¿Qué opinas sobre este fic?

viernes, 30 de marzo de 2012

45.Otra pretende ocupar mi deseado lugar.



-No me seas estúpida, Brooke. –Le pedí mientras entrábamos dentro del baño de Giovanna.
Habían pasado cuatro días desde aquel lunes en que Dougie me había dañado mis sentimientos inocentemente, y todas las chicas habíamos decidido pasar el viernes en compañía, nada más acabar las clases.
Me había encerrado con mi mejor amiga en el baño, después de necesitar que Gio nos acompañase hasta la puerta del lavabo después de una búsqueda en vano de la puerta. Había empezado a contarme lugares y días que había pensado para quedar con Lizard, y mi prejuicio hacía que ninguna de ellas me pareciese correcta, encontrándole aún error a todas.
                -¿Por qué no? –Se dejó caer en la taza, mientras me miraba con sus ojos desoladores. –Déjame preparar vuestro reencuentro a mí, de verdad que no o haré mal y quiero que sea lo más perfecto posible.
                -Brooke, yo no tengo tu optimismo.
                -Si yo estuviera en tu lugar tampoco lo tendría, pero confía en mi aunque sea para esta ocasión. De verdad siento algo, como un presentimiento, -Se acarró la camisa del pecho, haciendo fuerza mientras carcajeaba. –de que todo va a salir bien.
                -Está bien… pero te juro que si algo, cualquier cosa sale mal… -Intenté buscar alguna amenazaza, pero no se me venía ninguna en aquel momento. –Ya sabes.
Asintió sin importarle mi aviso, y ambas salimos del baño mientras al mismo tiempo sonaba el timbre de la puerta. Los chicos habían llegado, y como no traían a Logan con ellos. Desde aquel beso, había rebajado mucho nuestras conversación y apenas nos hablábamos, al igual que dedicarnos alguna mirada. No me había arrepentirle de no haberle seguido el beso, pues durante todo aquel tiempo transcurrido, Lizard no había abandonado absolutamente nada mis pensamientos.
                -¿Sabéis que uno de nosotros tiene nueva novia? –Gritó Danny el primero de la cola, mientras corría hacía donde estábamos nosotras.
Miré aterrorizada a Brooke, al igual que ella a mí. La simple idea de que Dougie tuviera nueva novia me destrozaba por dentro, y a pesar de que Brooke negara su atracción por el pecoso, sabia que a ella también le espantaba la idea.
                -¿Quién? ¿Y quién es ella? –Preguntó Giovanna mientras se levantaba del sofá, totalmente interesada. -¿No serás mi Tommy, no?
                -Sabes que no. –Dan se tiró de golpe a su lado, provocando un estrepitoso ruidos de roto en el sofá. –Al venir lo hemos descubierto, pues se ha encontrado con ella y menudo beso le ha dado… ¡Y no nos había dicho nada!
                -¿De quién habláis? –Mascullamos todas a la vez.
                -¡Danny, te pedí que no dijeras nada! –Espetó la voz de Doug desde atrás, mientras aparecía por el salón, colocándose a mi lado.
No, no podía ser cierto. ¿Dougie novia? ¿Por qué? Intenté evitar que mis ojos se cristalizaran, aunque ya era misión imposible. Miré horrorizada a Brooke, quien me observaba dolida y arrepentida. Sonreí intentando disimular, aunque el labio inferior me temblaba, pero debía de disimularlo. Luego, giré mi vista hacía Tom, quien ya me observaba. Comprendía que aquello me había hecho daño.
                -¿Quién es? –Insistió Katherine, levantándose y empezando a dar saltitos de alegría. -¡Qué bonito! ¿Cómo es que no nos dijiste nada?
                -Es la engreída y pija de Anne Grint. –Harry adoptaba cara de asco, sin importarle que su amigo le observara. –En serio, hay que ver que me cae mal esa chica. ¿Cómo puedes estar saliendo con ella? ¡Es todo lo contrario a ti!
                -¡Otra vez! –Dougie estiró sus brazos para hacerse oír. A mi no me hacía falta; no podía despegar mi dolida mirada de él. –No estoy saliendo con ella.
                -¿Y ese beso de antes? –Cuestionó Cole.
                -Digamos que tontea conmigo.
                -¿Te ha pesado así porque sí? –Holly flipaba, literalmente. Tenía cara de estupefacción. –Dios, no me lo puedo creer. ¡Anne! ¿Sabes las de veces que me habré peleado con ella?
                -Es buena chica. –Intentó defenderla el bajista.
                -Es una puta. –Se me escapó, mientras todos los ojos se dirigían hacía mi y las bocas callaban. Dougie me miraba sereno, pero notaba que él sabía que tenía razón. Por otra parte, Brooke, Harry y Danny se echaron a reír. –Creo que no podría ni contar con todos los dedos con todos los tíos que ha llegado a estar.
                -Tiene razón, Doug. –Harry se acercó a él, mientras le depositaba un beso en la mejilla. –No te conviene. Además, tú me perteneces.
                -Está bien, dejemos el tema. –Pidió el rubio mientras rodeaba por la cintura al batería. –No la quiero ni estoy saliendo con ella, así que no hay nada que hablar. –Volteó su cabeza para observar a Tom mientras le susurraba. –Ayúdame. Cambia de tema.
                                  . . .
Había empezado a anochecer, cuando apenas eran las seis de la tarde. Aburrida y con los ojos amenazándole con cerrarse, Katherine salió al jardín, intentando despejarse un poco o caer rendida en el césped del jardín de su amiga.
Fue allí donde se encontró a alguien más.
Aunque hubiera querido volver sus pasos, no habría podido. Nada más se enteró que Cole estaba allí sentado, él también se percató y giró su cabeza para verla. Había aprendido a mantenerse sereno y no ruborizarse al verla, sin que sus esperanzas desaparecieran.
                -¿Quieres sentarte conmigo un rato?
Accedió sin abrir la boca. Se sentó a su lado, mientras observaban a través de la verja del vecino como el sol se posaba sobre aquel abismo del fondo. Una imagen realmente preciosa.
Fue entonces cuando Cole giró su cabeza para observar la más aun preciosa imagen que tenía Katherine, con los rayos del atardecer golpeándole el rostro. Sus miradas se encontraron, y de ellas solamente logró embozarse una tímida sonrisa. Lo curioso durante aquel largo tiempo transcurrido era que los sentimientos de ella había cambiado.
                -¿Nunca has querido en algún momento hacer algo precipitado y que las cosas no acaben de mala forma? –Le preguntó con voz suave ella.
                -Sí. –Volvió la vista hacía el gran sol. –Cuando es de noche y salgo, por ejemplo, muchas veces me apetece coger una piedra y romper algún cristal de alguna casa. –Carcajeó. –Lo sé, estoy loco. –Volvió a mirarla. -¿Y tú?
                -Romper cristales no, pero otras cosas sí. –Suspiró, resignada. –Ahora por ejemplo, me gustaría hacer algo, pero lo veo demasiado tonto. Tengo miedo.
                -¿El qué? –Ella no le contestó, solo se limitó a seguir mirándole. -¿Tienes gases o algo?
                -No me seas idiota. –Carcajeó sonoramente, mientras se aferraba la tripa. –No creo que me atreva. Seguramente lo estropearé y además jamás he sido lo suficiente valiente para… -Bajó la vista. –Hacerlo.
No muy convencido de lo que querrían decir sus palabras, Cole decidió poner la mano en el fuego. Rápidamente, acercó su cara a la de su amiga y le depositó un tierno beso, rápido pero eficaz. Se separó varios centímetros, temiendo arriesgarse, pero fue Katherine la que volvió a cortar distancias, aumentando considerablemente la potencia.

miércoles, 28 de marzo de 2012

44.No entiendes mis "Te quiero"

De verdad que siento no subir con frecuencia, pero últimamente no paro de perder el tiempo!







El día siguiente, lunes, no digamos que fue la cosa para mejor. Estuve más despistada que de lo habitual en las últimas semanas después de baile, absorta del mundo real y sumergida en mis pensamientos que no llegaban a ninguna conclusión ni solución. Me resultaba de lo más embarazoso encontrarme con Dougie, y no evitaba ruborizarme y trabarme con mis palabras, a pesar de que él aún no supiera quien era… aún. Y este comportamiento mio no se debía solo a lo del baile, el beso y el daño le había causado, si no también por mis nuevos sentimientos, incapaces de descubrir que era lo que realmente sentía; si era debilitación por su perfección y manera de tratarme, o es que tal vez me estuviera enamorando.
Lo dicho; todo fue un ajetreo, y más aún a primera hora del lunes. Historia, junto a él.


Mis nervios estaban ya allí, esparcidos por todos los lugares más remotos de mi cuerpo cuando apenas había cruzado la puerta de historia, abastada de compañeros de mi clase. Sujetando aún mis libros con fuera e intentando que desapareciera mi nerviosismo, miré a la última mesa de la sala, donde nos sentábamos los dos. Él siempre solía venir más pronto que yo, pero aquel día, su asiento a la derecha estaba vacío. ¿Había faltado hoy? ¿Debía alegrarme o entristecerme? Lo curioso fue que, sentí ambas cosas. Alegría por no tener una embarazosa hora a su lado, aguantando las ganas de girar mis ojos y observar la perfección de su rostro. Y tristeza porque seguramente aquel día me iba a quedar sin verle.
Pero todos aquellos sentimientos desaparecieron cuando noté una mano en mi hombro y pronto, su voz cerca de mi oído, echándome toda su respiración sobre la cara, mientras me susurraba:
                -Tengo que hablar contigo.
Aquellas palabras fueron suficientes para que mi miedo surgiera de mí. Me miraba con rostro sereno, pero conservando su amabilidad y cordialidad en la comisura de sus labios, transmitida por una sonrisa. Le intenté mirar lo más disimuladamente posible, pero sabía de sobra que actuar y mentir no era mi especialidad, y menos cuando mis nervios estaban a flor de piel.
Me dirigí con él hacía nuestros asientos, sentándonos preparados para hablar y mientras aprovechábamos los minutos que tardaría el señor Brandon en venir a clase, tan impuntual como siempre.
                -Verás, no sé como empezar. –Sonrió, tranquilizándome aunque no demasiado. Su sonrisa conseguía debilitarme. –Supongo que pensarás que estoy loco o algo por el estilo pero no. No sabía a quién contárselo, y solo confié en Tom, hasta que pensé que tal vez debería tener una opinión femenina, y fue cuando viniste a mi mente. –No pude evitar suspirar de alivio. -¿Qué ocurre?
                -Oh, no nada. –Me ruboricé avergonzada. –Me..Me alegro de que hayas confiado en mi, solo eso. Cuenta.
Y fue entonces cuando me contó la historia que yo bien sabía, la cuala había vivido como a la misteriosa Weird que el narraba. Pero no pude evitar sentirme una vez más humillada y arrepentida, pues en tono de voz se reflejaba la tristeza y melancolía que le había causado mi huída. Y fue hasta cuando me contó el final cuando mi expresión cambió a sorpresa.
                -…y después de aquella conversación que tuve con ella y a pesar del enfado que le tenía, no sé, mi enojo se ha ido y ahora quiero volver a quedar con ella. –Levantó su vista al ver entrar al señor Brandon a la sala, y disminuyó su tono de voz a un susurro mientras acercaba su cara a la mia. -¿Crees que es buena idea volver a quedar con ella? ¿No se asustará ni nada?
                -¿Tom que opina?
                -Que lo haga.
                -Pues… -Sabía que tenía que dar el paso y no dejarle así, pero me faltaban fuerzas. –Pienso que… supongo que deberías.. no sé… -Le miré, y nuestras miradas se entrelazaron, haciendo que cogiera inmediatamente una extraña confianza de mi respuesta que no tardé en arrepentirme. –Queda con ella, será lo mejor.
                -¿Tu crees? –Embozó una alegre sonrisa, mientras se escabullía disimuladamente de la vista del profesor entre las espaldas de los de delante. -¿Pero dónde? ¿Y cuándo? Además, no se si podré. La primera quedada ya se me hizo embarazosa y mira como acabó. Y tal vez le parezco horrible. Sería vergonzoso seguir insistiendo si ella no quiere.
                -Pero Doug… -Me atreví a preguntar, queriendo saber de una vez por todas la contestación. -¿Qué sientes hacía ella?
                -¿Hacía Weird? –Frunció el entrecejo. –No lo sé, simplemente quiero conocerla. Me atrae y a pesar de no lo conozco de nada, le tengo mucho cariño.
Cariño, eso es lo único que siente, pensé, destrozándome por dentro. Volví la vista hacía la lejana pizarra para disimular prestar atención, aunque mi cabeza seguía recordando las recientes palabras que había nombrado mi admirado.
Durante aquella hora, Doug intentó reemprender la conversación varias veces, pero yo acababa cortándole asegurándome que aquello que estaba diciendo el señor Brandon (que ni yo misma me estaba enterando) iba a aparecer para el examen y calía atender, sabiendo perfectamente que Doug jamás se molestaría en prestar atención en clase, y menos aún a aquel profesor.
Salí los más apresurada que pude de aquella aula, con Doug pisándome los talones. No me gusta nada más que hablar con él, pero en aquel momento me encontraba bastante afectada, más de lo que en un principio pensaba.
Creía que ya le había perdido de vista nada más salir de la aula hasta que noté como me llamaba y me giraba por el hombro.
                -¿He dicho algo que te ha ofendido?
                -No, tranquilo. Es solo que tengo cosas en la cabeza últimamente. –Notaba yo misma que le miraba con desprecio, pero también una mezcla de sentimientos rotos.
                -No me mientes. –Posó sus delgados brazos pero fuertes sobre mi cuello, dándome uno de los abrazos más confortables que me había llegado a dar. Un nudo se formó en mi estómago, impidiéndome hasta tragar saliva y unas mariposillas de mi estómago empezaron a hacerme cosquillas por todo el organismo. –Lo siento si te he dicho algo ofensivo. De verdad que no pretendía, y lo siento de corazón. Eres, seguramente mi mejor amiga, la única que creo que de verdad me entiende y no quiero perderte. –Se separó de mi, y de nuevo mantuvimos nuestras miradas en contacto.
 Mis ojos se habían cristalizado y humedecido, dolida también por sus palabras pero curada por las otras. Sabía que aquello era así y así deberían y tenían que seguir. Él me veía tal vez como su mejor amiga, y cuando te dicen eso, de esas palabras no suben.
Le dediqué una sonrisa mientras intentaba parecer bien.
                -Gracias Dougie, de verdad. Te quiero.. –Me entreví a susurrar, sabiendo que él me escuchaba, pero tal como esperaba, no entendió tanto como yo mis últimas palabras.

domingo, 25 de marzo de 2012

43.Lo siento, pero mis sentimientos son erróneos.



No, no podía besarme con Logan a pesar de lo mucho que me llegara a atraer y gustar. No podía apartar a Dougie de mi mente a pesar que entre nosotros no hubiera nada, pues yo para él seguía siendo una amiga como otra cualquiera. ¡Siquiera sabía que me había besado a mi! Entonces, ¿por qué tenía que seguir sintiéndome así? Quien sabe.
                -Espera. –Intenté apartarle empujándole suavemente por el pecho, pero él se resistió. –No creo que se..
Desprevenida, aprovechó ese momento para hacer muy rápidamente la cara hacía mi y besarme. Noté sus labios presionados impetuosamente sobre los míos, pero no me resultaba tan agradable como siempre había fantaseado.
Eran fríos y duros, a comparación de los de Lizard. Su tacto sobre los míos no provocaban en mi ningún desenfreno a diferencia que en el baile. Esto me ayudó a tener más que fuerzas suficientes para apartarlo de mí sin problemas. Ni siquiera las mariposas de mi estómago se molestaron en despertar cuando le sentí.
                -No lo vuelvas a hacer, Logan. Por favor. –Le pedí intentando apartarlo todo cuanto pude de mí.
                -¿Por qué? ¿No te gusto? –Parecía desilusionado, pero también decepcionado y enfadado. Su mirada en un pasado podría haberme matado, pero esta vez me daba igual decepcionarle. –Yo pensaba que estabas colada por mí.
                -No, me temo que no. –Se volvió sereno, desapareciendo todo rastro de felicidad en su rostro. Incluso sus celestes ojos parecieron volverse color nubloso. –Siento que esto sea así.
                -No te preocupes. –Se acercó hacía la puerta, resaltando en su forma de caminar y su tono de voz que estaba furioso. –No se porque me he molestado en pensar que podría gustarte. Supongo que ahora pareceré un idiota al haberte mostrado mis sentimientos.
                -¿Idiota por qué? ¿Por qué tenéis ese concepto cuando declaráis vuestros sentimientos? ¿Tan malo es querer a una persona? –Intenté transmitirle toda la decepción que pude en mi mirada. –A mi me parece que no.
Abrió la boca para contestar, pero se contuvo al oír la voz de Tom avisando que ya estaba de vuelta. Yo solamente intenté tensarme un poco más, pues sabía que iba a entrar en el cuarto.
No me equivoqué. Cuando sus pasos llegaron hasta mi puerta, esta se abrió, apareciendo mi querido hermanastro por ella. Venía sonriente, pero su sonrisa desapareció al encontrarnos con nuestras fúnebres caras.
                -Perdón, ya me voy. –Intentó volver a salir, pero Logan se le adelantó.
                -No, tranquilo. Me tengo que ir ya, no puedo perder mucho tiempo. –Me dedicó una fulminante mirada, una mezcla de odio y decepción como la anterior. –Buenas noches.
                -Buenas noches… -Titubeó, volviéndose hacía mi cuando este desapareció por el pasillo. -¿Qué ha ocurrido? ¿Y esa actitud suya?
Suspiré, sin muchas ganas de contar lo ocurrido, pero era Tom y no tenía otro amigo, excluyendo a Brooke con el que confiara más. Sabía perfectamente que él me daría el mejor consejo que pudiera y me escucharía al pie de la letra. Fue así cuando después de cinco, o quizás diez minutos para mi, mi relato finalizó.
                -¿Por eso se ha ido así? –Bufó, incrédulo, pero no tardó en levantar una ceja mientras me miraba con picardía. -¿Y porque no le has seguido el beso?
                -Por Dios Thomas, ¡no me gusta! –Él vaciló. –Hablo enserio. Puede que sea un chico encantador, guapo, atractivo, amable y demás, pero no me gusta.
                -¿Antes tampoco? Hubiera jurado que hará unas semanas te lo comías con la mirada.
                -Puede ser, pero desde que pasó… -Dudé a contárselo, pero ya había comenzando y no se cansaría hasta saber la historia, de modo que proseguí. –lo del baile no puedo dejar de tener a Doug en la cabeza. –Me resultaba extraño llamarle Dougie, lo que hizo que frunciera el entrecejo. –Dougie. ¿Pero cómo ha podido ser Lizard, Doug? Y enserio, ¿cómo puedo haberme colado por el bajista? Él jamás se ha fijado en mi ni se fijará.
                -Antes de que descubrieras de que era Lizard, ¿te fijaste alguna vez en él?
                -Bueno, avispé de que era guapo y simpático, pero no. –No entendía a que se refería.
                -Lo mismo le pasa a él, o por lo menos eso creo. Doug tampoco es mucho de decir sus sentimientos. Tal vez sienta algo por ti y se lo reserva. Es muy tímido.
                -Oh, por favor Tom, ten sentido de la lógica.
                -Solo digo que por el mismo motivo que te has enamorado de él al descubrir que era Lizard, el puede enamorarse de ti al enterarse que eres Weird.
                -Tengo tan poca suerte en la vida que eso es casi imposible. –Suspiré, dejándome caer sobre la cama. –Mañana miércoles aún. ¿Por qué tienen que pasar tan lentamente los días entre semana?

Estuvimos hablando poco rato. Luego, se excusó y desapareció por la puerta, dejándome a mi sola con mis dudas, mientras la tibia luz que se colaba por la persiana de la ventana le daba un aspecto sombrío a toda la habitación. Si no hubiera tenido la cabeza tan ajetreada de cosas, me hubiera dormido ante tan relajante situación, pero el tema de Lizard y Logan no lograba desaparecer en mi cabeza. Todo era demasiado complicado.

sábado, 24 de marzo de 2012

42.Brooke lo arregla todo.

De acuerdo, creo que me he pasado un poco con este capítulo. Me dejé llevar demasiado y aquí tenéis este cacho texto. Pero bueno, con ganas no os quedaréis :3 Gracias!



Y allí estaba Brooke, tan despreocupada como si nada pasase y tecleando en el ordenador, con la ventana de la conversación de Lizard abierta.
Mi hermanastro y yo nos echamos encima de ella, apartándola del ordenador de un empujón y acercando nuestros ojos a la conversación. Teníamos que leer lo que había estado hablando con él.
                -Hii…
                -Hola.
                -Lizard, lo siento mucho por lo del baile. No me atreví a enseñarte como soy.
                -No entiendo porque echaste a correr. Pareció que te asusté o algo, ¿tan horroroso soy?
                -¡No! Eres precioso, tienes unos ojazos que cualquier chica se quedaría embobada con verlos, un pelo, un cuerpo, una sonrisa… -Miré atónita a mi amiga, mientras seguía la conversación con nosotros. Me dedicó una sonrisa maliciosa. –Estás para comerte.
                -¿Perdón? ¿Eve, eres tú?
                -Sí, sí, me dejé llevar. Lo que venía a decir, ¡jamás me hubieras espantado!
                -¿Entonces por qué huiste?
                -No quería que me quitaras la máscara y descubrieras a alguien que puede que no te gustase.             
                -Te aseguro de que me gustarías. Me bueno… supongo que ya no hay forma de que quieras conocerme del todo.
                -Claro que sí. Quiero quedar contigo cuanto antes, y habló enserio. No volveré a ser una cobarde gallina que huye a la pata coja con unos tacones con los que no se ni caminar.
                -Ibas demasiado hermosa esa noche como para que me fijara que no sabías ir con tacones. –Un guiño se formó al final de la frase. –Entonces dime, ¿cuándo quieres que quedemos?
                -Cuando quieras, aunque creo que deberíamos pensarlo e ir diciendo fechas en unos días, ¿no te parece?
                -Sí, pero prométeme una cosa.
                -De acuerdo.
                -Qué cuando nos volvamos a ver, no irás ni con antifaz, ni salgas corriendo ni que me des plantón. ¿Me lo prometes?
                -Te lo pro… -Pero está frase estaba inacabada, pues por suerte llegamos cuando aún había dado a ENTER.
Le dediqué a Brooke una mirada victoriana, transmitiéndole que jamás me atrevería a dar una promesa a sí. Pero mi triunfo no pudo efectuarse, pues durante nuestro encuentro de miradas, oía el aporreo de un teclado. Me giré, vi a Tom escribir la frase a medías, restaurando las últimas letras y antes de que apartara su mano, le dio a Enviar.
                -¡No! –Sollocé levantándome de golpe de mi cama. -¡Por qué Tom! Sabes perfectamente que nos yo capaz de hacerlo.
                -Va, por favor Evelyn, no me hagas arrepentirme de tener una hermanastra así. –Se levantó y me cogió por las manos. –Si de algo estoy seguro es de las ganas que tiene Dougie de conocerte, y de que cuando se entere de que eres tú Weird, decepción no se llevará.
                -No pico, Tom.
                -Hablo enserio. Cuando te conoció y hasta entonces, solo he recibido buenos comentarios sobre ti de su parte. Ya me entiendes. –Rodó los ojos. –Eso sí, no se cual será su reacción, pero disgusto no se llevará.
                -Espera espera. –Brooke se interpuso entre los dos. -¿Le has contado a Tom toda la historia?
                -No. Antes te ha oído gritar. Y resulta que Doug le había contado la historia nuestra.
                -Oh, lo capto lo capto. –Asintió, encajando ambas versiones. –Y ahora, ¿qué harás con Lizard?
Todos miramos a la conversación. Nos habíamos olvidado de él, y al parecer ya se había desconectado. Se había despedido, cordialmente, cosa que me sorprendió. Al parecer y gracias a mi amiga, ya no estaba enfadado. ¡Genial!
                -Me parece que vamos a tener que ir planeando nosotros fecha, Brooke. –Dijo Tom, sin despegar la vista de mí.
                -Oh perfecto. Que bien nos lo vamos a pasar. –Artículo con una sonrisa pícara, mientras recogía su mochila y se la llevaba al hombro. –Bueno señorita Bekker y señor Fletcher, me voy. Mi madre no tardará en venir a por mí y aún tengo que ir a la plaza del ayuntamiento.
                -¿Quieres que te acompañe en un segundo? –Propuso Tom. –Ya ha anochecido y no es recomendable que una chica como tu vaya deambulando a estar horas por Harrow.
-Está bien. –Aceptó ella, saliendo de mi habitación. –Ya nos veremos mañana, Eve.
Me despedí de ella, y acompañé a Tom y Brooke hasta la puerta. Él me aseguró que no tardaría más de diez minutos, y que si lo hacía, que todo era culpa de Darth Vader y que tendría que ir a rescatarle al espacio. Yo asentí a todo, dándole la razón como a los tontos pero sin perder mi sentido del humor, y cerré la puerta tras ellos.
Me apoyé sobre la madera de esta. El aire gélido había cesado al cerrar, y de nuevo la calida estancia que recorría por toda la casa me cautivó de nuevo. Oía los ronroneos de Marvin de allí a allá. Ya se le permitía el libre albedrío por la casa, sin que James ni Debbie rechistaran. Aunque prefería mantenerse alejado de la habitación de Carrie. También se escuchaba la rutinaria risa de Debbie, como siempre ha todas horas del día y a mi padre hablar sin callar.
Me había concentrado aquellos treinta segundos en apreciar cada sonido que se escuchaba de la familia, que los golpes secos en la madera hicieron que me despegara rápidamente de la puerta. Me había dado un susto de muerte.
No podía ser Tom, lo había visto alejarse y no podía haber llegado tan pronto. Con un poco de miedo en la situación, me atreví a preguntar quien era antes de abrir.
                -¿Qui… quién es?
                -Eve, soy Logan.
¿Logan? No tardé en abrirle. No sabía porque demonios estaba allí tan tarde, pero tal vez era importante.
Y allí estaba, el chico de flequillo castaño y ojos azules increíblemente deslumbrantes enfrente de mi. Conservaba sus pintas de niño de etiqueta, aunque no le faltaba su aire a niño bueno que nunca había roto un plato, mezclado con un joven pícaro enemigo de las normas. En definitiva; su aspecto atractivo que lograba derretir a cualquier mujer que se propusiera.
                -¿Qué haces aquí?
                -Estaba pasando por tu manzana cuando vi que Brooke y Tom salían. Me había apresurado para intentar que no me cerraras antes de cuenta, pero no llegué a tiempo. –Asentí, sin muchas ganas de conversación. -¿Quieres salir fuera un rato?
                -¿Salir? –Di un agotador suspiro. –No, por favor. Hace un frío que pela y ahora mismo no me apetece soportarlo. ¿No nos podemos quedar aquí?
                -Bueno, está bien. –Parecía descontento por mi elección, pero quise cambiar de planes. -¿Tenemos que estar con tus padres?
                -No, no, tampoco quería estar todo el rato con ellos. –Descarté, sin ninguna atracción por la idea. –Creo que deberíamos ir a mi habitación mientras esperamos a Tom.
                -¿Y por dónde…? –Me fue a decir, con una de sus cejas levantadas y seductoras, pero la bajó en cuanto mi padre apareció en el salón. –Oh, buenas noches señor Bekker.
                -Buenas noches. –Mi padre le observó de pies a cabeza. -¿Y tu eres?
                -Logan Lerman. Creo que conoce a mi padre.
                -¡Vaya! Con que tu eres el joven de los Lerman. Evelyn me ha hablado mucho de ti. –Puse los ojos en blanco. Al contrario. Él me había hablado mucho de Logan. –Es un placer conocerte por fin. Tengo entendido de que fuiste al baile con mi hija. –Me fulminó con la mirada. -¿Cómo se comportó? ¿Bebió? ¿Fumó?
                -No, no se preocupe señor. –Sonrió, volviendo ha anonadarme de su sonrisa. –Se comportó muy bien, aunque estuvo un poco sosa. Pero una mala noche la tiene cualquiera.
                -Sí papá. –No quise más charla con él. -¿Qué tal si vamos ya ha mi habitación, Logan? Quiero enseñarte los CDs que te dije. –Intenté que captara la mentira en mi mirada y colaborara en el plan, y después de un largo rato, pareció comprender mi mirada.
Nos despedimos de James y encerramos en mi habitación. Por un momento, al girarme de frente a mi querido cuarto, comprendí el desorden que decía James que había y yo no había reconocido aún, hasta ese día. La ropa estaba amontonada a un lado de la cama mientras que cargadores y libros estaban esparcidos por el suelo. Una imagen muy pulcra para un invitado.
                -No te preocupes, mi habitación es igual o peor. –Caminó hasta la montaña de CDs que había encima de la cómoda. -¿Te gusta Muse?
                -Me encanta. ¿Y a ti?
                -Lo odio. –Su respuesta me sorprendió. No era eso lo que se solía decir. –¿Y McFLY? ¿Te gusta el grupo de tu hermanastro? –Se giró para volver a verme.
                -Bueno, las pocas canciones que he oído han sido en directo y si, me gustan mucho. –Sonreí. –Tom tiene una voz realmente preciosa y compone muy bien.
                -Opino igual. Y Danny también. –Desvió su mirada a la montaña de ropa. –Harry le da mucha potencia a los conciertos, y sin él no sería lo mismo. Son magníficos.
                -Te olvidas de Dougie. –Me ruboricé cuando él levantó la vista para verme. –Doug también contribuye mucho en el grupo. Sin él nada sería igual.
                -Dime, ¿qué hace Doug? –Un tono de repugnancia se asomaba en su voz. –Cualquiera puede tocar el bajo como él o mejor incluso.
                -También ayuda en las canciones, y estoy seguro de que es una pieza fundamental para McFLY. –Contradije con un rayo de valentía. Me desagradaba que hablara así de Dougie, y aprovechando que no seguía hablando, me atreví a preguntar. –Dime, ¿por qué parece que le tengas tanto asco?
                -No nos llevamos bien y jamás lo hemos hecho ni haremos. –Es muy idiota, ya me entiendes. –Sonrió mientras daba unos pasos hacía mí. –Además, últimamente me he enterado de cosas que iba diciendo y no me gustaban.
                -¿El qué?
                -Iba piropeando a la chica que me gusta. –Se encogió de hombros. –Sé que no es nada malo, pero lo hace con todas, como si fueran objetos. –No me atreví a contestar, pues sus ojos posaban en mí con mayor firmeza que nunca. -¿No te preguntas quien es esa chica?
-Bueno. –No, pensé, pero en ese momento me apareció la curiosidad. –Sí.
La sonrisa que embozó me hizo comprender que había conseguido la respuesta que quería. Sin contestarme, se acercó mucho bastante a mí, mientras yo solamente me dedicaba a tirar mi cuerpo hacía atrás. No podía moverme, mis piernas ya no me obedecían y mi cuerpo solamente pedía romper distancias, pero una parte de mi mente y también, quizá de mi corazón, me hacía acordarme más que nunca de Lizard. 

viernes, 23 de marzo de 2012

41.Él lo sabe.



No disfruté de aquel baile. Durante toda la velada, me sentí aferrada a Logan. Me pedía todos los bailes, y me mantenía siempre a su lado, pero yo ensimismada en mi mundo y sin prestarle nada de atención. Sabía que había intentado acercarse un poco a mi aquella noche, pero lo había ignorado rotundamente.
Por otra parte, al cabo de media hora de cuando empecé a bailar con mi segundo acompañante, Harry y Dougie aparecieron por la puerta. Harry, venía como siempre con su típica sonrisa y cordialidad de siempre, pero Dougie se mantuvo toda la noche con aspecto sombrío, arrinconado y solo en un rincón de la barra, haciendo que me sintiera por dentro como si hubieran machacado mis sentimientos con un bate de béisbol.
Había querido acercarme a él aunque solo fuera para que se sintiera mejor, pero por una parte me veía escasas de fuerzas y atrevimiento y por otra Logan no me dejaba en paz.
Y así, una noche que al lado del bajista hubiera considerado perfecta si no me hubiera escapado, acabó siendo una de las peores que había vivido.


Pasó la semana, lenta, sin que el humor de Dougie y tampoco el mío mejorara. Había intentado hablar con él, pero ni siquiera él se animaba a seguir la conversación. No me había atrevido a iniciar sesión, pues sabía que estaba enfadado. ¡Obvio que lo estuviera!
Por suerte, había contado con Brooke como ayuda. Sus consejos de “vé y dile que eres Weird” no me sirvieron de mucho, pero al menos tenía a alguien que me escuchara.
Durante aquella semana y los pasados días, mis ojos no podían separarse de aquel bajista destrozado, sin dejar de contemplar lo que había sido siempre una cara bonita y llena de alegría. Aunque aún conservara su preciosidad, verle así de apagado era para mí como un puñetazo en la boca del estómago.

                -Por favor Evelyn, te lo vuelvo a repetir. Intenta hablar con Lizard. –Me repitió un jueves por la tarde Brooke, mientras nos encerrábamos en mi habitación.
                -Ya he hablado con Dougie.
                -Con Lizard, siendo tu Weird. –Me contradijo, fulminándome con la mirada. -¿No le decías que no querías perder su amistad? Ya lo veo y seguro que ya lo vé.
                -No me atrevo Brooke, entiéndeme. –Solté ya cansada del tema y arrojando mi ropa al suelo. –Comprende que estoy más que avergonzada y dolida, que me arrepiento muchísima y que sobretodo tengo miedo a que me envíe a la mierda.
                -Muy bien, no digo nada más. –Terminó ella, dejándome a mi con el vacío de siempre de mi pecho.
Me incliné en el suelo para recoger la ropa, mientras los recuerdos de aquella noche en el camino hacía el campo me comían la cabeza. Recordaba el beso, su olor, su suavidad y todos los sentimientos que había sentido con solo su tacto, cuando caía en la cuenta de una pregunta demasiado inquietante para mí y sin respuesta que encontrara, ¿acaso me estaba enamorando de Dougie? No, no podía ser. Sabía perfectamente que no sentía aquellas cosas por cualquier persona, pero me veía incapaz a mi misma de amar a alguien.
Zarandeé mi cabeza disipando aquellas ideas, aún sabiendo que ignorándolas no las iba a resolver, y subí mi ropa a la cama. Allí y aún flexionada en el suelo, vi como Brooke jugueteaba con mi ordenador. Reconocí la pantalla que acaba de abrir. Messenger.
                -¿Qué demonios haces? –Tambaleándome, conseguí incorporarme de pie.
                -¡Lizard está conectado! –Gritó, sin pararse a pensar de que tenía familia que podría escucharla. -¡Lizard! ¡Ahora mismo voy a hablarle!
                -¡¡Ni se te ocurra!! –Pero había llegado demasiado tarde. Cuando me abalancé sobre ella, fue justamente cuando le dio al botón ENTER y el Hii… fue enviado. -¿¡Qué has hecho!? ¿Quieres que me muera? –Me levanté de golpe, corriendo hacía la puerta. -¡No le vuelvas a hablar! ¡Cierra! ¡No quiero que me diga ahora todo lo que piensa de mí! –Y sin saber lo que hacía, salí de mi habitación.
Caminé por el pasillo, intentando imaginarme todas las respuestas que podría darme Lizard, o simplemente a Dougie en su habitación, viendo como recibía un saludo mío después de todo lo que había hecho.
                -¿Evelyn? –Se asomó la cabeza de Tom por el hueco de su puerta, haciendo que parara de dar vueltas por el pasillo. -¿Puedes venir un momento.
Pensé los motivos por su reclamación, y asustándome entré a su desordenada habitación. Marvin, desde el día en que lo compró, hacía dado un estirón enorme y ya se podía dedicar a saltar de mueve en mueble rompiendo cosas.
Me senté sin pudor en la cama, mientras el sé acoplaba a mi lado. Me miraba sereno, como si hubiera hecho algo que no le hubiera gustado.
                -¿Qué… qué ocurre Tom?
                -Acabo de oír lo que ha gritado Brooke. –Mi sangré se paró, dejándome sin respiración y circulación. –Y hace nada estaba hablando con Dougie… -Masculló, dejando la frase en suspense.
                -Lo… ¿Lo sabes? –Él asintió, mientras se me cristalizaban los ojos. -¿Te lo ha contado Dougie?
-Aquella misma noche. Estaba destrozado, y me acabo de enterar que la misteriosa Weird es nada más y nada menos que mi hermanastra. ¿Sabes lo verde que te he puesto a tus espaldas? ¡Por Dios Eve, como pudiste hacerle eso a Dougie!
                -Tenía miedo. –No pude más. Me derrumbé a lágrimas, y por suerte, fue respondida con uno de sus abrazos de oso, los que él solo sabía dar. –Tenía miedo de quitarme la máscara y que se echara atrás, que se enfadara o yo que sé. –No podía parar de sollozar. –Y encima ahora creo que me empieza a gustar Dougie.
                -¿Qué? –No se separó de mí, pero no me hizo falta observar su cara para ver su asombro. –Eres intolerable. ¡Y encima has dejado a la loca de Brooke hablando con él! ¿Sabes lo nervioso que se había puesto cuando ha recibido tu saludo? –Se levantó de golpe, obligándome a hacerlo a mi también. –Quiero ver que dice. Corre. -Me cogió de la muñeca y estiró de nuevo hasta mi habitación.

miércoles, 21 de marzo de 2012

40. Huida en su despiste.



Intenté que mi mente recuperara un poco el sentido común, aún sin creer que Lizard me estaba besando, y con la mayor pesadumbre y sin entender muy bien por qué, coloqué mis manos sobre su fuerte pecho y me separé de él.
Fue entonces cuando mis cuerdas vocales no supieron que emitir. Lizard me miraba confuso, sin entender, mientras que sabía que por mi parte, mi colorete aumentaba desconsideradamente.
                -¿Por qué…? –Intentó saber él, pero parecía también avergonzado. –Lo siento si te ha molestado, de verdad que lo siento.
                -No, no, no me ha molestado. –Intenté acercarme a él, pero me contuve. –No quiero que destrocemos nuestra amistad de siempre, no quiero perderte como amigo.
                -Weird, se que no se ni como te llamas, ni como eres en realidad y tal, pero no sé como decirlo… -Se mordió el labio mientras que sus celestes ojos rodaban a un lado, a través de la máscara. –Me parece que nada vez me estoy colando más por ti.
                -No, estás confundiéndote. –Afirmé, con el mayor vacío en el pecho que nunca. –No sabes nada de mi, ¡no me puedes querer!
                -No me preguntes como, pero eso es lo que siento. –Su rostro pareció hacerse más sereno, mientras daba el paso que antes no me había atrevido a dar yo. –Quiero que descubramos nuestras caras de una vez.
                -Oh, Lizard ya sabes que pienso sobre mi misma.
                -Por favor te lo pido. –Llevó sus manos hasta su máscara, mientras amenazaba con quitársela. –Yo también estoy asustado por si no te gusto, pero tenemos que dar este paso algún día, ¿no?
                -No te quites la máscara, por favor. No quiero cometer el riesgo de que todo camb… -Pero paré de hablar cuando, ignorando mis comentarios, él se arrebató su máscara, dejando al descubierto su rostro.
Lo que vi entonces era lo último que esperaba ver. Una parte de mi cayó en un profundo abismo de duda y confusión, de incredulidad y por otra parte, mi cabeza logró encontrarle sentido a todo. Allí, enfrente mía y con su peinado rubio revuelto, se encontraba el mismísimo Dougie Poynter, observándome con los mismos ojos vidriosos que antes no había sabido reconocer. ¿Pero como había estado tan ciega? ¿Cómo no había reconocido su voz, o su cabello, o simplemente su cuerpo, el cual conocía muy bien de mi amigo bajista?
Me llevé la mano a la boca, sin creer lo que veía. Ahora y más que nunca, no iba a dejar que supiera que era Evelyn Bekker, sabía perfectamente que se llevaría el disgusto de su vida. Al parecer, él esperaba de mí una chica popular quizá, guapa y con glamour, y yo era todo lo contrario a eso. Ser yo no era bueno.
                -Dougie… -Fui a decir, pero reparé en que tenía que fingir que no nos conocíamos. -…Poynter.
                -¿Me conoces? ¿Eres amiga mía en realidad? –Dio otro paso y me lo encontré más cerca, mientras sus ojos se achicaban llenos de felicidad. –Te toca, quiero ver quien eres.
                -No por favor, enserio. –Noté como él me cogía por la cintura, intentando seguramente darme tranquilidad, pero yo no podía relajarme en aquel momento. –No deberías de haberte quitado la máscara.
                -¿Por qué? –Frunció el ceño, pero no se cortó en levantar sus manos hasta mi antifaz.
Antes de que reaccionara, y como escusa, ambos oímos una voz no muy lejos de nosotros, poniéndonos en alarma y haciendo que nos separáramos. Reconocía perfectamente esa grave voz de uno de mis mejores amigos: Harry Judd.
                -¡Dougie! ¿Dónde estás? Tienes que entrar.
Fue entonces cuando no me paré a pensarlo dos veces. Aprovechando su despiste, rodé sobre mis talones y dándole mi espalda, empecé a correr en dirección contraria a la de Harry y Dougie. Me resultaba enormemente difícil seguir manteniendo el equilibrio, pero lo conseguí de alguna forma, llegando hasta la entrada del baile, una vez ignorado los gritos del antiguo señor Lizard pidiéndome que me esperara bajo el seudónimo aun de Weird.
Mis lágrimas aguantaban peligrosamente sobre mis pupilas. Cuando me despedí del jardín y entré entre la multitud y la música, fue entonces cuando me quité mi máscara. Tenía que deshacerme de ella y evitar que si Doug entraba, me reconociera.
Busqué durante varios minutos y con bastante nervio a alguno de mis amigos, y por suerte, con la primera que di fue Brooke, quien conversaba animadamente con Danny. Apenas mis ojos se fijaron en que este le estaba rodeando por el cuello, pues cuando llegué yo, ambos se separaron. Fue Brooke la única que se avispó de que me ocurría algo.
                -Danny, ¿no querías hacer una foto a todos nosotros? Ves a buscar a los demás mientras, yo estoy con Eve.
                -De acuerdo, no os mováis. –Aceptó despidiéndose con un guiño de su acompañante.
                -¿Qué tal con Danny? Parecíais muy juntitos antes. –Me apresuré a decir con mi voz temblorosa, acusándome de mi llanto.
                -Dime que ha ocurrido con Lizard. –Ella me agarró por los hombros, mientras inevitablemente rompía a llorar sobre su pecho.
                -Es justamente él. –Me sentía fatal, arrepentida y avergonzada. –Él y nadie más, el chico más perfecto que pudiera haber.
                -¿Quién? ¿Ya sabe quién eres tú? ¿Te ha dicho algo malo?
                -No, ha aparecido justamente Harry y no ha logrado descubrirme. Todo lo contrario, ha sido demasiado bueno, tal como es.
                -Evelyn, no me dejes con la duda. –Se separó de mi para observarme mejor. -¿Quién demonios es Lizard?
                -Dougie. –Volví a romper mi llanto. –Lizard es Doug.
                -¿Bromeas no? –Carcajeó forzadamente, pero pronto se separó de mi sin creerse lo que oía. –Por eso tocaba el bajo. No me lo puedo creer.. ¿¡Y le has dejado plantado!?
                -No quería que se llevara un disgusto conmigo cuando me quitara la máscara.
                -Eres idiota. ¡Por dios Evelyn! ¿Cómo se iba a llevar un disgusto? –Rió, aún estupefacta por la historia. –Y has echado a correr así porque si cuando has oído a Harry, ¿sin más?
                -También, -Espeté, interrumpiéndola. –me besó. Bueno, le besé. –Zarandeé la cabeza. –Nos besamos.
                -¿Aún con o sin la máscara?
                -Con.
                -No quiero imaginar como debe estar el pobre Dougie. –Se llevó las manos a la cabeza. –Por Dios Eve, imagínate ser él. Le besas, te quitas la máscara, y así por que sí y a tu mínimo descuido, él sale corriendo. ¿Cómo te dejaría?
                -Mierda. –Balbuceé, arrepintiéndome aún más, pero no tuve tiempo a decir nada más.
Danny había vuelto, con Tom, Giovanna, Holly, Cole, Logan y Katherine detrás. Mientras preparaba su cámara y todos nos colocamos en posición, Logan aprovechó para bombardearme a preguntas de porque no había aparecido en toda la hora. Inventé que el baño estaba lleno y cuando por fin hube entrado, me había encerrado allí. Resultaba un poco 
embarazoso, pero en aquel momento me daba igual Logan y cualquier otra cosa. Solamente estaba Dougie en mi cabeza.

martes, 20 de marzo de 2012

39.Muérdago sobre nuestras cabezas.

No se si todavía alguien me lee, tengo la suposición de que no t___t pero si todavía alguien se pasa para leer lo que escribo, tengo que decir que siento que los capítulo sean tan cortos y rollos, y que espero que este os guste D:
He perdido, he de decir, a bastantes lectoras con mi traspaso de Fotolog a Blogger, y que si todavía leen algunas, que me pongan en más absurdo comentario y así me ilusionaréis un poco t___t felices pascuas próximas :3



Mis pasos se congelaron nada más me encontré con su mirada, y por un momento olvidé de cómo respirar. Dudé un segundo si llevaba puesta la máscara, o si estábamos a solas, o también si él era Lizard. Dudé de todo lo que me pudiera pasar por la cabeza.
                -¿Mrs.Weird? –Sonó de él una profunda voz, pero no demasiado grave.
No pude contestar. Mi voz se había quebrado, y tenía miedo de que en ella se notara mi nerviosismo. No respondí, pero al menos me aproximé un poco hacía él, mientras se despegaba de la farola.
Llevaba un smoking negro, con corbata roja mal puesta, y un flequillo rubio colgándole por la máscara negra también. Tenía que admitir que al menos la forma en que tenía peinado el cabello me resultaba bastante tentador, y todavía más aún sus claros ojos celestes que se distinguían a través de los agujeros de los ojos.
Él separó más distancias hasta colocarse enfrente mía, mientras me observaba de arriba abajo y yo moría de vergüenza.
                -Creía que ibas a ser rubia. –Volvió a hablar con su voz, mientras una perfecta sonrisa blanca aparecía en su boca.
                -¿Rubia? –Logré articular, y descubrí que mi voz no me fallaba tanto como creía que iba a hacerlo. –Jamás sería rubia.
                -Mejor. Prefiero a las chicas con cabello oscuro.
Aquello provocó el primer nudo en el estómago, llenó de vergüenza y nervios. Con qué prefería morenas, ¿aquello había sido a caso un elogio? Sabía que Lizard tenía la costumbre de decir comentarios así, y me había avisado, pero jamás me habría preparado para recibir uno.
                -No se si lo parecerá, pero estoy muerto de vergüenza. –Masculló mientras se revolvía el cabello rubio. Incluso un poco más desecho, era precioso.
                -¿Tú crees que yo no? Ya sabes perfectamente que soy tímida, y además, sigo sin hacerme la idea de que ahora estés delante mía.
                -Te has retrasado cinco minutos. Ya creía que no venías.
                -No te iba a dar calabazas. –Reí. –No sería capaz de que te enfadaras conmigo.
                -No  sería capaz tampoco de enojarme contigo. –Esperó varios minutos a que hablara, pero no le satisface. –Dime, ¿piensas quedarte toda la velada conmigo? Podríamos entrar dentro.
                -Oh. –No, entrar justamente no. –Me tengo que ir pronto. Ya sabes lo inseguro que es James, y lo preocupado que está por un baile lleno de adolescentes bebidos. Además, dentro me siento muy agobiada e incómoda.
                -Entonces, si me permites, me gustaría bailar un baile aquí fuera contigo.
                -¿Pero y la música? –Excusé, pero era verdad.
No hizo falta que contestará Lizard. Al segundo de que formulara la pregunta, los altavoces lograron atravesar la pared y que la tranquila música llegara hasta nosotros, sin muchos defectos de sonidos.
                -Aquí está la música. –Contestó con un tono más sereno, mientras me extendía una mano para que se la diese.
Aquello iba fuera de mis principios. ¿Yo bailar? Jamás lo habría hecho, pero deseaba demasiado poder tener un contacto físico con mi amigo, que no pude negarme. Muerta de vergüenza, acepté su mano, la cual me la agarró y la colocó detrás de su cuello, permitiéndome acariciar su suave coletilla y piel. Estaba resultando demasiado perfecto. ¡Algún defecto tendría que tener!
Sin que yo moviera nada más, colocó sus manos sobre mi cadera y apegaba un poco más mi cuerpo al suyo. Pude apreciar su colonia, la cual le daba puntos a él para que me derritiera aún más. Mi corazón se agitó el doble, mientras que mi otra mano se unía a su cuello automáticamente.
                -Me gusta como hueles. –Dijo como si hubiera adivinado mi pensamiento. –Me parece que ya me había topado antes con tu perfume.
                -Puede ser. –Susurré, y encontré de que no estábamos tan separados como creía. –Bailo muy mal.
                -No te preocupes, yo tampoco se bailar. –Empezó a moverse suavemente, mientras no evitaba embozar una sonrisa. Luego, levantó su cara hacía el cielo haciendo que yo le imitara, pero solo encontré el destello de luz de la farola. –Me he encargado de elegir esta farola. Curiosamente hay muérdago.
No podía ser verdad, pero en efecto, allí estaba la famosa planta del amor, enroscada en el metal. Bajé de nuevo la cabeza y encontré su rostro aún más cerca. Sabía que él se había encargado de hacerlo así, pero a pesar de que estuviéramos tan cerca y de pudiera contemplar su perfección desde mejor ángulo, me encargué de que no durara mucho tiempo aquel momento.
Escabullí con disimulo mi cabeza sobre su hombro, dándole así un abrazo. Tardó en respondérmelo, seguramente confuso sobre alguna otra acción que creía que iba a hacer.
                -Me alegro de haberte conocido por fin. –Aseguré, mientras aprovechaba cada olor que lograba captar de él.
                -No me has conocido del todo. Aún no sé quien eres. –Se las ingenió de que el abrazo se rompiera, volviendo a poner nuestros rostros tan cerca como antes. –Quiero que te quites la máscara, por favor.
                -Enserio Lizard, será mejor que no. No creo que te guste mi cara, soy horrenda, no suelo gustar…
                -Sé perfectamente de que eres muy reservada para los hombres, y estoy seguro de que me gustarás. –Separó una mano de mi cadera para acariciarme la mejilla, provocando que mi estómago reventara de mariposillas dentro de él. –Si solamente con la máscara ya eres preciosa, estoy completamente seguro de que sin ella lo serás también.
                -Lizard, hablo enserio, no me atrevería a quitármela y correr el riesgo de que te defraude, no podría soportar tu rea…
No pude acabar mi teoría, pues en un abrir y cerrar de ojos y sin que me diera tiempo a reaccionar, Lizard acercó con una gran rapidez sus labios a los míos, rompiendo todas las distancias que habían entre nosotros.
No supe que hacer, y tampoco mi cerebro reaccionaba en aquel momento. Tenía unos suaves y cálidos labios, perfectamente formados que en aquel momento posaban sobre los míos, con presión e intensificación. Notaba cada roce de su piel sobre la mía, provocándome un mariposeo en la boca del estómago insoportable, pero aún así, no pude evitar aferrarme con mayor fuerza a su cuello, sin querer separarme jamás de él.
Fue entonces cuando caí de que desde el momento en que él era mi acompañante, era aquello lo único que esperaba a fin de cuentas. Un beso suyo, un beso de la única persona que creía que me comprendía en este mundo.

lunes, 19 de marzo de 2012

38.Debajo de una farola.



De camino al campus, era todo un barullo. No podía ni entretenerme hablando con las chicas, si no que me dedicaba a observar el paisaje que pasaba a gran velocidad por mi ventanilla del coche. No sabía que iba a hacer al llegar allí, y sobre todo mi prejuicio afirmaba que aquel plan que tenía para aquella noche iba a salir fatal.
Apenas me di cuenta, ya nos encontrábamos delante del gran césped del patio. Salí junto a mis amigas, y dirigiéndonos hacía la gran multitud de gente con sus vestidos, máscaras y la música, entramos dentro del lugar.
La primera impresión que tuve fue fantástica; todos llevaban máscara y resultaba demasiado complicado reconocer a alguien. Saqué la mía y me la coloqué en los ojos, aguantada por la pequeña gomita. Esperaba que si Logan estaba por allí cerca, pasara desapercibida hasta después de mi quedada con Lizard.
Fue Tom el primero que pareció olernos, pues no tardo en aparecer entre la muchedumbre para saludar a su novia.
                -Estás radiante. –La miró de arriba abajo, y luego puso la vista en nosotras. –Y vosotras también, tranquilas.
                -Muy buena tu educación, pero no cuela. –Masculló Holly con su cotidiana cara de repugnancia, mientras se levantaba su vestido para señalarlo.
Seguidos de Tom, acudieron Danny y Harry. Recé porque Logan no les acompañara.
                -¿Y de todas quién es mi compañera? ¿Brooke? –Preguntó a Danny pero con ironía, posando sus ojos sobre el bien recogido y hermoso cabello dorado de su amiga. –Vas genial, estás hermosa.
                -Oh. –Mi amiga no pudo evitar ruborizarse. –Tu también Danny, vas muy sexy. –Le levantó ambas cejas.
                -Muy bien chicos sexys. –Les interrumpió el corpulento batería a mitad piropería, acercándose a su descuidada pareja. –Este chico sexy va a sacar a esta preciosa chica sexy a bailar, si ella quiere. –Le tendió una mano, tal y como se hacía antiguamente.
                -Harold, no me vengas con esas tonterías, que paso vergüenza ajena. –Le pidió, poniendo los ojos en blanco pero aceptando su mano.
                -Voy a estar toda la noche así. –Le informó, mientras le arrastraba a la pista donde ya bailaban grandes parejas.
                -¿Y Dougie? –Preguntó Katherine notando la ausencia de los demás. -¿Y Cole y Logan?
                -A Dougie le hemos perdido de vista hará un buen rato. –Nos contó Danny. –Y Cole está con Logan en la barra. ¿Vais a saludarles, no? Son vuestras parejas.
                -Oh claro. –Habló mi amiga, empujándome por la cintura, pero decidí no avanzar. -¿Qué pasa? ¿No vienes?
                -Em, tengo que ir al baño antes. –Excusé. –Antes no me ha dado tiempo y no puedo aguantar más.
                -Está bien, te espero con ellos. –Me avisó, mientras me dejaba y se dirigía hacía la barra abastada de gente.
Acepté y me alejé de los demás, directa a los servicios. Me encerré en uno de los baños de mujeres, mientras me apoyaba en la puerta. Respiré hondo varios segundos, hasta que decidí que no había tiempo que perder. No sabía que hora era, si llegaba tarde o aún faltaba tiempo, pero si me dejaba ver por Logan, adiós Lizard.
Salí de baño, donde pude encontrarme frente a los espejos a dos chicas de tal vez dos años mayores que yo. Ya las había visto alguna que otra vez por el campus, y una de ellas compartía clase conmigo de Matemáticas. Lydia Stiller.
Me dirigí a ella, mientras las interrumpía de su sesión de maquillaje de última hora. Su amiga me miró con impertinencia, al contrario de Lydia, que paró de echarse polvos para mirarme con una sonrisa que me invitaba a preguntar.
                -Lo siento, pero ¿tienes hora, Lydia? –Pregunté entrecortada, intentando no mirar a su amiga.
                -Sarah, ¿qué hora es? –Le preguntó a su compañera, mientras sacaba su móvil del bolso.
                -Casi las ocho y media. Faltan cinco minutos. –Me informó, con un poco más de cordialidad.
                -Gracias.
Salí apresurada del baño. Sabía que a mi paso y con tanta gente, no podía llegar a la hora prevista sin ser vista por nadie. Me camuflé entre la multitud, directa hacía la salida, y echando un último vistazo alrededor para comprobar que nadie me observaba, dejé el local.
El aire frío del exterior cayó sobre mí de forma tan rápida, que ralentizó mi paso. Iba con tirante y escotada, de modo que las posibilidades de que pillara un resfriado al día siguiente aumentaban descaradamente.
Por el campus habían apenas parejas, distribuidas por todo el césped y sentadas en el suelo. Al parecer todas buscaban privacidad. Intenté aligerar mi paso hacía el campo, corriendo como podía con los tacones, evitando que mi estabilidad me fallara en aquel momento.
No tardé alrededor de dos minutos en divisar la pequeña fuente que había por el camino, acompañada al lado de una farola, y lo que más me llamó la atención: la figura de un hombre apoyada sobre esta.
Mi corazón se agitó desconsideradamente, mis nervios no pudieron aguantar más y me paré justo en el sitio. No debía echarme ahora atrás, no. Como pude, volví a caminar, respirando más agitadamente y empezando a pellizcarme las uñas.
Intenté ser más discreta que nunca, y mis pasos cortos y lentos. Tenía miedo, y no sabía porque. Tal vez una parte de mi no deseaba aún conocer a Lizard, pero por otra, quería parecerle la chica más encantadora que había conocido. Le tenía demasiado aprecio a él como para que esta noche hubiera riesgo de que nuestra relación de internautas no volviera a ser como siempre.
Empecé a sospechar de que si mis latidos se oían, pues parecían bombardear contra mi pecho como nunca. Me ahogaba si respiraba como si nada por la nariz, y necesitaba utilizar la boca para poder seguir con mi vida.
Cuando estuve a escasos metros de aquella y figura sin que aún despegara los ojos del suelo, una pequeña piedra en medio de mi camino hizo que mi pie se torciera medio segundo y provocara mayor ruido del que solía causar mis tropiezas. Gracias a mi experiencia, recuperé la compostura sin hacerme daño, pero conseguí también que el chico apoyado sobre la farola se diera cuenta de mi presencia y levantara la vista para verme. Fue entonces cuando me encontré con unos preciosos ojos deslumbrantes, que hubiera jurado que eran azules.