¿Qué opinas sobre este fic?

jueves, 26 de abril de 2012

59.Como en los viejos tiempos.


Es soso, lo sé, pero aparte de que no tenia mucha inspiración, en este cap no se podía decir mucho más. 5 de mayo espeeeeeeeeerame.



Entre crucé mis piernas mientras observaba confusa la pantalla de mi portátil. Una larga página en blanco se extendía delante de mí esperando ser escrita. Iba a escribirle a Samantha, a pesar de que ella no mostraba interés últimamente por mí.
Comencé por contarle mi confort y la amabilidad de mis nuevos amigos, y después, me dejé llevar por contarle todo lo que me había pasado. Todo.
Durante el pasado jamás había logrado hacer muchos amigos, y casi ninguno con confianza. Siempre cuando me había ocurrido algo, había sido Sam la que me había escuchado y ayudado, y no como una madre, si no como una amiga. Nos llevábamos unos diez y ocho años, y eso la ayudaba a no estar tan poco informada de cómo era la actual sociedad. Ella me había dado un hombro en que llorar, me había defendido y sobre todo me había dado esperanza, a diferencia que James. Él era más indiferente, aunque jamás se le había dado bien aconsejar. No me molestaba; ya tenía a mamá para eso.
Le conté lo ocurrido con Dougie, puesto que ella ya conocía de oída al pasado Mr.Lizard. Le conté su enfado que tanto había asegurado que no iba a sufrir. Le conté lo poco que sucedió con Logan, y lo que había ocurrido apenas unas horas antes con Harry. Le hablé bien del batería, excepcionalmente bien. Le conté lo que había sentido y lo que pensaba, mis dudas y le pedí su ayuda. Sabía que ella me daría su buen consejo.
Sobre Dougie, me desahogué con ella. Hablé desde mi punto de vista interior mal, lo que me había hecho sentir, pero a pesar de ello no pude evitar alabarle. Doug no era mala persona, al contrario. Le conocía lo suficiente bien y entendía su reacción. Aunque en aquel momento mis esperanzas eran un poco nulas, esperaba sus disculpas.
Y allí desahogué todo ese incómodo sentimiento que había reposado durante semanas y semanas en mi pecho, sacándolo todo de golpe. Ahora solo quedaba esperar su contestación.

Una hora, o dos quizás después de haber enviado el e-mail a mi madre, empecé a conciliar el sueño. Estaba en postura fetal, al lado del ordenador y probando suerte para ver si Samantha se conectaba, pero no la hubo.
Cerré los ojos definitivamente para dormir, hasta que segundos después, el tintineo del Messenger resonó débilmente. Entrecerré los ojos, notando el parpadeo naranja de la nueva ventanita que me había hablado. Sonreí débilmente, sin pararme a pensar detallada. Samantha debía de haberme hablado.
Me senté a duras penas sobre la cama otra vez y coloqué mi portátil en mi regazo. Abrí la ventanita, y fue entonces cuando mis hombros y espalda se crisparon. El antiguo nombre de Lizard estaba sustituyendo el lugar donde se suponía que tenía que estar Samantha y un saludo bastante amable decía su nombre.
                -¿No se suponía que deberías estar dormida? Tom siempre me decía que Debbie es muy severa con el horario de irse a la cama.
Cerré violentamente los ojos, haciendo toda la presión que podía, mientras me mordía el labio inferior. Mis nervios despertaron en la boca del estómago, pero una vez más no hubo señal de mariposas. Pero lo que más me había llegado a impactar de aquello no era su saludo, si no la forma de hablar indiscretamente sin parecer molestarle que era Evelyn.
Respiré aire y me preparé para escribir las líneas más ingeniosas y disimuladas que podía.
                -Debbie no ciñe esas normas a mí. Sabes perfectamente que pretende ser lo más amable posible para caerle bien.
                -¿Ni siquiera James? –Preguntó apenas segundos después de que yo le diera a la tecla Enter.
                -Desde que nos mudamos –aporté con un poco de tristeza. –soslaya todo lo que haga, sea bueno o malo.
                -Tienes suerte. –Añadió, y no tardó en seguir la frase. –Verás, quería pedirte perdón por mi comportamiento en el cuarto de escobas, de verdad me impactó que tú llegases a ser Weird.
                -Te decepcioné, reconócelo.
                -No lo hiciste. Me alegro de que fueras ella. –Añadió con el emoticono de las gafas de sol. –No me atreví a pedirte perdón, me resultaba lo más embarazoso posible. Estoy realmente avergonzado por como me comporté, y si pudiera hacer algo para solucionarlo…
                -Pasa por alto todo lo que sucedido en este tiempo.
                -¿Todo? ¿Incluyendo lo del baile?
                -Especialmente lo del baile. –Suspiré nostálgica. Cuanto de equivocada había estado respecto a mis sentimientos. –Doug, ahora que ya sabes quien soy, no quiero perder mi amistad de antes, la de Lizard y Weird. Quiero que podamos seguir confesándonos como mejores amigos, tras un ordenador y a la cara sin problemas ni vergüenza. Quiero que todo vuelva a ser como lo era antes de mudarme a Harrow, exceptuando en que no hará falta tener un ordenador para ser amigos.
                -¿No se suponía que tu sentías algo por mí?
                -¿Acaso tú lo sientes por mí?
                -Estoy confuso. Es algo común que ya había sentido, pero no sabría asegurarme.
                -¿Sientes las mariposas, el cosquilleo en el estómago y en los dedos de los pies, la voz entrecortada, el nudo en la garganta, la sangre hirviendo en tu organismo, tu prosperidad a equivocarte y hacer el ridículo y tu parálisis? –Describí, pero no acordándome de Doug, si no del batería. Apenas recordaba lo que sentía sobre el bajista, y estaba segura de que no había sido tan similar a lo sentido con Harry.
                -Sí… -Notaba la duda en sus palabras. –Lo sentía.
                -Cuando nos besamos dentro del cuarto de escobas, -aseguré, intentando llegar a la conclusión. –no sentiste nada, ¿verdad? Las mariposas parecían que habían caído en un coma y que no podrían lograr ni moverse, ¿Verdad? No lo sentiste.
                -No…
                -Lo que sentimos no fue amor, solamente creímos pasarnos de la fina raya que separa la amistad del amor. Ambos nos equivocamos y sobreactuamos más de lo que debíamos, pero no es tarde para borrarlo todo y volver a ser amigos… ¿no?
                -¿Habías estado pensando en esto antes, verdad?
                -Sí, bastante. –Carcajeé. Por fin volvía a ser el Lizard de siempre. -¿Acaso tú no te paraste a pensarlo en ningún segundo?
                -Tenía esos recuerdos todo el rato en la cabeza, pero no llegaba a ninguna conclusión. Solamente se repetían, una y otra vez. –Mientras sonreía, me negué a contestarle. Quería que siguiera y lo decidiera él. –Entonces… ¿amigos?
                -Amigos, y los mejores. –Concluí el problema.

0 comentarios:

Publicar un comentario