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martes, 31 de julio de 2012

108.Desmayo





Mis pasos se detuvieron cuando dejé de oír las voces de mis amigos y no tan amigos. Me paré en mitad de el pasillo, con el gimoteo provocándome un nudo en la garganta, oliendo el olor de tomate sobre mí y sintiéndome más desgraciada que nunca.
        Pero tan pronto cuando empecé a dejar salir a mi llanto, unos pasos rápidos se acercaron por detrás. Rabiosa, imaginándome de quién se trataba, volví a echar a correr. Pero una mano me aferró del brazo. Noté su tacto, diferente al que yo me esperaba; más suave, más blanda, y me detuve sin forcejeos.
        -Déjame sola –Fue lo único que logré balbucear antes de que notara como me daba media vuelta y me hundía en su pecho. Respiré profundamente, inhalando el dulce olor de su perfume por el cual no supe diferenciar de quién se trataba.
        -No, Eve –Dijo la ronca voz -. Ya se acabó, Jessica no te volverá a molestar.
Levanté un poco la cabeza, lo suficiente para que mis ojos llorosos estuvieran a la altura de su garganta. Una cabeza más alta que yo, con pecas ilustradas en la nariz y cubiertas por toda la cara me mirara desde arriba, con sus ojos azules observándome; tan azules que me recordaron a los de Harry, exceptuando que los de Danny, en aquel caso, lograron ser más claros.
        -No se que ha ocurrido… no sé que he hecho, no sé que le habrá dicho Harry, Danny, pero sé que al ser su novia y yo su… amiga –Pronuncié con un intenso dolor en el pecho – no parará hasta verme completamente destrozada.
        -Harry simplemente ha roto con ella, ahora –Pronunció Danny con eficacia. Ennudecí, ignorando la credulidad del tema -. Ella sabe todo lo que pasó en el pasado contigo y Harry, sabe lo peligrosa que eras cuando regresaste y por su puesto sabía el interés que aún tenía su novio contigo.
        -¿Interés?
        -Lo extraño es que no te diste cuenta, Evelyn –Me separó de su pecho, sujetándome con suma delicadeza por los hombros y mirándome, embozando una sonrisa -. Todos sospechamos de que aún sintiera algo por ti. ¿Qué amigo siempre habla de su amiga, siempre se detiene cuando observa rosas azules, o tulipanes? ¿Qué amigo siempre parece desesperarse cuando, por alguna razón, estamos hablando de ti y no le decimos de qué?
        -Pero… -Mi voz se quebró. Mi pecho parecía haberse hundido en un pozo de abismo -. ¿Por qué… por qué ha roto con ella, Danny?
        -¿Por qué no se lo preguntas a él? –Danny me soltó, y antes de que pudiera negarle con la cabeza, oí unos rápidos pasos detrás de él. Las piernas comenzaron a temblarme y las manos empezaron a sudarme.
        -No te vayas, Dan… -Le pedí sin emitir palabra, solamente moviendo los labios. Pero el pecoso simplemente me dedicó una de sus grandes sonrisas, y se dio la vuelta guiñándome un ojo.
        Justo en aquel momento, Harry apareció por su lado. Me cogí de las manos, resbaladizas y sudadas, bajando la mirada hasta el suelo. Esperé las palabras de Harry, esperé que se detuviera junto a Danny, pero cuando creí que haría esto, mi cuerpo recibió un impetuoso placaje de parte de él, aferrándome por la espalda con fuerza, como si pretendiera que no me fuera.
        Me estaba abrazando como nunca. Sentí el rubor en mi piel; sabía que estaría manchándole, con tomate. Sabía que olía a pasta recién hecha, pero el pareció ignorarlo. Por encima del hombro de Harry, vi como Danny se despedía de mí agitando una mano con felicidad.
        -Lo siento muchísimo –Oí decir al batería, susurrándome al oído. Noté sus fuertes manos apartando mi cabello de la cara, noté su mejilla y nariz apoyarse sobre el lado derecho de mi cabeza, y el corazón se me paró -. Yo.. te juro que pretendía que esto no fuera así. Simplemente quería que esto acabase, que ella me dejara en paz.
        -Estoy cubierta de espaguetis –Susurré contra su hombro. Respiré profundamente el aroma de su colonia y dejé que el corazón se me derritiera con él -. Huelo a tomate y mi cabello deberá parecer rastras blancas.
        -Me gustan los espaguetis con tomate y carne picada –Balbuceó acariciando con suavidad mi espalda. Dejé que manoseara, que me trasmitiera su confianza -. ¿Te ha contado Holly o Danny lo que ha…? –Dejó en suspense la frase.
        -No lo sé –Dije dubitativa. Noté como el batería me apartaba suavemente de su torso, colocándome en ángulo perfecto para que sus ojos azules como el mar me fulminaran con un suave resplandor -. Puede que si… o puede que no –Dije con voz débil -. ¿De qué ha.. blas tú?
        Una torcida sonrisa se iluminó en sus labios. Me quedé embobada, contemplándolos. ¿Debía dejarme llevar en aquel momento? Se supone que él ya no está con Jessica, de modo qué, ¿por qué no?
        Una mano rozó mi mentón, y con un suave movimiento acercó mi rostro hacía el suyo. Comencé a notar su calurosa y tranquila respiración en mi cara, su aire siendo mi aire, sus ojos más grandes que nunca, más hermoso, más azules… Su nariz rozó la punta suavemente con la mía, y el acercamiento se detuvo ahí, con mi corazón bombardeando con violencia, mis pies amenazando con perder el equilibrio y con una punzada en la cabeza que lograba disimular su dolor con el sentimiento de la situación.           
        -Jessica ya no es ningún obstáculo –Susurró casi rozando mis labios. Me mordí el labio, sin poder resistir más la tentación de besarle, sin objeciones, sin obstáculos… besarle libremente de una vez por todas -. Te quiero a ti solo, Evel…
        No pude resistirlo más. Le aferré con fuerza del cuello, hundiendo mis dedos en su pequeña coletilla de pelo largo y rompí las dichosas distancias. Mis labios se fusionaron contra los suyos, reventando una bomba de amor en mi interior. Noté como se me estrujaba el estómago, como las mariposas salían liberadas por fin, todas sin poder caber, con un cosquilleo incómodo y frenético en la boca del estómago. Noté la intensidad de su beso, sus manos sobre mi cintura, acercándome a él. Al igual que yo, el desespero.
        Su beso, o mejor dicho, mi beso se intensificó hasta cierto punto en que ambos no pudimos resistir más la falta de aire. Nos separamos simplemente varios milímetros, llenando nuestros pulmones del aire que nos faltaba. Nuestros labios volvieron a encontrarse, hasta que la alarma de la finalización de la comida sonó, provocándome que nuestros cuerpos se separaran, sobresaltados.
        -Yo… -Pronuncié, cogiendo sin percatarme, la camisa cubierta de tomate -. Yo también te quiero, Harry.
        Una sonrisa suave y linda volvió a apoderarse de su rostro. Acarició mi cabello, quitándome los restos de espaguetis que quedaban enredados.
Una nueva punzada, más dolorosa de lo que había sentido antes, penetró en mi cabeza. Fruncí el ceño, me tambaleé mareada. Noté como uno de los brazos de Harry me sujetaba por el hombro, con fuerza, pero sonreí sin darle importancia.
        -¿Qué te ocurre, Eve? –Me preguntó, preocupado.
        -Oh, nada. Debe de ser el cansancio, o la emoción –Añadí sonriente.
        -Quería preguntarte… algo –Frunció el ceño, como asustado. Asentí, notando sus ojos, esta vez sin miedo, todavía con las mariposas a flor de piel, pero resistí y mantuve la conexión visual -. Puede que sea precipitado, obviamente, pero llevo esperando medio años para….
        -¿Para qué, Harry? –Pregunté desesperada,con una nueva punzada en la cabeza.
        -¿Quieres… quieres ser mi novia? –Preguntó muy rápidamente, como si temiera mi contestación. Sonreí, feliz, exultando como nunca, y asentí energéticamente. La garganta se me había secado, los pies parecían apunto de desmayarse, las piernas me temblaron de cierto modo que me sentí rídicula.
        Pero justo en el momento en que estuve apunto de gritar mi sí, justo cuando noté como el cuerpo de Harry se convulsionaba sorprendido y feliz, preparado para abrazarme e incluso besarme, un nuevo pinchazo en la cabeza hizo fallar mis piernas. La vista se me nubló, noté como mis párpados caían rendidos y sin fuerzas y me desmayé sin conocimiento.

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