¡¡No me lo puedo creer aún!! Mi perfectísimo y preferido Tom Fletcher, comprometido con la magnífica y preciosa Gio, están, porfín, ¡OFICIALMENTE CASADOS! Ahora a esperar pequeños Tom's y Gio's *-* De verdad, estoy tan orgullosa como sus propias madres... ¡Les deseo lo mejor del mundo!
Y ahora lo que me cuestiono... Gio en twitter es Giovannafalcone... ¿Se lo cambiará a GiovannaFletcher ? Porque si es así tendré que tomar ejemplo y ponerme Eva Jones jojojojojo.
Muchas gracias a l@s lector@s!
Brooke y yo habíamos
aprovechado los minutos libres que nos habían dejado Harry y Danny cuando se
reunieron bajo la farola. De una forma locuaz, habíamos opinado unánime que sin
duda, algo se llevaban entre manos. Los reojos de parte de los dos no daban una
primera opinión muy buena.
Cuando regresaron, fue Danny
el que decidió tomar el primer paso de la separación que tan poco queríamos
Brooke y yo. Ambas estábamos muertas de los nervios, con miedo a hacer algo que
estropeara el momento o cualquier mínima cosa.
-Brooke… -Le susurró a la chica al oído, pero por el
silencio sepulcral llegamos a oírlo todo. -¿Puedo llevarte a un sitio más…
íntimo? Quisiera comentarte una cosa.
Instantáneamente, la rubia me
dirigió una inquieta mirada pero llena de alegría y nervios. Asintió levemente,
con miedo. Danny volvió a sonreír pícaramente, y mientras se despedía de
nosotros con una leve agitación de cabeza, dio un paso, alejándose. Brooke
empezó a seguirle, pisándole los talones.
Harry y yo les seguíamos con
la mirada, a medida que se iban alejando. No podía evitar sonreír. Se la veía
nerviosa; daba seguidamente traspiés, fallando su equilibrio, pero lograba
recuperar el paso sin que Danny se diera cuenta de nada.
A mitad camino, el pecoso se
giró para esperarla. Brooke se detuvo nada más este se volteó. Incluso con la
distancia y la falta de visualidad, logró distinguirse la centellante sonrisa y
dentadura de Danny. Sonreía con dulzura, e incluso pude notar el cariño en sus
ojos, que parecían relampaguear en la oscuridad.
Su mano se extendió, abierta,
esperando la respuesta de su compañera. Brooke bajó la vista, viendo
estupefacta su mano. Se la estaba tendiendo, y en la mirada de mi amiga se
reflejaba el ansia de aferrarla y dejarse llevar a donde quisiera que él tuviera
preparado. Y así lo hizo. Después de una desesperada demora por parte de todos,
levantó su mano y la entrelazó con la de Danny. Sus sonrisas se respondieron. Y
volviendo a darnos la espalda, se fueron alejando hacía la esquina.
Una vez desaparecieron, comprendí
el estado de la situación en la que me encontraba. Levanté muy lentamente la
cabeza hacía la Harry ,
y me encontré de nuevo con su mirada que ya me observaba, pero estaba llena de
inquietud. Desviaba la mirada y volteaba la cabeza, como si le costase mirarme.
Se mordía el labio inferior.
Suspiré. Caminé hasta el
malecón del embarcadero y me senté allí. Me quité la manoletina derecha,
posando el zapato a mi lado y rocé con los dedos del pie el agua del lago.
Estaba fría, completamente gélida, pero reconfortaba aquella sensación.
Balanceé el pie de izquierda a derecha, rozando la superficie del agua como un
ave.
No tardé en oír los pasos de
Harry a mi espalda, y antes de que me diera cuenta, ya se había sentado a mi
lado. Un nudo en el estómago se formó en mi interior, impidiéndome reemprender
un tema de conversación. Por mi parte, estaba completamente nerviosa, incapaz
de moverme. A cambio, cuando ladeé mi cabeza para observar a Harry, este
parecía sereno y tranquilo, observando mi pie rozando el manto de agua.
No tardó en conectar su
mirada con la mía. Tenía un rostro melancólico.
-Danny lo conseguirá esta noche. –Susurró.
Reí. Me hubiera esperado
cualquier frase, de nosotros, del agua, de la cena, del lugar… pero no de
Danny.
-Creo que ya va siendo hora de que Brooke consiga al
chico que ama.
-Es una chica con suerte… con mucha suerte. –Musitó
de forma mohína, separando los ojos de mí.
Un abatimiento me recorrió el
organismo entero. Fui a decir algo, algo sin sentido, pero se me quebró la voz
sin permitir emitir ninguna frase. Alguien se estaba divirtiéndose dentro de mi
estrujándome dentro de mí el estómago.
Me entraron ganas de
desmentirle. De decirle lo que podría haber descubierto de mis sentimientos, la
confusión que sentía. Quería describirle todo lo que sentía cuando me hablaba,
cuando me miraba, o cuando se refería a mí. Y entonces me acordé. Él mismo me
había expresado esto que siento el día en que se confesó, en el parque… donde
me besó. Y desde aquel día, no había vuelto a notar sus labios sobre mí, y
añoraba desesperadamente el roce y sensaciones que me habían producido sus
labios.
El batería pareció percatarse
de mi aflicción, y con una sonrisa torcida, dijo en tono tranquilizador:
-No me malinterpretes. A veces soy así de...
reprochador. Y respecto a lo que pasó, está todo olvidado. No te tengo rencor.
Todo lo contrario; te entiendo.
Asentí. De nuevo quise
decirle todos mis sentimientos, pero no podía, sencillamente no podía. Harry
suspiró de forma resentida. Dedicó una vez más una sonrisa amable, y de repente
se levantó de su sitio. Desde abajo, le observaba.
-Ahora vengo. Tengo que ver una cosa. –Dijo
discretamente, mientras me daba la espalda y volvía a la pequeña plaza.
Crucé mis piernas en forma de
cruz, mientras me giraba para verle alejarse. En el tiempo que había pasado
viviendo en Harrow, no me había fijado en los cambios del batería; sus mechas
habían casi desaparecido.
Suspiré mientras volvía a
meter mi pie en la manoletina. Me levanté, y caminé hasta el poyo mas cercano.
Me tumbé allí, mientras el frío de la piedra me provocara temblores. Me crucé
de brazos, y bajo el sonido de las chicharras, bullicio y acordeones.
El cielo estaba encapotado de
estrellas, con luna gibada creciente que centellaban más que nunca. Suspiré.
Aquel lugar era hermoso, casi de ensueño, pero solamente faltaba una cosa… el
sentimiento compartido. Un vacío de abismo parecía haberse formado en los
últimos días en mi interior, del cual, cada vez que veía a Harry, le escuchara,
me hablara o simplemente le escuchara, me había perder el equilibrio y caerme
en él.
Mis ojos amenazaron con
desbordarse, pero logré resistir. Sabía que en un momento u otro Harry
regresaría.
Volví a suspirar y cerré los
ojos intentando despejarme y relajarme, pero tuve mucho tiempo para
conseguirlo. Tal vez de la comodidad y confort que tenía al estar apoyada sobre
el poyo, el tiempo había transcurrido más deprisa de lo que creía, y los pasos
de Harry se fueron acercando. Me senté y volteé mi cara para verle. De nuevo,
una sonrisilla tímida se dibujó en mi rostro al verle. Aquella noche tenía una
magia especial. Parecía centellar a la luz de las estrellas.
-Ya está todo preparado. –Susurró como si tuviera
miedo a mi reacción. -¿Me acompañas? –Musitó mientras me extendía una mano.
-¿A dónde habías ido? –Le pregunté mirando detrás
suya, donde se encontraba la plaza con cantidades de tiendas y restaurantes.
-Espero que tengas hambre. –Me sonrió. Le imité, y
asintiendo, aferré su mano para ayudar a levantarme.
Deseé más que nada que no me
soltara la mano, que la mantuviera entrelazada con la mía, pero no sirvió para
nada mi plegaría. De nuevo el sentimiento de soledad que sentía y la distancia
que había entre nosotros dos se agrandó, provocándome que le viera como una
figura inalcanzable. Le pisaba los talones, pues mi paso se había relentazo al
suyo, pero él no tardó en pararse para colocarse a mi lado. Una vez más, al ver
su sonrisa y mi reflejo en sus brillantes ojos azules, comprendí que aquel
nuevo sentimiento hacía él no era erróneo.
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