¿Qué opinas sobre este fic?

lunes, 27 de febrero de 2012

30.A Mr.Lizard como pareja de baile.

Si ven mi twitter verán que soy un poco pesada respecto a este tema, pero, ¿se han visto Orgullo y Prejuicio? DIOOOOOOOOOOOOOS, es preciosa! me ha encantado, y se la recomiendo a todos aquellos que amen las historias de amor, y sobre todo las de odio-amor <3
Y respecto al fic, hoy tenía un capitulo guardado, así que me paso para subir. Espero que estén bien, y suerte con los que tengan próximos exámenes! :)


Iba a deslizar dedo hacía la parte superior derecha, cuando vi que su icono se iluminaba. Me apreté lo dientes, emocionada e intentando no chillar para no despertar a nadie. Era tarde, y como persona normal que mañana debía madrugar, tendría que haber estado durmiendo.
Esperé orgullosa a que fuera él el que me saludara, y así hizo.

-¿No deberías de estar dormida?
-¿No deberías de estarlo tu también?
-No he tenido muy buen día, además de que sabes que me cuesta dormirme. –Sonreí. No sabía siquiera como era, y ahí estaba yo, hablando con un desconocido a casi media noche. -¿Qué tal fue el lunes?
-Acabó bien. Aún prevengo que tendré una semana un poco aburrida.

Envié. Apenas a los tres segundos, empecé a sofocarme. Estaba tardando en contestar. ¿Pero que decías, Eve? Ni siquiera a pasado un minuto, deja de obsesionarte. Aunque ya van diez, y once, doce… ¡Ya basta!

-Yo me temo que tendré que buscar pareja. –Me contestó a mitad desvarío. –A la próxima semana han organizado un baile y todos mis amigos ya empiezan a conseguir parejas.
-¿Bromeas? –Por un momento dudé de cierta conclusión. –Mi universidad también ha organizado un baile para la semana que viene, pero me temo de que también tendré que ir sola. –Suspiré, aunque solo me oyera yo misma. -¿Todas las universidades montan bailes o qué?
-Que yo supiera, solo lo habíamos hecho nosotros… -No le contesté, esperé a que prosiguiera. –Dime, ¿a que universidad vas?
-Middlesex University. –Escribí lentamente, dudando las posibilidades de que pudiéramos ir juntos.
-¿El Middlesex? –Acaso ¿le sonaba? –Venga ya. No me jodas.
-¿Vas conmigo? –Automáticamente, me levanté de la cama, emocionada. Di varias vueltas en el sitio y volví a arrodillarme para escribir. –No me digas que has podido pasar por mi lado y yo no me he enterado.
-Pues me parece que sí. –Una carita sonriente se dibujó al final de la frase. –Increíble.
-¿Y con quiénes vas?
-¿Estás de broma? –Fruncí el ceño. –No te voy a decir quien soy así por que sí. Quiero conocerte.

Quiero conocerte, leí un y otra vez. ¿Estaba de broma? Estábamos bien confesándonos sin conocernos, imaginándonos con una bolsa en la cabeza con signo de interrogación. Tenía que bromear.

-¿A mí? Te llevarías una decepción.
-Estoy convencido de que no. ¿Qué te parece en el baile?
-¿Y cómo se supone que me reconocerías? Están habiendo rumores de que quieren hacerlo de máscaras.
-Fácil; quedaríamos en algún lugar. –Mis manos empezaron a temblar, en compañía de mis piernas. –Que me dices, Mrs.Weird, ¿te apetecería ser mi acompañante de baile?

Explosión de estómago.
No me molesté siquiera en contestarle deprisa. Me volví a levantar y empecé a dar los máximos saltitos que podía, intentando desahogar toda la emoción y el nerviosismo en ellos. Tenía ganas de chillar, pero a caso de que no quisiera morir, debía de callar la boca.
Volví al ordenador incapaz de no contestarle. Era una propuesta demasiado tentadora.

-Encantada. ¿Pero entonces donde quedaríamos?
-En el camino hacía el campo. –O no, ese justamente no. Iba a estar completamente desalojado aquel día, lo sabía. –El baile comenzará alrededor de las ocho, ¿estaremos allí a las ocho y media?
-Perfecto. –Mentí. No era perfecto, era demasiado vergonzoso. Sabía que me iba a costar el alma ir aquel día hacía el camino. -¿Y si no apareces?
-Apareceré. –No dudé de él. –Bueno Weird, seguimos hablando. Me parece que Mr.Lizard se va a dormir por ahora. Buenas noches.

Me despedí lo más disimuladamente de él y apagué el ordenador. Estaba más emocionada que nunca, mi estómago era un concierto en vivo en aquel momento y con solo imaginarme la situación las piernas se me erizaban.
Pero, ¿y si no le gustaba? ¿y si resultaba ser un engreído y me lo soltaba así por que sí? No, no, le conocía y sabía que no era así.
Pero, ¿y si resultaba ser el típico chico informático, que no sale de su habitación, con gafas redondas por su adicción al ordenador y todavía con acné? No, tocaba el bajo. O eso decía. ¿Y si  solo lo dijo para alardear?
Tantos nervios y indecisión no podían ser buenos para mi salud. Preparé rápidamente mi mochila, y intentando olvidar varios segundos aquello, me escabullí dentro de la cama.
Pudiera ser que mañana pasara por su lado y no me diera cuenta. ¿Y si lo hacía? ¡Que tonta! Era demasiado insoportable, necesitaba reconocerle. Tal vez podría ir preguntando a todos los chicos si tocaban el bajo.. no no, sería ridículo, aparte de que conocía lo suficientemente bien a Mr.Lizard como para saber que aunque diera con él, él no se reconocería.
Decenas de preguntas tontas como aquellos me rondaron la mente cuando apagué la luz. No podía quitarme de la cabeza esas tontas preguntas, y debido a ello, cuando caía rendida al sueño, soñé con cientos de chicos que podrían ser él, algunos tan maravillosos que era imposible que fueran reales y otros lo más horribles que se me quitaban incluso las ganas de seguir hablando con él.

sábado, 25 de febrero de 2012

29.Cole encuentra pareja.



A pesar de que Logan me confirmaba una y otra vez de que el coche iba a la velocidad que tenía que ir, yo seguía jurando que se pasaba de lo limitado.
El cartel de “2km – Essex” hizo que una amplia sonrisa se formara en mi rostro. El interminable viaje, cansino y con el ¿Falta mucho? Iba a cesar de una vez, o por lo menos, el viaje de ida.
Saqué mi móvil y llamé a Dougie. Apenas tardó en responder, y parecía incluso estar nervioso.

-Eve, no he encontrado ningún coche. ¡Ni siquiera mis vecinos se molestan en llevarnos! –Noté como se refería a alguien que no era yo, y no tardó una voz refunfuñadora en oírse fondo, seguido del sonido de una manguera. -¿Tú tuviste suerte?
-Gracias a Dios, sí. –Oí su suspiro. –Logan se ha ofrecido a llevarnos. Apenas nos quedan 2km para llegar a Essex.
-¿Logan? –Su voz parecía frustrada. –Oh, genial. –Retírenlo. -¿Qué tal si nos reunimos a la entrada del pueblo? No estoy muy lejos y con una corrida llegó en un abrir y cerrar de ojos.
-Ok, allí te esperamos. –Y dicho esto se cortó la señal.

Apenas tardamos unos dos minutos en llegar, e incluso a distancia, la suave y reluciente cabellera rubia con flequillo de Dougie resaltaba. Sus pequeños ojos azules, achicados por sus pómulos, los cuales expresaban la alegría que llevaba encima.
Nos saludó con la mano y entró a la parte trasera del coche.

-Vamos a Londres, ¿no? –Preguntó mientras estrechaba de una forma un poco exagerada mi mano y la de Logan.
-Sí, unos 55 km más. –Masculló mi compañero.
-Gracias por molestaros a pasar a por mi, enserio.
-No te preocupes. –Murmuré yo cordialmente, al ver que Logan no se molestaba en contestar. Al parecer, le fastidiaba haberse recorrido todo este viaje.



Como de costumbre, el viaje de vuelta se me hizo más corto, pues Dougie lograba hacerme reír a cada segundo que se lo propasaba. Por otra parte, Logan solo sonreía de vez en cuando, cuando no lograba contener la risa.
En lo que fueron diez minutos para mí, entramos a Londres. Observé la hora. Apenas faltaban casi cinco minutos para que salieran de clase y nosotros acabábamos de meternos en la gran ciudad.

-¿Sabes como llegar al campus sin dificultades? –Le pregunté yo a mi amigo castaño.
-Sí, normalmente suelo venir yo solo por las mañana. –Me miró, sonriente. –No te preocupes, llegamos a tiempo.

Y tenía razón. Nada más el coche frenó enfrente de la acera, la alarma de salida resonó por todo el entorno. En un abrir y cerrar de ojos, los estudiantes salían con rapidez del gran edificio.
Hay que admitir que Tom era el que más tardaba en salir, acompañado obviamente de Giovanna.
El primero fue Danny, quien le costó un poco divisarnos aunque le tocáramos el claxon. El segundo, Harry, quien no hizo falta siquiera de que le llamáramos la atención. Venía seguido de Brooke, Holly, y un poco más apartados de estos, Cole y Katherine se acercaban despacio, riendo sobre algo de lo que hablaban.
Dirigí una rápida mirada a Logan. Él me sonrió, el cual parecía un padre orgulloso al ver a su amigo.

-¿Queréis veniros hoy a mi casa? –Propuso Cole cuando todos estuvimos reunidos, apoyados sobre el Dacia de Logan.
-Me temo que vamos a tener que suprimir un poco estas quedadas. –Avisó Danny, un poco serio. –Me estoy agobiando entre tantos malditos exámenes, y me temo que esta vez si que tengo que estudiar, quiera o no quiera.
-¿Danny diciendo esto? –Exclamé, incrédula. –Está bien.
-¿Y los ensayos de la banda? –Preguntó Dougie.
-Los hemos aplazado para martes y jueves. –El castaño de cresta habló, mientras levantaba una mano para saludar a su madre. –Bueno, ya os veremos mañana.

Miré a Tom, quien había trasladado un poco más lejos su mirada. Debbie había llegado, y parecía impresionada al verme. Decidí ir, y Dougie iría con Harry, pues también vivía en Essex. Logan se propuso llevar a Cole, pero en el último momento, antes siquiera de abrir la puerta del copiloto, Cole se echó para atrás.
Se paró enfrente de Katherine, quien había dado un pequeño respingo ante su impetuosa acción.

-Kat, ¿quieres ir.. conmigo..? ya sabes, me entiendes. –Empezó a tartamudear, formándose una tez roja.
-¿Con el coche? No gracias, ya voy con Gio y Brooke. –Una sonrisa inconsciente se le formó.
-No.. –Se pasó la mano por la frente, intentando encontrar las palabras adecuadas. –Me preguntaba si tienes compañero para el baile.
-Oh, te refieres a eso. –Por parte mía, esperaba la típica cara de malestar, pero no. –No, aún no tengo compañero, y si lo que pretendías era preguntarme si quisiera ir contigo, de acuerdo. –Le sonrió dulcemente, y echándonos una mirada de reojo, se despidió de Cole con un beso en la mejilla y fue hasta donde se encontraban sus amigas.

Todos nos quedamos mirándole, esperando a que se moviera.
Dio señales de movimiento cuando el coche arrancó y empezó a perderse de por la calle. Cautivado por la emoción, dio el salto más alto y pudo y entró por fin al coche, mientras se rozaba la mejilla con la yema de los dedos y una sonrisa intocable aparecía en él.

viernes, 24 de febrero de 2012

28.55km que deberé pagar.

Tenéis todos los motivos para matarme T___T pero esta semana estuve liadísima de exámenes, aparte de que también me resfrié y estuve con dolores de cabeza y una tos infernal. Pero aquí está el 28, y a pesar de todo, estoy escribiendo el 29 :3 En pocas palabras, el 29 mañana :3 espero que aún me lea alguien.



-¿Tú padre no te deja salir o qué? –Me preguntó Logan mientras comenzábamos a caminar por la amplia calle.
-Sí, claro que me deja, pero está un tanto mosqueado porque me hayan enviado a casa.
-Oh, igual que mi madre.

Silencio.
Odiaba aquellos tipos de silencios. Hacían que tu compañero pudiera adivinar tus pensamientos, o que simplemente se te enroscaran miles de ideas al mismo tiempo y te hicieras un lío.

-¿Iras al baile? –Me preguntó el castaño de ojos marino.
-¿Sola? ¿Y a hacer el cuadro, sentada en una silla viendo como todos mis amigos bailan y se divierten? No estoy muy convencida.
-Si te quedas sola, te sacaré a bailar. –Aseguró. –Además, según he ido oyendo, no serás la única sola; Cole, Dougie, Katherine, yo… tampoco tendremos pareja. Aunque Cole asegura que antes de que llegue el día del baile, le pedirá a Kat ser su acompañante.
-¿Crees que se atreverá? –Reí, mientras dudaba.
-Conforme lo valiente que esté. –Vaciló. –Lo tiene crudo.

Reí. Estaba de acuerdo, totalmente. No es que dudara de que Katherine le negara o aceptara, no tenía ni idea respecto a ese tema, pero a Cole le faltaba coraje para ese tipo de cosas. Se lo noté el primer día en que le conocí.

-Logan. –Me formulé yo misma mi pregunta. -¿Tienes coche?
-Tengo el Dacia de mi padre, pero lo utilizo yo más que él.
-¿Te puedo pedir un…?
-¿Quieres que te acerque al campus a recoger a estos? –Su perfecta hilera de dientes se formó. –Claro que sí.
-Y bueno… -Sonreí, un poco insegura de pedirle más. –También pasarte por Essex para recoger a Dougie.
-Eve, Essex está a unos 55km alrededor. –Me miró estupefacto, esperando que fuera una broma. -¿Hablas enserio?
-¡Por favor! –Necesitaba persuadirle. –Doug y yo habíamos acordado buscar algún medio de transporte. No puedo dejarle tirado, además, la idea de ir fue suya.

Separé mi cara de su hombros,  apenas con los 4cm que nos separaban me lo pude encontrar más cerca de lo que creía que estaba.
Un momento incómodo y de intercambio de miradas se formó, pero pronto me encargué de deshacerlo.

-Es.. está bien. –Acabó accediendo. –Pero que conste que la gasolina de esos 55 kilómetros la pagarás tú.
-¡Gracias! –Fui de nuevo hacía su cuello, pero me abstuve de volver a arrojarme. Bajé mis brazos y le di un tierno abrazo. -¿Y cuando salimos?
-¿Qué te parece si vamos empezando ya? –Se dio media vuelta mientras aspiraba aire de una forma bastante sonora. –Mi casa apenas está a una manzana.


Caminaba un poco más apartada de Logan, con mi típico paso lento. Escudriñé cada detalle de su casa cuando pasamos su verja de metal negro.
Tenía un resaltante césped, el cual se apreciaba el cuidado que se tenía en él. Una casa teñida de un blanco brillante y sin suciedad, el cual adoptaba un color amarillo a la luz del sol. A primera vista, cualquiera hubiera jurado que no les sobraba dinero; incluso se llegaba a divisar una pequeña fuente a la otra parte del jardín.

-¿Vives aquí?
-Así es. –Me miró con una ceja levantada y una sonrisa pícara, mientras rebuscaba en el bolsillo de su pantalón. –Todo el mundo se queda impresionado.
-Obvio… -Susurré mas para mi misma, pero apostaría a que él me oyó.

Entró dentro de la casa, y instantáneamente un olor embriagador de natura salió del hogar. Me esperé en el umbral, sin atreverme a seguirle. No tardó en volver, esta vez con las llaves del coche en la mano.

-¿Nos vamos? –Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Próxima parada, Essex. –Avisé de recordatorio, y me senté en el asiento del copiloto.

domingo, 19 de febrero de 2012

27.Busquemos transporte.

Holaaaaaaaaaaaa. se que está poco currado, pero lo siento, hoy carecía de inspiración, ¡pero al menos escribí! :) intentaré actualizar con más frecuencia, y gracias.. espero que mis antiguas lectoras de Fotolog no hayan abandonado el fic y por lo menos sigan leyéndome! :)



Dejé despreocupadamente la mochila al lado de la puerta y me dirigí rápidamente a mi habitación.
Estaba nerviosa, sabía la que se me iba a venir encima de parte de papá. Él se notaba mis estudios y comportamiento muy a pecho, y cualquier pega era el doble de preocupante para él.
Pero no había otra. Tenía que estuchar su reprimenda sí o sí, y luego soportar sus duras miradas. Pero al menos no le iba a durar mucho tiempo.
Iba a enroscarme en la cama en compañía de mi portátil cuando oí el ronroneo de Marvin. Poco después, noté como arañaba mi puerta.
La abrí cautelosamente y allí me encontré al felino, mirándome con ojos tiernos, esperando algo.

-A Tom aún le quedan algunas horas para venir. –Siseé, pero solamente conseguí otro ronroneo. –Que quieres, ¿comida? No se donde la guarda Tom.
-Añora a mi hermano. –Dijo la voz de Carrie desde el fondo del pasillo, haciendo que diera un respingo. –No me deja cogerle, supongo que aún no tiene mucha confianza en mi. –Se acercó poco a poco a donde estábamos nosotros. –Prueba a cogerle en brazos tú.

Así hice. Me arrodillé enfrente de Marvin, quien se mantuvo quieto y mirando con curiosidad lo que hacía. Lo cogí suavemente, y llevándomelo al pecho, lo alcé. Dejé que olisqueara mi cabello mientras entrecerraba los ojos. Parecía cansado.
Carrie vaciló antes de levantar la mano para acariciarle, pero no hubo reacción de parte de Marvin.

-Tiene un pelo muy suave y bonito. Tenía miedo de que me mordiera.
-Supongo que le falta cogerte confianza. –Empecé a acariciar yo también sus orejas. Reparé en una cosa. -¿No deberías de estar en clase?
-Me encontraba mal. –Una pícara sonrisa se asomó por la comisura de sus labios, e inevitablemente sonreí al haberla pillado. –Está bien. No tenía muchas ganas de ir.
-Procura parecer enferma cuando Debbie te vea. Y por parte de James, no te conviene que se entere.
-James es igual que mamá contigo. No me dirá nada.
-Ventaja.
-Pretenden caer bien. –Se encogió de hombros, mientras apartaba la mano del felino. –Creo que voy a seguir “enferma” –Y se giró para regresar a su habitación.

Llevé de nuevo a Marvin  hasta la habitación de Tom. Dude al principio de entrar, pero solamente iba a ser medio segundo. Abrí la puerta con la mano libre que tenía, y descubrí su desastrado cuarto.
Dejé descansar a Marvin sobre su pequeña cuna.
Inspeccioné con una rápida ojeada la habitación de mi hermanastro.
Había bastante CDs de grupos que conocía, la ropa metida debajo de la cama y tirada dentro del armario, pues se veía como una manga caía por debajo de la puerta.
Observé sus fotos; a Harry, a Giovanna, a Dan, A Doug, a Holly… a todos. Un sentimiento de incomodidad me rodeó. Estaba siendo una acoplada en sus amigos, y Holly tubo razón aquel día. Yo allí no pintaba nada.

El fuerte ruido del poli tono de llamada de mi móvil hizo que alejara todos aquellos pensamientos. Una vez más, me sobresalté. Saqué el celular de mi bolsillo del vaquero y observe el nombre de Dougie en la pantalla.. espera, ¿Dougie?
Apreté al botoncito verde para contestar.

-¿Dougie? –Me apresuré a salir de la habitación de Tom, mientras me apoyaba sobre la pared del pasillo.
-Eve, escucha, ¿qué haces?
-Hablar contigo.
-Obvio. –Noté su risita. –Esta tarde tengo pensando pasarme a por los chicos. ¿Te vienes?
-No tengo transporte para ir. –Me quejé, pero en sí era verdad.
-Oh, mierda, es cierto. –Ignorante. -¿Crees que Debbie o tu padre podrán llevarnos?
-No voy a molestar a Debbie en un viaje más, y James ya vendrá enfadado como para que nos lleve.
-Vaya. –Noté como suspiraba, pero, ¿pensaba? –Más tarde te llamo. Ya se me ocurrirá alguna idea, ¿de acuerdo?
-De acuerdo. –Y corté la línea.


-…y aparte de tu impuntualidad, Evelyn. Ya sabes que no puedes llegar a la hora que quieras cuando estás en la universidad. –Papá no callaba. –Y encima desapareces por Londres con un amigo.
-James, aún no te has metido ni una cuchara en la boca. –Intentó ayudarme Debbie, pero tenía razón. No había tastado su comida aún.
-Oh, claro. –Llenó su cucharada y tragó rápidamente. Segundos después, volvía a hablar. –Debías de haberte esperado en la carretera, o buscar un medio de comunicación para llamarnos. ¡Pero no! Va y te adentras en Londres. ¿Y si te hubieras perdido?
-No fuimos lejos, papá. –Llené mi última cucharada. Quería escapar de allí lo antes posible.
-Pero desconoces sus calles y cabría la posibilidad de perderte, a parte de que.. –Pero el timbre sonó, el ruido de mi salvación.
-¡Voy yo! –Salté de mi silla, y corrí hasta abrir la puerta. Cuando lo hice, la poco conocida pero amistosa cara de Logan me sonreía. -¡Logan! ¿Qué haces aquí?
-Vine a ver si te apetecía dar una vuelta. A mi también me han echado a la hora del almuerzo. –Rió, e inevitablemente me quedé contemplando su perfecta y hermosa dentadura.
-¿Qu.. qué hiciste?
-Hicieron una guerra de comida, y justamente cuando me uní, mi porción de comida le dio al profesor de educación física. Y bueno, aquí estoy. –Espero a que hablara, pero las palabras no fluían. –Bueno, ¿qué me dices?
-Oh, sí, sí. –Sin pensármelo, corrí a la cocina y metí mi plato en el fregadero. Me despedí de papá, Debbie y Carrie y regresé al umbral. –Corre, antes de que mi padre me impida salir. –Y cerré la puerta tras de sí.

sábado, 18 de febrero de 2012

26.Colado por la señora Poynter.


-¿Irás al baile? –Le pregunté, intentando que nuestros nervios de aflojaran.
-No lo sé, pero no creo. No tengo siquiera pareja.
-¿Se lo has pedido a caso a alguien? –Él negó con la cabeza, mirando aún hacía delante. Estaba tenso. –Entonces obvio que no tengas parejas. La mayoría de chicas no piden cita a no ser de que estén muy desesperadas.
-Hombre, alguna que otra me ha pedido ir. –Rió. –Pero casi ni las conozco. Además, muchas ganas tampoco tengo.
-Al final Danny y Harry si irán.
-¿Tienen pareja?
-Danny se lo pidió a Brooke, y Harry aún no ha encontrado, pero irá igualmente. Haz como él.
-Harry en el baile encontrará a alguien. Yo soy muy tímido para esas cosas.
-¿Y qué? Así te diviertes.
-Ya veremos. –Noté como le envolvía un poco más de nerviosismo, y mirando hacía delante, pude divisar más cerca de lo que creía el edificio, y con él, los coches de su madre y de Debbie. –Mi madre se ha vuelto a cabrear. ¿Debbie lo estará?
-No creo, Debbie es muy pacífica. Además, no la veo capaz de enfadarse conmigo. No quiere llevarse mal conmigo.
-Tienes suerte.

Seguimos caminando hacía ellas, pero ralentizando nuestro paso. Sabía lo que sentía Dougie en aquel momento; yo lo había sufrido incontables de veces con mi madre.
Noté como Debbie giraba instantáneamente la cabeza hacía de nosotros, separándose del coche y suspirando. Oí como susurraba mi nombre, y seguidamente la madre de Dougie también se volteó para vernos.
Una mujer de alrededor cuarenta o cincuenta años, cabello rubio y ojos azules celestes, como los de Dougie, nos fulminó con la mirada. Era la típica mujer que parecía ser tan estricta con sus hijos, pero sabía que las madres como ella se comportaban así por el bien de sus hijos.
Caminó rápidamente hacía Dougie, ignorando al Sr.Brandon, quien parecía haber estado hablando con ella minutos antes.

-Otra vez Douglas, otra vez. ¡Te avisé de que controlaras tus rabietas!
-No le he dicho nada malo. –Dio un paso hacía atrás, con miedo. –Simplemente estaba a favor de Eve.
-Supongo que ella sabrá arreglárselas sola. –Parecía enfadada, pero cuando se giró para verme, su cara de rabia cambió a una cordialidad increíble. –Oh, lo siento, no voy en contra tuya para nada, pero es que Dougie no aprende. –Me sonrió amablemente, acariciándome el hombro. Volvió a mirar a su hijo. –Siempre con discusiones con el señor Brandon, ¡siempre!
-No tiene importancia, Sam. Su hi.. –Habló educadamente mi profesor. Casi no le reconocí. ¿Estaba hablando bien?
-Señora Poynter. –Le puntualizó ella.
-Señora Poynter. –Suspiró resignado. –Estas discusiones se están haciendo demasiado repetitivas con su hijo. ¡Siempre tengo que estar llamándola! –Sonrió, y noté como se insinuaba.

Miré a Dougie, y apostaría a que él sabía que pasaba. Miraba con rabia a su profesor, y con razón. Luego, deslicé mi vista a Debbie, quien pareció notarlo también. Ella me miró, y me alzó ambas cejas, perpleja de lo que veía. Y es que encima, el viejo vejestorio se aprovechaba de mi amigo todavía.
Dougie hoy me había defendido, de modo que yo también lo iba a hacer ahora.

-Parece que usted también ve la necesidad de llamarla, ¿no? –Un escondido coraje salió de mi, pero mi cabeza intentaba abstenerse del prometedor problema que me iba a causar aquello. –La verdad, evitaría discusiones de Doug y su madre si tuviera un poco más de valentía y la llamara para verla.
-¿Qué está diciendo, señorita Lekker? –Brandon dio un paso hacía mi, con la cara toda roja. –¡Cómo se atreve! Esa insinuación es patética y sin sentido.
-Dougie no se comporta tan mal como lo exagera usted. Además, hay alumnos que incluso le hablan y tratan el doble de peor. ¿Por qué no llama a sus madres?
-¡Lekker! ¡Deje de decir pamplinas y haga el fav…!
-Sr.Brandon, está usted rojo. –Comentó de golpe Sam. -¿Es cierto lo que dice la amiga de mi hijo? –Embozó una sonrisa cautivadora.
-Oh. –Cabizbajo, cayó en el hueco que había montado. –Bueno, la verdad es que si que quería verla de vez en cuando. Pero supongo que algún día podríamos quedar, ¿no es así?
-Vaya. –La sonrisa desapareció de la señora Poynter. –Quien lo iba a decir. ¡Qué patética esa táctica! ¿Quién se cree para castigar y expulsar a mi hijo así por qué si? –Acarició la cabellera de Dougie. –Lo siento cariño, tuve que escucharte.
-¿Pero qué..? ¡Esto es humillante! –Más rojo y enfurecido que antes, dio una patada al suelo y dedicándome una última mirada de odio, se giró. –Señorita Lekker, tomaré riendas sobre el asunto.
-Perdone que le diga, pero mi hijastra no ha hecho nada más que descascararle. –Debbie saltó, enfrentándose a él. Era irreconocible en aquel momento. –Yo misma me ocuparé si me entero de que le toma manía a partir de ahora.
Silencio.
El profesor de historia volvió a desaparecer por la lejana puerta de la universidad, mientras todos nos mandábamos miradas cortantes.
Sam depositó un beso más sobre la frente de su hijo, mientras sacaba las llaves del coche.

-Al parecer Tom no se equivocada cuando decía que tenía una gran hermanastra. –Me volvió a acariciar el hombro. –Muchas gracias. Era muy buena chica, tal como decían. –Se giró hacía Debbie. –Bueno, ya hablamos. Creo que va siendo hora de irse a casa, ¿no Dougie? He dejado a tu hermana Jazzie sola en casa. –Me guiñó un ojo, mientras se metía dentro del coche.
-Bueno, ya nos veremos mañana. –Siseó Dougie, mientras me depositaba un abrazo. –Y gracias por esto, de verdad. No sabes la que me has sacado de encima.
-No hay de qué. –Vi como se dirigía a la puerta del piloto. Siempre olvidaba que los asientos del coche eran al revés en Inglaterra. –Por cierto, ¿cuándo decías que era el baile?
-A la semana que viene.
-Ya veremos si voy. –Se despidió con la mano de Debbie, mientras se metía definitivamente en el coche.

Esperé a que el auto arrancara el motor, y una vez se puso en marcha, caminé hasta Debbie. La observé ruborizada, pero ella simplemente me sonreía, con una mezcla de orgullo y cordialidad.

-Has hecho bien al defender a Dougie, pero tu padre está un poco enfadado por lo de las clases. –Se dirigió al coche. –Por suerte, ahora no está en casa. Tienes un poco más de tiempo tranquila.

miércoles, 15 de febrero de 2012

25.Un Starbuck cerca, tal vez.


-¿Pero dónde vamos? –Le pregunté con duda, mientras me dejaba arrastrar por la acera. –Dougie, luego no sabremos volver.
-Tampoco vamos a ir muy lejos. –Echó un vistazo atrás. –Pero tienes razón, ya nos estamos alejando demasiado.
-¿Entonces volvemos? –Un hilo de esperanza cruzó por mis ojos.
-No. –Él rió. -¿Tienes dinero?
-Apenas tengo para algún aperitivo para el almuerzo.
-Perfecto. –Volvió a cogerme de la mano, y súbitamente un cosquilleo me recorrió la tripa. –No tiene que haber una cafetería lejos, ¿no?
-¿Un Starbuck?
-No tiene porque ser Starbuck. No quiero arriesgarme a ir al otro quinto pino, conseguir la bebida y darme cuenta de que me he perdido. –Se paró enfrente de una verja, apoyándose en esta. -¿Te apetece tomar Starbuck?
-No, pero no está tan lejos. –Arrugó el ceño, a lo que contesté con mi mirada, señalando a unos metros de mi.

Las luces verdes del escudo resaltaban aún con la luz del día, de modo que le fue fácil. Jamás entendí a que se debía la mujer pintada en medio de este.
Noté como Dougie sonreía, y de nuevo con improvisto, salió disparado hacía el bar. Tuve que correr para alcanzarle.
No tardamos en llegar a su paso. Se paró enfrente del cristal, y sin cuidado, aplastó su cara en el. La nariz se volvió de cerdo, mientras sus pómulos escondían sus pequeños ojos, haciendo que quedaran solamente dos pequeñas rendijas azuladas. Su labio superior se estiró hacía arriba, haciendo que una perfecta hilera de dientes aparecieran.
Inevitablemente reí, pues pude ver como algunos clientes daban un pequeño brinco cuando lo observaban.
Y despegando su cara del cristal y dejando el rastro de su cuadro en el, entró al bar, mientras yo le pisaba los talones.

-¿Qué desea tomar? –Preguntó un hombre un hombre, aún con el acné de la pubertad y pequeñas gafas que menguaban sus ojos.
-Frappucinos de limón.
-Praline de avellanas. –Pedí, y antes de reemprendiéramos una conversación, ya estaban servidos. –Que rapidez.
-A estás horas, como todos los estudiantes están en clase no hay mucha clientela. –Pagó, seguida por mí, y salimos juntos del bar. –Cuéntame algo sobre ti.
-¿Algo sobre mí? –Reí, mientras ambos nos sentábamos en el bordillo de la acera. –Tampoco hay mucho de mi.
-Lo sé, pero yo solamente sé lo que Tom me ha llegado a contar. –En medio de un corto silencio donde solo se oían los sorbos de nuestras bebidas, rió. –Me acuerdo del día en que nos cruzamos por primera vez.
-Oh. –También lo hice. –Tus libros.
-Aquel día estaba muy cabreado. –Noté como se perdía en su propia mirada. –Aparte de que no soporté al Sr.Brandon, había discutido con Claire.
-¿Tu.. novia? –Vacilé antes de pronunciar el sustantivo, temiendo herir o provocar algún doloroso recuerdo. Él no pareció molestarse.
-Sí. Cortamos días después, y no lo pasé muy bien. Al igual que Holly, ambos acabábamos de terminar una relación y estábamos en contra del mundo entero.
-Es normal estar así. No es que entienda mucho de eso, pero he visto bastantes películas.
-¿No has salido jamás con nadie? –Parecía incrédulo.
-Sí, alguna vez que otra me he arriesgado para probar, pero no sentí nada serio, de modo que no acabé afectada.
-Considérate afortunada. No sabes de cualas te has librado por ahora. –Arrugó levemente el ceño. –Pero es que, las mujeres también sois muy celosas y no se os entiende.
-¿Por qué dices eso? –Di los últimos sorbos al Starbucks. Realmente se había consumido más rápido de lo que creía.
-Cuando estaba con Claire, solamente con hablar con una amiga por el ordenador le molestaba.
-Tal vez si la ignorabas..
-¡Pero ni siquiera la conozco! Y eran escasas las veces en las que..

Y como si mi pésima suerte quisiera cortar la conversación, su móvil sonó. Reconocí al grupo al instante; Blink 182.

-¿Mami? –Su voz pareció agudizarse más de lo normal, y sin evitarlo eché unas risitas al aire. Él pareció sonrojarse. –Estoy con la hermanastra de Tom dando una vuel… No, esta vez no hice nada. –Empecé a oír los gritos de la señora Poynter. -¿La señora Fletcher? –Me miró. Lo comprendí a la primera. –Está bien, ahora vamos.
-¿Les han llamado tan pronto? –Me levanté, y junto a sus pasos, comenzamos a caminar por el camino de regreso.
-Eve, ya es la hora del almuerzo. –Parecía nervioso. –Mamá está enfadada.
-Mami. –Imité su voz, conteniendo mi risa. Él me dio un leve empujón, quejándose. –Lo siento, pero me hizo gracia. No te imaginaba tan enmadrado.
-Todo el mundo se impresiona. –Cruzamos una manzana, y agudizando un poco el oído, escuchamos una aguda voz, gritando. –Es mi madre.

lunes, 13 de febrero de 2012

24.Expulsados de clase.


Primera clase, Historia.
Perfecto. Una vez más, Tom y yo habíamos tardado en despertar y habíamos llegado impuntuales, lo todos los lunes.
Di mis dos golpes a la puerta, noté como la clase callaba, excepto algunas que otras risas que ya sabían que era yo, y entré. El señor Brandon me inspeccionó de nuevo con su firme mirada, llena de amargura y rabia.
Se cruzó de brazos y esperó a que me acercara a él. Luego cargó sus pulmones de aire y empezó a gritarme, escupiéndome pequeñas partículas de saliva a la cara.

-Señorita Lekker. ¿Qué le dije el primer día de clase cuando llegó tarde?
-Que no quería que volviera a ser impuntual.
-¿Y hoy que ha sucedido?
-Me dormí. –Admití, y oí las risas de los demás. –Solamente he llegado cinco minutos tarde.
-Cinco minutos en los que he explicado cosas realmente importantes, de modo que no le queda otro reme…
-Lo único que ha hecho durante estos cinco minutos es dejar su cartera, arreglarse el traje y decirnos que saquemos nuestros libros. –Habló desde el final la aguda voz de Dougie.
-¿Qué ha dicho señor Poynter? –Brandon dio un paso a su derecha, para divisarle mejor. Yo solamente volteé todo lo que pude mi cabeza. –Como siga hablando, a usted también le echaré fuera del recinto hoy.
-¿La va a enviar a casa solamente por haber llegado tarde? –Dougie carcajeó. –Venga ya. ¡Ni siquiera le ha faltado al respeto!
-¡Pero usted sí! –Se volvió tenso. –No hay más que hablar. Usted y Lekker, a casa. Vuestros padres serán informados.
-Genial. –El rubio cogió impetuosamente su mochila, y echándosela al hombro, salió de la habitación a trompicones.
-Usted también. –Me señaló con la mirada el profesor, y mientras refunfuñaba le seguí el paso a mi amigo.

Me mantuve a cinco metros detrás de él, siguiéndole silenciosamente mientras esperaba a que se parase. Se notaba que estaba enfurecido, de modo que no me arriesgué.
Salió al campus y se sentó en el primer banco de piedra. Se mantuvo varios segundos mirando al pasto con expresión seria, pero no tardó en levantar la mirada hacía mi y sonreírme.

-¿No te sientas?

Así hice. Eché mi mochila a un lado mientras un incómodo silencio nos recorría. Decidí disculparme.

-Siento que por mi culpa te hayan enviado a casa.
-No es tu culpa. Fui yo el que empezó a cuestionarle. Al fin y al cabo, tampoco tenía muchas ganas de escucharle durante una hora entera.
-¿Tus padres te echarán mucho la bronca? –Pregunté ignorando el otro tema.
-Mi madre no me dirá mucho. No es la primera vez.
-¿Y tu padre?

Me miró melancólicamente. Había dicho algo mal, la había cagado. No era la primera vez que me dedicaban una mirada así.

-Mi padre me abandonó una semana antes de entrar en Mcfly, cuando tenía 15 años.
-Lo siento… -Me maldije a mi misma. –Dios, que estúpida. De verdad que perdón, no lo sabía, y suelo meter la pata con est…
-No te disculpes, como ya has dicho, no sabías nada. –Carcajeó, y sus resaltantes ojos azul celeste se achinaron. –Además, ese tema ya no me afecta.
-Oh. –Sonreí aliviada, aunque no muy convencida. Me mantuve un rato callada, hasta que me resurgió un problema. -¿Cuándo llamarán a nuestros padres?
-Siempre lo hacen a la hora del almuerzo o comida. ¿Por qué lo dices?
-¿Y cómo iré a casa ahora? ¿Tenemos que esperarnos por aquí?
-Si pasada media hora nos ven deambulando por aquí, será peor. –Se levantó sin previo aviso. –Mejor que nos vallamos.
-Pero yo no tengo coche.
-Yo tampoco, pero Londres es grande. –Pareció emocionarse. –Supongo que no hacemos nada malo por pasearnos un rato por la ciudad, ¿no crees?
-No.  –Me dejé. -¿Pero y si nos perdemos? ¿O si llaman antes de lo previsto a James? –Doug me cogió de la muñeca y me estiró, mientras cogía ambas mochilas. –Espera Dougie, escúchame.
-No voy a hacerlo. –No me soltó. –Deja de ponerle pegas a todo y diviértete un rato. –Rió. –No todos los días podemos estar un lunes laboral por Londres a tu antojo.

domingo, 12 de febrero de 2012

23.Lo que no te mata te hace más fuerte.


El día pasó tan rápido que no me creí que era hora de irse cuando me informaron. Me despedí de Harry, Dougie y Danny y subí al coche de Katherine.
Aquel día, el enamorado Cole logró hacer un poco de amistad con Kat. Se notaba el color rojizo que adoptaba su cara cada vez que la veía, o simplemente cuando ella empezaba una conversación. Se notaban sus orejas rojas, su media sonrisa y sus bajadas de cabeza, intentando disimular su vergüenza.


El domingo pasó rápido, haciendo que el cada vez el lunes estuviera más cerca. No tardó en caer la noche,  y las últimas horas de libertad.
Con media sonrisa, me despedí de Mr.Lizard y cerré la tapa del portátil. Me levanté de la cama y sin pararme a ver la hora, fui hasta la habitación de Tom. Como era lógico, la luz de su lamparita estaba encendida y se le oía tatarear alguna canción.
Di dos golpes a la puerta, y el me dio paso.

-¿Qué ocurre, Eve? –Me dijo mientras dejaba a Marvin de nuevo en su cajita. Debbie ya se había dado cuenta de él, y por suerte no le fue ninguna riña.
-Oh, nada. No sé que hacer.
-Dormir estaría bien. –Rió. –Por cierto, al final los chicos y yo nos vamos a esperar un poco más para la mudanza.
-Genial. –Inevitablemente sonreí. –No me hubiera gustado quedarme aquí sola sin nadie que me escuchara. –Su hoyuelo volvió a aparecer, pero se mantuvo callado. –Tom, ¿irás al baile?
-Obvio. A Giovanna le hace muchísima ilusión ir. ¿Tú irás?
-No creo. –Sin permiso, me senté en un lado de su cama, apartando todas las hojas que habían sobre ella. –No me gustan los vestidos, y las fiestas, y menos tener que ir sola.
-No irías sola. –Me revolvió el cabello. –De seguro que alguien te invitaría a asistir con él.
-No, sé que reacción causo en los tíos. No soy igual que las demás, siempre me abstengo de ellos, los ignoro.
-¿Por qué?
-Veo a la gente que sufre por amor, a la gente que tiene pareja y a las lágrimas que derraban por ellos. Evito sufrir. –Arrugué mi ceño. –Es difícil de entender. Supongo que a mi edad es normal tener pareja, o simplemente rollos, pero no me gusta la vida así.
-Te entiendo, pero no siempre las cosas suceden así. Solo tienes que encontrar a la persona indicada.
-¿Tú crees que Giovanna es, digamos, tu media naranja?
-Cada día estoy más convencido. –Noté como se sumergía en sus propios pensamientos. –¿Sabes lo que es verla reírse, o sonreírte o simplemente que te de un beso y que tu estómago no se acostumbre a ellos jamás? Que creas que estás soñando, que no puedas estar con una persona más perfecta, o que te entre miedo con solo imaginarte a ti, sin ella. –Me miró. –Solo he sentido esto por ella, y creo que jamás lo sentiré por nadie más.
-Es precioso. –Noté como mis ojos se humedecían, envidiándole. –Gio parece una fantástica persona.
-Lo es. Y creo que debes arriesgar a conocer a esa persona. –Me sonrió. –Al fin y al cabo, lo que no te mata te hace más fuerte. –Echó desordenadamente los papeles al suelo. –Buen Evelyn, Thomas y Marvin se van a dormir. –Se acercó y me dio un beso en la frente. –Buenas noches hermana postiza.
-Que duermas bien, Tom. –Le sonreí. Era maravilloso, increíble.

Salí de su habitación, apagándole la luz como una buena madre, sustituyendo a Debbie y me dirigí a mi cuarto. Una vez entré, saqué mis libros de la desgastada mochila y busqué mi tarea.
Típico; hacer los deberes un domingo a la noche.
Tardé alrededor de hora y media en acabarlos, y con un suspiro y dejando los trabajos de temas aparte, me enrosqué dentro de mi edredón. Apagué la lamparita de noche, y aún sin cerrar los ojos, miré al techo, el cual estaba sombreado con los árboles cercanos que se veía a través de la ventana. Mañana iba a ser un aburrido lunes, como otro cualquiera.


____________________________________________________________________________
¿Qué pasa? Hoy no tuve un día muy agradable como digamos. Mis padres tuvieron una fuerte discusión y seguramente esto acabe en divorcio :'______( osea, que entre semana me iría a vivir con mi madre, donde no hay internet ni tengo ordenador. ¿Qué quiere decir? Que tendré que actualizar tan solo los fines de semanas. Una putada. Pero por lo que Dios más quiera, ojalá acaben bien.
Ya veremos que pasa. ¡Espero que os guste y un saludo!

jueves, 9 de febrero de 2012

22.Placaje para Dougie.

-¿Quién es? –Su voz sonó a la otra línea, con el fondo del ruido de la televisión.
-Holly, soy Evelyn. –Esperé que hablara, pero se mantuvo callada. –Vamos a ir a casa de Harry ha pasar la tarde, ¿Te apetece venirte?
-¿Ahora? –Oí su bufido. –Es que ahora estoy viend…
-¿…una película, tal vez? –Carcajeé.
-Sí, además de que tengo cos…
-¿..cosas que hacer?
-Sí. –Suspiró. –Está bien, no me apetece salir.
-¿Por qué no? ¿Qué tiene de divertido quedarse en casa? –Todos me miraban expectantes. –Sal aunque sea un sábado. Te aseguro que no te aburrirás.
-Pero..
-Vale. –Sonreí para mí. –En diez minutos Katherine y nosotros pasamos a por ti, ¿de acuerdo? Hasta ahora. –Y colgué antes de que me negara la quedada.
-¿Va a venir? –Preguntó Cole.
-Sí. –Miré a Kat. -¿Sabes donde vive, verdad?
-Sí. –Negó con la cabeza, pero conservando su aire divertido. –Increíble que Holly vaya a salir.

Sonreí, un poco alagada. No pretendía forzar a la chica, pero sabía lo que era pasarlo mal y no querer salir de casa. Pensar que no le importas a nadie y que tu ausencia no se nota, de modo que no iba a dejarle sentir así.


Entró torpemente al coche, acoplándose en la parte final del coche de siete plazas, junto a Brooke. Dedicó una sonrisa tímida a Logan y Cole, de modo de saludo desconocido y por fin, se sentó.

-Por cierto, estos son Logan y Cole, amigos de Evelyn.
-Encantada. –Saludó, correspondiendo a las manos que querían estrechar la suya.
-¿Ya estáis listos? –Preguntó Katherine en el asiento del piloto. –Siguiente parada, Harry’s house.




-¿Vive aquí? –Pregunté dubitativa, saliendo del coche. No tardé en oír como, casi inaudible, un plato caía al suelo y se rompía. –Sí, vive aquí y está con los demás.

Los seis caminamos desordenador hacía la puerta. Fue Brooke la que llamó al timbre, y una cabellera castaña y lisa con ojos azules no tardó en abrirnos. Iba recubierto de.. ¿plumas?

-Danny, ¿qué es eso? –Preguntó la rubia cogiendo una de su chaqueta. -¿Estáis despellejando almohadas o qué?
-Guerra. –Nos dio la espalda y volvió a adentrarse en la casa.
-¿Es seguro? –Pregunté, pero Holly se me adelantó. Le seguí el paso, y mientras nos dirigíamos lentamente hacía el salón, Dougie pasó como una bala, seguido por Harry, quien alzaba los brazos con un cojín entre las manos. -¡Dougie! ¡Harry!
-Sabía que tranquilos no estarían. –Susurró Brooke.

Cuando pasó un poco después Danny, esta logró cogerle por la camisa y pararle. Hicieron lo mismo con Harry y Dougie, aunque con el rubio resultó un poco más difícil. No había problema. Holly se tiró como una hiena a por él, tumbándole en el suelo y bloqueándole los brazos. Todos nos quedamos perplejos, temiendo que se levantara y nos hiciera lo mismo.

-¿Holly? –Dougie empezó a reír, con dificultades al respirar. -¿Qué haces fuera de casa?
-¿Te molesto? –Volvió a su actitud agresiva, pero se despegó de Doug y le ayudó a levantarse.
-Que va. –Doug se tiró a sus brazos. –Me alegro de que te pegue el sol a la cara.
-Muy gracioso. –Holly intentó evitar sus carcajadas, pero no resistió. Correspondió a su abrazo y fue ella la primera que se separó. Echó un vistazo alrededor, al igual que todos nosotros. -¿Pero como puede estar tú casa tan patas arriba, Harry?
-Cúlpales a ellos. –El batería señaló a sus dos amigos. –Fueron quienes empezaron esta batalla.
-Decías que de poco iban a servir cuando nos mudemos. –Le acusó Doug con su voz chillona. -¡Fuiste tu el que nos diste la idea!
-Sí, además tiraste el primer cojín. –Danny le sonrió pícaramente. –Nosotros tan solo te lo devolvimos y ahí empezó todo.
-Chivatos… -Susurró el chico de cresta, apartando la mirada de ellos como un niño enfadado, pero conservando su sonrisa.

domingo, 5 de febrero de 2012

21.Evitemos un sábado aburrido.

-Me ha contado lo de la tal Katherine y que le vas a intentar ayudar. –Susurró. –Creo que esta noche, si aparece, no dormirá.
-Yo sigo sin comprender su extraña obsesión por la chica. Apenas ha hablado con ella y está que no calla. –Miré de reojo a Cole, pero captó mi mirada. Me erguí y dejé de susurrar con Logan.
-Lo que iba diciendo. Yo era de Essex, pero apenas me mudé a Londres cuando me emancipé para tener más cerca la universidad. Mi casa cae cerca de la de Giovanna, ¿conoces a Giovanna? –Se encaró hacía Cole, mientras este daba un respingo, envuelto en su capa de pensamientos.
-¿Giovanna Falcone, la novia de Tom? –Me miró. –El día en que vino a preguntarle a Evelyn si quería ir a su mesa a comer, estaba con él…
-Pues ella. –Brooke cogió aire. –Luego, soy una persona con apenas suerte. Me siento incomprendida, pero tú que vas a comprender. –Cole arrugó el ceño. -¿Ves? No me entiendes. –Rió. –Está bien, voy de broma. Me aburro un poco, ¿vosotros no?
-¿Qué te has tomado? –Carcajeé, y los demás se me unieron.
-Suelo estar así los sábados aburridos. –Miró por la ventana, mientras se dedicaba a morderse el labio. –Es extraño que hoy no esté lloviendo, ¿no?
-Sí, pero no creo que tarde mucho. -Una camarera de bata blanca acercó a nosotros y se paró, sujetando con ambas manos una pequeña libreta y bolígrafo.
-¿Qué desean tomar? –Preguntó mientras mascaba ruidosamente su chicle.
-Una coca-cola, -Pidió Logan. Instantáneamente Cole levantó la mano. –Dos… -Se le unió Brooke. –Tres… -Me miró con mirada asesina antes de que alzara mi brazo. –y cuatro.

La chica acabó de tomar nota y se alejó. No me molesté en moverme, pues él no había apartado su mirada. Reí, seguido de los otros mientras volvía a mi posición anterior.

-Seguro que si Danny estuviera aquí, se pediría una cerveza. –Habló Brooke, mirando a un lugar fijo de la mesa.
-¿Y a qué viene ahora Danny? –Cole le buscó lógica.
-Oh nada, pero estaba pensando en ello. –Rió, e inevitablemente se ruborizó. Yo sonreí para mis adentros, intentando que no se sintiera incómoda. -¿No está tardando un poco Katherine?
-No hubiera tardado tanto si el bar estuviera más cerca. –Habló una voz a las espaldas de Cole, lo que hizo volverle firme. No se giró. –Perdón el retraso. –La pelirroja se sentó en el sitio más cercano; al lado de su admirador secreto. –Vaya, creo que aquí no nos conocemos todos. –Miró sonriente a Cole y Logan. Soy Katherine, encantada.
-Yo Logan. –El castaño de ojos azules mar le sonrió. Miró, al igual que yo, a Cole, quien su color aumentaba.
-¿Y tú…? –Intentó que Cole le se presentara, pero lo único que hizo fue girarse para verla. -¿Cómo te llamas?
-Cole. –Soltó secamente, levantando las cejas como señal de saludo. Ella rió, e sin remediarlo lo hice yo también. Si seguía así, se iba a notar su atracción, de modo que debajo de la mesa, le dí un golpe en la rodilla, lo que hizo que saltara. -¡Hay! –Me miró. –Quiero decir… Cole, me llamo Cole. Es un placer.
-Creí que no hablabas. –Rió dulcemente, como solía hacer. –Y bueno, ¿qué hacen unos aburridos en un bar tan lejos? ¿No saben que es sábado, acaso?
-Sí, pero Tom había quedado con Gio. –Habló Brooke, cogiendo su coca-cola cuando llegó. –De modo que fui a por Evelyn y allí aparecieron Logan y Cole.
-¿Y se creen que los locos de Danny, Harry y Dougie no salen? –Me robó un sorbo de mi bote. –Están todos en casa de Harry, supongo que haciendo cualquier trastada.
-No me acordaba.

Silencio.

-¿Quiénes son Howard, Diego y Danny? –Preguntó Logan. Rompí a carcajadas, al igual que Brooke y Katherine. -¿Qué? ¿Qué dije?
-Son Harry y Dougie. –Le corregí. –Son unos amigos nuestros. –Recuperé el oxígeno que me faltaba. -¿Y por qué no vamos a casa de Harry? Seguro que en unos cuantos minutos, estamos todos aburridos.
-Buena idea. –Kat volvió a hablar, pero esta vez le robó la lata a Cole. Él no se quejó. –Acábense sus refrescos rápido y vámonos, que no están cerca.

Y como una comandante y nosotros los soldados, en menos de dos minutos nuestras latas se vaciaron. Pagamos individualmente, y reemprendimos el camino hacía mi casa. Katherine había aparcado el coche cerca de allí, de modo que cogeríamos su auto.

-¿Y Holly? –Pregunté yo a medio camino. -¿No viene?
-Últimamente no quiere salir, de modo que le damos su tiempo para que esté en casa. –Me informó Brooke. –Supongo que cuando esté bien nos avisará.
-¿Y qué te ha dado a ti por Holly? –Katherine me miró, mientras brincaba por la amplia acera. –Al principio siempre fue repugnante y egoísta contigo, y ayer va y le haces compañía.
-Lo está pasando mal, y en cierta parte la entiendo. –Saqué mi celular del bolsillo. -¿Me dan su número? De seguro que querrá salir.
-Te va a servir de poco. –Empezó a mirar en su agenda del móvil. –Va a soltar que tiene cosas que hacer, o que ya es tarde o simplemente que está viendo una película.
-A mi eso no me basta. –Preparé mi marcador. –Le forzaré a que salga.

sábado, 4 de febrero de 2012

20.Logan, si t'agarre, t'aspatarre.

Salí del baño un poco de mal humor al ver que nadie respondía a la puerta mientras llamaban. Miré de camino al recibidor las habitaciones, y al parecer, estaba sola en casa. También diferencié el maullido de Marvin quien descansaba al lado de la cama de Tom, y parecía saludarme cuando pasé.
Abrí la puerta de golpe, sin pararme a preguntar, y pude ver a una Brooke sonriente. Fruncí el ceño mientras saludaba confusa.

-¿Qué haces aquí? –Le di paso.
-Vi que Tom había quedado con Gio, así que decidí dejarles intimidad. Como no sabía que hacer, me acordé de ti. ¿Te molesto?
-Que va. –Los maullidos de Marvin volvieron a resonar por toda la casa. Suerte que papá y Debbie no estaban. –Es el nuevo gato de Tom
-Nos ha hablado de él. ¿Puedo verlo? –Sus ojos centellaron, pidiéndome que accediera.
-Claro. –Reí, pero antes de que cerrara la puerta, un grito ensordecedor me hizo pararme.
-¡¡No cierre Evelyn!! –Abrí rápidamente la puerta de nuevo, y pude ver como Cole corría hacía mi puerta.
-¿Cole? –Brooke se asomó para ver de quien se trataba. -¿Y esas prisas?
-No quería que me cerrase. –Llegó hasta nosotras. –Venía a ver si querías pasar el sábado conmigo y con mi primo. –Se giró y pude ver como un chico de pelo castaño se acercaba cabizbajo. –Oh, no me había percatado de que estabas con una amiga… -Dudo de su propuesta. -¿Quieres que lo dejemos para otro día?
-Por mi no te preocupes. –Brooke le sonrió. –No teníamos nada interesante que hacer.
-Oh, entonces perfecto. –El chico llegó hasta nosotras, y pronto levantó la cabeza.

Unos deslumbrantes ojos azules me anonadaron por completo. Tenía una mirada bastante penetrante, profunda y sexy, y tenía que confesarlo. Su perfecto cabello liso peinado resaltaba con un brillo poco usual de los chicos de hoy en día y una sonrisa perfecta le adornaba la cara, destacando cada detalle de él.

-Este es Logan. –Encantada le estreché la mano. Al parecer, Brooke había caído en el mismo estado que yo.
-¿Qué hay? –Nos sonrió. Muerte.
-¿Vives con Cole? –Me atreví a preguntar yo.
-No, que va, pero suelo venir muy a menudo. También me siento en la misma mesa que Cole a la hora de comer. –Por un momento, me arrepentí de no haberme ido con él. -¿Qué vais a hacer entonces?
-¿Os apetece acercarnos a algún bar? No creo que pare muy lejos de por aquí.. –Opinó Brooke, y todos asentimos.



Mentira. Tardamos alrededor de media hora en encontrar el primer bar, y aunque no fuera muy decente, entramos. Me apresuré para coger asiento al lado de Logan, mientras que Brooke se sentaba junto a Cole. Pedimos nuestras bebidas mientras seguíamos la conversación.

-Yo era de Essex, pero me mud… -Se interrumpió cuando el móvil comenzó a vibrarle en el bolsillo. –Un momento. –Descolgó. -¿Kat? –Miré a Cole sin disimulos, y el me devolvió su nerviosa mirada. –Estoy en Harrow, con Eve. –Oí la suave voz de la chica a la otra línea. -¿Y que haces aquí? ¿Buscando a Tom? Obvio que te diste que no había nadie en casa, verdad. –Rió, y volvió a callar varios minutos. –Siguiendo hacía arriba y todo recto, estamos en el bar más próximo. Lo diferenciarás.

Terminó de hablar y colgó. Siguió absorbiendo su cacao indiferente, hasta que se percató de nuestras miradas.

-Oh, era Katherine. Ha venido a Harrow también a buscaros, y al ver que no estabais me ha llamado para ver. Ahora viene. –Cole se atragantó.
-¿Va a venir? –Se limpió las gotas de su barbilla. -¿Tardará mucho? ¿Viene sola?
-Pues… no sé cuando tardará. No es para nada lenta, y si, viene sola. ¿Te molesta?
-No, no, es solo que tenía curiosidad. Creo que no la conozco. –Intentó disimular, mientras me miraba de reojo. Yo solo aguantaba mi risa.
-No creo que no. Es bastante afable, no tendrás problemas con ella.
-Oh, genial. –Noté su nerviosismo, pues empezó a beber a sorbetones. Brooke pareció no darse cuenta, pero Logan si lo hacía. Nos dedicamos varias miradas llenas de burla para Cole, hasta que me habló.
-Me ha contado lo de la tal Katherine y que le vas a intentar ayudar. –Susurró. –Creo que esta noche, si aparece, no dormirá.

jueves, 2 de febrero de 2012

19.Probemos a llevarnos mejor.

Me mordía el labio mientras esperaba que alguien hablara. Todos nos mirábamos entre nosotros, esperando al valiente que rompiera aquel silencio. Suspiré un poco agobiada, y levantándome del sofá decidí hablar.

-¿Puedo ir al baño? –Me ruboricé al oír las risas flojas de Danny y Harry. Tanta tensión en la sala para que yo dijera eso.
-Sí. –Giovanna sonrió. –Está recto a la derecha. La puerta estará abierta.

Dejé la sala y me encaminé hacía la dirección. No tardé en encontrarla, pero cuando fui a entrar, observé por el cristal del jardín a Holly.
Se había sentado en el césped, y parecía contemplar el cielo poco estrellado. Un sentimiento de remordimientos se apoderó de mi, a pesar de todo. Salí silenciosamente fuera de casa, y con paso tranquilo me dirigí a su lado. Un aire bastante frío pero soportable hacía ponerme la piel de gallina.
Me senté a su lado, y ella pareció no comprender el porque estaba allí. Me miraba con el ceño fruncido, observándome sin disimulo.

-¿Qué haces aquí? –Preguntó descaradamente.
-Siento si te molesto. No pretendía hacerlo, y en cierta parte lo comprendo. –Le miré intentando comprenderla. –Tampoco sé porque me tratas así, pero lo soportaré. Creo que, al igual que todos, estás teniendo tu racha mala.
-¿Tú que vas a saber de mi?
-Nada, pero yo también estuve un tiempo antipática y ofensiva con los demás, y sin motivo.

Holly refunfuñó, y apartó la vista de mi con una faceta de molestia. No sabía si la molestado, tal vez, pero quería hacer el intento de llevarme bien con ella. En mitad de mi burbuja de pensamientos, volvió a hablar, apartándome de mi mente.

-Siento tratarte así. La verdad, creo que te he juzgado un poco antes de conocerte, pero no me voy a fiar de ti aún. –Me miró con una ceja levantada, hasta que sonrió. –Gracias. ¿Entramos dentro?
-Vale. –Me levanté del oscuro césped ahora tenido de un azul marino. Estaba alegre, contenta por haber conseguido ese cambio de humor en la castaña.

Entré de nuevo a la casa. No me había fijado de que ya había anochecido, así que miré la hora. Se estaba haciendo ya tarde, así que deduje que no tardaríamos mucho en volver a Harrow.
Entré de nuevo al salón. Había olvidado mis necesidades de mear. Obviamente, cuando ambas nosotras entramos sonriendo, todos se quedaron un poco desconcertados. Me senté de nuevo en mi sitio y evité las preguntas en voz baja de Danny.

-¿Entonces ya se llevan bien? –Preguntó Brooke en voz alta, y dudé un poco de la respuesta. ¿Nos llevábamos bien?
-Sí. –Holly contestó, buscando la misma opinión en mi mirada. –Vino a arreglarlo y creo que no me comporté con ella como debí.
-¿Holly, has vuelto? –Danny se acercó a ella de una forma muy extraña. Movimientos Jones. -¿vuelves a ser la chica buena de antes?
-Olvídame Danny. –La castaña rió, empujándole de nuevo al sofá. –Una cosa. ¿No va siendo tarde?
-Sí. –Tom se levantó del sitio de un salto. –Debbie me va a matar.
-Oh Tom, por cierto. –Harry captó la atención de todo. -¿Ya has informado de nuestra idea…? –Me miró con duda.
-Se lo he contado solamente a Eve. Aun me quedan mamá, Carrie y James. –Se mordió el labio, inseguro de cómo contarles la mudanza.
-¿Quieres que me encargue yo de James? Me será más fácil, además, el en todo caso te dará su opinión. –Intenté animarle, a pesar de que la idea me entristecía.
-Está bien. Pero sigue siendo solamente una idea, recuerda.
-Yo quiero mudarme. –Danny se levantó del sitio, despedazándose. –Así me ahorraría mucha gasolina, por ejemplo.
-Ya lo hablaremos. –Dougie indicó su presencia con su aguda voz. –Yo no se si quiera como comentárselo a mi madre. No quiero dejarla sola.
-Vamos Doug, ya eres mayorcito. –Harry rió, mientras le rodeaba con el hombro alrededor del cuello. –Va siendo hora de que nos independicemos, mi vida.

No pude evitar reír a carcajadas. Aquella pareja de Harry y Dougie era mortal; cariñosa, graciosa, linda, llamativa… eran increíbles los chicos.



-¡Por fin aparecéis! –Tom cerró la puerta tras de mí, mientras cerraba los ojos al oír la voz refunfuñona de su madre. –Ya estamos todos cenando.
-Lo siento, fuimos a ver la nueva casa de Gio. –Entramos a la cocina, mientras nos sentábamos enfrente de nuestro plato.
-¿En Londres? –Asintió. –No me gusta que conduzcas tan tarde por la capital.
-Mamá, ya soy mayorcito. –Echó un vistazo a la televisión, haciendo que se atragantara. Miré de reojo a que había venido su reacción, pero solo pude ver las letras de Star Wars reflejadas. Al parecer, iban a emitir la película esta noche. -¿Esta noche hacen Star Wars? –Abrió la boca, incrédulo. -¿Me has comprado patatas mamá?
-¿Decías que eras mayorcito? –Carrie habló, e inevitablemente todos reímos.