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jueves, 28 de junio de 2012

90. Evelyn les conoce

Sé que la imagen no tiene nada que ver, pero la he visto y me ha encantado x)




Justo en el momento en que el bajista del autobús llamó a la chica y todas las fans se giraron para contemplarla, Evelyn cayó desmayada al suelo. Alex logró aferrarla con firmeza por los brazos, evitándole el golpe e intentó reanimarla con leves zarandeos. Pero la chica no respondía.
        -¿Eve? ¡Eve despierta, por el amor de Dios! –Le gritaba mientras la levantaba con fuerza y cogía con dificultad -. ¡Qué alguien me ayude!
        Las fans de alrededor se apartaron un poco, sin perder de vista a sus ídolos pero tampoco a la chica que acababa de desmayarse. Muchas afirmaban que había sido a causa de que sus supuestos ídolos la habían llamado, pero los cuatro chicos que observaban con temor la escena sabían que no era verdad. A cambio, Alex estaba sumido en el desconcierto y le costaba atender a las dos situaciones. Pero ignorando que uno de los chicos se había bajado rápidamente del autobús, hizo un impulso y agarro a Evelyn en brazos.
        -¡Rápido, tráela! –Le gritó una voz. Los gritos aumentaron en aquel momento, pero los guardias habían alejado a las fans de él -. ¡Vamos!
        Ladeó en aquel momento la cabeza y miró boquiabierto a la persona que le echaba prisas y le estiraba del hombro. Tom Fletcher se había bajado del autobús y había provocado chillidos por parte de las fans que despertarían a todo el vecindario. Pero, zarandeando la cabeza, agarró con firmeza el cuerpo desmayado de su amiga y corrió siguiendo al guitarrista.
        Con cierta dificultad, llegó al autobús. Tom subió con rapidez, pero Alex dudo en seguirle. Estaba a punto y al alcance de subirse al autobús de sus ídolos, algo que ni siquiera hubiera podido creerse en sueños. Y sobre él sujetaba a su buena amiga, aquella que había llamado la atención del grupo inglés.
        Frunció el ceño y bajó la mirada hasta los ojos cerrados de su amiga. No entendía lo que ocurría, no sabía a que se debía aquello. Hubiera podido jurar que Evelyn no conocía al grupo inglés, ¡estaba convencido! Pero a cambio, Dougie había gritado su nombre como si la conociera.
        -¡Date prisa, las chicas intentarán subir en cuanto se libren de los guardias! –Le gritó una ronca voz, y levantando la vista, se percató de la mirada de Danny.
        Obedeció en silencio, y aún desconcertado y patidifuso, aumentó su fuerza y subió con bastante dificultad los estrechos escalones del autocar. Las puertas se cerraron detrás de él, y con la ayuda del pecoso y el bajista, logró dejar el cuerpo inconsciente de su amiga sobre una fila de asientos.
        Suspiró cansando y recuperando fuerzas, observando aún con confusión a su amiga. Necesitaba saber que pasaba allí, que había ocurrido y por qué le habían dejado subir al autobús.
        Levantó la cabeza y observó con expectación a los cuatro chicos que suspiraban, sudados y dirigían rápidas miradas a su amiga y a la ventana. Su mirada se encontró con unos ojos azules que le observaban con reticencia. Sonrió débilmente, pero ninguna mueca de alegría apareció en el rostro de Harry Judd.
        -¿La conoces? –Le preguntó el batería sentándose un poco alejado del cuerpo que descansaba. La observó con curiosidad antes de recibir repuesta, pero levantó de nuevo su mirada desconcertada para observar al desconocido que había traído a su amiga.
        -S.. sí. Es amiga mía –Tragó saliva y apartó la mirada del batería -. Pero… ¿por qué habéis dejado subirla? Quiero decir… no es la primera fan que se desmaya en un concierto vuestro, además, Eve simplemente me estaba acompañando –Sonrió con confusión.
        -Sabemos que no es fan nuestra –Rió Dougie con una sonrisa amable en su rostro. Aquello alivió a Alex -. Y es normal que la dejásemos entrar al autobús. Ya la vimos en el concierto, y nos asomamos ahora para buscarla, pero justamente se desmayó.
        -¿Por eso la dejasteis entrar? –Preguntó confusamente el castaño de ojos verdes, frunció con fuerza el entrecejo. Aquello no tenía sentido.
        -Es Evelyn –Dijo con obviedad Danny mientras se encogió de hombros y sonreía -. Amiga nuestra.
        Las cejas del español se arquearon incrédulas, y observó un segundo a su amiga. Seguido, volvió a fruncir el ceño y volvió a cuestionar entrecortadamente.
        -¿Amiga vuestra? No, me parece que os habéis confundido. Ella no os conoce, solamente de oída. Además, me lo hubiera dicho sí…
        -No nos confundimos. Es Evelyn Bekker, y hasta hace medio año vivía en Harrow –Contradijo Tom con alegría, pero también con desconcierto -. Su padre se llama James, y se mudó a aquel pueblo por su nueva novia… que por cierto, es mi madre, Debbie.
        -Eres Tom, el Tom de su hermanastro –Señaló Alex, boquiabierto -. Pero… ella no me había dicho nada –Se sentó al lado de la chica mientras asimilaba la situación -. ¿Y os conoce? ¿A todos?
        -Claro que sí –Murmuró Harry, y rápidamente recibió la mirada de Alex -. Pero ¿Qué hacía aquí? Nadie nos había dicho que vendría, ni sabíamos nada de ella –La miró con añoranza. Su cuerpo se convulsionó débilmente, pero volvió a mirar al desconocido -. Además, ¿quién eres? –Su rostro se volvió sombrío cuando una idea se le pasó por la mente -. ¿Su novio?
        -O, no. Soy Alex, un amigo suyo. Hace apenas unas horas hemos bajado del avión y pretendíamos ir a vuestro concierto y luego a Harrow, ya que no teníamos tiempo. Gané una entrada al concierto y un viaje gratis, y vine con ella, quien llevaba meses queriendo regresar.
        -¿Y James sabía que venía?
        -Sí. Me contó que se había encargado su madre de avisarle.
La mirada del batería se giró hacía sus amigos, quien sonreían tenuemente y miraban emocionados a su amiga. Tom dejó las patatas sobre uno de los asientos, y mientras resoplaba para despejarse del calor y la sudor, dijo.
        -Pues entonces, encantado Alex. Soy Tom, como ya sabrás –rodó los ojos –, soy su hermanastro. Él es Dou…
        -Sí, os conozco –Rió nerviosamente, levantándose del sitio y estrechando la mano del rubio -. Dougie, Danny y Harry. Encantando.
        -Yo soy su mejor amigo –Declaró con orgullo el bajista mientras sonreía, achinando sus pequeños ojos.
        «John» evocó Alex, recordando al mejor amigo del que le había hablado. Recordó a Zack y Connor, y una curiosidad inmediata me hizo cuestionarse quién fue el Zack del que Evelyn se había enamorado. Estuvo a punto de preguntarlo, pero imaginó que sería una impertinencia, de modo que se sentó y comenzó su discurso de fan.

miércoles, 27 de junio de 2012

89. Asomados


Quería decir que si alguna vez escribo alguna palabra sin sentido, que lo siento. Confundo muchas veces algunas palabras del Valenciano con el Castellano y me es un poco complicado x)




Mi sangre se había detenido por mi organismo, mi corazón se paró varios segundos y todo mi cuerpo falló cuando aquella penetrante mirada me perforó. Una vez más me maree, estuve a punto de perder el equilibrio, pero me contuve.
        Danny gritó algo a Harry, y este volvió a tocar con el mismo ritmo como si nada. Pero sus brazos ya no se movían con la misma potencia y su mirada seguía firme en mi. Desvié por obligación mis ojos, ahora húmedos y débiles y los fijé en mi hermanastro. Este había seguido con la canción como si nada.
        Pero cuando el bajista se acercó a Harry, le preguntó algo inaudible y siguió como respuesta su mirada clavada en mí, me encontré aquella vez con los ojos azules marino. Dougie, al contrario que Harry, no falló en su actuación, y a la distancia, me sonrió ampliamente, de forma tan aliviante que pude volver a respirar. Me habían descubierto mi mejor amigo y la persona que amaba, ambos habían actuado de formas distintas, pero mi corazón se había hecho un nudo que me impedía pensar con claridad. Sin poder remediar, desvié la mirada de nuevo hacía los ojos que me observaban, boquiabiertos, pero rápidamente este la quitó de mi y la fijó en sus platillos, adusto y sereno.
        -No se alegra de verme… -Susurré en voz alta, dando algunos golpecitos a la cabeza de Alex. Aquella altura comenzaba a marearme.
        -¿Qué ocurre? –Me gritó el castaño desde abajo -. ¿Hay algún problema?
        -Alex, bájame –Le pedí mientras ladeaba mi cabeza hacía las demás fans. Algunas me habían imitado y se habían subido a lomos de sus amigas y me observaban con despecho -. No me encuentro bien.
        Sin decir nada más, mi amigo me obedeció y me bajó con cuidado. Miré una vez más al escenario, pero aquella vez solamente me encontré con la mirada de Dougie, quien me miraba sonriente, aunque pude otear una mueca de confusión en su mirada.
        Y durante todo el concierto me mantuve ensimismada, tranquilizando los comentarios preocupados de mi amigo, quien insistía en llevarme a casa. No pude disfrutar de la magnífica música que tocaban, no pude volver a mirar a los demás miembros sin miedo a que me descubrieran, pero al menos ellos ya sabían que había vuelto. ¿Pero había hecho bien en regresar?
        Apenas dos horas después, con la vista clavada en el suelo y alguna que otra vez levantándola con expectación para observarles, el concierto finalizó.
        Pero para mi sorpresa y quiebro de tranquilidad, cuando los chicos dijeron las últimas palabras emocionadas del concierto, arrojaron sus toallas, el agua de sus botellas y las baquetas de Harry y desaparecieron de nuevo en la oscuridad, la gran multitud de fans inglesas se voltearon y comenzaron a correr hacía la salida. Noté como Alex me aferraba de la mano, y entre codazos y golpes avanzaba entre la multitud.
        -¿Pero que ocurre? –Le pregunté mientras oprimía las muecas de dolor al recibir los pisones de las otras fans.
        -¡Siempre he querido hacer una cosa si iba a un concierto suyo!
        -¿El qué?
No me respondió. Estiró de mi con mayor fuerza, y superando al velocidad de las alocadas fans, salimos a la calle,abandonando el pabellón. El diluvio caía con fuerza sobre nuestras cabezas, y con las manos e inútilmente, me intenté tapar. Alex siguió estirando de mi, aguantando mis traspiés y resbalados en el asfalto y rodeó el pabellón.
        La lluvia había mojado mi cabello y camisa. La ropa se había apegado a mi cuerpo y notaba el agua dentro de mis zapatillas, lo que no me ayudó a correr más rápidamente. Finalmente, llegamos a una gran puerta de metal, donde algunas fans que se tapaban con sus mochilas o con grandes paraguas esperaban ansiosas.
        -¿Qué es esto, Alex? –Le pregunté soltando su mano.
        -Saldrán por aquí, como en todos los conciertos –Me dijo mientras sus ojos verdes centellaron con ilusión -. No se si tendré oportunidad de conseguir autógrafo, pero quería estar aquí.
        -No podrás –Comentó una fan pelirroja a nuestro lado. Se cubría de la lluvia con la capucha de su sudadera y las siluetas de su cara estaban bañadas por el agua y la luz de la farola, lo que aumentaba su belleza -. No es mi primer concierto de ellos, para ser exacto, y siempre salen con el autobús. Pero las persianas de las ventanas siempre están bajadas y jamás se asoman para vernos. Prácticamente porque no pueden, creo yo –Carcajeó mientras intentaba observar a través de los pequeños agujeros de la metálica puerta -. Y no lo harán hoy por ser un día especial. Además, ¡está lloviendo a cántaros!
        -¿Entonces que tiene de sentido esperarles? –Pregunté con inocencia.
        -Es la emoción, las ganas de volverles a ver aunque sea por una ventana TINTADA. Es nuestro sentimiento.
        Alex abrió la boca un segundo, para intentar decir algo, pero justamente en aquel momento, su voz fue ahogada de nuevo por un grito loco de una fan.
        Las puestas se habían abierto y las fans se habían asomado con precaución para observar. Me colé entre ellas, siguiendo a la pelirroja, y descubrí los faros del autobús que me cegaron. Varios guardias salieron para despejarnos y alejarnos de las ruedas, mientras nos pedían que mantuviéramos la distancia para que el vehículo saliera.
        A pesar del frío que tenía, de mi mareo inagotable y de mi mal estado, las piernas me volvieron a temblar, acompañadas de las manos, y entrecerrando los ojos por las gotas de lluvia, levanté la vista para observar las ventanas del autobús que se acercaba con cuidado. Pero de nuevo un grito de una fan y lo que vi dieron un revuelco a mi corazón.
        -¡¡Están asomados!!
Miré a la pelirroja quien se había puesto boquiabierta. Me sonrió, perpleja y estiró sus manos con los CDs y el bolígrafo para ser firmados. Busqué a Alex entre la multitud, y lo encontré un poco detrás de mi, apartado. Le estiré la mano y le acerqué hacía el borde de la fila, a vista de los chicos.
        Con todo mi cuerpo temblando de la emoción y no del frío, observé como el autocar salía con cuidado. Pero algo no encajaba allí. Las puertas, estrechas y perfectamente accesibles para las fans, estaban abiertas, y cuatro cabezas de ellas sobre salían.
        Instantáneamente y mientras las fans ahogaban un grito de emoción, los guardias colocaron cintas aislantes para frenar sus pasos, y se colocaron entre ellas y los chicos.
        Danny era el más próximo a nosotros. Tenía un dedo estirado y se mantenía sereno, pero con una sonrisa en el rostro. Su dedo señalaba a las fans.
        Se me paró el corazón y observé a Alex con terror. Si me veían, podría montar el cuadro. Además, ¿por qué habían hecho aquello? Mi cabeza comenzó a dar vueltas, y sin poder remediarlo, mi cuerpo chocó con el pectoral de Alex, mareada.
        -¿Te encuentras bien, Eve?
        -Alex, estoy mareada… vayamos a Harrow.
        -Pero… el autobús…
No pudo decir nada más. Levanté con melancolía la vista hacía los chicos, donde el autobús comenzaba a circular delante mía. Los focos me volvieron a deslumbrar, entrecerré los ojos para evitar el daño, pero de repente, y superando el griterío de las fans, se oyó entre la multitud.
        -¡Está allí! –Una voz aguda hizo callar a todas las fans -. ¡Evelyn!
Y observando los ojos azules y pequeños que me observaban y me señalaban, resbalé del pecho de mi amigo y caí desmayada al suelo.

martes, 26 de junio de 2012

88. Por encima del público


Muchas gracias a las lectoras que todavía me leen. A pesar de que los comentarios han desaparecido, sé que alguna todavía me lee por la encuesta. No pido comentarios, no hacen falta, solamente doy gracias por leerme, y espero que el fic no se haga muy pesado para vosotras.. sino, puedo recortarlo y hacerlo más corto, en todos los sentidos.




Mi corazón palpitaba con fuerza y violencia, mis piernas temblaban y mis manos se habían entumecido. Busqué con la vista una vez más a mis amigos, pero ya habían desaparecido dentro del pabellón, dejando como rastro los alocados gritos de sus fans que suplicaban entrar de una vez por todas. Yo, por otro lado, me mantenía boquiabierta, apreciando lo que acababa de ver.
        -Dougie ahora lleva el cabello de punta –Balbuceé y Alex me miró con extrañeza.
        -Hará unos meses se lo cortó. ¿Pero a caso sabías como eran?
        -Claro que sí –Dije sin pensar, pero me corregí rápidamente -. Quiero  decir… cuando estaba aquí no paraba de oír McFLY por todos lados.
        -Oh –Rió desconcertado -. El caso es que se lo cortó, pero pocas veces utiliza gomina para ponérselo de punta. Aún conserva su flequillo, pero no tan largo como de costumbre.
        -¿Y Danny? ¿Ya no se plancha el cabello?
        -Lo hace y lo deja de hacer. Personalmente, mola más planchado.
        -Yo prefiero que lo tenga natural –Opiné con sinceridad -. Tom sigue igual, y Harry… Harry…
Fruncí el ceño. Había notado algo diferente en Harry, pero no sabía el que.
        -Ya no tiene mechas –Resolvió Alex -. Pero por lo demás sigue igual.           
        -Oh.
Observando a los guardias que intentaban poner orden en las muchachas, me imaginé al batería sin mechas. Sonreí ampliamente, ansiosa por volverle a ver, porque todo volviera a ser como antes, como tanto llevaba esperando hace meses. ¿Pero lo conseguiría?
        Los gritos de las fans me sacaron una vez más de mi burbuja y observé con atención. Los guardias había despejado el paso y comenzaban a romper entradas para dar paso a las fans. Suspiré, nerviosa, pero pronto noté la mano de mi amigo aferrando mi muñeca.
        -Vamos a tener que hacer una rápida carrera –Me avisó con un suspiro, y asentí.


Cuando me paré enfrente de una treintena de personas más que nos alejaban de la primera fila, mis piernas temblaron y comenzaron a fallar. Alex me sujetó con firmeza, y me miró preocupado, pero simplemente le sonreí débilmente.
        -Estamos lejos de su vista –Dije con un susurro, mientras Alex suspiraba resignado.
        -Supongo que tendremos que conformarnos.
El tono mohíno de su voz no me convenció. Con un esfuerzo de fuerza, aferré esta vez yo su mano y comencé a travesar los hombros que me empujaban. Las fans inglesas me miraban con furia, intentando que no avanzara, pero fui indiferente a sus miradas y logré avanzar hasta que el escenario estuvo a vista nuestra. Desde aquel punto, y a pesar de no estar ni en primera ni en segunda fila, lograríamos verles. Pero ellos a nosotros no.
        Esperamos ansiosos a que los chicos salieran, no solo Alex y yo, sino todas las fans a nuestro alrededor que gritaban con euforia. Mi cuerpo estaba apretujado, a penas podía cambiar mi posición y la impaciencia comenzaba a alterarme. Hasta que de pronto, las luces se apagaron, los gritos aumentaron y de entre la oscuridad, las luces azules de lo que distinguí por una bajo subieron al escenario.
        Las guitarras y la batería iniciaron el concierto, sobrepasando el ruido del griterío. Los focos se encendieron al momento y mi corazón dio un revuelco, cuando mis ojos se desviaron a la persona que tocaba con incalculable sentimiento la guitarra, en medio del escenario. Su cabello rizado tapaba sus muecas, pero movía su púa y dedos con afán.
        Seguido, un foco de mayor iluminación señaló a la primera persona que cantó, y mis ojos se llenaron de una felicidad incalculable. Su cabello rubio se agitaba bailando sobre su cabeza.
        -When my parents outta town I gota ll my buddies round, so we gonna have a party tonight –Cantó en voz alta y las fans le respondieron con un grito de alegría, al cual no pude resistirme a unirme -. And if you daddy’s got the truck then I’ll come and pick you up and anyone who wants to go for a ride...
        Mis ojos se separaron un momento de Tom, ilusionada, con una sonrisa imborrable en los labios y mientras seguía escuchando con atención, oteé los demás miembros del escenario.
        Dougie corría en aquel momento hacía donde se encontraba Danny. Su bajo azul brillaba con las lucecitas que había distinguido en la oscuridad, y su cabello, a pesar de estar sometido a la presión de la gomina, se movía con ilusión. Tocando con ilusión, Danny y Dougie intercambiaron algunas palabras seguidos de una risa que les hizo separarse.
        Y entonces lo vi, detrás de Danny, alejado más que nadie de la vista pero perfectamente vislumbradle, al batería que tocaba con un ritmo increíble. Sus brazos saltaban de arriba abajo, incontrolables, y tocando con una potencia que me dejo perpleja. Mi corazón se paró, mis mariposas despertaron y creí que no aguantaría la emoción de estar allí. Pero de alguna forma, me mantuve en el sitio sin despegar los ojos de la cresta sin mechas que tocaba con muecas de potencia. Sonreí al verle, y estiré los brazos hacía arriba para disfrutar del concierto.
        -We got every girl in school in the deep end of the pool if you wanna take a dip bring your trunks –Cantó Danny, quien consiguió atraer a mi vista. A pesar de la distancia, sus ojos brillaban iluminados por los focos
        Con una sonrisa imborrable, ladeé mi cabeza y observé a Alex. Este, quien me sacaba una cabeza y parecía observar con claridad sin que cabelleras le molestan por el contrario que a mí, saltaba con los brazos estirados. Carcajeé, mientras me compadecí de los que debían de encontrarse detrás suya.
        Sus ojos se percataron de los míos, y con una alegría que jamás le había visto, agarró uno de mis brazos y lo estiró hacía el techo. Junto a él, comencé a saltar con ilusión.
        La canción terminó, y sin palabras por parte de los miembros del grupo, comenzaron a tocar otra canción.
        -Well you better get home cos you dad is awake said he saw you last night making out by the lake with… -Cantó Tom estirando las manos, a lo que le correspondimos.
        -¡Down by the lake! –Chilló Alex a mi oído, y sonreí para responderle -¿Los ves bien, Eve?
        -Oh, puedo observarles –Le dije con una sonrisa mientras me giraba para verle -. Algunas cabezas me tapan al no ser tan alta como tú, pero…
        No pude decir nada más. En aquel momento, mi amigo se agachó al suelo, y antes de que pudiera darme cuenta de que hacía, noté como mis pies se separaban del suelo. Alex me había agarrado a cordero, mi cuerpo se mantenía lejos del suelo. Oí algunos gritos casi inaudibles detrás mía, resentidos, pero fui indiferente. Me agarré a la cabeza de mi amigo, con miedo, pero cuando levanté la vista con horror hacía los chicos, una sonrisa maravillada se iluminó en mi rostro.
        Aquella vista era mejor que estar en primera fila. Las cabezas se habían quedado abajo, y perfectamente observaba a Danny, quien tocaba con energía delante mía. No pensé en las consecuencias, no pensé en lo que estaba apunto de ocurrir, simplemente ahogué en el griterío un chillido de alegría y disfruté de la música…
… Y justo en aquel momento fui cuando la canción falló un leve segundo, pequeño pero que todas las fans distinguimos en la batería. Miré hacía atrás de Danny, quien también se había girado hacía el batería, y mi cuerpo se convulsionó cuando descubrí que Harry había dejado de tocar con tanto estímulo. Se mantenía sereno, sin muecas de emoción, y sus ojos miraban a un punto en concreto.
        A mi.

lunes, 25 de junio de 2012

87. Cola del concierto


  


                                                             16 de Septiembre

Aquel vuelo hacía Inglaterra me mantuvo mareada y un nudo en el estómago. No había tenido la suerte de sentarme junto a Alex, quien se había colocado unas cinco filas más adelante que yo. Me había mantenido recta en el asiento, soportando los ronquidos de mi acompañante que rondaba la tercera edad, y con un ajetreo en la cabeza. ¿Cómo me iba a presentar yo a Tom? Y sobre todo, ¿qué haría yo en un concierto de mis amigos, después de medio año sin verles?
        Mis ganas por volver a estar con todos ellos aumento desconsideradamente. Quería volver a notar la seguridad que emitía mi hermanastro, el confort de mi mejor amiga, Brooke, y sobre todo, quería poder decirle todo lo que sentía a aquella especial persona que me había prometido que cuando volviera, estaría esperándome. Y yo tenía la esperanza y confianza de que Harry había cumplido su promesa.
        Cuando regresé a España me había mantenido serena y melancólica, pero en aquel viaje de vuelta a la inglesa ciudad de Londres, mi mareo amenazaba mi reputación dentro de aquel avión y el prejuicio de que moriría durante el viaje me confundió.
        Pero, tal como había calculado mi amigo, después de unas largas e interminables tres horas en las que observé con sumo detalle el anochecer, el frío me avisó de mi llegada a la isla inglesa, de la espesa niebla que se había formado en tierra firme y de que, cuando el avión comenzó a descender, de que por fin había llegado al país que tanto amaba.
        Bajé tambaleante del avión, y junto al emocionado Alex que repasaba su inglés, fuimos a recuperar nuestra maleta. Mientras intentaba despejarme, respirando profundo y comprándome una pequeña botella de agua en una maquina atestada de cola de gente, Alex se encargó de alquilar un coche donde pudiéramos desplazarnos.
        -¿Sabrás llegar? –Le pregunté mientras corríamos para huir de la lluvia y a guardar las maletas en el maletero -. Londres es más grande que Valencia y…
        -No te preocupes, me he aprendido el camino –Me guiñó un ojo mientras subía con rapidez mi maleta -. Amo la lluvia –Comentó extendiendo los brazos mientras dejaba que las gotas de lluvia se resbalaran por su suave tez.
        Sonreí mientras dejaba que yo también me mojara. La ropa se pegó a mi cuerpo y la piel se me erizó cuando noté el frío. Corrí para robarle las llaves a mi amigo, y entre escalofríos, entré en el coche. De nuevo y como tan familiarizadamente me había acostumbrado, el volante estaba en la parte del copiloto.
        Alex, por su parte, pareció que no iba a acostumbrarse con facilidad. Confirmando que nuestras entradas estaban secas y en su sitio, arrancó el coche y comenzamos nuestro trayecto al pabellón donde tocaban los chicos, mientras las tenues farolas de las caches amplias y húmedas comenzaban a pasar por nuestro lado. Por fin estaba cómoda, por fin estaba en Londres.
        Mi estómago estaba hecho un mar de emociones. Terror, emoción, alegría, vergüenza, incredulidad… y todo por la alegría de volver a ver a los chicos. ¿Pero y si no tenía la suerte de que me vieran, ni al principio ni al final del concierto? Y la otra cuestión que me comía por dentro era como confesarle a Alex que sus ídolos, Danny, Harry, Tom y Dougie eran en realidad los personajes de aquella anécdota mía que le había contado
        «No se enfadará. Al fin y al cabo, gracias a mi les conocerá» Me convencí mientras comenzaba a morderme las uñas. Llevábamos minutos largos dentro del coche, y un gran griterío de voces había comenzado a invadir las calles tranquilas y mojadas de la ciudad. Las casas similares e iguales que estaban más próximas al bullicio tenía las luces encendidas, y los gritos comenzaron a difundirse con la entrecortada respiración de mi amigo.
        -¿Estás bien? –Le dije con una sonrisa.
        -Estoy muy nervioso. Es mi primer concierto, por fin les veré, por fin podré escucharles en directo… Tal vez suene extraño al no ser una típica Mcflyer chica alocada, sino lo contrario, ¡soy hombre! –Carcajeó -. Pero es que no tengo que ser mujer para ser fan. Son músicos, hacen música y ese debe de ser el motivo por el que la gente viene a su concierto.
        Le sonreí con cariño mientras guardaba silencio. Una vez más, dirigí mi mirada hacía el exterior, y al girar una esquina bañada tenuemente por una farola que fallaba constantemente, una gran fila de fans que gritaba, descansaba en el suelo o simplemente saltaba se formó delante nuestra. Boquiabiertos, aparcamos junto a los demás coches, y bajamos del coche, compartiendo paraguas. Nos dirigimos apegados al final de la cola, mientras notaba el terror y tristeza en el rostro de Alex. No iba a poder estar en primera fila, no iba a estar tan cerca de ellos, y yo le entendía.
        -Sabía que habría gente, pero esto es una locura –Me dijo en español, y algunas fans rubias e inglesas claramente se giraron para vernos con extrañeza -. Me parece que la opción de verlos empieza a fallar.
        -No te preocupes –Le apoyé mientras le sacaba del final de la fila, estirándole por la manga para no mojarme y avanzábamos al lado de las fans -. No es la primera situación similar con la que me encuentro. He ido a conciertos de Sum 41, Simple Plan, Green Day… y las colas son iguales o peores –Le detuve, apegados a unas fans que intentaban ver a través de las cristalinas ventanas. No se había percatado de nuestra presencia, y solamente veintena de personas más nos adelantaban en la fila.
        -Se van a dar cuenta –Me dijo con miedo mientras los guardias comenzaba a sacar las telas aislantes -. Nos van a enviar a último lugar.
        -No te preocupes, no vamos a estar los últimos, confía en mi y disimula –Le obligué a que desviara la vista del guardia que empezaba a aislarnos en una cola apegada y me giré hacia las chicas que miraban a través de la ventana -. ¡Perdonad! –Grité en inglés, y se giraron confusas a verme -. ¿Les veis? ¿Están ya dentro? ¡Es mi primer concierto de ellos!
        -Creo que aún no están dentro –Comentó la rubia más bajita, sonriendo a Alex, exultante -. No se les ha oído ni visto en ningún momento, ¡ni siquiera se ha oído la batería de Harry!
        Mi corazón me dio un revuelvo y me imaginé por centésima vez al batería. ¿Habría cambiado? Sabía que habían pasado solamente seis meses, pero viendo a Alex y a mí, nuestro look había dado un cambiado.
        Las cintas nos apretujaron junto a las inglesas, y con una sonrisa exultante, Alex me observó agradecido. Miraba emocionado a todos lugares, resguardándonos con su paraguas, hasta que de pronto, unos chillidos a nuestro alrededor nos sobresaltaron.
        -¡Son ellos! –Gritó alguna de las fans, y instantáneamente, las cabezas se giraron a un mismo lugar.
Incrédula y boquiabierta, observé entre las cabezas las figuras que saludaban con una mano y corrían hacía las puertas principales. Noté como me apretujaban y empujaban, pero mis ojos no se apartaron de la primera cabellera que reconocí.
        Un cabello rubio castaño, de punta y desigualado pasó rápidamente hacía dentro del pabellón. Tenía una pequeña sonrisa dibujada en el rostro, y sus ojos estaban achinados, saludando con una mano hacía nosotros. Gritó algo, pero solamente se escuchó alguna palabra inaudible para mis oídos, con una aguda voz que me hizo confirmar quién era. Dougie entraba corriendo al pabellón.
        Con una sonrisa imborrable, miré radiante a Alex. Este estaba boquiabierto, incrédulo y con los ojos más abiertos que nunca. Pero otro gritito más fuerte que el anterior hizo que mis ojos se desviaran de nuevo hacía el pequeño camino que daba paso a la entrada.
        Alguien se detuvo enfrente de las primeras fans y estiró los brazos. Gritó con voz ronca y balanceó su cuerpo, aumentando el griterío emocionado. Un pelo castaño y rizado, enmarañado y acompañado de unos grandes ojos entraron seguidamente al pabellón. Danny había destrozado mis tímpanos.
        Acompañando a este, le seguía una cabellera rubia, revuelta y claramente igual a cuando me fui. Tom le seguía, sonriendo y distinguiendo su hoyuelo a distancia. Saludo con una mano, sonrió a sus fans, y fue tirando hacía dentro por el pecoso.
        Y por último, y como un rayo, pasó la distinguida cresta de Harry. Mi corazón se paró, y sin poder evitarlo, comencé a gritar su nombre con exultante alegría. Noté la mirada confusa de Alex, pero pasé de ella. Callé al darme cuenta de que mi voz se había mezclado con las demás, que me superaban en gritos, y me puse de puntillas para observarle mejor. Estiraba una mano, despidiéndose con una sonrisa. Mis ojos buscaron los suyos, pero no se encontraron.

domingo, 24 de junio de 2012

86.En dos días


           


   
                                                 14 de Septiembre

Frené con estrépito mientras salía disparada del coche. Los coches habían parado de pitarme y seguían su trayectoria con normalidad de nuevo. Corrí hacía la acera, donde un gran edificio de diez plantas, decorado con ladrillos sin pintar y balcones amplios era bañado por una sutil llovizna fría. Aquello me recordó al país que con tanta ansia deseaba volver, una sonrisa mojada se me formó en el rostro. Intentando mojarme lo menos posible, llegué al rellano del portal y llamé a la séptima puerta. Sin preguntar, me abrieron la puerta y corrí hacía dentro del piso.
        En los últimos seis meses las cosas habían cambiado. Solamente había podido mantener comunicación con mi mejor amigo, que estaba a cientos de kilómetros de distancia. No tenía apenas comunicación de mi padre y madrastra, y sobre mi hermanastro y sus amigos, andaban desaparecidos. En el pasado mes de abril, había cumplido finalmente los diez y ocho, y por fin estaba a mi cargo mi propia responsabilidad. Había aprovechado para sacarme el carnet de coche, aún sin estar acostumbrada a que en el soleado país se condujera por la izquierda. Mi madre había confesado su relación con mi nuevo padrastro, Pablo, con quien no tenía la buena amistad que poseía con Debbie. Tuve suerte en no poseer ningún hermanastro o hermanastra más.
        -¿Las tienes? –Me gritó la voz de Alex antes de que subiera las escaleras.
El castaño me esperaba apoyado en el marco de la puerta, con una camiseta de tirantes blanca, manchada y un pantalón pijama de rallas. Su flequillo recientemente cortado que dejaba ver sus resaltantes ojos verdes.
        -Las tengo –Afirmé con una sonrisa en los labios mientras entraba a su casa.
Vivía emancipado en un piso pequeño pero bien decorado. No era nítido, ni espacioso, pero su estancia en su casa era agradable y cómoda. Alex trabajaba en un famoso bar de la zona, como cocinero, gracias a las dotes culinarias que había aprendido durante su adolescencia. A pesar de que podría vivir en  mejores condiciones, él estaba cómodo en aquel pequeño piso.
        -¿Tú madre apoya la idea? –Me preguntó mientras se dejaba caer en el sofá, tirando varios libros polvorientos al suelo para que pudiera sentarme.
        -Finalmente lo ha hecho –Me encogí de hombros mientras comenzaba a registrar los bolsillos interiores de mi chaqueta –No me han costado baratos, pues son para dentro de dos días.
        Exultante, saqué finalmente mi preciado tesoro del bolsillo. Una tarjeta rectangular descansaba en mi mano, aferrada con seguridad. Alex las contempló con alegría, mientras su sonrisa no desaparecía. Fruncí el ceño. El estaba al corriente de mis proyecto de volver a Inglaterra, a pesar de que el no había querido comprarse otras entradas y que al principio aquella idea le puso débilmente celoso. Pero en aquel momento parecía más feliz que yo.
        -Me hubiera gustado que te vinieras conmigo –Comenté mientras dejaba descansar el billete en mi regazo -. Londres es una magnífica ciudad, y me hubiera gustado presentarte a mis amigos.
        Una pícara sonrisa se escondió en mis labios. Después de todos aquellos meses, mi amigo aún no estaba al corriente que sus grandes ídolos, los miembros del grupo británico McFLY eran amigos míos.
        -Tal vez pueda conocerlos –Dijo con picardía. Fruncí el ceño para preguntar, pero él se me adelantó -. No quería comprarme ningún billete de vuelo porque aún no sabía que iba a ocurrir, pero tengo una gran noticia… para mí.
        Se levantó con ligereza del sofá y corrió hacía una cómoda de su habitación. Abrió uno de los desencajados cajones, y de él sacaba una funda de plástico. La curiosidad me embriagó al completo mientras estiraba mi cuello para ver más.
        -Hace meses que buscaba una oportunidad, y cuando la encontré participé –Hablaba con emoción y respiraba entrecortadamente -. Y el otro día me comunicaron que había tenido la suerte de ganar.
        -¿A qué te refieres? –Pregunté sin resistirlo más, y le arrebaté la funda de plástico.
Otro ticket parecido al mío descansaba dentro, pero iba acompañado. Otra entrada, de color blanca y unas letras que las tapaba el otro papel, hacía resaltar la gran y negrita palabra que descansaba al medio. McFLY.
        -Sí –Susurró mientras su pecho se hinchaba de aire -. He ganado un viaje a Londres gratis para asistir a un concierto suyo, este mismo 16 de septiembre.
        -¿Vas a ir a verles? –Titubeé con lágrimas en los ojos -. ¡Eso es genial, Alex! ¡No sabes cuanto me alegro por ti!
        -Pero no solamente me regalaban una entrada –Volvió a apoderarse de su funda mientras sacaba la entrada de ella -. Puedo invitar a otro acompañante.
        Estiró la entrada hacía un lado, y esta se separó de un papel semejante a él. Dos entradas para un concierto de los chicos descansaban expuestas a mí.
        -¿Te vendrás conmigo? –Preguntó vacilante.
Miré las entradas varios segundos, incrédula y con los ojos llorosos, y luego miré a mi amigo. Su cara expresaba el anhelo de la confirmación de mi respuesta, e indudablemente, afirmé mientras asentía.
        -¡¡Pues claro que sí!! –Grité mientras me echaba a sus hombros para abrazarle -. Pero, ¿llegaré a tiempo para el concierto?
        -Tu vuelvo sale… -Examinó mi billete con cuidado –a las cinco, hora española, ¿no? –Asentí -. A la misma hora que yo. Entonces, si le restamos una hora del horario inglés, llegaremos allí a las seis, o siete –Frunció los labios -. Tendremos muy poco tiempo; tendremos que darnos prisa por acudir al concierto.
        -¿Y nuestras maletas?
        -Las podremos dejar en el coche, y luego ya irías a Harrow a dejarlas –Sonreía con seguridad, embriagado por la emoción del concierto.
        -¿Y dónde dormirás los próximos días?
        -Buscaré algún hotel cercano y si decido quedarme más días, me pensaré en alquilar algun…
        -No digas tonterías –Dije carcajeando -. Ni yo ni mi padre te dejaremos dormir en un hotel. Podrás quedarte en mi casa.
        Asintió, agradecido, mientras volvía a examinar sus billetes. Me tendió una entrada, mientras la guardaba junto al billete dentro de la chaqueta de nuevo.
        Por fin iba a volver a Inglaterra, después de unos seis largos meses en España.

viernes, 22 de junio de 2012

85.Zack, John, Connor y Tom


En cuanto comencé a contarle todo lo ocurrido, me percaté de que había perdido la confianza en él. Tenía miedo de confesarme plenamente y de que la historia llegara a oídos de mi madre; sabía que ella sería capaz de telefonear a James, contárselo en busca de más información, y que papá armara un jaleo indescriptible al enterarse de mis sentimientos. De modo, que le contén la historia, pero cambiado algunos pequeños detalles, para que si corría el riesgo de que papá se enterase, no supiera de quién se trataba.
        -¿Entonces estás enamorada de…? –Preguntó Alex mientras fruncía el ceño, confuso-. ¿Cómo se llamaba?
        -Zack –Sonreí inocentemente -. Al final John –Evoqué a Dougie –no resultó ser nada más que una confusión por nuestra amistad.
        -¿Y sois mejores amigos? –Asentí levemente -. Veo que el tal John me a sustituido –Dijo de buena gana el castaño mientras sonreía sin resentimiento -. ¿Y con tu padre como fue? ¿Te acabó cayendo bien tu nueva familia?
        -Papá estuvo muy amable. Al principio que me mudé a Harrow, no lo hice de buena gana, pero Tom mi hermanastro me lo facilitó todo.
        No me había tomado la molestia de cambiar el nombre de mi hermanastro. Sabía que él era fundamental si mi madre lo sacaba al tema, al fin y al cabo, Samantha había estado al corriente de la familia Fletcher.
        -¿Y volverás?
        -En Septiembre pienso regresar. Al fin y al cabo, aunque no sea mi país natal tengo allí una gran amistad –Sonreí débilmente -. Aquí lo único que me aferra es mamá y tú. Los otros amigos no se han molestado en siquiera enviarme mensajes durante mi viaje.
        -¿Los de Inglaterra sí? –Preguntó con cierto énfasis.
        -Oh, sí. Durante el vuelo Brooke me envió un mensaje –Saqué de mi bolsillo el móvil y le enseñé el sms –Es de parte suya y de Connor, su novio.
        -Algún día me gustaría visitar también Londres.
        Su frase se quedó en suspense por el aire. Sabía la afición y admiración que sentía mi amigo sobre el país, y los celos que había tenido año atrás, cuando me marché. Y hasta el momento, un viaje al país del que venía era un sueño aún sin cumplir para él.
        Durante unos momentos de silencio donde solamente se escuchaba la emisora de radio que emitía Beautiful Soul de Jesse McCartney,  el coche entró a la bonita ciudad de Valencia. La fuente que daba paso a la ciudad con los rascacielos y la avenida con aceras estrechas y bancos se dibujó enfrente mía, y sonreí tenuemente. Estaba otra vez en mi antigua casa.
        Los rayos de sol se colaban por la ventanilla del coche mientras me golpeaban en los ojos, haciendo que entrecerrara los párpados mientras observaba la fila de coche que esperaba que disminuyera el tráfico. Justamente en aquel momento, la canción de McCartney finalizó, y después de unos comentarios a los que no presté atención, dieron paso a una nueva canción. Mis oídos se activaron al diferenciar el sonido, y desvié mi mirada hacía la radio, estupefacta mientras el corazón me daba un revuelco.
        Alex, a mi lado, dejó escapar una exclamación, llamando mi atención acompañada de la confusión.
        -¡Es All about you! –Exclamó con una sonrisa embozada. Me miró, emocionado -. Es la nueva canción de McFLY, que estrenan con el nuevo álbum, Wo…
        -Wonderland –Concluí secamente -. ¿Los conoces?
        -Sí. Hará unos meses conocí a unos amigos fans de ellos, que me enseñaron varias canciones y bueno, comencé a hacerme fan.
        -Oh –Sonreí, incrédula mientras escuchaba atentamente la ronca voz de Danny. El corazón me dio un revuelvo al oír las tres voces de mis amigos -. Allí en Londres sé escuchan con más frecuencia.
        -Lógico, Eve. Es su país natal –Carcajeó mientras movía la cabeza acompañando a la música -. Según me han contado, esta canción la escribió Tom, dedicándosela a su novia, Giovanna.
        -¿Enserio? –Sonreí al recordar a la joven pareja que tan cariñosamente se habían comportado conmigo -. Qué tierno… no tenía ni idea.
        -Fue un regalo para ella –Me miró con el entrecejo fruncido -. Se llama Tom, como tú hermanastro, ¿no? –Asentí, temblorosa -. Que coincidencia. Aunque es lógico; Tom es nombre de allí, de Reino Unido.
        No contesté, apreciando la música. Distinguía la voz de Dougie, de mi hermanstro y Danny, pero no la de Harry, de la que estaba tan deseosa de escuchar. Sabía que él no cantaba, que simplemente tocaba la batería, pero su instrumento tampoco sonaba en aquella canción.               
        «¿Me quieres alejar todo lo relacionado con él?» Se preguntó mi consciencia mientras suspiraba. Y en aquel momento, en aquel segundo de la canción, recibí la contestación cuando la batería resaltó entre los demás instrumentos acompañado de las voces de mis amigos.
        -Me encanta la batería –Comentó Alex en aquel momento, sereno.
        -Oh, a mí también… -Dije en un susurro inaudible mientras volvía a mirar a través de la ventana.
        -Siempre quise tocarla, pero sé que no se me abría dado bien. A cambio, el batería de McFLY, Harry Judd –Su nombre hizo que la piel se me erizara y el cuerpo se me convulsionara – toca con mucho sentimiento.
        Hice el esfuerzo de no contestar. Sabía que él tenía en cuenta que desconocía al grupo, que no sabía nada de ellos, y si me ponía a alagar al batería a los demás miembros, podría levantar sospechas. Además, ¿cómo sería capaz de decirle que había estado los últimos largos meses con ellos y viviendo en la misma casa que el escritor de la canción que escuchábamos?



jueves, 21 de junio de 2012

83.Mi ex mejor amigo

Sinceramente, estoy pensando si hacer una "2a temporada" del fic, como hice en el primero que hice, «Between Dreams». Pero claro, no quiero hacer otros 80 y algo capítulos por ejemplo, porque este verano ya tengo planes de escribir otras cosas, y no sé si me dará tiempo a hacerlo todo. De todos modos, haga segunda temporada o no, el fic lo seguiré. Así que si en el próximo capítulo no encontráis ningún cambio en el título, es que no he hecho temporada. Pero si por ejemplo, pongo a a partir de ahora solamente "84." y sin título, es que la 2 temporada ya a comenzado. 
Sea lo que sea, muchas gracias a todas las lectoras que aún siguen el fic. Sé que están ahí por la encuesta, que por cierto, aprovecho para recordar por si alguna aún no ha dado su opinión (quiero que sea sincera) y así sepa cuantas me leen. ¡Muchas gracias y feliz verano o invierno, según vuestra procedencia <3!






Mamá ya esperaba en la amplia sala de espera del aeropuerto.
        Había sido un duro viaje, con todo lo ocurrido en la cabeza, rondándome y comienzo. Con el saber de que me alejaba de lo que me quería acercar aún más, y que iba rumbo a un país del cual no tenía ganas de volver. Pero todo lo hacía por Samantha, de la cual estaba al tanto de sus desesperadas ganas de volverme a ver. Y aunque hubiera podido elegir por la custodia de mi padre hasta que cumpliera los diez y ocho, no podría decirle que no a la mujer que había cuidado de mí , me había apoyado y entendido durante toda mi infancia y el divorcio de mis padres.
        Nada más salí del avión, noté la confirmación de que habíamos llegado a Valencia, España. Y no por el Español que se hablaba alrededor, sino por la sofocante calor que hacía sudar a mi cuerpo, aquélla calor que ni se parecía a los días soleados de Inglaterra. Y de nuevo, añoré el frío y la niebla de lejos país.
        Pero cuando entré al aeropuerto, arrastrando mi pesada y rebosante maleta llena de recuerdos y ropa, cuando mis ojos divisaron la castaña cabellera larga y ondulante de mi madre, con su alegría a flor de pie, me fijé en la esbelta y corpulenta figura que la aferraba de la cintura, a su lado. Oteé un cabello negro, vivo y liso, pero mis ojos volvieron a centrarse rápidamente en la mujer cuando esta comenzó a correr hacía mí.
        Sonreí con sinceridad, cuando el griterío de mamá llegó hasta mi posición y me abrazó exuberante. Oí sus gritos y palabras indescifrables y sin sentido, pero simplemente me limité a corresponder su abrazo mientras observaba con curiosidad al hombre que se acercaba.
        -¡Evelyn, cariño, mi preciosa Evelyn! –Gritó mientras se separaba y me sujetaba por los hombros. Sus ojos estaban húmedos, pero reflejaban la irrevocable alegría que sentía -. ¡Pero que alta y guapa te has hecho! ¡Ni te imaginas lo que te hemos echado de menos!
        Mis oídos se confundieron al volver a oír el español, acostumbrados al inglés, pero asentí mientras la volvía a abrazar.
        -Yo también me alegro de verte, mamá.
        Nos mantuvimos en silencio, mientras me observaba con orgullo, hasta que finalmente el hombre llegó a su lado. Me lo había imaginado como todos los sudamericanos: piel morena, sin barba, semejante a todos los demás y con acento argentino, chileno o algún similar. Pero no. Poseía una piel clara como la mía, tal vez un poco más bronceada. Su cabello era castaño y liso, y no tendría más de cuarenta y cinco años. Su cuerpo era esbelto, corpulento y estaba bien formado, lo que me desconcertó aún más. Y cuando habló, su voz sonó claramente española:
        -Encantado de conocerte, Eve –Me sonrió mientras me daba dos besos -. Tú madre me ha hablado de ti incontables veces; soy Pablo.
        Le estreché la mano con severidad, mientras me mantenía adusta. Le miraba reticente, analizándola mientras dudaba. Noté como mi madre me daba un suave golpe en las costillas, para mostrarme diferente, y sonreí.
        -Soy Eve, encantada –Dije solamente.
        Asintió, mientras separaba su mano de mi y agarraba mi maleta con firmeza. Nos sonrió a mi madre y a mí, mirando a Sam de una extraña forma, y comenzó a caminar hacía la salida.
        -No deberíamos hacer tardar al taxista. Nos a exigido que procuremos no tardar; tiene ganas de verte –Me informó Pablo mientras sonreía de lado.
        -¿Ganas de verme? –Me extrañé, mientras miraba a mamá, desconcertada.
        -Oh, es un amigo tuyo que nada más se enteró de que regresabas, se ofreció para llevarnos al aeropuerto. Además, está cuidando de Lacy.
        Fruncí el ceño, confundida, y evocando a mi perra. La había echado de menos, en efecto, pero también añoraba en aquel momento a Marvin, quien acudía a mi cabeza con suma tristeza.
        Me mantuve callada y en silencio. Estuve a punto de pedir una pista cuando llegamos a las puertas de salida, pero vi a través del cristal que enseñaba la calle, a una figura que sujetaba a mi antiguo chihuahua castaño. Este comenzó a ladrar cuando atravesé las puertas, exultantes, mientras el chico alto que la sujetaba caminaba hacía mí, embozando una amplia sonrisa.
        -¡Eve, no me puedo creer que por fin estés aquí! –Me dijo casi gritando, mientras con su mano libre me abrazaba. Me quedé quieta, aún sorprendida.
        Y allí estaba mi antiguo mejor amigo, tan alegre y risueño que su presencia me recordó a Danny. Pero no; el inglés de cabello liso, a veces rizado cuando no se lo planchaba no tenía comparación con nadie. La nostalgia me embriagó, pero sonreí mientras afirmaba en silencio que no habían dos como Danny Jones.
        Alex había sido mi antiguo mejor amigo, el que había venido a verme en mi regreso y a la única persona que añoré los primeros días de irme, sin incluir a mi familia. Rondaba ya por sus veinte años, era delgado pero fuerte, cabello liso, con flequillo y castaño. Tenía unos grandes ojos verdes, que destacaban cuando su cabello enmarañado los ocultaba. Tenía siempre una sonrisa en el rostro, y apegaba su optimismo a cualquiera que estuviera cerca de él.
        -Dios mío, cuanto tiempo… -Balbuceé asombrada, mientras mamá y Pablo se adelantaba para dirigirnos hacía el coche -. No creía que llegarías a venir al aeropuerto.
        -¿Tan menospreciada te sientes aquí? –Me golpeó suavemente por el hombro mientras me sonreía -. Además, quiero que me cuentes todo cuanto puedas de la grandiosa ciudad de Londres, ¿cómo fue?
        -¿Qué te lo cuente todo? –Reí sarcásticamente -. Pues prepárate, porque es una larga historia…

martes, 19 de junio de 2012

83. Un adiós para hoy, un hola para unos meses

¡Hola! No se si os habéis fijado, pero he puesto una "encuesta" un poco más arriba, debajo del título. Es para que pongáis vuestra opinión personal y SINCERA, lectores. Lo agradecería mucho, enserio :)
Y por cierto, a los que todavía me leen; el fic no acaba aquí. Puede que se haya ido a España pero está claro que regresará, así que por ahora no sé un capítulo exacto para finalizar el fic. Tengo bastantes ideas, pero sería demasiado largo y superaría los 100 capítulos... así que, solamente puedo decir, ¡gracias por haberme leído! Y feliz verano, en España :)






Tal como sabía, aquella fiesta iba a pasar como conejo siendo perseguido. Aún con Harry apegado a mi cuerpo, bailando mientras evitábamos pensar en lo que vendría después, Tom me avisó de que James estaba apunto de llegar. Mis ojos se abrieron como platos mientras se humedecían, pero Harry no me soltó hasta que el coche de mi padre se divisó al final de la carretera bordeada por grande y verdes árboles.
        La tristeza que consumía al batería afloraba en su piel y faceta, mientras parecía que retenía algunas lágrimas. Aprovechando los últimos segundos que teníamos antes de que James nos bombardeara con su mirada sospechosa, me besó una última vez, más intensificada que las últimas y mientras las mariposas pedían a gritos no separarse de él, revoloteando como locas por todo mi cuerpo. Solté un sollozo cuando sus labios se separaron de los míos, pero él, corrompido pero fuerte, me abrazó con fuerza. Pronto la gente empezó a acudir a mí alrededor, preparándose para la despedida.
        A pesar de haber intentado contener mis lágrimas, de haber intentado parecer fuerte y hacerlo más fácil a todos, acabaron por salirse. Entre sollozos, me despedí de todas mis amigas, mientras parecía que aumentábamos la cantidad del lago que se estrellaba contra el malecón.
        Y con una mirada mohína hacía el lugar que tantos recuerdos bonitos me traía junto al batería, me giré y saludé a papá con una sonrisa. Este, se había peinado su pequeño tupé enredado y lucía unas gafas de sol Ray Ban. Comprendí que había lucido aquellas gafas para que sus lágrimas no fueran vistas, pues por sus mejillas se vislumbraba el pequeño camino que había formado las gotas de lágrimas.
        -Ya está, Eve –Me consoló Danny mientras me abrazaba con fuerza. Sus ojos se habían hinchado y estaban rojos y cristalinos, apunto de llorar -.Seis meses se pasan enseguida, y más cuando son vacaciones.
        Asentí, sin creerle, mientras mi corazón se partía aún más al observar al pecoso llorar. Para mí, el chico tan impasible que siempre sonreía y bromeaba, era imposible que pudiera llorar. Siempre había logrado sonreír, pero en aquella despedida, sus ocultas lágrimas empezaban a querer salir. Las suyas y la de todos los amigos.
        -Supongo que ha sido hora de volver a ser Mr.Lizard y Mrs.Weird –Objetó Dougie mientras sus pequeños y relucientes ojos retenían charcas de lágrimas -. Muchas gracias por todo, Evelyn.
        Me mordí el labio, conteniendo el sollozo, y con una conmiseración por parte de los demás, acabé de dar los últimos abrazos y despedidas a mis amigos. James me rodeó con una mano el hombro, mientras sonreía a la fuerza y las comisuras de sus labios temblaban, reteniendo las ganas de llorar. Tom, con sus ojos café húmedos, se dirigió hacía su padrastro y lo abrazó con fuerza.
        Mientras observaba la escena familiar, noté que alguien me aferraba por la mano. Me giré, sobresaltada, y descubrí la mirada de Harry. Su aspecto era doloroso para mis ojos, pero tenía que mantenerme fuerte. Le sonreí como pude y le apreté la mano, sabiendo que en los próximos meses no iba a tener oportunidad.
        Brooke me había comunicado minutos antes, con pesadumbre, que ellos mismos se hubieran encargado de llevarme hasta el avión y despedirse. Pero todos sabíamos que sería más duro, y que a mi vuelvo le faltaban minutos para despegar.
        -Está bien, Eve, tenemos que irnos –Informó James mientras le sonreía a Giovanna y se dirigía hacía el coche. Un llanto ahogado salió de la muchedumbre -. Debbie y Carrie están esperando allí –Miró a Tom con las cejas arqueadas -. ¿Quieres venirte, Thomas?
        Mi hermanastro me miró indeciso, pero acabo sonriendo, dando un beso a su novia y ambos nos dirigimos de espaldas hacía el coche. Nada más me encerré en el auto, dejé caer todas las lágrimas retenidas, y miré con extrema melancolía a mis amigos que se despedían con la mano.
        Y observando la figura esbelta, de pelo castaño y cresta con mechas que me miraba desde el medio, entre Katherine y Holly, dejé escapar todo mi llanto y rompí a llorar. Noté el brazo de Tom rodeándome la espalda, y ambos con lágrimas deslizándose por nuestras mejillas y los ojos hinchados, nos despedimos de todos hasta que el coche de papá cruzó la esquina y se perdieron. Incluso, tras dejar de observarle en directo, la figura de Harry junto a los demás se reflejaba claramente en mi mente.


Llegamos con cinco minutos de antelación. Debbie se encargó de llevar mi maleta a equipaje, rápidamente, mientras papá dejaba escapar todas sus lágrimas y me abrazaba con firmeza. Me decía algo al oído, pero su voz temblorosa y el miedo y nervios en los oídos me impedían escucharle con claridad. Finalmente se separó, y la pequeña Carrie corrió a mi regazo para abrazarlo. Mis lágrimas caían sobre su rizado cabello.
        -Tom me ha dicho que volverás en Septiembre –Su voz era temblorosa y débil como un hilo -. ¿Me lo prometes?
        Sonreí, apretujándola hacía mí, y con total seguridad afirmé.
        -Te lo prometo, Carrie.
La niña se separó de mí y descubrí pequeñas gotas amarradas en el rabillo de sus ojos. Le pellizqué la mejilla, mientras observaba a mi madrastra venir corriendo. Tenía sus rubios cabellos enmarañados por las prisas. Cuando llegó hasta nosotros, me abrazó con fuerza mientras me susurraba con voz temblorosa al oído:
        -Eve, tú avión ya está siendo embarcado –Se separó y me miró con cariño -. Ya te creía muy buena chiquilla cuando James me dijo que vendrías a Harrow, pero me has impresionado, Evelyn. Te espero en dentro de seis meses, no lo olvides.
        -Exacto, no lo olvides pequeña –Sonó la voz de Tom detrás mía, quien me abrazó con firmeza -. Parece que fue ayer cuando te vi por primera vez, en el salón, mientras gritaba por mis patatas –Una risa quebrada se ahogó en su garganta -. Está bien, Eve. Creo que es hora… de que te vayas –Sus rosadas mejillas volvieron a crisparse mientras me miraba con tristeza -. ¿Le doy un último adiós a una persona que sé que no quieres separarte de él? –Me susurró al oído.
        -Un último adiós… suena eterno, ¿no crees? –Dije con alegría mientras papá me empujaba hacía la salida -. Dile un adiós para hoy y un hola para dentro de unos meses.
        Tom asintió,mientras levantaba su mano con firmeza y comenzaba a zarandearla, junto a su hermana. Les imité, y desapareciendo por la puerta, dibujé con ambas manos un corazón en el aire. Tom Fletcher me lo correspondió.

lunes, 18 de junio de 2012

82. Por ser el último día




Al parecer, la artimaña de Logan consistía en robarle la pareja a Harry y bailar él con Anne. El batería se quedó apartado y solo, mientras miraba extrañamente a la pareja que había empezado a bailar delante de él. Un gran tramo lóbrego e interminable se formó entre él y yo, y supe que había estropeado mi oportunidad de bailar con él.
    «Lo has estropeado, Eve» Comenzó a reprocharme una voz en mi cabeza «Te ha visto cuando Logan te ha besado. Se habrá sentido engañado y mal, y ahora como reproche, te dejará sola. Seguramente se habrá arrepentido de montarte esta fiesta, y antes de que te vaya ni se despedirá, porque estará dolido por…»
    Zarandeé la cabeza alejando la voz de mi consciencia. Suspiré, dolida y compungida y levanté lentamente y con miedo mis ojos hacía donde se encontraba el batería.
    Sus ojos, una vez más, volvieron a encontrarme. Noté como mi tez aumentaba de temperatura, y mis piernas comenzaron a temblar cuando su mirada, impasible y penetrante, me perforaba mi ser. Creí que se alejaría de nuevo hacía la farola, o que pediría de nuevo a su pareja de baile, pero oteé su pequeña sonrisa a pesar de la distancia y sus pasos comenzaron a andar decisivos hacía mí.
    El corazón amenazaba con salirse por mi boca. Mis piernas se me había dormido pero seguían temblado, aterrorizadas y mis manos empezaron a sudar. En apenas unos segundos, los pasos del batería habían alcanzado mi sellado lugar.
    Se detuvo delante mía, con una sonrisa dibujada en sus labios. Expresaban tal vez alegría, o estaba contrariada, pero sabía que tenía que ver referida a mí. Suspiré varias veces, nerviosa, mientras las mariposas que no habían despertado con Logan reaparecieron con el batería.
    -Creía que no iba a poder bailar contigo –Dijo mientras su sonrisa se ensanchaba.
    -Yo también lo creía –Reí entrecortadamente -. Yo… -Intenté nombrar lo ocurrido con Logan minutos atrás, pero mis palabras eran traicioneras y sabía que no podía evocárselo sin derramar lágrimas -. Yo…
    -¿Tú? –Preguntó con una carcajada, pero no terminó -. ¿Tú quisieras bailar conmigo?
    -Desde luego que sí –Dije claramente, mientras una sonrisa incapaz de disimularse se formaba en mi rostro -. Antes estabas solo, en la farola. ¿Por qué?
    -¿Por qué estaba solo? –Preguntó frunciendo el ceño mientras repetía los pasos que anteriormente había hecho Logan. Salvo que, cuando su piel rozó mi cintura y mi mano y su rostro se encontró más cerca que el mío, mi garganta sollozó silenciosamente, nerviosa -. No sé, estaba pensando. Necesitaba hacerlo varios segundos –Aclaró con la voz perdida en alguna parte.
    -Oh –Sonreí.
    -¿No me preguntas que estaba pensando? –Me encogí de hombros mientras él volvía a sonreír –Pensaba en… tu marcha. En ti: en no saber si sacarte a bailar, en no saber que decirte, en no saber como… tener que decirte adiós –Frunció el ceño, dolorido.
    -Tendrías que haberme sacado a bailar antes.
    -No ha sido cómodo bailar con Anne. No calla –Carcajeé -. Y sí, ahora sé la importancia que ha tenido no haberte sacado a bailar –Su mirada se perdió por encima de mi hombro, mientras evitaba el contacto visual -. Logan… Logan te ha besado.
    -Sí… -Zarandeé la cabeza, sintiéndome estúpida -. Pero yo no quería. Fue improvisto, sin insinuaciones. Justamente estábamos hablando de que debería estar bailando contigo.
    -¿Sospecha de mis sentimientos?
    -Me parece que a estas alturas ya todos sospechan  -Dije con obviedad. «Y de mis sentimientos también»
    -Es normal –Sonrió mientras volvía a penetrarme con sus ojos. Mi corazón volvió a fundirse, entre el dolor, la alegría y el abatimiento -. Sinceramente, me ha impactado verte besando a Logan. Justamente me debatía yo en si sacarte a bailar, porque sabía que si lo hacía –Sus ojos se achinaron, mientras me pellizcaba una mejilla -, iba a querer besarte. Y no me equivocaba.
    -¿Y por qué no lo haces? –Le dije firmemente, intentando incitarle, pero él no pareció captarlo. Mi impulso de volver a sentir la calidez y seguridad de su contacto me intentaron cautivar, pero me mordí el labio mientras resistía.
    -Sabes que desde que te di aquel beso en el parque, he querido hacerlo incontables veces. Respetaba y sigo respetando tu decisión; sabes que esperaré lo que haga falta, aunque te vayas, pero justamente el hecho de que te vas hace que mis ganas de poder besarte aumenten –Su mirada se desvió hacia mis labios, mientras mi corazón se aceleraba, pero una vez más, alejó su rostro del mío y evitaba el beso -. Lo siento si resulta un poco incómodo para ti pero… Eve, sabes que te quiero.
    Balbuceé intentando explicarme, pero de nuevo los sentimientos confusos me abordaron.
    -Yo tampoco quise que hubiera ningún beso… no quería hacerte daño o que simplemente, el hecho de otro beso te impacientara, ahora que me voy. No lo pretendía; tenía pensando irme a España sin que ocurriera, pero me parece que ahora mismo… -Dudé en expresarles mi decisión. Al fin y al cabo, el no tenía porque estar medio año esperándome y con la carga de mi decisión – me parece que si no ocurre me iré con el arrepentimiento.
    -¿Qué pretendes decir, Evelyn? –Preguntó frunciendo el ceño. Su rostro se acercó un poco más al mio, confuso, y fue entonces cuando aproveché.
    Vacié mi mente, mis reprochas y contradicciones y dejé que el corazón y sus acciones me guiaran. Puse rápidamente mis manos sobre sus hombros, e impulsándome para llegar hasta su rostro, me fundí en un beso originado por mí.
    Instantáneamente, noté como su mano libre aferraba con delicadeza mi cintura, pero hizo un suave impulso alejándome de su rostro. Me ruboricé, sintiéndome estúpida e incomprendida.
    -Pero Eve… -Dijo mientras separaba sus labios de los míos pero juntaba nuestras frentes -. ¿No lo evitas? Creía que ambos pretendíamos evitarlo… intentar que…
    -Harry… no puedo irme con la pesadumbre de que no he podido hacer lo que realmente quería… -Mis ojos se humedecieron mientras mi corazón se fundía en el rechazo -. Pero comprendo que si tu no quieres…
    -¿Qué no quiero? –Carcajeó mientras embozaba una amplia y feliz sonrisa.
Y aumentando el tamaño de su expresiva sonrisa, agarró con mayor firmeza mi cintura y me atrajo a él. Mi corazón dejó de latir varios segundos mientras amenazaba con explotar. Rodeé su cuello con mis brazos, débiles y nerviosos mientras Harry acercaba su rostro hacía el mío, con una sonrisa asomándole en la comisura de sus labios.
    Y por fin, definitivamente y de una vez por otras, nos fundimos en un correspondido beso. A medida que el tiempo transcurría, todo el entorno de alrededor desapareció. El bullicio se ahogó en mis oídos, las mariposas recorrían todo mi cuerpo y por fin, mi corazón olvidó el abatimiento de marcharse y sonrió al encontrar la calidez del beso de Harry, que a medida que transcurría el tiempo, iba intensificando.

domingo, 17 de junio de 2012

81. Presa del arrepentimiento






Su brazo rodeó mi cintura mientras que con la otra agarraba con delicadeza mi mano derecha. Aferré sin entusiasmo su hombro, y me dejé llevar. Mis ojos, por otra parte, buscaban desesperadamente la esbelta silueta del batería.
    -¿Tú talante mohíno es porque te vas o algo ronda en tu cabeza? –Preguntó Logan rompiendo el silencio que había formado.
    -Ambas cosas –Dije sin ganas y resignándome a seguir buscando al batería -. En sí no estaría comiéndome la cabeza si no me fuera.
    -No te vayas, entonces –Ironizó de forma divertida, pero simplemente le dediqué una sonrisa tristona -. Oh, venga ya Evelyn, alegra esa cara. Esta fiesta ha sido montada para ti.
    -Lo sé, y no sabes lo feliz que me ha hecho pero… ojalá no tuviera que irme. Pero llevo aquí más de un año y mi madre quiere que regrese.
    -En Harrow llevas apenas unos meses –Sentenció frunciendo el ceño.
    -Pero en antes vivía en Cambridge; antes de que mi padre se fuera a vivir con Debbie, la madre de Tom.
    -Dime, ¿en un principio llegaste a maldecir aquella mudanza?
    -Oh, claro –Balbuceé con obviedad y gracia.
    -¿Y aún sigues arrepintiéndote de ella?
    -No podría aunque quisiera –Sonreí de costado -. Llegar a ser la hermanastra de Tom ha sido una de las mejores cosas que me hayan podido pasar. A pesar de que también he sufrido aquí, pero me ha hecho aprender.
    -Y conocerme –Se aduló, pero rápidamente lo negó con la cabeza mientras sonreía -¿Puedo preguntarte una cosa? –Asentí mientras levantaba la cabeza para observarle. Sus ojos centellaron débilmente, recordándome a los ojos del batería que tanto me gustaba observar -. ¿Hay algo entre ti y Harry?
    -¿Por qué lo preguntas? –Sentencié rápidamente, defensiva.
    -Pues porque… últimamente me estaba fijando en vuestra forma de comportaros –Sonrió pícaramente -, era extraña, y parecía guardar… ¿sentimientos? –Se encogió de hombros –Pero pensé que era una tontería. Al fin y al cabo, tú deberías haber terminado con Dougie, o eso creíamos todos.
    -¿Por eso solamente? –Dije con burla -. Se podría sacar cualquier concl…
    -No, solamente por eso no –Me interrumpió mientras escondía otra sonrisa sospechosa –También porque Harry está bailando con Anne Grint un poco más lejos de nosotros, detrás tuya…
    -¿Y? –Pregunté. Sentí la tentación de girarme, pero resistí.
    -Y Harry no ha despegado aún la mirada de ti –Boquiabierta, dudé de las palabras de mi amigo –Desde que se ha puesto a bailar con ella apenas a parado de mirarte.
    -¿Hablas en serio? Sí es una tomadura de pelo…
    -No te estoy tomando el pelo. Mira –Me dijo, y de repente, sus pasos comenzaron a girar formando un semicírculo. Pronto me hallé en su posición, y sin resistirlo más, observé disimuladamente por el hombro del castaño. Y hallé la verdad en los ojos que miraban hacía aquí: Harry localizó mi curiosa mirada y rápidamente, la volvió hacía la pelirroja -. Pero dime, ¿hay algo?
    -No lo sé –Suspiré, resentida -. Yo es que… -Dudé en contarle mis sentimientos, pero decidí que tenía que deshogarme con algún varón y Dougie, mi mejor amigo no estaba en aquel momento -. Creo haberme enamorado de él.
    -¿Y cuál es el problema? ¿Él no te corresponde?
    -El problema era que pensaba con la cabeza y dudaba de mis sentimientos pero Brooke tiene razón. Si me he enamorado de él es inevitable –Sonreí melancólicamente -. El problema es que me voy, y le dije que tendría que aclarar mis sentimientos… pero ahora que sé lo que siento, ya es demasiado tarde.
    -Eve –Me llamó la atención mientras paraba de bailar y atraía mi mirada a la suya levantando mi cabeza por el mentón -. Entonces dime, ¿qué haces aquí? ¿Qué haces bailando conmigo y dejando que Anne lo haga con él?
    -Supongo que esperaba que él se acercara y…
    -Está cortado, confuso seguramente al igual que tú –Me sonrió tiernamente -. Disfruta de tu último día con él. Yo me encargo de que pare de bailar con Anne –Me apartó el cabello de la cara con cierta ternura -. Supongo que al principio de conocerte creía que podría tener algo contigo. Supongo que me pillé por ti, y sabía que eras una chica difícil, que tiene su examen de acceso para tu corazón –Carcajeó -. Yo no lo pasé, ni siquiera me permitiste hacerlo por como era contigo. Dougie lo suspendió al parecer, y Harry lo ha aprobado. Y créeme, conseguirte no es fácil. Así que ahora quiero que te lo pases en grande con él, ya que yo no pude hacerlo en mi tiempo… -Murmuró con cierto tono mohíno.
    Y entonces, con cierta suavidad, levantó un poco más mi barbilla y acortó las distancias. Logan me besó tiernamente, pero en mi interior no despertó nada; las mariposas no parecieron apreciar aquel beso, pues yo misma sabía cual era el que esperaba.
    Antes de que lograra pensar nada más, Logan se apartó con una sonrisa en la cara, me volvió a apartar el cabello de la cara y se alejó hacía la pareja que bailaba. Viéndome alejarse con cierta confusión por su acción, una vez más me encontré con los ojos de Harry. Estos parecían haber visto lo ocurrido, y mi corazón se derrumbó en un mar de culpabilidad y arrepentimiento.