47. Próximo martes.

Después de media hora de mis conversaciones con Tom y Dougie, Brooke decidió irse junto a Holly. No habían dado información sobre donde se dirigían o las tareas que iban ha hacer, pero capté la pícara mirada de Brooke antes de abandonar la casa.

Una hora después, Tom y yo les imitamos, tomándonos la prisa de regresar a Harrow lo antes posible. A Debbie no le gustaba que llegáramos muy tarde. Cuando llegamos a casa, lo que me encontré allí me desconcertó al completo, donde poco después el pánico me cautivó; Brooke y Holly se encontraban sentadas en la mesa del salón, con mi ordenador entre sus manos y dedicándome una bonita sonrisa de oreja a oreja.

                -¿Qué hacéis aquí? –Refunfuñé, mientras me acoplaba al lado de ellas. -¿Cómo habéis entrado?

                -Nos ha abierto James, y aquí estamos, como nos ves. –La rubia me guiñó un ojo, seguido de una sonrisa traviesa. –Ya sabes, necesitaba hablar con Lizard.

                -¡No! –Miré horrorizada a Holly. ¿Acaso se lo había contado? –No deberías de haber hablado con él sin que yo estuviera delante, y además… -Me contuve para no faltarle al respecto a Holly. Lo que menos quería en aquella situación era volverme a ganar su rencoroso odio hacía mí.

                -Tampoco lo ha estropeado tanto como crees. –Espetó Holly embozando una amable sonrisa. –Ha conseguido su cita con el misterioso amante. –Rió. –Y no te preocupes, sabré guardar su secreto.

                -Espera espera, -Pedí, desconcertada. ¿Acaso Holly pensaba que Weird era Brooke? –Quieres decir… -Empecé a disimular lo mejor posible. –que por fin, ¿Weird tiene una cita con Lizard?

                -Así es. –Sonrió ruborizada, echando un vistazo a mi espalda. Supuse que dudaba si Tom estaba al tanto del tema.

                -Oh, no te preocupes por él. Está enterado de todo y calla. –Me giré para verle y dedicarle una mirada incrédula. -¿Verdad que sí, Tommy?

                -Sí sí. –Asintió con la misma cara de confuso que yo. –Vosotras podéis seguir hablando.

                -De acuerdo. –Holly volvió a aspirar aire. -¡Van a verse el martes, a las cinco! Nada más acabar las clases han quedado en el edificio del campus. –Había que admitir que se la veía más contenta a ella que a Brooke.

Yo, por mi parte, me quedé boquiabierta y estupefacta. La iba a matar, sin dudas. ¿Había aclarado sin mi permiso y sin mi presencia mi quedada con Lizard? Y lo peor de todo era que yo sabía perfectamente que no me iba a atrever.

Me giré sobre mis talones para observar a Tom. Este mantenía fruncidos sus labios, aguantando su risa. Sabía tan bien como yo que esa idea no me hacía gracia, e iba a mofarse de ella.

                -Muy bien Brooke, Holly. –Dije en tono de despedida, mientras me acercaba a ellas y les arrebataba mis sillas. –Me parece que ya es tarde y hora de irse a casa, ¿no? No querréis preocupar a mamá y papá.

                -Yo puedo hasta la hora que quiera. –Me informó con tono de burla mi mejor amiga. –Si quieres puedo quedarme para hacerte compañía.

                -¿Y dejar sola a Holly? No por Dios, no querrás que vaya sola a casa.

                -Tiene razón, aún tengo que llegar a casa y cenar. –La castaña la rodeó por el brazo. –Vamos Brooke, no te enrolles y despídete de una vez. Buenas noches, chicos. –Acabó de decir, llevándose a rastras y contra su voluntad a mi amiga.

Instantáneamente me volví a girar hacía Tom, con mi cara de ira y él, aprovechando la soledad, dejó de forzar sus carcajadas y empezó a reír.

                -¡No! ¿Yo ahora que hago?

                -Supongo que aguantarte e ir el martes a tu quedada. Cuanto antes mejor. –Aseguró con aire altivo.

                -No puedo, de verdad que no puedo Tom. –Me senté en una silla mientras examinaba la situación -¿Pero por qué?

                -¿Prefieres quedar con Logan? –Su rostro se volvió sereno, mientras negaba con total seguridad. –Entonces, ¿dónde ves el problema? ¿Y que prefieres, seguir con esta relación que no llega a ningún lado con Dougie o arriesgarte?

                -¿Arriesgarme a perder su amistad?

                -Sabes que si la cosa no sale bien, y sin la necesidad en que seas tú la que confiese sus sentimientos, ambos quedaréis como amigos normales.

-Estoy muerta. –Susurré para mi misma, mientras me levantaba de la silla con la mirada perdida puesta en el suelo. –Voy a vivir el peor día de mi vida el martes… -Y comencé a caminar por el pasillo.

                -Vamos Eve, no seas tan dramática. –Logró acoplarse a mi lado, mientras soltaba alguna que otra carcajada. –Dime, ¿vas a volver a escabullirte de tu quedada con Lizard?

                -No, no sería capaz, pero es que… -Me mordí el labio mientras me paraba. –Tom compréndeme.

                -Te comprendo y solamente te digo cual sería la mejor opción. –Levanté una ceja esperando una respuesta. -¡Ir! Y funcionará mucho mejor si te ve decidida y con confianza.

                -No puedo. Tengo demasiado miedo.

                -Si Doug fallara, ¿no hay más hombres contando solamente Gran Bretaña?

                -Dime Tom, -Empecé a cuestionarle. –si Giovanna se fue, ¿todo sería igual y buscarías a otra mujer igual que ella que te haga estar bien?

                -Bueno, no, nada sería igual. –Frunció el ceño, examinando la conclusión. –Y no hay nadie como ella.

                -Pues me refiero a lo mismo. –Acabé de decir.

Esta vez fui yo la que le dedicó una sonrisa de victoria, mientras entraba a mi pequeña habitación y me escabullía allí, entre la sombría habitación. Tenía que decir que estaba muy contenta de tener a un hermanastro así.