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lunes, 28 de mayo de 2012

71.Arrepentimiento.



Me desespero al no ver comentarios. ¡Sé que llevo más de una semana fuera, pero es que ni en el viaje tuve ordenador! Pero Eva regresóoo, pero vuestros comentarios no. ¿Ya no leéis? D:
Jaja, era broma. Agradecería un comentario de un . si hace falta para saber que alguien me read me, o alguna opinión. Regresé sin mucha inspiración y perdí el hilo de la historia, pero estoy recuperándome.
¡Muchas gracias!






-¿Evelyn? Soy Anne Grint. Quiero hablar contigo… ¿Está Harry ahí, no? –Dijo directamente mientras mis ojos brillaron de miedo.
                -¿Anne? –Desvié mi mirada hacía Harry, pero este observaba el cielo estrellado con unos ojos húmedos que delataban su miedo y preocupación. –Sí, está conmigo. ¿Ocurre algo?
                -No, que va. Solamente quería avisarte de que no te fiaras mucho de él. –Mi pecho se hundió en un abismo de terror. –No sé que estará sucediendo entre vosotros dos, pero tal vez te diga que te quiere mucho, ¡o tal vez te meta la lengua directamente! Pero sus palabras son hipócritas. Te lo digo por experiencia de hoy mismo. –Me mordí el labio, resistiendo las ganas de colgar. Quería dejar de oír más, pero descubrir aún. –Esta misma tarde he pasado una agradable tarde con él. –Balbuceó con énfasis la palabra agradable. –Que extraño. Decía que no sentía nada por ti, que te veía como un capricho pasajero. ¿Tal vez ahora no te esté haciendo sentir lo mismo, verdad? Si quieres, puedes preguntarle tú misma.
No me molesté en contestar rápidamente. El batería había desviado sus ojos del cielo y me miraba con lágrimas desbordantes. Su cara delataba que podía oír perfectamente lo que decía la chica de la otra línea. Fui a preguntarle algo, pero no salía nada.
                Con una lágrima desbordándose por su suave mejilla, negó con la cabeza mientras me susurraba sin emitir ningún sonido un <<Lo siento>>. Fue entonces cuando aborrecí todos mis sentimientos hacía él.
Alcé las cejas intentando parecer indiferente, a pesar de que aquellas mariposas que segundos atrás habían estado correteando por mi estómago pedían salir a la superficie en forma de agua a través de los ojos. Sonreí muy forzadamente, y mientras despegaba mis ojos de él, contesté finalmente a mi más cercana enemiga de la otra línea.
                -No, no me había dicho nada de sus sentimientos. Sé perfectamente que no siente nada por mí, -Le miré furtivamente, llena de ira. –solamente somos amigos, ¿o no conoces ese concepto? Ahora, si me disculpas, tengo cosas mejores que hacer.
                -Bueno, era un previo aviso. Ya sabrás que gente como él no hay que fiarse. ¡Por cierto! Pregúntale cuando me volverá a llamar para que vaya a su casa. –Noté la burla en su voz, pero con una fuerza demasiado incontrolable apreté el botón de colgar.
                Despegué lentamente el móvil de mi oreja. Con la mirada clavada en el malecón, me guardé el móvil en mi pequeño bolsillo del vestido. Oía a la perfección la respiración agitada de Harry, acompañada del agua chocar contra la piedra.
Y entonces recordé el tacto de sus labios sobre los míos, aquellos que me habían producido tantos sentimientos. Recordé toda la molestia que se había tomado aquella molestia con la cena, le busqué la lógica de porque había hecho entonces todo eso, pero no la encontré.
Porque si realmente sintiera algo por mí, no habría tenido que recurrir a la famosísima Anne Grint.
Con un movimiento leve, me arrebaté su chaqueta de mis hombros y se la entregué a duras penas, fingiendo una torva sonrisa. Harry frunció el ceño mientras se lamia los labios, herido pero intentando parecer fuerte mientras alejaba su mirada de mí.
                -Evelyn, lo siento mucho, pero la mitad de lo que te ha contado lo ha exagerado o… -Musitó su convicción, pero escuchar su voz me producía un dolor demasiado profundo en el espacio que se había formado en mi corazón.
                -¿Dónde está el hotel? –Murmuré. Al ver que no aferraba su chaqueta, se la tiré por el aire, obligándola a cogerla. Me miró de forma mohína, pero aparté mi mirada de él y comencé a caminar fuera de centro de restaurantes.
                -Eve, escúchame por favor. –Me paró por el hombro, pero me solté vehementemente. –Sí, es cierto que he estado con Anne, pero entre nosotros no…
                -Harry, es tu vida. Yo no formo parte de ella. –Titubeé con el llanto en mi garganta. Aún sin mirarle, volví a caminar. Esta vez se mantuvo andando a mi lado, sin rendirse.
                -De verdad que me importas, de verdad que siento algo muy fuerte por mí. –Hice un gesto de asco. Mentiras y más mentiras, pensé. –Pero Anne apareció hoy por mi casa. ¡No la llamé yo! Y…
                -Se que tienes tus necesidades. –Albergué con un tono de voz más elevado mientras observaba los halos de luz de las farolas. -¡Lo comprendo! ¿Por qué me tiene que molestar?
                -¿Necesidades? –Imitó mi tono de voz. -¡No ha sucedido nada con ella! Además, tu misma lo dices. ¿Por qué ahora te pones así? Me negaste una vez, hoy de nuevo. Si estás celosa, no lo comprendo. Una persona está celosa cuando…
                -¿Celosa? –Carcajeé estruendosamente. –No confundas, Harry Judd. Simplemente no me parece correcto que ahora, después de haberme besado, me entere de lo que se supone que vas diciendo por ahí de lo que sientes por mí y tal. ¡Por Dios! ¡Cuándo sientes algo tan fuerte por una persona no te refugias en otra!
                -Oh, de acuerdo. ¡No te lo creas! Nadie te obliga. Además, si hubiera sucedido algo con Anne a ti ni te va ni te viene. ¡Y si tanto te ha molestado mi beso, haberme apartado! Al fin y al cabo, tu juegas con mis ilusiones, opino.
Fui a rechistar, llena de cólera, pero me contuve. Le lancé una mirada de odio, quien me la respondió, y seguí caminando. Me adelantó y le seguí, y por la velocidad de los nervios que llevábamos no tardamos en llegar al hotel.
Era glamoroso y bien decorado, tanto como el resto de la velada, pero mi enfado me hacía verlo todo negativo. Susurró algo al encargado, quien le entregó unas llaves y recorrimos en silencio los pasillos dorados del hotel.
Nuestra habitación era la 254. Era espaciosa, oscura y con un balcón con vistas a la lejana plaza con su lago. Era preciosa la vista, pero aún así, me entristecía observarla. Nada tendría que haber estado ocurriendo así.
El batería arrojó las llaves a las camas y caminó a la punta de la habitación, sin voltearse ni a mirarme con odio. Se encerró en lo que parecía en el baño, dejándome a  mi  en la penumbra.
Entonces no resistí más y me lágrimas salieron a flote. Me senté en la cama, tapándome mi rostro y llanto mientras ahogaba mis sollozos en el silencio. Maldije a Harry, a Anne, a mí misma, pero nada servía. Quería creer a Harry, pero mi mente se negaba rotundamente mientras mi corazón suplicaba que lo olvidara todo.

Después de una larga espera de lloros en silencio, el pestillo del baño rodó y la puerta se abrió. Me limpié rápidamente los ojos húmedos, y disimulando me quité las manoletinas. La habitación se mantenía sombría, iluminada solamente por las farolas de la calle y por aquel precioso cielo estrellado. Pero todo tenía una vista más melancólica desde aquel punto.
                Creía que Harry iba a abandonar la habitación, salir, acostarse o simplemente mirar a través del cristal del balcón cuando noté su peso descansar sobre la cama, sentado a mi lado. No me giré para verle. No quería interiormente, a pesar de que su mirada siempre me había hecho sentirme mejor y más segura.
Cerré los ojos y recé desesperadamente una disculpa, un roce o incluso otro beso. Tardó en llegar, pero cuando dio señales de estar allí, fue su tacto de la mano lo que rozó mi cintura suavemente, junto a la mirada que descansaba en mi.
Seguí sin girarme. Quería oír sus disculpas, o que yo pidiera perdón; solamente su voz.
                -Eve… -Titubeó con voz quebrada y dolida. –Yo… de verdad que lo siento. –Con su otra mano libre, me aferró de la barbilla y me giró la cabeza a la fuerza para que le observara. Sus ojos azules marinos destallaban incluso más en plena noche, y desesperadamente volví a caer rendida ante él. –No te pido que me creas, si no que me escuches. Te tengo demasiado aprecio… -Dijo, doliéndome, pero se corrigió. –Te quiero demasiado como para arriesgarme a perderte.
                Fruncí el ceño para evitar las lágrimas. Asentí, aceptando escucharles, mientras separaba nuestra conexión visual y apoyaba mi cabeza sobre su hombro. Noté como este se apoyaba sobre mí, expulsando su aire sobre mi cabello.
                -Sí, es verdad que he estado la tarde con Anne. Pero como amigos. Me intentó besar, lo consiguió, sí, -De nuevo mi corazón se hundió un poco más. –pero rápidamente me aparté. No se ni porque está ocurriendo esto. Es curioso; no somos pareja y parece,  pero comprendo el dolor de sentirse utilizada después de un beso. Sobre lo que le dije, todo era porque quería parecer más fuerte. No me preguntes porque, ¡ni siquiera yo lo sé! Pero la verdad es que te veo como una dosis que necesito cada día. Verte, hablarte, que me mires…. Simplemente te necesito. Siento el beso si te ha dolido o molestado, pero te lo repito: te necesito, y cada día es más insoportable. No aguanto, quiero olvidarte, pero jamás desapareces de mi mente… y hoy a sido un desenfreno. Realmente eres odiosa cuando me confundes, pero es maravilloso. –Me acarició el pelo, mientras me abrazaba con más fuerza. –Simplemente te necesito en mi día a día, aunque sea verte.

domingo, 27 de mayo de 2012

70.El resultado del frío.




Cualquier mujer se habrá imaginado una cena romántica alguna vez, con cualquier persona. Nos la imaginamos perfecta, intentando sentir los sentimientos, pero no nos hacemos ni una idea.
Aquella cena se me hizo más corta de lo que creía que iba a ser. Cené maravillosamente. Harry no tenía problemas para sacarme una sonrisa, ni si quiera para hacerme sentir especial aquella noche.
                Casi me resultó una pesadilla observar como la cena tocaba a su fin. Me aterraba la idea de volver a  la cotidiana vida, al tener que soportar la idea de estar alejada de Harry y al miedo de que tal vez el ya no sintiera lo mismo. Pero nada es eterno.
Después del pequeño banquete de exquisita cena, me despedí en silencio de aquella terraza y volvimos a bajar las escaleras de caracol, siguiendo los pasos de Harry como guía. Me despedí con una sonrisa del camarero que nos había ido trayendo la comida, y salimos afuera del glamoroso restaurante. El gélido frío me erizó en medio segundo la piel, y resistí la desesperante tentación de entrar corriendo al restaurante.
                Eché una larga mirada hacía la plaza. Estaba un poco lejos de ella, pero aún se escuchaba el murmuro de las personas conversar. Suspiré y pensé en Brooke. ¿Dónde estaría en este momento? Y, ¿todo le marcharía bien?
En aquel momento sentía que necesitaba su compañía. Desahogarme, que volviera a repetirme lo que creía sobre mis sentimientos hacía el batería y volver a sentirme segura. Pero no podía molestarla. Por una vez, iba a tener que mantenerme fuerte, aunque viera todas las posibilidades de conseguirlo nulas.
                En aquel momento oí el golpe del agua chocar contra el malecón. Mi cuerpo se convulsionó y mis dientes rechistaron como dos rocas intentando crear fuego en una noche frío. Me crucé de brazos, helada, mientras dirigía una mirada a Harry. Este me observaba con el ceño fruncido y mirada preocupante.
                -¿Tienes mucho frío? –Me encogí de hombros, intentando parecer indiferente, pero a él no le podía engañar. –Ten, presta mi chaqueta.
                -Oh, no hace falta, estoy bien… -Titubeé, pero no pude frenarle.
Se la quitó, pero me sentí más tranquila cuando vi el fino suéter que vestía. Al menos no iba en tirantes, como yo, y no pasaría frío. Al fin y al cabo, en aquel momento no sentía los dedos de mis pies.
Se colocó detrás mía, a mi espalda, pero no tardé en notar el calor de su chaqueta reposando en mis hombros. Dejé de temblar, pero mi corazón dio un revuelco cuando de pronto, no solo noté su chaqueta.
Un tacto suave pero frío dio un beso a mi cuello. Mi corazón se paró al notar sus labios besándome. También notaba sus manos aferrando cuidadosamente mis hombros.
Cerré los ojos, apreciando el sentimiento. No me atrevía a moverme, pues no quería que dejara de besarme el cuello. Era algo demasiado especial, tal vez demasiado fuerte como para que mi cuerpo lograra soportar aquel sentimiento.
Y sin saber porque ni como, pero sobre todo arrepintiéndome, volteé mi cuerpo y me giré para verle. Harry apartó su cara cuando me moví, extrañado e irradiando a pesar de sus acciones, su sentimiento de inseguridad. Parecía asustado, tal vez esperando alguna reacción vehemente por mi parte, pero no me moví, ni siquiera aparté mis ojos de él.
                -Harry, yo no s… -Intenté decir, pero no me dejó terminar la frase.
Tal vez temiendo algún rechazo mío, Harry reaccionó a tiempo. Acarició suavemente mi mentón, aferrándolo y antes de que pudiera moverme, se acercó rápidamente y me besó, tal como había estado esperando yo toda la noche.
Noté su otra mano libre aferrarme por la espalda, acercándome a él. Parecía haberme quedado en estado de shock: tenía los ojos cerrados, pero mis brazos descansaban muertos en el aire. Notaba que miles y miles de mariposas despertaban nerviosas por todo mi cuerpo, recorriendo no solamente mi estómago, si no todo mi cuerpo.
                Dudé en aferrarle, tal vez por miedo, o porque simplemente no tenía fuerzas para cogerle, pero aquella era una oportunidad infalible para transmitirle que mis sentimientos parecían ser los mismos sin utilizar las palabras.
Extendí mis dos brazos para rodear su cuello. Apenas me movía a cada movimiento de sus labios con los mios, respondiéndole yo también, lo que hacía más sufrible la demora. Pero mis manos estaban a punto de rozar su cuello cuando de repente, la magia de su beso se rompió, seguramente obra de mi suerte.
                El tono de llamada de su móvil sonó, provocando una reacción de separación por parte de los dos. Me arrepentí de no haber sido más rápida y haberle agarrado antes, me insulté de todas formas mentalmente cuando sus ojos me observaron confusamente.
Abrió la boca para decir algo, pero sus palabras no fluyeron. Para disimular, sacó su móvil del bolsillo y observó la iluminada pantalla que se reflejaba en su rostro. Frunció el ceño y me miró de reojo, hasta que finalmente descolgó el teléfono y se lo llevó al oído.
                -¿Sí? –Pronunció de forma vulgar mientras giraba 90º su cuerpo. -¿Qué? No, te lo dije ya. –Respondió a la bocecilla inaudible que hablaba a la otra línea. -¿Qué más da? Creo que ya te lo expresé, An… -Se reservó y me miró. Entonces me temí a la peor receptora. -¿Cómo? Ni lo sueñes. Si quieres hablarle, ocúpate tu misma. Al fin y al cabo, me estás haciendo perder tiempo. –Volvió a callar. –No, no te la voy a pasar. –Me sentí aludida. Pensé en arrebatarle el móvil y hablar, pero me reservé. -¡Pues lo siento mucho! –Gritó enfurecido, y colgó.
                Me quedé quieta, observándole y con miedo a hablar. Sabía que él no iba a mostrar su lado rabioso conmigo, pero no quería arriesgar. Se giró con una sonrisa en la comisura de los labios, pero cuando iba a respondérsela, justamente sonó mi móvil.
Harry cerró con fuerza sus ojos, respirando fuertemente. Me temí lo peor, pero eso no me detuvo a sacar mi móvil. Había escrito un móvil que no tenía agregado, pero no me detuve a descolgar. Me lo llevé con cautela a la oreja, temiendo al emisor de antes.
                -¿Quién es? –Murmuré en voz baja y sin despegar los ojos del batería.
                -¿Evelyn? Soy Anne Grint. Quiero hablar contigo… ¿Está Harry ahí, no? –Dijo directamente, mientras mis ojos brillaron de miedo.

jueves, 17 de mayo de 2012

NO ES CAPÍTULO, ES JUDD.

LO SIENTO PERO TENÍA QUE PONERLO. HACE TAN SOLO 4 DÍAS, TOM SE CASÓ CON LA PRECIOSA GIOVANNA. HOY MISMO HARRY ANUNCIA POR TWITTER QUE SE A COMPROMETIDO CON IZZY. ¡¡LO SABÍA!! ESTOY EXULTANTEEEEEEEEEE!
Pero lo triste es que luego va Danny! D:
Bueno,ya especificaré en la información del proximo capítulo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

69. Cita en la azotea.


Siento mucho no haber actualizado desde la boda de Tom y Giovanna.. FLETCHER :) He estado ajetreada, melancólica, sin pasar muy buenos momentos pero aquí estoy, sin dejar de escribir *-* Quiero daros muchas gracias a vuestros comentarios, que me alegran muchísimooo y que en sí, me ruborizo cuando los leo xx. 
También he de avisar de que si no actualizo mañana o después mañana, no lo haré en toda la semana contando desde este sábado. Estaré en el intercambio de francés y allí no tendré ni tiempo ni ordenador para escribir... pero regresaré! :)
Muchas gracias :)



Seguí los pasos de Harry, con cautela y examinando a donde nos dirigíamos. Me llevó hasta un gran y espacioso restaurante, con bien decoradas las mesas, cubertería, encargados y camareros elegantes que vestían traje de etiqueta. Tragué saliva. Aquel sitio no tenía pinta de barato, al contrario.
Pensaba que me iba a ceder sitio en alguna mesa con el mantel completamente blanco y sillas que parecían cómodas pero que engañaban, al lado de alguna chimenea, o tal vez en una esquina bien iluminada por las lámparas que descansaban colgadas a las paredes, pero no. Se detuvo en un momento a susurrarle algo al encargado de mesas, quien le contestó con una sonrisa, asintiendo mientras señalaba hacía el fondo. Y seguí de nuevo a Harry, totalmente desconcertada.
Sus pasos me condujeron hasta el fondo del gran restaurante, un poco más apartado del bullicio y con unas escaleras de caracol que conducían al piso de arriba, o tal vez, a la terraza. Antes de que el batería empezara a subirlas seguido de mí, volteó un segundo su cara y me sonrió tiernamente, sin que pudiera evitar contestarle de mi la misma forma. Echo esto, subimos hasta arriba.
Se trataba de la segunda idea: Una terraza. Desolada, tranquila, con el frío de la noche deambulando y una pequeña mesita al fondo, con tres velas expuestas de forma triangular, tal como solían filmarlas en las películas, pero aún más perfecto aquella vez.
Se me escapó una expresión de asombro, mientras me dirigía la mano a la boca. Harry volvió a sonreír, pero esta vez sin verme y caminó hasta la pequeña mesa. Le seguí, y entre los rincones más oscuros esperé que apareciera algún violinista o músico, pero gracias a Dios no había ninguno… a la vista. Si hubiera aparecido alguno en mitad de la noche, no hubiera podido soportar la vergüenza ajena.
Pero hubo un pequeño detalle que se le olvidó a Harry para hacer la noche perfecta y a él también, un pequeño detalle que me alegró, pues no traía nada bien conocer a un chico que resultaba perfecto: como es típico en las películas románticas y en estas cenas, el chico la ayuda a sentarse. Él no lo hizo.
Sonreí tanto como pude aunque quisiera disimularlo, pero él lo notó, y entre media carcajada preguntó:
                -¿Qué te hace gracia? ¿No te gusta?
                -No, no. –Le miré, y de nuevo el corazón me falló. Aquella cena había aumentado el misterioso sentimiento que sentía por él. –Jamás habría podido imaginarme que alguien me pudiera hacer una cena así… -Mis ojos se humedecieron mientras contemplaban las luces a lo lejos. –Estás cosas solamente existen en las películas, o creía.
                -Cuando quieres llegar a… -Se reservó una palabra, vacilante. -…sorprender a una persona, haces lo que sea por conseguirlo –Sonrió tímidamente mientras vino en ambas copas.
                -¿Por qué te as molestado tanto? –Pregunté de forma valiente, atreviéndome a escuchar cualquier respuesta y con la demora de oír aquello que tanto deseaba; sus pasados sentimientos.
                -No lo sé. –Susurró mientras se encogía de hombros y apartaba la mirada de mí. –Ya que tenía la oportunidad de poder cenar contigo una noche, quería aprovecharlo a cada punto. –Me miró, pero pronto frunció el ceño, preocupado.
                -¿Qué ocurre? –Me aventuré a preguntar.
                -Verás… hay un inconveniente, que tal vez pueda hacerte enfadar. –Me miró inquisitivo. Yo negué con la cabeza, mientras le sonreí. –Todo ha sido idea de Danny. Me he enterado hará apenas una hora. Y no sé realmente si contártelo, aunque al final acabarías sabiéndolo por las fuerzas, pero…
                -Harry, se directo. No voy a enfadarme.
                -Danny a reservado habitaciones en un hotel de aquí cerca. –Se mordió el labio. –Bueno, ya sabes que principalmente ha sido por causa de Brooke, pero también pensaba que iba a ocurrir algo entre nosotros dos. –Rió de forma sarcástica. –Aún sabiendo… bueno, lo que ocurrió en el pasado. Tus sentimientos y tal. –Su rostro se volvió sombrío junto a una mueca de dolor.
Quería negarle todo aquello, gritarle que había cambiado de parecer, que en absoluto me molestaba la idea, con él jamás hubiera podido enfadarme… y sobre todo quería pedirle, suplicarle si hiciera falta, que me besara.
Pero solo me dediqué a asentir, sin emitir ningún sonido. Abrí varios momentos la boca para hablar, pero las palabras no fluían. Ni siquiera sabía que decir.
                -Bueno… no lo sé. –Balbuceé estúpidamente. –No me enfado contigo, ¿cómo lo voy a hacer? –Reí para no parecer nerviosa. –Sé que todo a sido idea de Danny, y me parece que todos queremos que ellos acaben bien, ¿no?
                -Sí. Me parece que a Danny le viene bien enamorarse de nuevo. Cuando no tiene ninguna relación estable, a muchas mujeres les aborrece la idea de salir con él.        
                -¿Crees que podría llegar a lacerar a Brooke? –Pregunté con miedo. Sabía cuanto quería mi amiga al pecoso, y se suponía que él a ella también, pero mejor evitar un mal amor al principio.
                -No. Sé como es Danny cuando tiene novia, y no, rotundamente no. –Afirmó sereno, irradiando seguridad. –Danny no pretenderá hacerle daño a Brooke, o no intencionadamente. Tal vez no sea el más romántico, pero se preocupa por su pareja… tal vez demasiado.
Sonreí mientras asentía. Brooke tenía suerte e iba a tenerla. Por sus antiguas y tétricas anécdotas, no tuvo mucha suerte en el amor, y al igual que yo, temía a aquellos sentimientos, pero por fin iba a ser correspondida.
Un camarero apareció por la puerta que daba a la escalera de caracol, con un delantal rojo, tal vez oscuro por la luz sombría de la noche, y con mocasines y traje típico de camarero. Con una mano, sujetaba ligeramente una bandeja que traía una botella de vino.
Sonreí tímidamente mientas se acercaba y nos servía.
                -He intentando que esta velada sea lo más cómoda posible, aunque creo que a mí a no me esta resultando. –Dio un pequeño sorbo a su copa mientras fruncía el ceño. –Parece que mi estómago lo estén estrujando.
                -Me alegro de no ser la única. –Sonreír mientras miraba a mi plato vacío, el cual se veía reflejado la tibia llama de las velas ya encendidas. –Como ya te he dicho, jamás me habían hecho una cena… así. –Me reservé el adjetivo. Tal vez él lo malinterpretara.
                -¿Te gustan las cosas románticas? –Preguntó sin preámbulos mientras apoyaba un codo en la mesa y se sujetaba la cabeza.
                -Bueno, pues… -Titubeé entre un risita tonta. –No lo sé, no estoy acostumbrada. Supongo que con quien lo comparta. Aunque soy más de conciertos…
                -¿En la primera cita? –Dijo mientras sonreía pícaramente.
                -¿Esto es una cita? –Pregunté sin resistir la tentación ya.
                -¿Tú quieres que lo sea? –Preguntó esta vez serio junto a una mirada penetrante y llena de sentimientos sin especificar.
Le miré, y de nuevo la conexión visual se formó. Intenté seguir, no separarla y no rendirme, pero aquellos intensos ojos azules me provocaban demasiados sentimientos confusos que mi organismo no podía aguantar. Suspiré y miré el suelo estampado en figuras de piedra.
                Creía saber lo que sentía por él, a pesar de que aún tenía dudas. Quería tomar el paso, pero dudaba de su cambio de sentimientos, o incluso de los míos. No quería provocarle ilusiones si sus sentimientos eran los mismos, pero la respuesta que dije aquella noche se los provocó, iluminando en su bello rostro una sonrisa esperanzadora… tal vez una sonrisa que, en un futuro se convirtiera en lágrimas derrochadas por otra confusión mía:
                -Cita. Tenemos una cita. –Albergué sonriendo, mientras levantaba la vista hacía él.
Y es que nos habías acercado al centro de la mesa sin darnos cuenta, apenas nuestras menos se rozaban y nuestros rostros, aunque no estuvieran del todo cerca, notaban la tensión y sentimientos.

sábado, 12 de mayo de 2012

68.Entre sonido de acordeones.


¡¡No me lo puedo creer aún!! Mi perfectísimo y preferido Tom Fletcher, comprometido con la magnífica y preciosa Gio, están, porfín, ¡OFICIALMENTE CASADOS! Ahora a esperar pequeños Tom's y Gio's *-* De verdad, estoy tan orgullosa como sus propias madres... ¡Les deseo lo mejor del mundo!
Y ahora lo que me cuestiono... Gio en twitter es Giovannafalcone... ¿Se lo cambiará a GiovannaFletcher ? Porque si es así tendré que tomar ejemplo y ponerme Eva Jones jojojojojo.
Muchas gracias a l@s lector@s!







Brooke y yo habíamos aprovechado los minutos libres que nos habían dejado Harry y Danny cuando se reunieron bajo la farola. De una forma locuaz, habíamos opinado unánime que sin duda, algo se llevaban entre manos. Los reojos de parte de los dos no daban una primera opinión muy buena.
Cuando regresaron, fue Danny el que decidió tomar el primer paso de la separación que tan poco queríamos Brooke y yo. Ambas estábamos muertas de los nervios, con miedo a hacer algo que estropeara el momento o cualquier mínima cosa.
                -Brooke… -Le susurró a la chica al oído, pero por el silencio sepulcral llegamos a oírlo todo. -¿Puedo llevarte a un sitio más… íntimo? Quisiera comentarte una cosa.
Instantáneamente, la rubia me dirigió una inquieta mirada pero llena de alegría y nervios. Asintió levemente, con miedo. Danny volvió a sonreír pícaramente, y mientras se despedía de nosotros con una leve agitación de cabeza, dio un paso, alejándose. Brooke empezó a seguirle, pisándole los talones.
Harry y yo les seguíamos con la mirada, a medida que se iban alejando. No podía evitar sonreír. Se la veía nerviosa; daba seguidamente traspiés, fallando su equilibrio, pero lograba recuperar el paso sin que Danny se diera cuenta de nada.
A mitad camino, el pecoso se giró para esperarla. Brooke se detuvo nada más este se volteó. Incluso con la distancia y la falta de visualidad, logró distinguirse la centellante sonrisa y dentadura de Danny. Sonreía con dulzura, e incluso pude notar el cariño en sus ojos, que parecían relampaguear en la oscuridad.
Su mano se extendió, abierta, esperando la respuesta de su compañera. Brooke bajó la vista, viendo estupefacta su mano. Se la estaba tendiendo, y en la mirada de mi amiga se reflejaba el ansia de aferrarla y dejarse llevar a donde quisiera que él tuviera preparado. Y así lo hizo. Después de una desesperada demora por parte de todos, levantó su mano y la entrelazó con la de Danny. Sus sonrisas se respondieron. Y volviendo a darnos la espalda, se fueron alejando hacía la esquina.
Una vez desaparecieron, comprendí el estado de la situación en la que me encontraba. Levanté muy lentamente la cabeza hacía la Harry, y me encontré de nuevo con su mirada que ya me observaba, pero estaba llena de inquietud. Desviaba la mirada y volteaba la cabeza, como si le costase mirarme. Se mordía el labio inferior.
Suspiré. Caminé hasta el malecón del embarcadero y me senté allí. Me quité la manoletina derecha, posando el zapato a mi lado y rocé con los dedos del pie el agua del lago. Estaba fría, completamente gélida, pero reconfortaba aquella sensación. Balanceé el pie de izquierda a derecha, rozando la superficie del agua como un ave.
No tardé en oír los pasos de Harry a mi espalda, y antes de que me diera cuenta, ya se había sentado a mi lado. Un nudo en el estómago se formó en mi interior, impidiéndome reemprender un tema de conversación. Por mi parte, estaba completamente nerviosa, incapaz de moverme. A cambio, cuando ladeé mi cabeza para observar a Harry, este parecía sereno y tranquilo, observando mi pie rozando el manto de agua.
No tardó en conectar su mirada con la mía. Tenía un rostro melancólico.
                -Danny lo conseguirá esta noche. –Susurró.
Reí. Me hubiera esperado cualquier frase, de nosotros, del agua, de la cena, del lugar… pero no de Danny.
                -Creo que ya va siendo hora de que Brooke consiga al chico que ama.
                -Es una chica con suerte… con mucha suerte. –Musitó de forma mohína, separando los ojos de mí.
Un abatimiento me recorrió el organismo entero. Fui a decir algo, algo sin sentido, pero se me quebró la voz sin permitir emitir ninguna frase. Alguien se estaba divirtiéndose dentro de mi estrujándome dentro de mí el estómago.
Me entraron ganas de desmentirle. De decirle lo que podría haber descubierto de mis sentimientos, la confusión que sentía. Quería describirle todo lo que sentía cuando me hablaba, cuando me miraba, o cuando se refería a mí. Y entonces me acordé. Él mismo me había expresado esto que siento el día en que se confesó, en el parque… donde me besó. Y desde aquel día, no había vuelto a notar sus labios sobre mí, y añoraba desesperadamente el roce y sensaciones que me habían producido sus labios.
El batería pareció percatarse de mi aflicción, y con una sonrisa torcida, dijo en tono tranquilizador:
                -No me malinterpretes. A veces soy así de... reprochador. Y respecto a lo que pasó, está todo olvidado. No te tengo rencor. Todo lo contrario; te entiendo.
Asentí. De nuevo quise decirle todos mis sentimientos, pero no podía, sencillamente no podía. Harry suspiró de forma resentida. Dedicó una vez más una sonrisa amable, y de repente se levantó de su sitio. Desde abajo, le observaba.
                -Ahora vengo. Tengo que ver una cosa. –Dijo discretamente, mientras me daba la espalda y volvía a la pequeña plaza.
Crucé mis piernas en forma de cruz, mientras me giraba para verle alejarse. En el tiempo que había pasado viviendo en Harrow, no me había fijado en los cambios del batería; sus mechas habían casi desaparecido.
Suspiré mientras volvía a meter mi pie en la manoletina. Me levanté, y caminé hasta el poyo mas cercano. Me tumbé allí, mientras el frío de la piedra me provocara temblores. Me crucé de brazos, y bajo el sonido de las chicharras, bullicio y acordeones.
El cielo estaba encapotado de estrellas, con luna gibada creciente que centellaban más que nunca. Suspiré. Aquel lugar era hermoso, casi de ensueño, pero solamente faltaba una cosa… el sentimiento compartido. Un vacío de abismo parecía haberse formado en los últimos días en mi interior, del cual, cada vez que veía a Harry, le escuchara, me hablara o simplemente le escuchara, me había perder el equilibrio y caerme en él.
Mis ojos amenazaron con desbordarse, pero logré resistir. Sabía que en un momento u otro Harry regresaría.
Volví a suspirar y cerré los ojos intentando despejarme y relajarme, pero tuve mucho tiempo para conseguirlo. Tal vez de la comodidad y confort que tenía al estar apoyada sobre el poyo, el tiempo había transcurrido más deprisa de lo que creía, y los pasos de Harry se fueron acercando. Me senté y volteé mi cara para verle. De nuevo, una sonrisilla tímida se dibujó en mi rostro al verle. Aquella noche tenía una magia especial. Parecía centellar a la luz de las estrellas.
                -Ya está todo preparado. –Susurró como si tuviera miedo a mi reacción. -¿Me acompañas? –Musitó mientras me extendía una mano.
                -¿A dónde habías ido? –Le pregunté mirando detrás suya, donde se encontraba la plaza con cantidades de tiendas y restaurantes.
                -Espero que tengas hambre. –Me sonrió. Le imité, y asintiendo, aferré su mano para ayudar a levantarme.
Deseé más que nada que no me soltara la mano, que la mantuviera entrelazada con la mía, pero no sirvió para nada mi plegaría. De nuevo el sentimiento de soledad que sentía y la distancia que había entre nosotros dos se agrandó, provocándome que le viera como una figura inalcanzable. Le pisaba los talones, pues mi paso se había relentazo al suyo, pero él no tardó en pararse para colocarse a mi lado. Una vez más, al ver su sonrisa y mi reflejo en sus brillantes ojos azules, comprendí que aquel nuevo sentimiento hacía él no era erróneo. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

67.Naughty, naughty Danny.





Ambos chicos se detuvieron cuando la luz de la farola que se extendía arriba de sus cabezas les golpeó los rostros, delatando sus sentimientos.
Danny, el castaño de ojos azules, pecas y pequeño extrañamente planchado pero delatando algún bucle tenía un aspecto sombrío. Su típica sonrisa delatando tu talante buen humor desapareció en aquel momento. Parecía algo airado.
Harry, el segundo que se había apoyado de espaldas al palo de la farola, también con cabello oscuro, con cresta, alguna mecha que otra pero ojos azules más intensos, le observaba azorado. Ver así a su amigo no le daba muchas buenas ideas. Tenía algo malo que contarle.
Danny respiró hondo, preparándose para decir aquello que debía confesarle a su amigo mientras miraba de reojo a las chicas que habían empezado a conversar y apartado la vista de ellos.
                -Harry –Titubeó, nervioso. -, verás, aparte de la cena y la merienda, me he encargado de hacer un pedido más.
El batería frunció el ceño. Se acomodó en la farola, frunciendo los labios e intentando llegar a la conclusión. Se encogió de hombros, esperando la respuesta.
                -¿Qué pedido más?
                -Ya que hoy era una oportunidad de estar con ellas, -Las miró de nuevo de reojo. –tanto para ti como para mí, he pedido… -Se mordió el labio. –una habitación. Dos, para nosotros; esta noche.
                -¿Qué? –Susurró fuerte su amigo. Intentó parecer sereno para que las chicas no se alarmaran. -¿Estás loco, Danny? ¿Qué hotel? –Miró a sus alrededores. No tardó en vislumbrar el gran edificio un poco más lejos donde residían cuatro estrellas doradas. Suspiró. –Tal vez para ti y ella no sea tan mala idea. Está claro que esta noche promete para ti. –Dijo con énfasis la última palabra. –Pero te recuerdo que para mí y Evelyn, esto es solo una cena. Ya me expresó sus sentimientos. No quiero reiterarle lo que siento y menos aún, acobardarla
-Tal vez seas un poco tonto, no me extrañaría al no haberte fijado en una cosa. –Siseó Danny mientras se cruzaba de brazos y enarcaba una ceja. –Dime, ¿por qué te ha llamado entonces?
-Se aburría. –Contestó Harry, intentando zanjar aquel tema.
-¿Por qué ha tenido que ser cena?
-Fue Brooke la que hablaba al pedir una cena.
-¿Por qué hablaba Brooke y no ella, si definitivamente Eve estaba a su lado?
A aquello no tenía contestación. Pensó varios segundos la respuesta, pero ni la más absurda le parecía lógica. Miró a su amigo de nuevo, y rindiéndose, se encogió de hombros. Sabía cuala era la respuesta que le iba a decir Danny, pero prefirió no decirla.
El pecoso sonrió, y mientras le miraba por arriba del hombro, aportó:
                -Vergüenza, Harry, vergüenza. Tengo una hermana, la he visto enamorada y también ha actuado así. Puede que Evelyn te dijera que no sentía lo mismo por ti, pero ha podido cambiar de sentimientos, ¿no?
                -Me lo hubiera dicho… -Susurró, dejándose convencer. La idea de que Eve pudiera haberse enamorado de él era magnífica para Harry, tanto que le resultaba doloroso negarse a ella. –Yo también tengo una hermana, pero no la he visto actuar así… aunque –Aportó a su favor. -, tampoco le prestaba mucha atención en su vida amorosa.
                -¿Pues entonces? –Danny le dio varios golpecitos en el hombro. –La idea del hotel es genial para mí. –Sonrió pícaramente, dedicando una sonrisa a Brooke. Esta no le observaba. –Y si la cosa sale bien con Evelyn esta noche, también para ti.
                -¿Y si no sale bien?
                -Simplemente dormiréis. Le dices la verdad: ha sido todo idea mía. Tú no sabías nada.
Harry suspiró, mientras que junto a su amigo miraron a las chicas. Estas se habían sentado sobre el escalón de una de las casas que habían al lado. El batería observó a su invitada. No se sentía seguro, absolutamente nada. Ella ya le había rechazado una vez, y a pesar que después de su declaración, Evelyn se había mantenido incluso más amigable y comprendida, le espantaba la idea de perderla.
Pero no costaba nada intentarlo. Sabía perfectamente que ella le entendería a pesar de lo que pasara; era una extraña conexión que no les permitía llevarse mal, o por lo menos, eso parecía hasta el momento.
                -Ahora –Volvió ha hablar Danny, irguiéndose. -, creo que voy a ir a llevar un paseo a Brooke. Prefiero engatusarla. Quiero que cuando llegue el momento de mi declaración, ella esté lo más encantada posible. Si quieres puedes ir haciendo tiempo con Evelyn.
                -Está bien. –Adelantaron dos pasos, pero el batería paró a su amigo por el pecho. –Por cierto Danny, por observación mía y declaración de parte de Evelyn, no tendrás dificultades a la hora de una respuesta positiva por parte de tu compañera. –Le guiñó un ojo.
                El pecoso sonrió de la forma tan peculiar que podía. Deseándose suerte mutuamente, llegaron hasta donde se encontraban las chicas. El anochecer había completado su fase, y la noche ya rondaba por el embarcadero y la pequeña plaza. El frío se apoderó de la estancia, pero nadie se percataba de la erizada piel de Evelyn, a pesar de que estuviera sometida todo el rato a los ojos que no podían parar de observarla: los de Harry. 

martes, 8 de mayo de 2012

66.Embarcadero.






El coche se detuvo en una plaza bastante espaciosa. Un gran lago se extendía delante de esta, con un embarcadero. Un cielo encapotado de nubes blancas se extendía arriba nuestra. Ni sol ni lluvia. Un tiempo perfecto para mí.
Salí lentamente del coche, y junto a Brooke, contemplamos con fascinación el lago. No sabía donde estábamos. El viaje había sido, a decir verdad, un poco largo, pero había merecido la pena. La plaza estaba adornada de mesas y mesas, con familias y parejas disfrutando de la comida.
Me volví para ver a los chicos. Estos no parecían sorprendidos por el lugar, como si ya lo hubieran observado con detenimiento anteriormente. Les sonreí, y no tardó mi amiga en unirse.
                -¡Este sitio es…! –Intentó expresarse Brooke con un brillo en los ojos, pero las palabras no le fluyeron.
                -Precioso. –Susurré, mirando los restaurantes y terrazas. -¿Por qué nos habéis traído aquí? –Los chicos fruncieron el ceño. –No me malinterpretéis. ¡Este sitio me encanta! Pero, por lo que he deducido, no está muy cerca de Londres. Todo, para una merienda-cena.
Aquella pregunta pareció pillarles por sorpresa. Reí en mis adentros; les había pillado. Harry dedicó una mirada de reojo a Danny, quien se la contestó. En un principio, Danny inhaló aire para contestar, pero antes de que dijera nada, Harry se le adelantó:
                -Queríamos hacer especial esta ocasión. –Estaba sereno, y sus ojos me inquietaban esta vez a mí. –Que disfrutarais, simplemente. Os conocemos y sabemos que estas cosas os gustan, así que, ¿por qué no llevaros? Resulta realmente cómodo haberos visto al salir del coche, vuestra cara y alegría al ver el lago y el embarcadero. Solo por eso os hemos llevado aquí.
 Consiguió dejarme sin habla. Sonrió pícaramente al notar su victoria. Dirigí una rápida mirada con Brooke, y al unísono, titubeamos.
                -Gracias. –Titubeamos al unísono Brooke y yo.
Silencia, un incomodísimo silencio donde todos intercambiábamos miradas. Yo, al menos, intentaba evitar la mía con la de Harry, a pesar de que mi instinto me pedía a grito mirarle y volver a encontrar aquella mirada azul que tanto lo caracterizaba.
                -Muy bien, ¿qué tal si nos dejamos de palabras –Comentó Danny con un toque de ironía. –y nos vamos a tomar algo? Mi estómago ya empieza a manifestarse.
Le reí la gracia, al igual que Brooke quien parecía absorta en él, en todo lo que dijese o en como actuase.
De camino al cercano bar que se encontraba casi al lado del lago, Brooke, disimuladamente aunque en un intento fallido, se fue separando poco a poco de mí y en un abrir y cerrar de ojos logró situarse al lado de Danny. Tragué saliva. Estaba sola, con Harry no muy lejos de donde me encontraba. Y tal como esperaba, este se fue acercando a mí.
                -Me parece que –Susurró la voz de Harry a mi oído. –Brooke debería disimular un poco. Tal vez Danny no se de cuenta, pero los demás sí. –Puse cara de confundida. –No te hagas la tonta; a tu amigita le gusta Danny.
                -¿Por qué dices eso? Ella es así. Danny y ella son buenos amigos.
                -Qué lástima. –Se encogió de hombros, frívolo. –Sinceramente, Danny se ha venido hoy al interesarse de que Brooke venía, ¿no te hace pensar?
Sonreí instantáneamente. Tal vez aquello llegaba a algún camino.
                -Lo deberán pensar y actuar ellos, ¿no? –Sonreí. Por un momento, y sin saber por qué, me sentía realmente estúpida. Intenté preguntar algo, dejar de sentirme así. -¿Hoy… hoy a que hora volveremos?
                -¿Ya te aburres? –Me sonrió. De nuevo, mi corazón se ablandió. –No lo sé. Danny dijo que se encargaba de eso, pero supongo que un poco tarde. ¿Por qué lo preguntas?
                -Por avisar a James. –Frunció el ceño, tal vez con una pizca de celos. –Oh, es mi padre.
                -Nunca le he visto. –Disimuló con un talante humorístico. -¿Y tú madre? Jamás te he oído hablar de ella.
                -Hará ya tiempo que no sé nada de ella. –Suspiré. Es de España. Supongo que este verano regresaré, a no ser de que ella me pida que vuelva antes.
                -¿Y si te pidiera volver antes, y tu no quieres, tendrías que hacerlo?
                -No. Pero también la hecho de menos. A ella, a mi padrastro, amigos… Siempre he vivido en España, tenlo en cuenta. Samantha es buena chica.
                -Pues –Balbuceó mientras entrábamos por la pequeña y estrecha puerta del bar. – esperemos que Samantha no te pida volver. Y no me malinterpretes. Nadie quiere que te vayas.
Le sonreí. Harry tenía esa magia de lograr hacerme sentir bien. Sabía que incluso en la tormenta más peligrosa y eléctrica, el lograría despejarla y hacerme ver el sol. Tenía ese poder sobre mí.


Después de quizás una hora, quizás dos o solamente media hora, Danny se encargó de pagar la cuenta de todos y salimos de nuevo hacía a fuera. El aire frío del anochecer me golpeaba gélidamente las piernas, erizándome la piel. Por ahora, podría soportarlo.
Las farolas que descansaban cerca del malecón, dilatando toda la sutil luz por la pequeña plaza e incluso reflejando estas propias en la relajada agua del lago.
Suspiré. Iba delante de los otros tres, observando detalladamente mi alrededor. Mis nervios seguían estando ahí, con miedo a lo que pudiera surgir, pero me sentía cómoda, relajada, a gusto.
                -Chicas, ¿puedo llevarme a Harry un momento? –Nos preguntó Danny haciéndome voltearme para escucharle. –Será un momento.
Asentí al igual que Brooke. Los chicos se alejaron de espaldas, yendo a parar a la luz de una de las farolas, seguidos de espaldas por nuestras miradas.
Brooke se acercó más a mí, aún sin despegar la vista de ellos.
                -Me da miedo que hablen solos.
                -¿Viniendo de Danny? Obvio. –Opiné. 

lunes, 7 de mayo de 2012

65.Mantén la ralla.


Gracias :8




En un principio, Brooke me extrajo del armario un vestido de finos tirantes, negro y hendido por detrás de la cintura. Estuvo gran parte del tiempo exigiéndome que lo vistiera, pero negué rotundamente. Aparte de que aquel no era mi estilo, solo iba a ser una merienda-cena, y Brooke también se venía. O eso creía.
                -Es sobrepasarse si me pongo eso. –Espeté mientras sacaba del armario un vestido de verano, con un estampado de flores y perfecto para la ocasión. Cabía añadir que podría pasar frío al caer la noche, pero no importaba. Podría soportarlo. –Además, tú vas a estar delante, y te recuerdo que vas con jeans.
                -Sí, pero ya voy más arreglada que tu. –Me objetó. –Además, solamente voy a estar por la tarde. Ya pondré alguna excusa a la hora en que vayáis a cenar. –Sonrió pícaramente.
                -¿Cómo? –Titubeé. –No.. no pienso ir a una cena con Harry. Ya hago un esfuerzo por salir hoy, y menos ir a... ¡una cita!
                -¿Por qué no? Evelyn, te conozco, sé que una parte de ti quiere tener todas las cenas y demás con él –Fue a contradecirle, pero continuó -, y que otra parte se niega rotundamente a enamorarse de él, a querer alejarse lo máximo para evitar el sentimiento. Pero tarde o temprano tendrás que plantarle cara, y cuando lo hagas, todo el tiempo que has estado evitando para no colarte por él, se te vendrá abajo, pero intensificado. No tienes escapatoria frente al amor.
                -No estoy enamorada de Harry. –Siseé, azorada. Dudaba de mis propias palabras, pero, ¿cómo era eso? –Harry es solo un amigo, que… bueno, me regalaba flores y resultó que creía que me quería. Pero sus sentimientos y los míos que estoy sintiendo ahora, son todos una confusión. Lo mismo que sentí por Dougie.
                -Sientes más por Harry. –Negué con la cabeza. –No digas que no. Tal vez ahora no te des cuenta, pero en cuanto el sentimiento aumente, no tendrás marcha atrás. Y puede que ya sea tarde.
                -Solamente puedo esperar y ver que ocurre. –Puntualicé, abriendo la puerta y dándole paso a Brooke para que saliera. –Y ahora, antes de que viniera, me gustaría cambiarme.
Y dicho esto, mi amiga salió de la habitación. Tardé en cambiarme y peinarme. Las dudas me ralentizaban, me hacían pensar y no llegar a ninguna parte, y sobre todo, a sentir miedo. Miedo ante la posibilidad de que pudiera llegar a sentir algo por el batería y sufrir, perderlo, o no llegar a tiempo.
                Terminé de arreglarme y salí a mi habitación. Caminé con cautela por el corredor, esperando a encontrarme a Brooke en el salón… y como respuesta, oí sus cuchicheos, pero también los de mi hermanastro.
Los sorprendí, pero ellos no cambiaron de tema. Me dedicaron una rápida mirada y siguieron hablando.
                -…se hará ilusiones. –Comentó Tom. Instantáneamente, mi mente lo asoció con Harry. –Sus sentimientos están más despiertos ahora que nunca. –Me dirigió una mirada. –Si no quieres que la cosa aumente, y hacerle daño, evita cualquier beso, roce, conversación sobre vosotros dos en un futuro o cualquier otra cosa. A no ser, claro esta, de que desees lo contrario. –Arqueó una ceja, intentando sacarme alguna información sobre mis sentimientos.
                -No… yo no le amo. Es solamente un amigo. –Sonreí, incómoda. –Y tendré en cuenta tus avisos.
Brooke carraspeó, desacuerdo sobre mi respuesta. Le fulminé con la mirada, intentando asegurarle que estaba segura de ello… pero no podía. Yo misma dudaba de mis sentimientos, y una parte de mí deseaba desesperadamente saber la verdad.
El timbre de la puerta sonó en el momento oportuno. Dirigí una desesperada mirada rápida a esta, nerviosa, mientras el corazón me daba un revuelco. Ya estaba allí, y yo, a pesar de que me había arreglado, preparado e incluso pensando algunos temas de conversación, no estaba preparada de recibirle. Me quedé quieta, clavada en el suelo, pero fue Brooke a abrirle. Tenía su típica sonrisa burlona en el rostro.
Pero desapareció completamente, sustituida por la cara de asombro y vergüenza como la que yo tenía, cuando descubrió que Harry, quien estaba apoyado sobre el marco de la puerta, no iba solo. A su lado, con su típica sonrisa y faceta alegre y bromista, le acompañaba Danny Jones. Llevaba puesta una camisa de cuadros, desabrochada en dos botones y las manos en los bolsillos.
Brooke se atragantó con sus propias palabras cuando fue a hablar.
                -Ho… Hola chicos. –Puso su mirada sobre el pecoso. –Danny… ¿Qué haces aquí?
                -Harry me ha invitado. ¿No iba a ser él el único hombre? –Entró sin preocupación a la casa, mientras le guiñaba un ojo a Brooke. Los colores de esta aumentaron desconsideradamente. -¡Tom! ¿Te vienes con nosotros?
                -No tío. –Mi hermanastro tenía una sonrisa burlona en el rostro. Comprendía como nos deberíamos de sentir Brooke y yo .-He quedado con Giovanna para ir de tiendas esta tarde… -Se encogió de hombros. –Cosas de mujeres.
Le dirigí una rápida mirada con mi amiga. Esta tenía los ojos más abiertos que nunca. Me dijo algo, inaudible y moviendo tan solo los labios, pero no la comprendí. Luego, mis ojos se fijaron en el chico que descansaba tranquilamente en el umbral.
Y mi mirada se encontró con la suya. Harry me observaba con curiosidad, pero también con una pequeña sonrisa dibujada en la comisura de sus labios. Me enrojecí e intenté desviar y ladear la cabeza, pero no pude. Su mirada era demasiado cautivadora para mí como para romper la conexión visual. Allí, apoyado sobre el marco de la puerta, tan relajado, tan natural, una atracción junto a sus secuaces las mariposas, me bombardearon al completo.
                -Muy bien, entonces… ¿Nos vamos? –Sugirió Danny mientras volvía al encuentro con Harry.
Sus palabras me sirvieron de apoyo y escusa para apartar la mirada de Harry. Asentí, mientras me despedía de Tom con una sonrisa de socorro y volvía rápidamente hacía mi amiga.              
                -No, Danny no. ¿Por qué ha tenido que venir? –Me susurró al oído, dejando escapar todos sus nervios.
                -Bienvenida a mi mundo. –Le guiñé un ojo. Ahora ya estamos empatadas.
Y dicho esto, los chicos nos dieron paso. Harry poseía un Chevrolet Cruze, con un estampado negro. Me las ingenié para sentarme detrás, junto a Brooke. Teníamos muchos comentarios que intercambiar y muchos nervios que liberar. 

domingo, 6 de mayo de 2012

64.Merienda-cena con Harry.


Empiezo a desesperarme sin leer ni uno de vuestros comentarios D: ¿Seguís leyéndome? Jelou? Aunque sea un punto o una coma, dadme señales de que aún hay alguien que me lee.
Y he reducido mi frecuencia de actualizar más que nada porque estoy, entre los exámenes, deberes, falta de tiempo y escribiendo otra historia (está en uno de mis blogs, pero eh, no aparece Mcfly) pues casi no me queda inspiración para The appearances deceive, pero tranquilos (SI ALGUIEN EXISTE), que no voy a dejar el fic a medias... vamos, ni de coña :)
oullea.


        




        -¿Estás celosa? –Me preguntó Brooke mientras se tumbaba impetuosamente en mi cama.
                -¿Por Anne Grint? No, no, es solo que… siempre tiene que ir a por el chico que me fije. Cuando creía que amaba a Dougie, fue…
                -¿El chico en que te fijes? –Le arqueó una ceja, pícara. –Si no te conociera, diría que te has pillado por Harry… ¿tal vez me equivoque?
                -No me gusta Harry. Es solo mi amigo, y eso. Parece que ahora que ya soy un poco más indiferente con Doug y más atenta con Harry, ella ha cambiado de partido.
                -Bienvenida al mundo de zorras sueltas por el mundo. Está infectado. –Se sentó en la cama mientras suspiraba. Tal vez intentaba ayudarme en algo. –Evelyn, sé que eres una chica que no suele estar segura de sus sentimientos y prefiere no enamorarse y tal –Me dijo suavemente mientras me acariciaba los brazos. -, pero por si casualidad estás llegando a sentir algo por el batería, no esperes mucho tiempo. Harry es hombre, y son una raza difícil de controlar que no piensa. Si Grint va detrás de él, tarde o temprano lo conseguirá.
                -Esto se repite pero con Harry, nada más.
                -¿Estás segura? –Fruncí el ceño. No, no lo estaba. –Personalmente, pienso que por Dougie te enamoraste de verdad, pero supiste prevenirlo antes de que aumentara aquel sentimiento, y por eso crees que no te enamoraste ni nada. Pero si por Harry sientes los mismo y lo dejas pasar, créeme, los celos te corromperán y encontraras la impotencia y celos, sobre todo celos. ¿Es eso lo que quieres?
                -Pero Harry… es solo mí amigo. –Aseguré balbuceando. –No creo que sienta eso por él en un futuro… creo.
                -¿Por qué no te molestas un poco en pasar más tiempo junto a él y asegurarte de tus sentimientos, antes de actuar? –Estiró su brazo hasta la mesita de noche y recogió mi móvil. Luego, me lo tendió. Dudé en cogerlo. –Por un chocolate caliente en algún bar de Essex no pasa nada.
                -Está bien. –Acepté no muy convencida.
Una parte de mí deseaba desenfrenadamente quedar con él, verle, incluso sentirle cerca para ver como era mi reacción. Pero otra tenía miedo. Miedo y terror ante la idea de haberme enamorado y sufrir lo mismo con Dougie. Fue corto, pero doloroso.
Aquel sábado por la tarde los finos rayos de un sol impropio de Inglaterra se colaban por la pequeña ventana que poseía mi habitación. El cristal difundía la luz solar por toda la habitación, alumbrándola, recordándome a mi antigua España y al sol de Valencia. Suspiré. Allí casi me abstenía del amor. Tenía mis atracciones, pero nada superaba aquellas palabras. Me arrepentí un segundo de haber venido junto a papá, pero descubrí el ocaso de aquel sentimiento.
No, me alegraba de haber venido. De haber tenido la oportunidad de conocer a Tom, Brooke, Gio, Danny, Dougie, Debbie… y sobre todo, y más que ninguna otra persona, Harry.
Me erguí de valor y marqué su número. Antes de apretar la tecla llamada, mi dedo dudó y no se atrevió, pero después de una rápida conclusión, no tardé en buscarle los puntos positivos de aquel asunto.
Mi dedo pulgar se armó de valor y apretó con seguridad la tecla llamada.
Tardó varios segundos en descolgar, comunicando, hasta que su voz resonó del móvil inundando mi oído… y las risas de una chica también.
Se me congeló el corazón. Conocía aquella estúpida risita.
                -¿Sí? ¿Evelyn, ocurre algo? –Se preocupó su voz, pero con la diversión en la voz.
                -No.. no. Me preguntaba sí… -Pero no terminé de hablar. Su voz volvió a agudizar la mía.
                -¡Harry! ¿Quién es? Vamos, no te entretengas.
Mis ojos se humedecieron al segundo. Noté la mirada penetrante de Brooke, quien parecía oír toda la conversación. Se cubrió la boca con la mano. La hubiera imitado, pero no podía moverme. Simplemente no podía.
                -Es Evelyn. –Mencionó con cierto tono agradable. –Evelyn, dime, ¿te ocurre algo? ¿Querías algo?
                -No, solamente recordarte que… -Pero ninguna escusa lógica pasó por mi mente.
Me sentí humillada, pero liberándome de mi vergüenza e incomodidad, Brooke me arrebató el móvil. No me molesté en recuperarlo. No lo conseguiría.
                -Harry, ¡hola! ¿Qué tal? ¿Cómo andas…? ¿Y con quién? –Preguntó de forma interrogativa.
                -Vaya, hola Brooke. ¿Dónde está Eve? ¿Le ocurre algo?
                -No, tranquilo. ¿Me contestas? –Notaba su frustración por mí.
                -¿Cómo? Estoy bien, bien… ahora mismo estoy sentado, pero bien. Y.. nada, estaba con Anne,…
                -¿Anne? ¿Qué hace una zorra fuera del bosque?
                -Emm… Brooke, se te escucha. –Yo misma oí los quejidos de la pelirroja. Sonreí con malicia. –Pero dime… ¿por qué habéis llamado?
                -Por si querías venirte con nosotras a tomar algo, pero veo que estás ocupado…
                -Espera, ¿con Evelyn también?
                -Sí. –Asintió de forma pícara Brooke. Aquella mirada no me gustó. –Bueno, en un principio era con Evelyn asolas, pero claro, al ver que está Anne contigo… lo dejas pasar ¿no? Y menos para una cena.
Abrí la boca para quejarme, para opinar mi desacuerdo y diferencia de ideas, pero Brooke me puso un dedo sobre los labios. Me guiñó un ojo para transmitirme que sabía lo que hacía…
Aquello hizo la última vez. Yo confié en ella, y todo acabó con el enfado de Dougie conmigo. Pero esta vez, a pesar del pasado, decidí confiar.
                -No, no, claro que quiero. –Me ruboricé y escondí mi cara en mis manos. –Si quiere puedo pasar a por ella ahora..
                -¿Ahora? Pero estás conmigo Harry. –Resonó la voz frustrada de Anne. -¿No pensarás.. dejarme sola?
                -En diez minutos estoy allí. –Informó la voz de Harry ignorando a Anne, y tras las despedidas, colgó.
Miré incrédula a Brooke. Lo había complicado, y sabía con exactitud cuales serían las emociones y pensamientos de Harry. Se había hecho un mal concepto.
                -¿Cena? Brooke, pensará que voy detrás de él, y eso no es así.
                -No pasará nada si juegas un poco con sus sentimientos. Así mantendrá a Anne más alejada.
                -¡No pienso jugar con los sentimientos de Harry bajo nada! –Salté, horrorizada.
                -Muy bien, pues no juegues. Pero te aviso. Cuando te des cuentas de que estás perdidamente enamorada de Harry a pesar de que lo evitabas y negabas, me evocarás, y te arrepentirás de no haberme hecho caso. –Fue hasta mi armario, y lo abrió. –Y ahora ponte algo decente, algo de mujer. Al menos estate presentable.
Suspiré. De nuevo, aquella intuición de que algo iba a salir mal se apoderó de mi. Rodé los ojos mientras esperaba a que Brooke eligiera el mejor vestido. En mi idioma, el más sexy y el que menos me gustaba llevar. 

jueves, 3 de mayo de 2012

63.Fue como un triángulo amoroso.





Holly. Su nombre pasó a toda velocidad cientos de veces por mi cabeza, como un coche de carreras en mitad de una. Su imagen iba acompañándolo.
Holly, la típica rebelde que pocas veces se molestaba en peinarse. La chica que no le importaba absolutamente nada de lo que pensaran los demás, sobre ella o sobre otros. Descuidada, airada, alta, castaña y aún así, con un encanto natural, que le serviría más aún con los hombres si no fuera tan vehemente.
                Titubeé al intentar hablar, pero las palabras se atragantaron en mi garganta. Miré a Dougie, donde descubrí la total seguridad y verdad en sus palabras. No me estaba mintiendo. Doug no me mentiría en algo así.
Desvié un poco más hacía delante mi mirada, y la encontré. Tan semejante a como la había recordado segundos atrás en mi mente. Esta vez se dedicaba a reírse escandalosamente de algo, junto a Danny y Harry…
…y sacándome totalmente del tema, mis ojos se dirigieron a Harry. No, aquel no era el momento de pensar en el. Tenía que centrarme en el tema de Dougie y su respectiva enamorada, pero él me llamaba tanto la atención.
Recordé que al principio tenía una idea muy clara de que, si nos uniéramos en parejas, como concordaríamos. Thomas había tenido una idea parecida a la mía, pero antes de que yo la reflexionara y modificara, había objetado sus equivocaciones.
Al principio, yo se supone que tendría que haber acabado con Dougie, tal como yo deseaba, o había deseado. Y Holly, con mí deseado batería. Pero no, todo había dado un cambio radical.
                -¿Y bien? ¿Qué… qué piensas?
                -Ojala te pudiera aconsejar… pero Holly es tan reservada en sus sentimientos. Nunca la he visto con ningún chico, ni fijarse en ninguno. No sabría decirte.
                -Sé que lo tengo crudo, pero lucharé por ella. –Suspiró, tal como un enamorado. –Quisiera besarla. Pillarla improvista y aprovechar para besarla. Quiero ver que me hacen sentir sus labios, cual sería su reacción y sobre todo, quisiera asegurarme de mis sentimientos.
Recordé la tarde en el parque, el último día de la entrega de flores. A Harry, la distancia, el banco, su velocidad para alcanzarme y su beso. Sobre todo su beso, el contacto de sus labios sobre los míos y el revuelco de mi corazón. Y entendí a Dougie.
                -No se que facilidad tienes, pero desvelas secretos con tu mirada. –Susurró Doug mientras me observaba con fascinación. –Esto que he descrito parece que lo hayas vivido.
                -Puede ser. –Ladeé mi cabeza, para dispersar aquel recuerdo de mi mente. –Los chicos actuáis así. Y en ocasiones, es lo mejor que hacéis.
                -Harry se insinuó así. –Adivinó. -¿Crees que tal vez debería imitarle? ¿Me lanzo?
                -No, no. Primero déjame averiguar un poco sobre Holly. –Le pedí mientras el adalid nos mandaba que adelantáramos.

……….

                -Anne es una de las chicas mas sexys que he visto jamás. –Oí susurrar la voz de Logan no muy lejos de mí espalda. Enarqué las cejas y me giré para verle de reojo. Este me observaba. –Jamás había visto cabello más precioso que el suyo.
Carcajeé. En los últimos meses había conocido perfectamente a Logan. Sabía como era y cuales eran sus intenciones, de modo que intenté acelerar el paso para volver a alcanzar a Brooke. Había requerido tiempo para pensar, pero empezaba a agobiarme la soledad.
Por su parte, parecía que Logan me pasaba los talones. Aunque acelerara el paso, su voz seguía susurrándome el oído. Adulaba su cabello, su cuerpo, su sonrisa… y no me extrañaría que lo hiciera también de sus pies.
                -¿Estás celosa? –Oí su voz aún clavada a mi oído. Me giré de golpe y lo encontré algo separado de sus amigos, con una sonrisa pícara dibujada en el rostro.
                -¿Celosa? –Carcajeé. –No tengo porque estarlo.
                -¿Por qué no hay forma? –Su sonrisa se esfumó mientras relajaba sus músculos. Suspiró y se revolvió el cabello. –Estoy harto ya, Evelyn. Intentó ponerte celosa para ver si cedes de una vez. Intentó hacértelo bonito todo, para ver si te relajas conmigo, pero no hay forma.
                -No me lo haces bonito. –Aseguré. –Casi no hablamos últimamente, así que no hay forma de que ceda.
                -Se nota que estás enamorada. –Espetó con una sonrisa pícara. Rodé los ojos. Ya empezábamos. –Y se perfectamente que no es por mí… ¿o me equivoco?
                -Yo no estoy enamorada. –Aseguré.
                -¿A no? ¿Ni siquiera un poco de Dougie, el chico del camino del baile? –Dijo secamente.
Desvié la mirada y me topé con sus ojos azules, tan perforadores como nunca había observado. Se había enterado, no sabía como pero su propia mirada me aseguraba que nada bueno iba a suceder.
                -Yo… -Tartamudeé.
                -Doug me lo insinuó sin querer, pero no soy tan tonto como para no darme cuenta. –Sonrió, pareciendo no ofendido. –Preguntó sobre su pareja de baile. Le deje privacidad para ver las fotos que había echado Danny aquella noche, pero bueno, creyó que le deje asolas. Susurró en una foto en que salimos juntos tu nombre, y capté entonces porque te habías ausentando tanto en una gran parte de la fiesta.
                -Lo siento. Fue como un triángulo. No quería negarle a ninguno de los dos el baile, además, ¡Yo no sabía que mi baile era con Dougie?
                -¿No..? –Estuvo unos segundos en silencio, hasta que su ceño fruncido desapareció. –Él es el de las flores…
                -¿Cómo? –Me acordé que no tenía que desvelar a Harry. –Oh, ¡sí, sí! Pero no se lo digas a nadie,por favor. A cambio, ahora me he dado cuenta que no siento nada hacía a él, así que te confirmo que no,  no estoy enamorada.
Mentirosa –Me susurré.