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domingo, 8 de abril de 2012

50. Sin sospechosos.



Desvié mis ojos hacía el ramo de tulipanes que descansaba en mi brazo. Tenían un extraño color rosa pulido, adornados con algunas ráfagas del sol que descansaban en sus hojas. Las toqué. Tal como dudaba, eran de verdad
            -¿De quién son esas flores? –me preguntó Tom mientras se levantaba del sofá. Lo había visto todo desde aquel ángulo.
            -No lo sé. No hay ninguna tarjeta ni dirección. –Musité, aún anonadada por mi regalo.
            -Dios, que bonitas son. –se impresionó él, palpando las hojas tal como lo había hecho yo. -¡Y son verdaderas! Yo que tu las pondría en agua.
            -¿Crees que pudieran ser de Lizard…? –Deduje, mientras caminaba hacía la cocina, acompañada por mi hermanastro.   
            -Lo dudo mucho. No sabe quien eres, aparte, Doug nunca a sido de regalar flores. Si te hiciera un regalo, sería algún artículo de broma. Te lo aseguro. –Busqué un vaso de cristal, mientras lo llenaba de agua del grifo. –Tal vez sean de Logan. Parece interesado en ti.
            -¿Logan? Lo dudo. –No lo dudaba tanto. Sabía, por lo que había oído, que era más romántico que el rubio, pero sabía cual era su comportamiento actual conmigo. –Apenas me mira y me habla, y cuando lo hace no parece muy simpático y agradable.
            -Tal vez no se atreva a volver a tratarte como antes, y por eso para empezar, te envía flores. –sugirió Tom detallando con la mirada los tulipanes. -¿De dónde los habrá comprado? Tienen un color hermoso. No estaría mal que le regalases un ramo igual a Giovanna.
            -¿Crees que podría haber sido Logan? –no me gustaba la idea de romper mis esperanzas con Lizard, pero si resultaba que era Logan, quería comprobarlo.
            -Es el más sospechoso. A no ser de que tal vez tengas un admirador secreto.
No me lo pensé dos veces. Le dediqué una rápida sonrisa a Tom, mientras salía de la cocina y me dirigía a la puerta principal. Oí sus preguntas de adonde me dirigía, pero pasé indiferente y salí de casa. Estaba empezando a anochecer, pero me daba igual. No vivía muy lejos; a pocas manzanas de las cuales llegaría en un abrir y cerrar de ojos.
No tardé en diferenciar su verja negra, esta vez abierta de par en par y la casa, la cual cobraba un color gris a medio anochecer. Entré rápidamente en la verja, y me sobresalté al oír unos ladridos de perro. Por suerte, estaba atado. Era un pastor alemán, no con pintas de hacer amistad que amenazaba su territorio mostrándome sus feroces y afilados dientes.
Le calmé con las manos mientras intentaba seguir disimuladamente el paso hacía el umbral. Subí las escaleras de porche, y llamé dos veces al timbre.
Mi suerte había cambiado, pues cuando la puerta se abrió, un hombre con entradas y rondando los cincuenta años me abrió. Tenía el cabello castaño, y los mismos ojos azules intensos de su hijo, sin descartar la mirada penetradora que poseían ambos. Estaba bien afeitado y junto a su suéter y pantalones canela, supe que era un hombre bastante respetable.
            -¿Sí? –Preguntó con una ronca voz. -¿Desea algo?
            -Oh, disculpe señor Lerman por molestarle. –Frunció el ceño al pronunciar su apellida. –Soy Evelyn Bekker, busco a su hijo, Logan.
            -Oh, ¡la hija de James! –Abrió al completo la puerta, mostrándome una mano que esperaba que la estrechara. Así lo hice. –Tu padre te ha halagado mucho a tus espaldas, y me ha hablado muy bien de ti. Espero no haberme hecho una idea incorrecta de ti.
            -Oh, espero yo también que no. –Le sonreí, viniéndome a la mente que aquel hombre desconocido con el que estaba conversando, hubiera podido ser mi suegro. –Es un placer, pero tengo un poco de prisa. ¿Esta logan?
            -¡Oh! Sí, si que esta. Y que sepas que Logan también me ha hablado muy bien de ti. ¡No se equivocó describiendo tu belleza! –Me sonrió, a lo que yo me sonrojé. Se volvió de espaldas mías, mirando hacía las escaleras de enfrente. -¡Logan, tienes visita!
            -¿Quién es? –Oí a lo lejos su voz. Tenía que admitir que a pesar de mi rechazo a su proposición de superar a la amistad, la forma de ser de Logan era increíblemente atractiva.
            -¡La hija del señor Bekker, Evelyn!
No contestó. Noté sus pasos en mi cabeza, que pronto se fueron acercando a la escalera. Y allí, con cara de confuso y desconcertado, estaba Logan, con un pijama gris y una camiseta ajustada de manga corta puesta.
Bajó lentamente las escaleras, sujetándose de una mano de la barandilla.
            -Os dejo solo. –Declaró su padre, mientras se adentraba en un arco de la habitación de al lado.
            -¿Evelyn? ¿Qué haces aquí? Entra, entra. –me invitó, mientras me empujaba por la espalda pero sin quitar una sonrisa de sus labios. –Que.. que sorpresa. –Cruzó sus brazos mientras arqueaba las cejas. Seguramente, y hubiera puesto la mano en el fuego, creía que venía para resolver lo que en un pasado ya dejé claro. -¿Quieres que subamos a mí habitación?
            -No, no. –Espeté mientras intentaba ser franca. –Verás, solamente estoy aquí de paso para preguntarte una cosa.
            -Oh… ¿Solo para eso? –Su cara adoptó una mueca de confusión.
            -Sí. –Respiré hondo. –Verás, he recibido ahora mismo un ramo de flores, y no pone de quien son. Me preguntaba si serías tú el que las ha mandado…
            -¿Un ramo de tulipanes? ¿Yo? No, me parece que yo no… -No terminó la frase. Desvió un momento los ojos, y cuando volvió a hablar pareció sorprenderse, pero embozando una sonrisa pícara. –De acuerdo, me has pillado. Si, sí esos tulipanes te los he mandado yo.
No le creía. Había visto cantidades de películas en que suelen farsear este tipo de cosas, de modo que gracias a mi experiencia cinematográfica, supe que estaba fingiendo.
            -Oh, pues dime, ¿de qué color son los tulipanes?
            -Oh, em… -Frunció el ceño. Le había pillado. –No lo recuerdo muy bien, pero… -Mi mirada le expresaba nervios e inseguridad, según deduje. –Amarillas.
            -No. –Contradije, con una sonrisa victoriana. –Son de color…
            -¡Rojas! Me he equivocado.        
            -Y sigue siendo no. –Reí por lo bajo. –Son rosas. –Volví a hablar la puerta principal mientras el aire gélido me helaba cada parte de mí. –Bueno Logan, gracias por tu información. Ya nos veremos mañana, ¿de acuerdo? –Estaba boquiabierto, seguramente frustrado por su fallo. -¡Adiós señor Lerman! –Grité mientras desaparecía por la puerta.
Muy bien, Logan Lerman descartado, y por lógica y deducción, Dougie también. Entonces, ¿de quien hubieran podido ser las flores? 

1 comentario:

  1. ES HARRY!???? OOOOH MY GOD!! OH MY GOOOOOOOD!! KJAHSJKAHSKJA PRIMERA VEZ QUE COMENTO ACÁ, PERO TE QUIERO DECIR QUE ME ENCANTA EL FIC TE JURO QUE LO SIGO ¡SIEMPRE! ¡AHHH! BESOS.

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