Volví a subir los ojos
mientras seguía ignorando a Katherine, quien nos contaba las últimas noticias
sobre el famoso diario de su vida. Llevaba los auriculares a todo el mundo,
intentando soslayar a todo el mundo. Giovanna parecía detallar con la mirada todos
los pequeños detalles por los que pasábamos y Brooke, al igual que yo, tenía
aferrado al tímpano mi auricular derecho, compartiendo la música.
Cole iba un poco más delante
nuestra, acompañando a su tío, quien era monitor y adalid de aquella salida de
la universidad. Iba exultante, mientras Dougie le acompañaba a unos centímetros
de su lado, indiferente a todo lo que comentaba él. Se dedicaba a observar sus
vans a cada paso.
Desvié mis ojos hacía la
cabellera rubia con flequillo, no muy lejos de los otros dos. Tom conversaba
entretenidamente y de forma serena con Logan, como si explicara algo
detalladamente. De vez en cuando volteaba su cabeza para observar a su novia,
quien le dedicaba una encantadora sonrisa y él la contestaba.
Y por último, y a pesar de
mis nulos esfuerzos por evitarlo, mis ojos se desviaron sin control hacía el
dueño de la cresta y los ojos que tanto me habían llamado la atención el día en
el que le conocí.
Suspiré al observarle. Iba un
poco más apartado de Dougie, sin entablar conversación con nadie y las manos
dentro de los bolsillos de la chaqueta. Poseía en aquel momento una mirada
mohína, y estaba cabizbajo al igual que Doug, observándose sus zapatos. Una
parte de mi deseaba adelantarse y ponerse a su lado, otra parte prefería mantenerse
con las chicas y otra simplemente dejar de pensar.
A duras penas, desvié los
ojos de nuevo hacía mi hermano, pero no fueron sus ojos los que me encontré, si
no los de Logan.
Tom había cesado de hablar y
miraba disimuladamente a ambos. Yo por mi parte me apresuré no mantener el
contacto visual con Logan. Empecé a observar los zapatos de todo el mundo para
quitarme su mirada de la nuca, pero no había cesado, hasta que de pronto e
improvisadamente, su voz sonó más cerca de lo que creía que estaba.
-¿Molesto si me quedo con vosotras? –levanté la vista
y encontré su risueño rostro, tan encantador como solía hacerlo.
-Oh, no. –Le contestó Kat, pero no tardó en
ignorarlo.
Tom me dedicó una mirada
insegura, mientras enarcaba las cejas y se acoplaba al lado de su novia.
Intenté mantener lo más pegada posible a Holly, pero no pude evitar que Logan
se pusiera a mi otro lado. Respiré profundamente, intentando pasar
desapercibida y levanté la vista hacía el batería. Desgraciadamente, me
encontré su mirada, quien me miraba tal vez con una pizca de celos. Un
sentimiento esotérico se formo en mi vientre, sintiéndome extremadamente
incómoda.
-No entiendo muy bien esta visita al London Eye. –Me
habló Logan sin mirarme. –Lo más lógico, y en plena universidad, sería visitar
museos, no el London Eye. –Volteó de una vez los ojos hacía mí. -¿No crees?
-Prefiero visitar el London Eye antes que un museo de
lo que sea. –Opiné sinceramente. Evitaba mirarle, a él y al batería que
caminaba a escasos metros nuestra.
-Hombre, obviamente. –Rió. Le respondí con una
forzada y floja risita. -¿Qué es de ti? ¿Ya sabes quién te enviaba las flores?
De nuevo, sentí la angustia
en mi pecho y eché una rápida mirada a Harry. Respiré hondo, negándome
rotundamente a notarle lo que pasó a quien no fuera ni Tom, ni Brooke.
-No. –Mentí. –El anónimo dejó de enviarme flores y ya
no he vuelto a saber nada de él.
-¿Qué anónimo? –Carraspeó su ronca voz a mi lado.
Di un respingo mientras mis
me crispaba. Levanté la cabeza para verle, y me encontré con el rostro que tan
poco deseaba que me hubiera escuchado. Harry sonreía divertidamente, mientras
fruncía el ceño fruncido.
Miré a los demás, quienes se
habían alejado un poco de nosotros tres y parecían no captar la conversación.
-Le enviaban flores hará unos días, pero no sabía de
quienes eran. –Contó con gracia Logan. –Vino a mi casa empezando a preguntarme
por unos tulipanes, y cuando se enteró de que no era yo, me quedé con la duda.
-Intentaste hacerte pasar por el que las enviaba.
–Contrarresté para mejorar un poco más mi pellejo.
-Bueno, sí, pero era para ver que ocurría. –Enarcó
las cejas mientras enseñaba con picardía su sonrisa y dentadura. Levanté la
cabeza hasta volver a ver a Harry, a quien le había desaparecido la muestra de
diversión en su rostro. –Pero no tuve suerte.
-Oh, que bien. –Murmuró Harry mientras pasaba del
tema.
Silencio.
Pasaron varios minutos sin
decir nada, mientras que la incomodidad rondaba por el aire. Creía que aquello
jamás iba a acabar, hasta que un golpe de suerte, o quizá no, según desde que
punto de vista lo veías, Holly llamó a Logan:
-¡Logan! –Le gritó a siente metros de él más o menos.
-¡Corre, mira este video!
A duras penas pareció que el
llamado se despedía de nosotros con un gesto en la cabeza y corría al reencuentro
de la castaña. Volví de nuevo mis ojos hacía Harry, sin saber comprender su
rostro. Sonreí, pero parecía que la alegría no llegaba precisamente a su
rostro.
-Creí que le habías contado que yo era quien te
mandaba las flores. –Carcajeó.
-No. –Sonreí. Era como Doug; si lo hubiera hecho, se
hubiera enfadado… aunque con razón. –Sé que no es agradable que la gente se
entere de sus sentimientos.
-Yo no me arrepiento ni avergüenzo de mis
sentimientos, y aunque dijeras que fui yo quien te las enviaba, lo admitiría
con una sonrisa. –Sonrió tímidamente mientras parecía ruborizarse. –Jamás he
estado tan seguro de mis sentimientos.
Me había quedado
boquiabierta. En mi corta vida, jamás había oído a un hombre decirme aquello.
Siempre querían mantener alejado de ellos el tema de sentimientos, pero Harry
era diferente. Aquellas palabras le dieron un punto más; una mariposa acababa
de eclosionar en mi interior.
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