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lunes, 30 de julio de 2012

107. El cuenco de espaguetis

El final del fic está empezando a verse. Aún no sé como terminarlo, es un comecocos, pero sea cual sea el final intentaré hacerlo... ¿emocionante?

Muchas gracias a las personitas muggles que me leen! :) 




El lunes llegó con retraso para mí. Me había pasado los dos últimos días encerrada en Harrow, sin querer salir por miedo a verles.
      A Harry, por miedo de encontrarme su mirada cargada de sentimientos, esta vez correspondidos pero con un pesado obstáculo por en medio, y tan lejos de mí que se me encogía el corazón de solo pensar que tendría que conformarme con esta situación, tal vez, hasta que su relación se quebrara.
      Y a  Jessica, con el miedo de acordarme del beso, de sentirme arrepentida pero también furiosa con ella. De compadecerme, de explotar de celos e ira, o simplemente de lágrimas dolorosas y confusas.
      De modo que me aislé en mi habitación, en las manzanas más cercas de casa, con mi réflex, o simplemente, con un libro. Dejé que Alex les comunicara su marcha a James y Debbie, y él respetó mi soledad, aprovechando para formar sus maletas. Tom fue el único que insistió en que habláramos, y de poco sirvió. Una vez más, logró hacerme sentir mejor, pero era difícil cuando mirabas a la realidad sin un hoyuelo por en medio.
      Alex se despidió de sus ídolos, prometiendo que volvería si le invitaban a un concierto, y al conseguir la promesa, el domingo se marchó de la isla inglesa, hacía el sur. Sabía que le añoraría.
      El lunes, las primeras horas, el almuerzo, pareció ser un día normal y corriente. Tranquilo, con la intimidad que necesitaba para contarle todo a Brooke de lo que me había pasado. Ella, al igual que mi hermanastro, había intentado hacerme ver los lados positivos, pero, ¿de que servirían palabras frente a la realidad?
      A la hora de la comida, busqué nuestra distinguida mesa en el comedor. Estaba cubierta de grafitos sobre el plástico, hechos el año anterior por los chicos y nosotras. Sonreí, mohína, y me senté sola, esperando a los demás. Normalmente era yo la última en llegar. Removí con el tenedor mis espaguetis varias veces, esperando, pero no llegaban.
      Extrañada, levanté la mirada entre la muchedumbre. La puerta que daba al vestíbulo estaba cerrada, el bullicio tranquilo como siempre, los profesores en su mesa, hablando en cuchicheos y…
      Justo en mi análisis, la puerta que conectaba con el vestíbulo se abrió de golpe. Las miradas de riña de algunos profesores observaron a la chica de cabello castaño que corría rápida como una bala, pero pronto la ignoraron. El resto de la sala siguió ignorándola, y cuando por fin la vi con más claridad, ahogué una suave exclamación de sorpresa cuando Holly corría directa hacía mí.
      -¡Evelyn! –Gritó parándose enfrente mía. Su cabello estaba revuelto debido a la corrida y le costaba respirar -. Tienes que venir… rápido. Danny, Dougie, Tom y Harry han venido. Harry… Harry estaba hablando con… Jessica, y de repente, se ha puesto como… como una motosierra.
      -¿Quién? –Pregunté alarmada, aferrando mi cuenco de espaguetis con más fuerza.
      -Jessica –Me cogió de la muñeca libre y estiró de mí -.¡Ven, rápido!
No dude. Eché a correr todo lo deprisa que pude, detrás de ella y pisándole los talones. No solté en ningún momento mi cuenco; sabía que si lo dejaba abandonado en la mesa y si no volvía rápido, podía ganarme una buena reprimenda.
      Cuando abandonamos el comedor, un vestíbulo con doce o más personas hablaban cerca de la puerta. En realidad, solamente tres de ellas hablaban, pero lo hacían con tanta fuerza, que parecía que hubiese un griterío entre ellos. Eran Jessica, Harry y… ¿Lily?
      -¿Con qué de esas vas? –Bufó Jessica, dándole un empujón por el pecho al batería. Este permaneció impasibles, y cuando caminé muy lentamente hacía ellos, su mirada captó la mía. Fue un error; en aquel momento, Jessica la siguió y me encontró -. ¡Tu! –Gritó furiosa.
      Lo sabe, fue lo único que logré pensar antes de que se acercara a grandes zancadas rabiosas a mí. Danny fue quien intentó aferrarla, pero la pelirroja logró librarse de sus manos con arañazos y caminó más deprisa hacía mí. Di un paso hacía atrás, tambaleándome y con miedo.
      -¡Es tú culpa! –Gritó muy cerca de mí, y noté como mis oídos chirriaban. Sin ver con claridad, noté su empujón sobre mi pecho, haciéndome daño. Resistí la rabia, más que nada, por mi desconcierto -. ¡Todo!
      -¿Qué ocurre? –Intenté decir tranquila.
Vi con claridad los ojos de la pelirrojas, húmedos, derramando lágrimas. Olvidé su rabia, su empujón y por un momento me sentí arrepentida. Sabía que tenía que ver con Harry, obviamente, pero, ¿qué? ¿Él se lo había contado? No… no podía haber hecho eso.
      -¡Qué que ocurre, dice! –Gritó la voz de Lily, acercándose -. ¡Vamos, Jessi, pégala!
      -¡No! –Oí la voz al unísono de Harry y Brooke, sus pasos acercándose.
Pero cuando la pelirroja se movió, me mantuve quieta, esperando su golpe. Se que debería defenderme, pero, ¿cómo? ¿Golpeándola yo a ella? No.
      Pero tan pronto como vi que su puño no iba directo a mi cara, si no a mis manos, noté como se apoderaba de mi cuenco de espaguetis. Tan pronto como empecé a sentirme segura, una masa de pasta con tomate y carne picada cayó sobre mi cabello, y unas finas tiras blancas aparecieron como obstáculos en mi vista.
      Me miré la camisa, cubierta de tomate, y no quise imaginarme como estaría mi cabello. Mi cara ardió de ira, pero lo único que logré hacer, fue apartar a la pelirroja de un empujón y salir corriendo hacía los pasillos.
      -¡Así estarás un poco más decente! –La oí gritar, y cuando mi cara dejó de ser vista, rompí en lágrimas dolorosas.


2 comentarios:

  1. Yo te sigo leyendooo!!! Espero que no lo termines todavía che! Me gusta mucho cómo va :) Besotes Eva.

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    1. Jjajaja wee! :)
      Ya van casi 110 capítulos! Jaja además, tengo pensado comenzar otra :9
      Besos Mica :)

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