejos de donde estábamos.
      Pero mi alegría se esfumó en el momento en que diferencié la cresta castaña. Harry Judd se situaba casi apartado de la vista de los demás, muy cerca de su novia y ambos mirándose tiernamente, con las frentes juntas. Reprimí un suspiro melancólico y me volví hacía Alex, impasible.
      -He dado mil vueltas a la casa buscándole y resulta estar más cerca de lo que creía.
      -¿Buscarle para qué? –Preguntó curioso. Simplemente me encogí de hombros, situándome en una posición en la que observar al batería por el rabillo del ojo -. Eve, quería comentarte una cosa.
Apenas era consciente de que Alex me hablaba. Le observaba, pero al mismo tiempo, mis ojos se volvían con inercia a la persona que se mantenía parada cerca de la chimenea. Había anochecido del todo, pero una lámpara situada encima de él se encendió y lo iluminó más para mis ojos.
      -Voy a volver a España –Asentí, y mis ojos le observaron con el ceño fruncido -. Agradezco mucho la hospitalidad de Debbie y tu padre, pero creo que el amor ha llamado a mi puerta de la casa de España –Rió con picardía -. Sé que es extraño, pero resulta que..
      Mis oídos dejaron de escucharlo cuando, como si su mirada perforara, noté una leve sacudida de Harry por el rabillo del ojo. Giré cuidadosamente la cabeza, intentando pasar desapercibida, pero mis ojos se encontraron con los suyos. Tan impasible, tan resaltantes, tan significativos para mí que se me encogió el corazón cuando, aún observándome a través de la multitud, se acercó más a su novia y la besuqueó.
      Lo está haciendo queriendo, pensé. Y no dudaba de mis palabras. Sus ojos se cerraban y se abrían, pero para mi sorpresa se dirigían a mi. ¿Pretende darme celos? No lo conseguirá. Pero mi corazón no pensaba lo mismo. Se me encogió de rabia, celos y tristeza al verle. ¿A que jugaba? ¿Qué pretende? No te rindas, Evelyn. Pero no podía resistir. No vayas allí, no les separes. No se lo dejes tan fácil. ¡Está actuando sucio!
      Pero sin evitarlo, bajo la presión de sus centellantes ojos azules y mi corazón rebosando de rabia, me volví de golpe hacía Alex, quien seguía hablando inconciente de mi indiferencia hacía él, y sin pensar en lo que hacía, aferré su cuello y le besé.