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jueves, 19 de abril de 2012

55.Tal vez no haberse enamorado nunca.

No odien a Dougie, no es malo, simplemente que es un chico que le cuesta asegurar y comprender sus sentimientos. Muchísimas gracias por los comentarios <3





Me dirigí el último trozo de bocadillo del almuerzo a la boca, depositándomelo cuidadosamente y disfrutando del último otro del pan con salchicha.  Mientras masticaba con delicadeza, me encargué de hacer una pequeña y resistente bola con el papel albal. Levanté una vez más indiscretamente mis ojos al oír su risa.
Dougie mantenía una animada conversación con Katherine.
Aunque sabía que tenía el don de clavar mi mirada y desvelar su presencia cuando me quedaba mirando fijamente a alguien, aquella vez me trajo sin cuidado encontrarme con los ojos de aquel chico.
Tal como esperaba, sus pupilas rodeadas del intenso y resaltante azul marino no tardaron en posarse en mis oscuros ojos. Una mezcla de exasperación se formó en mi interior, no pude evitar evocar los buenos momentos que habíamos vivido, aunque fueran a través de una pantalla.
No podría describir exactamente lo que quería decir su mirada: Tal vez notara una mueca de compasión y arrepentimiento, o tal vez solo era producto de mi imaginación. Frunció levemente el entrecejo, y no tardó en romper la conexión visual, cabizbajando mientras su sonrisa desaparecía de su rostro.
Roté mis ojos hacía la amiga que parecía contar una divertida y reciente anécdota.
                -… al principio mi hermano se lo tomó como un juego, y le seguí el rollo, hasta que comenzó a atestarle violentos golpes a la pobre lagartija. –negaba con la cabeza. –Tuve que ponerme en medio para que no la dejara sin vida.
                -¿Pero que clase de animal es tu hermano? –Exasperó Dougie, provocando un pequeño respingo en mi estómago. Claro, él era el señor de las lagartijas, él era Mr.Lizard. -¿Luego que paso con la lagartija? ¿La acabó de matar?
                -¿Crees que dejaría que matara a una indefensa lagartija? –El rubio arqueó una ceja. -¡Jamás! Son animales demasiado… -Pareció no encontrar las palabras. –especiales, supongo, como para que mueran decapitados por un vaso de cristal a manos de un niño de no más de doce años.
                -Gracias a Dios. Ahora con un poco de suerte no se topará con muchacho como tu hermano.
                -Lo tengo en casa aún, aunque me temo que tendré que liberarlo. -Su cara adoptó una faceta mohína. –Mis padres no me dejan tenerlo en casa… ¡y menos en una caja de zapatos!
                -¿Pero como puedes darle hogar ahí? –Resaltó la ronca voz de Harry. –Para liberarlo, dáselo a Dougie. Seguro que tiene aún algún hueco en su nido de lagartijas.
                -¿Tienes lagartijas como mascotas? –Preguntó Holly. Éste asintió. -¡Qué guay! Siempre he querido tener uno, pero me parece que a mi padres, mayoritariamente a mi madre no le hace mucha gracia la idea.
                -Sí quieres y no quieres liberarlo ,podría cuidar a tu lagartija. Podrías venir siempre que quisieras a verlo.        
                -¿De verdad harías eso? –Los ojos de ella centellaron esperanzada. La mirada de Doug confirmaba su esperada respuesta. -¡Muchas gracias Dougie! Por cierto, se llama Sacapuntas.
                -¿Sacapuntas? –Carcajearon Tom y Brooke al unísono. No pude evitar unirme.
                -Siempre quise tener una mascota y llamarla Sacapuntas. –Informó Holly. Luego, se volvió de nuevo hacía su receptor. -¿Le mantendrías el nombre?
                -Desde luego. –Sonrió, mostrando su perfecta hilera de dientes. Mierda, no sonrías. -¡Me parece uno de los mejores nombres que he oído!
Y allí fue donde dí por concluido mi atención a la conversación. Todos, un día más, nos habíamos apretujado en nuestra mesa, rodeada de las atestadas otras mesas del comedor. Apenas quedaban unos minutos para finalizar la hora del almuerzo, y con ello daría comienzo otra clase de Física y Química. ¡Genial! Una de las peores asignaturas que siempre había sido mi punto débil.
Fue en aquel momento cuando me dí cuenta del punzante y permanente dolor que tenía en las costillas. Me giré para ver de que se trataba, y descubrí el codo de mi amiga Giovanna clavándose en mis costillas. Al parecer, ella no se daba cuenta.
Discretamente, me alejé un poco de ella zafándome de su punzante codo y me apegué un poco más a mi compañero de la derecha. Fue entonces cuando me di cuenta que en todo aquel momento había estado al lado de Harry, siéndole indiferente todo el tiempo.
Me había quedado mirándole y mi cadera se mantenía apegada a la suya, pues hasta yo podía notar lo apretujados que estábamos en aquel momento. Me replanteé una vez más que deberíamos dividirnos en dos mesas, pues en una sola apenas nos sobraba oxígeno.
Él despegó sus resaltantes ojos azules que tanto conocía ya y los posó sobre los míos. Sonreí para mis adentro, mientras el me dedicaba una amplia sonrisa de oreja a oreja, tan cordial y amable como siempre.
                -Giovanna me estaba matando del dolor. No se percataba, pero tenía su codo justamente clavado en mis costillas y el dolor era infernal . –Le susurré para excusarme.
                -Gio tiene la facilidad de clavar huesos haya donde te toqué. –Levantó rápidamente las cejas. –No se como se las ingenia, pero ya me ha hecho pasar algún que otro doloroso momento.
Le sonreí y volteé mi cabeza para fingir seguir prestando atención. Apenas oía la voz de Dougie, está se colaba en mi cabeza y me hacía recordar momentos suyos. Una vez más, aquel vacío en el pecho me envolvió.
                -¿Estás enfadada con Doug? –Volvió a susurrar Harry, captando de nuevo mi atención. –Lo digo por la forma en que le miras, y como te miraba el antes… -Notaba el doble sentido en su frase, y tal vez una mueca de lástima. No contesté a la primera, ideando la frase correcta para contestarle. –Si no te apetece hablar de esto, lo entiendo perfectamente.
                -No te preocupes, no es problema. –Dije sonriéndole. Sinceramente, no me apetecía mucho revivir recuerdos del pasado. –Sí,supongo que estoy enfadada con él.
                -¿Por qué?
                -Es una larga historia. –Le miré intentando evitar el tema, pero de alguna forma, logró sacarme ganas del lugar más desolado de mi cuerpo y le conté toda la historia, descartando algún que otro momento embarazoso  y resumiéndoselo de la forma mas breve posible. -…no me esperaba que él fuera así.
                -Oh. –Fue lo único que logró articular nada más terminé. Se quedó varios segundos así, en suspense, mientras la incomodidad rondaba por el ambiente. –No te preocupes por Doug, le cuesta abrirse a relaciones. Si.. si tu quieres yo podría hablar con él… -Sugerió, no muy convencido de querer hacerlo, quizá.
                -¿Crees de verdad que yo quisiera tener una relación con Doug?
                -¿No te gusta? –Alcé las cejas. –Ha.. hace tiempo que me fije en eso. Se descubre fácilmente por la form…
                -De mirarle, ¿no?
                -No, de voltear enseguida la cabeza cuando habla. –Carcajeó. –Siempre que abría la boca, tu cabeza parecía un rayo girándose para verle y escucharle.
                -Puede que creyera que me gustaba, pero después de lo que pasó, me he convencido de que no. –Me encogí de hombros. –Supongo que el amor aún no ha llegado a mi puerta.
                -¿Jamás te has enamorado?
                -Me parece que no.
                -¿Por nadie,  nadie?
                -Nadie.
Y allí dejamos la conversación nada más el timbre resonó por todo el comedor. En un abrir y cerrar de ojo, la muchedumbre se había levantado impetuosamente y nos empujaba de nuevo hacía el pasillo. Le dediqué una sonrisa embarazosa como señal de despedida, mientras el me imitaba, salvo tal vez de una forma un poco mohíno.
De alguna forma me las ingenié para apegarme a su espalda mientras era arrastrada entre cabezas y cuerpos hacía el pasillo. Una vez fuera, fue cuando perdí de vista a todos mis amigos.

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