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martes, 31 de enero de 2012

18.Holly y su... opinión.

Aquel día fue la primera vez que me percaté de que Tom tenía un mini azul desde que vine. Me senté en el asiento del copiloto. Adoraba aquel coche, y sobre todo el azul, mi color preferido. Gocé de la estancia y confort del asiento, mientras Thomas comenzaba a arrancar el coche, rumbo a Londres.

-Por cierto, he de comentaros algo a todos… -Su voz parecía un poco preocupante.
-Dime.
-Bueno, los chicos estuvimos hablando del trabajo que daba quedar todos los días en un lugar distinto, y la distancia que teníamos que recorrer. Y bueno, existe la posibilidad de que nos mudemos todos juntos en una casa, cerca de la discográfica. –Oí como al acabar la frase, tragó saliva, retumbando entre todo el coche.
-¿Te vas a mudar? –Intenté no creérmelo. -¿Cuándo?
-Aún es simplemente una idea.
-Pero… me quedaría sin verte. –Intenté imaginarme la situación. No, no quería que mi hermanastro se mudara.
-Nos veríamos en las clases, y también te invitaría algún día a venirte con nosotros por Londres. –Me dedicó su hoyuelo, dándome seguridad.
-¿Y Debbie te dejará?
-Recuerda que soy mayor de edad. –Carcajeó. –Además, ahora ya me puedo mudar tranquilo. Antes de que llegaseis vosotros, no me mudaría. No dejaría a mamá y Carrie solas. Ahora con James está bien.
-¿Y que pasa conmigo? Me marginaría en casa.
-Está Carrie.
-Tiene trece años, Tom. –Reí con lógica. –No voy a contarles mis preocupaciones cuando esté mal a tu hermana.
-Si siempre te encierras en tu habitación. –Maniobró. Parecía que ya habíamos llegado. Me fasciné al comprobar lo rápido que había transcurrido el tiempo. –No das señales de vida.
-Da igual, algún día me pasará algo. –Seguía insistiendo.
-Está el móvil.
-¿Y si necesito un abrazo?
-Debbie.
-¡No voy a abrazar a Debbie cuando lloriquee!
-Tienes razón. –Rió comprendiendo lo que había dicho. –Sí es muy grave yo vendré a ayudarte.
-¿Enserio lo harías? –No sabía si lo decía de verdad.
-Pues claro. –Me miró mientras apagaba el motor. –Eres casi como una hermana de sangre para mí, y me tendrás aquí siempre.

Sus palabras me dejaron algo desconcertada. Tom era increíble, una maravillosa persona conforme me había demostrado. Tenía que admitir, y puede sonar un poco cutre, pero me había tocado uno de los mejores hermanastros de toda Inglaterra. Sus fans podían estar orgullosas de él.

-Muchas gracias, Tom. Eres el mejor.

Me sonrió mientras salía del coche. Le seguí, y junto caminamos hasta la puerta de la casa que había delante nuestra. No tardaron en abrir, y un sonriente Harry nos daba paso. Sostenía un cerveza en la mano.

-Enhorabuena, habéis sido los últimos. –Dijo mientras cerraba la puerta tras nosotros, con su típica cordialidad.

Tom y yo seguimos a Harry hasta el salón, donde todo el mundo parecía llevar una conversación bastante animada; Giovanna, Dougie, Danny, Holly y Brooke se sentaban en los sofás que adornaban la sala.
La novia de mi hermanastro cruzó por en medio para llegar hasta su novio. Se tiró a su pecho, de modo de saludo. Harry y yo les dejamos un poco de intimidad.
Saludé a todo el mundo y me senté al lado de Dougie.
Me fijé en la ausencia de una persona, e inevitablemente pregunté en voz alta.

-¿Y Katherine?
-¿Qué mas te da a ti? –Holly me contestó vulgarmente. Me quedé impactada por su reacción.
-Cállate Holly. –Danny pareció molestarle aquello también. –No sé, no ha venido. Se le habrá…
-No, no me callo. –La chica de aspecto indiferente y largo cabello oscuro pareció ofenderse. –Sigo sin entender por que tiene que venir con nosotros. ¿Solo por que sea tu hermanastra? Entonces que, ¿yo también tengo que traer a mi hermano?
-¿Te molesta Evelyn para algo? –Harry salió en mi defensa. Yo simplemente me quedé callada, sin saber que hacer o decir, muerta de la vergüenza e incomodidad.
-No, pero… -Pareció ablandarse un poco más cuando el chico de cresta le habló.
-Pero nada. –Mantuvo su rostro firme. –Deja de molestar un poco a la chica. Tus momentos malos no los tienes que pagar con los demás.
-Si molesto puedo irme… -Hablé con la voz un poco quebrada. Todas las miradas se dirigieron a mi, como balas.
-No te vas a ir. –Danny volvió a comentar. –Como te dije, ignórala. Está un tanto asquerosa últimamente con el mundo.

Holly se levantó del sitio. Caminó hasta la puerta, y allí se volvió a girar. Apretaba los labios, conteniendo tal vez la rabia, pero los ojos le brillaban con la luz de la lámpara. Estaba apunto de llorar.

-Voy fuera al jardín a que me de un poco el aire. –Y dicho esto dejó la sala, con un silencio sepulcral rondando.

lunes, 30 de enero de 2012

17.El pequeño Marvin

-¿Qué tal el segundo día? –Preguntó Debbie mientras nos acercábamos a casa.
-Mejor que el de ayer. –Contesté, y miré agradecida a Tom. Este me sonrió.
-¿Y tú, Tom?
-Como todos los días. –Suspiró, pero parecía alegre. –Le he presentado a Eve todos mis amigos.
-¿Sí? –Pareció alegrarse. –Muy bien Tom. Ya creía que la ibas a ignorar.

El rubio rió. En un abrir y cerrar de ojos, el coche ya había parado delante de casa. Bajamos los tres, pero antes de que Tom y yo entráramos a casa, una voz me llamó a mis espaldas.
Me giré algo confusa, y lo que vi me desconcertó un poco. ¿Era Cole?

-¡Evelyn, espera! –Llegó hasta donde estábamos. –No sabes lo que me ha costado encontrar tu casa.
-¿Vives en Harrow? –Intenté encontrarle lógica.
-Sí, a dos manzanas de aquí. ¡Soy casi vecino de Tom Fletcher! –Miró a mi hermanastro, y una vez más le extendió la mano.
-Y bueno Cole… -Me toqueteé el pelo, intentando aguantar la risa. -¿Qué querías?
-Oh, sí.  –Pareció dudar un poco de sus palabras. –Es sobre lo que te dije ayer… ahora tienes más posibilidades, y se que soy un pesado pero…
-¿Queréis que os deje hablar solos? –Tom dio un paso, preparándose para entrar a casa.
-¡No! –Cole pareció desesperado. –Quiero decir.. no hace falta. En realidad solo quería venir a saludar y que también supieras que somos casi vecinos.
-Oh, genial. –Le sonreí. -¿Qué tal si hablamos en otra ocasión? Me gustaría dejar mi mochila, -la levanté con una mano. –y descansar un poco.
-Claro. –Se despidió de ambos nosotros. –Hasta mañana entonces.

Espere a que se alejara un poco, y entonces seguí el paso de Tom. Me encerré una tarde más en mi habitación, y esperé a que el tiempo transcurriera todo lo rápido posible.


Pasaron varias semanas hasta que mis días se volvieron algo interesante. Era siempre lo mismo; clases, tonterías de los chicos, y encerrarse en el cuarto.

Salí del coche en compañía de Debbie. Durante aquel día, Tom no había dado señales de vida. Por la mañana, no le había visto levantarse, y no había aparecido por la universidad. Su madre me había informado de que había tenido que hacer cosas importantes durante aquel día, pero para él sería lo más importante del mundo cualquier cosa relacionada sobre música, Disney o patatas.
Entré una tarde más, cansada a casa. Tiré mi mochila a la silla, y en vez de dirigirme directamente hacía la habitación como solía hacer habitualmente, fui a la cocina a por un vaso de leche.
A mitad sorbo, algo me raspó la pierna. Tragué torpemente la leche, atragantándome y empezando a toser. Recuperé el aire, y cuando volví a la situación, deslicé mis ojos al suelo. Un gato color naranja brillante y tremendos ojos azules, me miraba con cara de cordero. Seguramente le había llamado la atención la leche.

-¿¡Pero qué…? –Intenté hablar, pero Tom me chistó para que no siguiera hablando desde la puerta.

Corrió hacía el pequeño gato, y con toda la suavidad del mundo, se lo llevó al pecho. Me quedé mirándoles, sin entender que hacía aquel felino allí, pero parecía el nuevo inquilino de la casa.

-Tom.. ¿Qué hace ese gato aquí?
-Me lo acabo de comprar hoy. –Sonrió ampliamente. –Me inventé la escusa de que tenía cosas que hacer para ir a comprarlo. Después de las clases, la tienda de mascotas cierra, de modo que no tenía tiempo. –Alzó en el aire al felino. -¿No es precioso?
-Sí, si que lo es pero… -Fruncí el ceño. -¿Debbie sabe que lo tienes?
-Bueno… aún no se lo he dicho. –Se puso un poco más serio. –Da igual, ya me lo acabará encontrando.
-Tom, acabas de colar en casa a un gato sin permiso de tu madre. ¿Y si no lo quiere?
-Sí lo querrá. –Volvió a sonreír. –Mamá es como yo. Adoramos a los gatos. –Le acarició el lomo. –Le he puesto Marvin.
-Es muy lindo. –Estiré el brazo para acariciar su pelaje. Realmente era suave y esponjoso, y a cada caricia soltaba un ronroneo. -¿Y dónde dormirá?
-En mi habitación. –Levanté una ceja. –Si, se que obro mal, pero que más da. Llevaba demasiado tiempo queriendo conseguir uno.
-Si, pero decía que no lo trajera por vosotros. Por si os molestaba, o algo por el estilo.
-Que va. –Reí. –A James también le gustan los animales. Prefiere los perros, pero acepta los gatos.
-Perfecto. –Alzó al gato. -¿Me acompañas a dejarlo en la habitación? He quedado con los chicos en casa de Giovanna. ¿Quieres venirte?
-¿Vive en Harrow?
-No, se a mudado hace poco a Londres, con su hermana Georgina. –Dejó a Marvin sobre la cama. –Vamos a pasar el fin de semana allí. ¿Te apetece venir?
-Está bien. –Sonreír agradecida. -¿Y si molesto? Tal vez no quepa en el coche, o tal vez…
-No empieces, Evelyn… -Me tapó la boca con la mano, haciéndome callar. Si fuera alguna de esas cosas, no te habría invitado.

sábado, 28 de enero de 2012

16.Claire?

Una vez hubimos llegado a la mesa, fue Danny el gracioso que empezó a aplaudir. Me ruboricé, creyendo que alguien se había girado a ver que pasaba, pero el bullicio de voces era mayor que sus palmadas.

-Danny, no aplaudas que la dejas en ridículo. –Dijo Harry parándole las manos. Yo se lo agradecí con una mirada, aún callada.
-Presentaciones, ¿no Thomas? –La chica pelirroja en la que me fije el pasado día habló.
-Claro. Chicos, esta es mi hermanastra, Evelyn.
-Hola… -Mi voz se quebró un poco. Levanté rápidamente mi mano y no me moví del sitio.
-Esta es Katherine, -señaló Tom a la pelirroja. Reconocí su nombre al momento. Era la chica que se había referido Cole. –Brooke, -señaló a la rubia de pelo quizás planchado, quien me dedicaba una agradable sonrisa. –Y por último, Holly. –Esta simplemente no me miraba.
-Holly, se amable. –Danny le dio un codazo para que se moviera.
-Que hay. –Dijo indigente, aún sin apartar la vista de su bocata.
-Ignórala estos días. Está un poco repugnante con todo el mundo. –Me susurró Giovanna al oído.

Soporté aún callada los primeros comentarios, hasta que finalmente nosotros tres nos sentamos. Me acoplé al lado de Brooke y Danny, mientras Dougie y Harry emprendían una conversación como serían los pechos más grandes del mundo. Sí, me quedé un poco incrédula.

-…pues imagínate como tienen que ser los pezones. –Los ojos de Dougie iban achicándose cada vez que hablaba. -¡Así de grandes, por lo menos! –Con la mano, hizo un círculo tan grande como una mandarina.
-¿Y tendrán sujetadores para ese tamaño? –Harry rió al imaginarse. –Tal vez pudieran llegar al suelo si…
-¿Pueden hablar de algo más civilizado y donde podamos interferir todos? –Brooke dio por zanjado el tema.
-¿Cómo que, lista? –Doug le sacó la lengua. Realmente era más adorable de lo que me había parecido aquel día.
-Como… el baile que dicen que harán en dos meses.
-¡No me deprimas! –Danny se tapó los oídos. –Odio los bailes. Es una cursiladas, además de que todo el mundo te vería, y tienes que ir con traje y corbata…
-¡Irías más guapos! Me moriría por verte vestido así, Danny.
-¿Tanto te mueres por mis huesos? –Su voz se volvió… ¿seductora? Hacía ella. Brooke simplemente rió y dejó de mirarle.
-Yo creo que un baile nos vendría bien a todos. –Katherine parecía imaginarse el momento. –Seguro que no saldríamos de allí igual que entraríamos. –Rió.
-Pero sigue siendo una idea, no está nada confirmado. –Dougie estaba serio. –Además, lo triste de un baile es que llegue el día y tu no tengas pareja.
-Si no tienes, es porque no quieres. –Holly habló, de nuevo con su indiferencia. –Por ejemplo, tu Dougie. –Levantó la mirada hacía él. –Sabes perfectamente que puedes conseguir a cualquier chica de la universidad, es solo que tu no quieres. Sigues sin querer que nadie llene el vacío que te ha dejado Cl…
-Holly. –Tom habló, haciéndola callar y con una mirada de aviso. –Ya lo hemos comprendido.
-Solamente he opinado. –Hizo un gesto de repugnancia.
-Muy bien, pues hablemos nosotros ahora tu ex novio Sea…? –Formuló Danny, pero no pudo acabar.
-Está bien, lo he comprendido. –Miró con rabia a su amigo. –Lo siento Dougie si te ha molestado. –Dijo esto algo agudo y melodramático, pero el rubio pareció no comprenderlo.
-No pasa nada. –Volvió a sonreír. –Estoy bien.

Sonreí cuando los ojos de Tom me inspeccionaron. Está bien, me sentía cómoda a pesar de que casi no les conocía, y estaba disfrutando de una escena de drama, aunque no supiera quienes eran las antiguas parejas de Holly y Dougie.
Nos mantuvimos un rato en silencio, hasta que de pronto, el timbre del final de la comida sonó. Todos nos levantamos, y recordé mi horario. Bien, ya empezaba a orientarme por aquel edificio.


-¡Dougie! –Gritó una chica morena, de cabello liso y color madera. -¡Por favor, párate!
-Claire, no quiero saber nada más de ti. –Este no levantó la voz. Aún andaba por el pasillo, pero a pesar de que no hubiera nadie a su alrededor, no tenía porque gritar. -¿No me dijiste que pasara de ti?
-¡No! –Impetuosamente le giró por el hombro. –Escúchame. Lo siento, lo siento. Fue un desliz mío, ¡y me arrepiento! Por favor, volvamos a salir jun…
-¿Volver? –Dougie rió. Sus ojos se humedecieron, pero resistió su caída de lágrimas. –Primero comenzaste a tratarme con tu perro, luego te pusiste celosa porque conversaba con una amiga que ni conozco por el ordenador…
-Exacto, que ni conoces y le prestabas más atención a ella que a mi.
-Por favor, es una bobada Claire. –Aguantó su enfado. -¿Y después de que me entero? De que me eres infiel. ¿Realmente crees que quiero volver contigo, que confío en ti?
-Tienes que hacerlo… -Empezaba a desesperarse. -¡Yo te amo! Dime que tu no me amas, y no volveré a molestarte.
-¿Qué te diga que no te ame? –Rió. –Te quiero, pero no quiero estar contigo. Tal vez te sea difícil de comprender, como todo lo es para ti, pero aquí se acaba, Claire.

El rubio dio media vuelta con sus talones, y regalándole su espalda, la dejó allí, quieta e inmóvil en el pasillo mientras lloraba.

miércoles, 25 de enero de 2012

15.Una mesa u otra.

-¡Danny, espera! –Intenté no gritar mucho, solo para que él me oyera, pero obviamente algún que otro estudiante se giró para verme.
-¿Qué pasa, Eve? –Se paró mientras arrugaba su ceño.
-Oh, nada. –Carcajeé. –Dougie.. ¿era Dougie? –Él asintió. –Me ha dicho que te toca Educación física, y bueno, a mi también y no se llegar.
-¿Tanto grito para eso? –Rompió a risas. –Acompáñame, así me ahorras de que vaya solo.

El pabellón no paraba muy lejos de donde no encontrábamos. Durante el camino, me estuvo comentando como era cada uno de los profesores que él conocía, y por como me los describía, hizo que mi piel se hiciera de gallina.

-¿Qué tal se te da la gimnasia? –Me preguntó Danny mientras arrojaba su mochila a uno de los asientos, en compañía de los demás.
-Mal.
-Bien, no irás en mi equipo. –Se dio media vuelta, pero no pudo evitar romper a carcajadas. Yo simplemente reí.

Las clases transcurrieron un poco más divertidas que el día pasado. Había seguido callada durante todas las clases, sin conversar con ningún compañero, manteniéndome solamente a observar cada detalle de las caras que ponían los profesores y buscarles comparaciones con animales, frutas, vegetales…


Entré un poco angustiosa al comedor, y me detuve una vez más para verlo. Volví a diferenciar a Tom, quien se había sentado en la misma mesa del día anterior, junto a sus amigos. Luego, vi a Cole, quien se había sentado en la mesa en la que comimos anteriormente. ¿Acaso estaban enumeradas o algo?
Caminé hacía él y me senté a su lado. Él pareció no sorprenderse, pero nada más destapé mi bocadillo, abrió la boca para hablar.

-Vine para ver si querías venirte a comer con mis amigos, ¿qué opinas? –Me reservé mi bocado.
-¿Con tus amigos? ¿Cómo son?
-Bueno… -Dudo un poco. Eso era malo. –Hay mejores personas que ellos, pero no están mal. ¿Qué me dices?
-Bueno, no sé… tal vez…
-Evelyn, ¿quieres venirte a nuestra mesa? –Una dulce voz sonó encima mía de carerilla.


-Y cambiando de tema… -Harry desvió la mirada hacía la chica de pelo castaño y ondulado, quien se sentaba asolas con un chico de cabello dorado y perfectamente liso. -¿Por qué tu hermanastra no se sienta con nosotros, Tom?
-Quien, ¿Evelyn? –Pareció desconcertado.
-¿Acaso tienes otra hermana? –Todos rieron. –No debe sentar muy bien sentarse asolas.
-No está sola. Se sienta con aquel chico de pintas pijas… -Susurró una de las chicas, mientras daba bocado a su manzana. Parecía aún somnolienta.
-¿Esa es tu nueva hermanastra? –La chica de cabello castaño y rulos que se sentaba al lado de Tom, pareció interesarse sobre el tema. -¿No dijiste que me la presentarías?
-Sí, pero cuando tuviéramos ocasión. –Se limpió las migas del pan con un movimiento bastante pulcro. –Y no sé, pensé que tal vez os molestaría que viniese.
-Qué dices, Tom. –Danny sonrió. –Es bastante maja.
-No te equivocaste. –La chica de la manzana recuperó un poco la compostura, aumentando su tono de voz.
-Que dices, Holly. –Harry apretó sus hombros, haciendo que volviera a encorvarse. –Vamos Tom, ves y tráele. Seguro que se sentirá más cómoda aquí con nosotros.
-¿Yo solo? –Pareció asustarse, y sus mejillas rosadas recuperaros su color.
-Te acompaño, amor. –La chica de rizos se levantó, seguido por Tom.

Ambos cruzaron el gran comedor, la chica con una sonrisa triunfadora en la cara y Tom, por otra parte, con su blanco pálido mas vivo que nunca y sus mejillas y labios resaltándoles traicionadamente.

-Vamos, dile tu primero… -Le susurró al oído antes de llegar a su mesa.
-¿Yo por qué? –Ella le dio un empujón. –Heem…Evelyn. –Miró a su novia, con el ceño fruncido. -¿Quieres venirte a nuestra mesa?


Levanté mi cabeza, sin ganas de darme media vuelta y pude ver que aquella voz pertenecía, en efecto, a Tom. Le acompañaba una chica de su misma altura y edad, aproximadamente, de facetas alegres y pelo castaño y rizado, realmente vivo y precioso.

-¿Yo? –Pregunté dubitativa, extrañándome de verle.
-Sí. –Empezó a removerse el cabello. –Ayer no nos fijamos en que estabas sola, y hoy, bueno, te observamos y propusimos que te vinieras. –Miró seriamente a Cole, pero no tardó en sonreírle. –Hola.
-Hola… -El chico de cabello dorado estaba boquiabierto. -¿Tom Fletcher me ha dicho hola? –Se levantó de golpe y caminó hasta él. –Jamás me había atrevido a decirte nada por si me ignorabas o algo por el estilo.
-¿Ignorarte por qué? –Carcajeó mientras le cruzaba la mano. Luego volvió a mirarme. –Eve, te presento a mi novia Giovanna… la que tanto a hablado Debbie.
-Oh. –Me levanté finalmente de mi asiento. –Encantada. He oído hablar bastante de ti.
-¿Tanto? –Me sonrió. Era bastante linda, con ojos castaños pero que al sonreír, los pómulos se los escondía un poco. –Me halagas. Que me dices, ¿te vienes?
-Está bien… -Me giré hacía Cole, quien seguía anonadado con Tom. –Cole, luego nos vemos. Gracias por tu propuesta.

Le sonreí, y el me asintió contento. Se despidió principalmente de Tom, y hecho esto, empezamos a caminar hasta su mesa en silencio. Los nervios me comían. Ya conocía a Danny, Harry y Dougie, pero con estos dos últimos no tenía mucha amistad. El resto de chicas, eran unas desconocidas para mí.

martes, 24 de enero de 2012

14.No tan engreído como creía.

Al día siguiente, desperté antes de que lo hiciera mi padre. Fui hasta la cocina y me preparé mi vaso de leche. Eché un vistazo al reloj que colgaba arriba de una de las encimeras y vi que había despertado con un cuarto de hora de antelación.
Fui de nuevo a mi habitación y allí comencé a vestirme y prepararme la mochila. Intenté matar el tiempo buscando algún peinado más original, e incluso mientras estaba en el baño oí como la puerta de la habitación de Tom se abría. Ya habrían despertado.

-¿Quién está en el baño? –Oí su dulce voz algo dormida.
-Yo.
-¿Mamá?
-No Tom, soy Evelyn. –Carcajeé y dejé el peine sobre el lavabo.

Abrí la puerta y observé con detenimiento su matojo de pelo rubio alborotado. Tenía cerrado un ojo, y el otro apenas lo podía mantener abierto debido al cegamiento que le causaba la luz del baño. Reí al ver su cara, a lo que el me respondió sonriendo y haciendo aparecer su hoyuelo. Salí del baño para que el entrara, y caminé hasta mi padre.
 Podía oírle tatarear alguna canción desde la cocina. ¿Cómo podía estar tan de buen humor al despertarse?

-¿Qué haces despierta? –Parecía sorprendido.
-He madrugado. –Sonreí orgullosa. -¿Vamos a tardar mucho en irnos? Llevo bastante rato aburriéndome.
-Cuando Tom acabé de arreglarse nos vamos. –Me miró de reojo. –Parece que tienes ganas en llegar.. ¿por qué?
-No tengo ganas, pero es lo único que puedo hacer. Al menos allí me entretengo.
-¿Y tus amigos? Bueno… Debbie me dijo que Tom no te los presentó a todos. –Su voz se hizo un susurro para que solo yo pudiera oír.
-Oh, ya, pero no pasa nada. El tiene su grupo, ya me integraré yo en alguno. –Intenté parecer despreocupada. –Al fin y al cabo, no estoy sola.


-Y bueno, ¿te gusta esta universidad? –Me preguntó mi hermanastro mientras nos sentábamos en uno de los bancos de piedra.
-No está mal… los profesores parecen algo estrictos, pero enseñan bien.
-Esperemos que siga así… -Y dejó un incómodo silencio al terminar la frase.

En cierta parte sabía que no me estaba acogiendo con sus amigos, y creo que temía un poco que le preguntara si podía ir con ellos. No lo iba a hacer, no iba a obligarle a hacer algo que no quería.
El silencio se rompió cuando oímos un pitido agudo en las orejas y ambos saltamos de nuestros asientos.
No giramos alarmados, pero nos tranquilizamos al ver que era solamente Danny, quien le acompañaba Harry.

-Os estábamos buscando por todo el campus. –Se sentó esta vez él, dejando caer su mochila al suelo.
-Habíamos venido a sentarnos un rato.
-Como si estuvierais muy cansados. –Danny rió, e inevitablemente me uní a él. –Tom, ¿Vendrás hoy al ensayo, no?
-Está claro que sí. –Se sentó al lado de su amigo. –Tampoco aguantaría encerrado en casa toda la tarde.
-Además, la semana que viene tenemos ya unos cuantos conciertos y tenemos que ir preparados. –Una voz algo aguda sonó detrás de Harry, quien se mantenía callado. Me resultó un poco familiar, pero no pude reconocerla hasta que vi de quien se trataba.

Dude un momento de lo que veía. El chico rubio del pasado día, el engreído maleducado que no me había dado ni un gracias por recoger sus libros, estaba esta vez risueño, mostrando una perfecta dentadura mientras achinaba sus ojos pequeños.

-Hablar por ti; eres siempre el más nervioso y próspero a equivocarse durante un concierto. –Harry habló por primera vez, mientras rodeaba al chico con su brazo por el hombro. –Por cierto Dougie, te presento a la nueva hermanastra de Tom, Evelyn.
-Eve. –Corregí algo ruborizada.
-Oh, hola. –Se puso algo serio, seguramente recordando su egoísmo. –Tom habló mucho de ti.
-Solamente os dije que tenía una hermanastra.
-Pero estabas orgulloso de tenerla. –Danny se acostó sobre el banco. –Él esperaba una chica creída, pija o demasiado orgullosa, y apareciste tú. –Sonreí tímida, sin saber si aquello era bueno o malo. –Le ahorraste un favor. Si fueras así, no te soportaría.

Fui a hablar, esta vez para halagarle a él, pero antes de que pudiera decir nada, el timbre sonó, haciendo que todos se levantara y encaminaran hacía sus clases. Me separé del grupo una vez entré al vestíbulo, pero allí me paré al ver que de nuevo no sabía donde ir.

-Te toca educación física. –Me informó una voz, y cuando me giré comprendí que venía de Dougie.
-Oh, gracias. –Soné algo indiferente, y empecé a inspeccionar mis lados. ¿Por donde ir?
-Sigue a Danny, a él también le toca esa clase. –Asentí, pero antes de que me fuera, me cogió suavemente por el hombro para pararme. –Por cierto, quería decirte que lo siento por lo de ayer. No pasé un muy buen día y lo pagué en parte contigo sin conocerte.
-No te preocupes. –Sonreí para quitarle importancia. –Cualquiera puede tener un mal día. –Miré a Danny de nuevo, y pude ver como se alejaba cada vez más. –Bueno, hasta luego o perderé de vista a tu amigo. –Él asintió, y mientras le daba la espalda, comencé a correr tras el chico de pelo castaño y liso

lunes, 23 de enero de 2012

13.¿Por qué tuve que dormirme?

Apoyé todo mi peso, incluido el de la mochila sobre mi pierna derecha. Empecé a entretenerme viendo como coche tras coche, sucesivamente pasaban a gran velocidad delante mía, mientras pensaba en como me había ido el día… y como si me leyeran la mente, la voz de Tom resonó a mi espalda.

-¿Cómo fue tu primer día?
-Pudo haber ido mejor, pero no fue tan mal como esperaba.
-¿No te dormiste en ninguna clase? –Negué con la cabeza. –Enhorabuena, yo el primer día si que lo hice.
-A mi me resulta muy difícil dormirme a media clase. No me siento cómoda, y menos cuando pienso en que la gente me puede ver dormir. –Reí. –Supongo que es mejor.

El coche de Debbie no tardó mucho en llegar. En menos de lo que me esperaba, ya estábamos de nuevo en Harrow, entrando a mi nueva casa en silencio.
Me dirigí hasta mi habitación y me encerré allí, dejando caer la mochila al lado de la puerta y corriendo hacía el portátil que descansaba sobre la colcha.
Lo encendí rápidamente, y una vez más me metí en Messenger lo antes que pude, buscando su ícono conectado.
Mis esperanza se vio colmada de felicidad cuando resaltaba el verde brillante en el, pero cuando fui a darle el doble click, el color cambio a gris. Reservé las fuerzas de darle al botón de abrir pestañas y me quedé melancólica en la cama.
Me hubiera gustado realmente conversar un poco con él, pero no iba a entristecerme por aquello. Ya tendría mi momento en otro día.


Unos golpes secos en la puerta hizo despegara de mi sueño. Aparté suavemente mi mejilla del teclado del portátil y me enderecé un poco. Di paso y vi aún con los ojos entrecerrados como Debbie aparecía por la puerta.

-¿Te he despertado? –Su voz sonó suave y dulce. –Llevas unas buenas horas encerrada aquí y quería ver como estabas.
-Uhm, bien. –Cambié la rotación de mi cabeza hacía la ventana y vi como el cielo estaba estrellado y oscuro, marcando la noche.
-¿Qué tal fue tu primer día? ¿Tom te presentó a todos sus amigos?
-Fue bien. –Dudé varios segundos si decirle que apenas hablé con él y ni pasé rato. –Bueno, creo que hice un amigo más. –Me mordí el labio. –No está mal para ser el primer día.
-Un momento. –Caminó hasta mi y se sentó en el borde de la cama. -¿Pero te presentó a el resto de sus amigos?
-Bueno… cuando llegamos por la mañana nos encontramos con un amigo suyo… -Fruncí el ceño recordando el nombre del chico de ojos azules. –Se llamaba Harry.
-¿Quieres que hable con él para que…bueno, ya sabes, no estés…
-No, no y no. –Alcé mis brazos, intentando pensar en la vergüenza que me daría si le dijera algo. –Por favor te lo pido, no le digas nada. –Ella rió. –Además, no estoy mal. Tengo un amigo, y supongo que irá aumentado.
-Está bien. –Se levantó con lentitud. –La cena no tardará mucho en hacerse, no te duermas. –Y dicho esto, salió de la habitación con paso lento.

Suspiré y detallé mi habitación. Solamente la suave luz que entraba por la ventana iluminaba la estancia, haciendo que todo pareciera más relajante. Observé mi ordenador, todavía encendido, de modo que lo desbloqueé. Una ventana abajo del todo hizo que mi organismo diera un salto en el interior.
Tenía una nueva ventana en la que un tal Mr.Lizard me hablaba.
Di click sobre esta y con toda la emoción que podía tener, empecé a leer sus mensajes.

 -Tú ícono está ausente, así que supongo que no estarás. Siento no haber hablado contigo estos días, no lo pasé muy bien y menos hoy, y creo que por una vez soy yo el que necesita ser escuchado. Espero que a la noche estés conectada, está vez te necesito. Mr Lizard.

Terminé de leer, y sin poder remediarlo, salté de la cama y empecé a dar pequeños saltitos mientras agitaba mis brazos.
Creo que no me centré en el estruendo que estaba provocando cuando oí unos golpes en la pared que conectaba mi cuarto con el de Tom, y pronto su voz traspasó esta.

-¡No saltes tanto, que desde mi habitación se oye intensificado! –Reí con ganas, y pronto noté sus risas también al otro lado de la pared.

domingo, 22 de enero de 2012

12.¿Un nuevo amigo?

Las otras clases transcurrieron como las demás. Yo era la nueva, y aquello hacía que todos los ojos de las grandes salas me perforaran. Los notaba como latigazos.
Pronto llegó la hora de comer, y ya me esperaba lo que iba a ocurrir. Seguí a la muchedumbre hasta que una espaciosa sala, con muchas mesas y alumnos ya sentados comían. Me paré en un lado, mirando cada mesa.
Al cabo de unos segundos, diferencié la cabellera rubia de Tom, el pelo planchado de Danny y la cresta y mechas de Harry. Inspeccioné a sus amigos; Al lado de mi hermanastro, una chica de pelo rizado y castaño se sentaba y conversaba con él. Reían mientras ignoraban a los demás. ¿sería ella la famosa Giovanna?
Entre Harry y Danny, una chica rubia a quien le llegaba el cabello hasta los hombros y parecía tenerlo perfectamente liso, rebuscaba algo en su bocata. Al lado de Harry, había otra chica sentada encima de la mesa y quien parecía repugnarle el mundo. Sujetaba solamente su bocadillo con ambos dedos, como si intentara tocarlo lo más mínimo. Lucía ropa de marca, y sí, la primera impresión que me lleve de ella fue Pija.
Y lo que si que me desconcertó y me hizo dudar, fue la persona que había al lado de la pija. El chico rubio de Historia, el engreído y maleducado, parecía abstenerse de los demás. Me fijé en él varios segundos. ¿Cómo era posible que fuera amigo de Tom? Tal vez era uno de los miembros de la banda de Tom, pues según me había informado James eran cuatro y en aquella mesa estaban justo.
Despegué mis ojos de él y me fijé en la última chica. Una pelirroja y bastante sonriente parecía mantener una conversación con todos.
Suspiré melancólica.
No iba a presentarme allí como una acoplada, no. Hubiera sido vergonzoso, así que busqué alguna mesa libre. Solamente divisé una y me encaminé rápidamente hacia ella. Me senté en el medio, aprovechando el espacio, y comencé a comer en silencio, observando a los demás.
De vez en cuando me encontraba con alguna mirada de asco de algún o alguna estudiante, lo que hacía que fijara mi vista en la mesa y aguantara mi sensibilidad. Aquello estaba resultando horrible.

-Te he visto antes por los pasillos. –Una voz varonil sonó detrás mía. Un chico de pelo liso y un poco largo quien vestía un sueter canela se sentaba a mi lado. –No he podido presentarme antes; soy Cole.
-Evelyn. –Me quedé desconcertada, viendo como el chico de mi edad quizá me observaba como si nos conociéramos de siempre. -¿Te conozco?
-Oh no, pero tampoco ocurre nada si nos conocemos. –Mi cara adoptó impresión, por lo que él se dedicó a suprimir su sonrisa y suspirar. –Está bien. Se que es algo extraño que me siente, me presente y coma contigo como si no pasara nada, pero tengo un problema gordo y creo que tu podrías ayudarme.
-¿Yo ayudarte? Lo dudo. –Bajó su cabeza, pero decidí intentarlo. –Está bien, di.
-Me he enterado de que eres la nueva hermanastra de Tom Fletcher, y hay una amiga suya de su grupo que digamos… me interesa. –Dio media vuelta a su cabeza y miró a la mesa del rubio. –Es la pelirroja, la que está hablando en este momento con Harry Judd.
-¿La conoces? –Dudé de que pudiera ayudarle.
-No… bueno, una vez hice como si me chocara con ella. ¡Llevo intentando encontrármela meses, pero siempre fallo! Ni siquiera se como se llama.
-Yo solamente conozco a Harry y Danny de los amigos de Tom. Los otros no tengo ni idea de quienes son.
-Pero tal vez puedas pedirle a Fletcher que te los presentes, o te acople… o solo que nos presente. Eres mi última esperanza.
-No se si lo podré hacer. –Hizo una mueca de desesperación. –Si no lo logro, tampoco estaría mal que te presentaras a ella. Parece agradable.
-Lo es. –Sonrió tontamente. –Lo poco que he oído de su voz y risa fue… Increíble.

Reí por la cara que adopto. Realmente el nuevo desconocido llamado Cole parecía encaprichado con dicha chica, pero totalmente incapaz de saludarla o siquiera hablarle.
Agradecí su atrevida aparición. A pesar de que no hicimos mucha amistad, me contó varias cosas de él y su “perfecta” desconocida. También tengo que admitir que no me amargó tanto como parecía la hora de la comida, y al menos, tuve entretenimiento.


Las clases terminaron a las tres. Salí rápidamente del aula de ciencias mientras cerraba mi mochila por el camino. Salí del gran edificio y atravesando el campus, me senté en la acera, enfrente de la carretera esperando la llegada del dueño del hoyuelo.

sábado, 21 de enero de 2012

11.Engreído en la primera clase.

Harry echó una mirada rápida a su amigo, y pude notar alguna pregunta en esta. A pesar del sonido del diluvio y del bullicio de voces a mi alrededor, oí a mi hermanastro suspirar y girarse hasta mí. De acuerdo, algo un poco embarazoso o incómodo me tenía que decir.

-Evelyn, luego nos vemos. Harry y yo vamos a buscar a nues… -Se corrigió antes de hablar. Amigos acabé yo la frase por él. –a los otros.
-Vale, luego nos vemos. –Sonreí forzadamente y me giré para acercarme un poco más hacía la puerta.

Veía a grupos sociales de todo tipo. Algunos vestían más deportivamente, otras chicas, a pesar del frío, lucían falsas y escotes bastantes provocativos para la actual adolescencia. Otros parecían, como se hacian denominar hoy en día, los empollones… así con toda clase de gente.
No tardó mas de cinco minutos a que sonara la alarma, y como si los estudiantes fueran una estampida de animales en plena jungla, me arrasaron y aplastaron solo por intentar entrar a clase. ¡por dios, donde se ha visto tantas ganas por comenzar o entrar a clase!

Intenté encontrar a Tom, Harry o Danny por la gran multitud para que me ayudaran a encontrar la clase, pero por desgracia, no hubo suerte. Por suerte, vi a unos chicos que sujetaban el libro de historia  que yo también poseía. Decidí seguirles un poco alejadas de ellos; si lo tenían fuera, era porque irían a mi misma clase.
A ciertos metros de ellos, observé como entraban dentro de una clase. Me paré en el sitio, dudando de entrar, hasta que divisé el cartel al lado de la puerta.
Historia
Reemprendí el paso rápidamente, no queriendo tardar un segundo más, pero en el momento en que fui a posar mi muñeca sobre la puerta, esta se abrió.
Alguien salió de la sala con paso firme, impetuosamente, pero no logró avanzar mucho más pues debido a que yo estaba en medio de su camino o él del mío, su pila de libros chocó contra mi pecho, haciendo que estos cayeran esparcidos por el suelo.
Me arrodillé rápidamente y comencé a cogerlos. El chico permaneció de pie, y desgraciadamente pude oír su refunfuño de rabia. La suerte estuvo un poco de mi lado, pues gracias a Dios la puerta se había cerrado y en aquel momento nadie deambulaba por los pasillos.

-¡J*der! ¡Podrías ir con más cuidado y no ponerte en medio de la gente! –Me levanté rápidamente, aguantando un poco mi mal humor.

Un chico rubio, de pequeños pero deslumbrantes ojos azules celeste y una expresión de enfado se mantenía de pie y parado enfrente mía. Tuve que admitir que su guapura hizo ablandarme un poco y ruborizarme, pero el pareció siquiera percatarse de que yo era persona. Me arrebató con fuerza sus libros ya recogidos mientras apartaba la vista de mi. Engreído.

-Lo siento, pero yo solo iba a entrar a clase. –Mantuve mi nivel de voz lo suficiente erguido.

No me contestó, solo se limitó a bufar y a desaparecer por mi costado. Ni siquiera me giré para ver a aquel chico una última vez. Impresionante su humor.. ¿Qué demonios le pasaba a la gente de aquí?

Zarandeé la cabeza y disperse mis insultos y críticas para entrar en clase. Llamé dos veces a la puerta de madera, y la empujé suavemente. Decenas de miradas me acecharon, haciendo que recuperara mi compostura y se formara un nudo en la garganta.

-¿Eres la señorita Evelyn Lekker? –Asentí. –Esta quiero que sea la primera y última vez de su impuntualidad. Allí al fondo tiene una silla libre.

El profesor de reluciente calva y pelo canoso y sedoso me señaló con su deteriorada mano un pupitre libre. Me encaminé hacía allí lo más rápido que pude, y vi que no tenía compañero. Mejor, así podria centrarme en mis cosas sin tener dos ojos que inspeccionaran todo lo que hago.

-Lo que iba diciendo… -Carraspeó. –Algunos ya me conocen de otro años, pero puede que otros no. Soy el señor Brandon, y así es como únicamente quiero que me llaméis. Ya han visto al alumno que acabo de echar de clase por mala conducta, así que no me obliguen a que le hagan compañía. Están aquí únicamente para aprender, así que las charlas de lo que harán el próximo fin de semana o cualquier tema de conversación, resérvenselo para cuando acabe mi hora. –Cogió una lista de la mesa mientras se ponía sus gafas de media luna. –Bien, ahora pasaré lista y quiero que solamente me respondan  con un sí. ¿entendido?


viernes, 20 de enero de 2012

10.El chico de mechas y cresta y resaltantes ojos azules.

La pregunta que me comería la cabeza todo el próximo día llegó a mi al caer la noche. ¿Y por qué Tom no me ayudaba ni me prestaba su compañía aunque fuera en mi primer día? Un punto para él; ya sabía yo que no podía ser tan perfecto.
Me encerré en mi habitación cuando hube acabado de cenar y entré rápidamente al Messenger, para ver si Mr. Lizard estaba conectado. Necesitaba volver a las rutinarias conversaciones que solíamos tener, y tenía que soltarle todo mi paripé a él, la única persona que aguantaba escucharme.
Desgraciadamente, su icono estaba en gris; desconectado.
Suspiré y cerré la tapa del ordenador. Lo dejé debajo de la cama, e intentando olvidar los comecocos que me rondarían el próximo día, procuré conciliar el sueño. Por fin lo conseguí al cabo de quizás medía hora, cuando una suave melodía de las gotas de la fina llovizna estampándose contra el cristal y el sonido de las manecillas de mi despertados, que sonaban como piedras caerse por un alto precipicio se juntaban, haciendo que mis músculos se relajaran y acabara durmiéndome.

...

-Vamos Evelyn, despierta. No te doy cinco minutos más.
-Ya vooooooooooooy. –Musité mientras me giraba y escondía mi rostro en la almohada. No distinguí la voz.
-Si no te levantas ya, llegarás tarde. Tom ya está vestido y preparado.

A refunfuñones, abandoné la cama con pesadumbre y saqué lo primero que encontré en mi armario. Me vestí sin pararme a decentarme como era correcto para el primer día, y salí con mis moños de loca y mi cara de zombie a la cocina. Apenas era de día, y la luz de las farolas entraba por la ventana.
Todo parecía triste y frío.

-Buenos días, hermanastra. –Tom me dio un golpe en la espalda, lo que hizo que me atragantara con la leche. –Tienes que ir acostumbrándote a estas mañanas.

No le contesté. Me bebí mi vaso lentamente, y aún con la pereza sobre mis pies, me encerré en el baño. Me peiné, y me eché un poco de agua fría en la cara. Perfecto. Mis sentidos aún dormidos, despertaron y me espabilaron.
Con un poco más de entusiasmo, metí todos mis libros en la mochila y me encaminé hacía el recibidor. Allí, papá y Tom ya esperaban.

-Mañana te despertarás más pronto.. ¡reza para que lleguéis a hora! –Protestó papá mientras corría hacía el coche, seguido por nosotros quienes nos resguardábamos de la lluvia.




-Te he metido algo de dinero en la bolsa, por si te quieres comprar algo. –Me gritó James desde el coche mientras corría junto a Tom hacía las puertas principales.

Un gran edificio blanco se situaba delante nuestra, con largas escaleras.  Entre la calle y el edificio, se extendía un gran campus verde, pero esta vez algo azulado debido a la lluvia. Gracias a Dios aún no había sonado la alarma de entrada, y la gente aún deambulaba por este, haciendo que cientos de paraguas de todos colores resaltaran. Seguí a Tom, perdida y sin saber que hacer o donde ir.

-¡Tom! ¿Cómo es que has llegado tan tarde hoy? –Preguntó de golpe una voz masculina a mi derecha, lo que hizo que perdiera la vista de la gente y la centrara en él.

Un chico castaño con mechas rubias y deslumbrantes ojos azules se situaba al lado de Tom. Vestía una sudadera oscura, con la capucha puesta y sin paraguas, lo que hacía que algunas gotas de agua se deslizaran por su cara. Instantáneamente me anonadé de él. Era realmente guapo.

-Oh, échale la culpa a mi nueva hermanastra. –Se giró hacía mi con una sonrisa, lo que hizo que cerrara mi boca. –Esta es Eve.
-Me comentaste algo de tu nuevo padrastro. –Me posó una mano mientras no despegaba mis ojos de los suyos. –Soy Harry, encantada.
-Igualmente. –Tragué saliva al final, pues mi garganta se había secado.
-¿Dónde están los demás?
-Danny y Dougie han ido a buscar a Broke. La pobre está de muy mal humor hoy.
-¿Por?
-A saber. Esa chica es un misterio. –Enseñó su dentadura. Muerte súbita para mi, y más aún, cuando volvió a mirarme.

jueves, 19 de enero de 2012

9.Último día de descanso.

Seguí sus pasos mientras no apartaba la vista de él. Notaba como Danny caminaba detrás mía, pues sus pisadas resonaban como tambores. Tom giró una habitación antes que la mía, y desapareció tras su puerta.
Me asomé por el marco de la puerta, y en pocos segundos noté como la cabeza de Danny aparecía por arriba mía, también curioso del espionaje.
Tom había vuelto a coger su guitarra, y se había sentado sobre la cama. Tocaba algunos acordes sueltos mientras parecía que acariciaba las cuerdas. Aquel momento era indescriptible; era una de las escenas mas hermosas que había visto últimamente.

-Ven Evelyn, quiero que seas la primera persona fuera del estudio que escuche esta canción. –Me senté a su lado, mientras Danny se tiraba a la otra banda.

Callé y otorgué. Tardó varios segundos en comenzar, hasta que por fin, una agradable melodía sonó por la habitación acompañado de su preciosa voz.

-It’s all about you, it’s all about you baby..! –Oí como Danny le acompañaba por detrás, cantando la misma letra pero sin que llegaran a coordinar. –Yesterday you asked me something I thought you knew. So I told you with a smile ¡it’s all about you! Then you whispered in my ear and you told me to. Say if you make my life worthwhile, it’s all about you.

Dejó de tocar suave y lentamente las cuerdas, hasta el último acorde se quedó en suspense por el aire. Me había sumergido en su preciosa voz y aquellas notas, y cuando me había dado cuenta, estaba boquiabierta, mirándole sorprendida.

-¿Te ha gustado? –Su hoyuelo resurgió mientras se ruborizaba.
-Es preciosa. –Sonreí, mientras le miraba radiante de felicidad. –Me encanta Tom, tienes una voz increíble y tocas genial… ¡No me puedo creer que haya tenido tanta suerte con un hermanastro como tú! No te preocupes por las mañana en tocar, todo lo contrario. –Solté de carrerilla, mientras Danny y Tom se quedaban sorprendidos por mi emoción.

Ambos carcajearon, e inevitablemente me uní. Pronto, oí un tintineo demasiado conocido para mi, lo que hizo callarme por completo.
La pequeña campanita de mi padre volvía a sonar, solamente que esta vez recorría los nuevos pasillos hasta la habitación.
Instantáneamente sonreí, y antes que nadie, me levanté y me apresuré a llegar a la cocina. Mi padre me esperaba allí de pie, sujetando el pequeño objeto dorado con una mano mientras me sonreía.

-Me extrañó que no te lo hubieras llevado. –Me senté en una de las sillas, enfrente de la sopa. –Hoy es mi último día de gloria.
-Tampoco es para tanto. Después de las clases tendrás algo de tiempo libre por la tarde. –Apoyó papá mientras los dos simios medio desarrollados entraban.
-No tengo nada especial a lo que dedicarle tiempo… supongo que me tumbaré en la cama y esperaré a que caiga la noche.
-Mañana podrías intentar hacer amigos también, ¿no?
-No quiero bichos raros, o chonis, o pijas, o gente anormal como amiga. ¿Crees que podré encontrar a alguien?
-No hay gente tan rara aquí… -Tom se sentó a mi lado, mientras empezaba a vaciar su plato. –A parte de Danny los demás son bastantes normalitos.
-¿Qué? –El moreno se atragantó en mitad de un sorbo, lo que hizo que todos en la sala nos echáramos a reír.
-Tom en su primer día también estaba un poco pesimista, pero no tardó en hacer amigos, y míralos ahora; han formado su propia banda. –Debbie miraba a su hijo orgullosa.
-Parecía una gallina con frío el primer día. –Carrie parecía despreocupada. –Seguía pensando que no merecía la pena estudiar, que la música no se aprende en la universidad.
-Pero al menos Giovanna y él coordinaron también, y míralos ahora. –Su madre soltó una risita. –Por cierto Evelyn, Giovanna es su novio. Un día te la tendrá que presentar.
-Mamá, no empieces…
-Es una chica muy agradable, siempre se han llevado fenomenal y hacen una preciosa pareja…

Debbie se pasó gran parte de la comida halagando a la novia de su hijo. Yo, por mi parte, prestaba atención mientras sonreía interesada. Entre algunos lazos raros y algo complicados, esa chica denominada Giovanna sería como una cuñada para mí. ¿Realmente sería tan agradable como la pintaban? Si estaba con Tom, tal vez.

miércoles, 18 de enero de 2012

8.All about patatas.

Anduve lentamente hacía la cama, como si se tratara de una serpiente o cobra apunto de atacarme, en posición de ataque. Los rodeé, mientras los miraba con la mayor cara de terror que pude poner.
Eran libros de texto bastante gruesos, lo que para mí significaría dificultad y sobre todo, horas y horas encerrada en esta estancia, estudiando.
Por fin decidí plantarle cara y sentarme en el edredón, mientras cogía el primer libro.
Psicología. Decidí mantener la funda allí, en perfecto estado, para que conservara aún su olor a nuevo. Lo deposité de nuevo en la pila de libros, y decidí ignorarlos.
Suspiré y salté al suelo, arrodillándome mientras miraba debajo de la cama. Estiré mi mano y empujé mi desgastada mochila hacía mí.
La incliné hacia abajo mientras todos los bolígrafos, papeles inservibles y migas de pan caía sobre el suelo. Espolsé con la mano las migas, haciendo que se dispersaran cada una por su lado y lograra disimularlas.
Metí a la fuerza y con inercia los libros dentro de la mochila, y con impetuosidad logré cerrar la cremallera. Volví a tirar la mochila al suelo, pero esta vez al lado de la mesita de noche y caminé hasta la cómoda para coger mi cámara réflex. Al parecer, alguien me había cambiado las cosas durante mi ausencia.

Salí de la habitación y encendí la cámara. Empecé a pasar las fotos; yo en Cambridge, yo con mamá, yo con mi perra de España… decenas de fotos guardadas decoraban la memoria del aparato. Suspiré un poco melancólica, añorando aquellos momentos, pero decidí ignorar el pasado.
Volví al salón, y lo primero que divisé fueron los dos holgazanes, repantigados en el sofá mientras veían… ¿culebrones? Me fijé un poco más en ellos, y sobre la mano de Tom vi algo que no me impresionó observar, era obvio; patatas con jamón.
Reí por lo bajo, y me encaminé hacía la cocina. Antes de entrar, pillé infraganti a la pareja de enamorados, abrazados mientras se susurraban cosas al oído.
Puse durante media milésima cara de asco, pero pensé en positivo. Era hora de que papá disfrutara.
Encendí mi cámara y les enfoqué, y antes de que lograran girar su cabeza para observarme, di click al botón, haciendo la foto al momento.

James se separó rápido de ella, impresionado, mientras me observaba boquiabierto. Debbie, por otra parte, empezó a reír sin disimulo.

-¡Evelyn, avisa cuando vayas a entrar! –Me regañó papá. –Cosas como estas molestan.
-Tampoco ha hecho nada malo. –Debbie se giró, volviéndose hacía la comida. -¿Por qué no vas a esperar junto a los chicos? Puede que esto aún tarde un poco.

Asentí, sin muchas ganas de unirme a aquella situación, pero me giré con inercia y caminé hasta ellos. Me senté de golpe al lado de Tom, pero ni siquiera se molestó en mirarme. Fijé mi vista en la televisión, pero pronto un dolor de cabeza debido al aburrimiento me llenó.
 Volví a enderezarme, y miré a los dos chicos con una sonrisa extrovertida. Al parecer, seguían sin saber que yo estaba allí.

-¿No tenéis nada mejor que hacer que… aburriros? –Pregunté divertida, pero solo conseguí que Danny se moviera para desperezarse.
-Hay patatas. –Musitó Tom.
-¿Y?
-Ayer no habían patatas.
-Tom, las patatas pueden esperar. –Dije con lógica, y cogí su mano para intentar que se levantara. Imposible. –Vamos ha hacer algo divertido, por favor.
-¿Comemos patatas?
-¡No Tom, nada de patatas! –Intenté quitarle el paquete, pero lo tenía bien aferrado. –Las patatas tarde o temprano se acabarán.. déjalas para el final.
-Ahora haber patatas. –Dijo como un primitivo, y no pude evitar reír. -¿Qué nos das a cambio de que nos levantemos?
-Te compraré una bolsa de patatas para ti solo. –En un abrir y cerrar de ojos, el rubio ya no estaba sentado.
-¿Y a mi qué? –Danny seguía tumbado, sin mirarme.
-A ti te compraré otra bolsa.
-No me convencen las patatas. –Una sonrisa pícara apareció en sus labios. –Algo mejor.
-Lo que sea, pero Danny, ¡levanta! –Cogí también su mano y la tiré, pero de nuevo me resultó imposible.

Tom se acopló a mi lado, y mientras le aferraba la otra mano, ambos empujamos, consiguiendo que por fin se levantara. Sollozó con cara de lástima, y mientras cogía el mando de la televisión y lo apagaba con la mayor pereza del mundo, Tom ya se dirigía de nuevo al pasillo.

martes, 17 de enero de 2012

7.Danny Jones

-También se quedará a comer en casa hoy, y luego cogeremos las cosas y nos iremos. –Volvió a aparecer su hoyuelo cuando me sonrió. –Te lo presentaré. Te caerá bien.
-No se me da bien conocer gente. Suelo ruborizarme demasiado.
-No te preocupes, para él eso no es problema. –Rió, a lo cual yo no entendí. –No me hagas mucho caso, desvarío suficiente.

Pasamos toda la mañana entre risas y paseos, y me enseñó gran parte del pueblo. No me presentó a ningún vecino suyo, pero no me importó. Por ahora, me bastaba simplemente con conocerle a él. Cuando fuimos a ver la hora, ambos nos impresionamos al darnos cuenta de que eran casi las doce.
Optamos por regresar a casa, pues debido a nuestro largo paseo aún nos quedaba bastante trayecto de regreso.


-…aún no hemos ido a España, pero lo haremos algún día. –Me aseguró Tom mientras recorríamos la última manzana de regreso. –Será magnífico disfrutar del sol.
-Tengo pensado, cuando cumpla los diez y ocho, regresar allí con mi madre. –El rubio me miró, con una repentina expresión de sorpresa. –Ya lo hablé con ella, y me buscará alguna beca.
-¿No te gusta Reino Unido?
-Sí, ya me he acostumbrado. Pero toda mi vida la tengo allí… mis amigos, mi madre, mi familia.
-¿Y tu padre?
-Vendré de vez en cuando para verle, y también a ti, obvio. –Reí cuando vi que levantaba una ceja para que le nombrase. –Pero no me aferra nada importante aquí, a Inglaterra.
-Ojalá cambiases de opinión. –Colocó sus manos dentro de los bolsillos delanteros del vaquero ensanchado. –Me gustaría disfrutar de alguna tarde contigo viendo película mientras comemos patatas de las que compra mamá.
-¿No estás obsesionado con las patatas? –Empecé a reír sin contenerme, a lo que él se unió.
-¿No sabes acaso lo buenas que están o…?
-¡Al fin te encuentro! –Gritó una voz desde algún sitio, y ambos nos giramos para localizarla. -¡He ido a tu casa y me ha dicho tu madre que habías salido con tu hermanastra o algo así! Tom, estoy aquí.

Él y yo rodamos nuestra cabeza hacía la derecha, localizando la voz ronca. Un chico de chaqueta negra y pantalones también ensanchado, se acercaba a nosotros. Tenía un pelo liso y castaño, bastante apegado y con flequillo que le llegaba a las cejas. Cuando se hubo acercado lo suficiente, diferencié unos ojos azules que resaltaban con facilidad.

-Ya volvíamos a casa. –Musitó Tom mientras le chocaba impetuosamente la mano. –Tampoco te habrás desvivido durante la espera.
-Fue aguantable. –Sus ojos se posaron en mi. -¿Tú madre dijo que era realmente tu hermanastra? Me cuesta creerlo. –Me tendió su mano, enseñándome una radiante sonrisa; no perfecta, pero tentadora. –No puede tener nada de relación una chica tan guapa con alguien como… Tom.
-Estás tonto. –El rubio rió. –Evelyn, este es Danny. Acostúmbrate a este tipo de comentarios; suele ser así con las mujeres.
-Aprecio lo bueno. –Rió, y contagiosamente me uní a él. –Aún no me has contestado.
-Verás, -Tom suspiró. –su padre se ha venido a vivir con mi madre, como pareja, así que eso nos hace como hermanastros. –Movió sus manos, intentando hacer entender. –No se si tu cerebro llegará a captarlo.
-Puede que no tenga cerebro, pero si tengo mente. –Señaló Danny, indicando con el dedo índice. –Nunca lo olvides, querido amigo. –Su voz sonó sabio, e inevitablemente nosotros dos rompimos a carcajadas.
-Tenías razón. –Por fin hablé, dirigiéndome a Tom pero sin dejar de mirar a Danny. –No es tan incómodo conocerle. Es… ¿agradable?

Aquellos bárbaros empezaron a hablar durante el camino, pero pronto me involucraron en la conversación. Cuando nos dimos cuenta, ya habíamos llegado a mi nuevo hogar; la casa blanca con pintura un poco desgastada.

-¿Tú madre sabe que me quedo a comer? –Preguntó Danny, mientras se paraba en el umbral.
-Heeeeem, no. –Su hoyuelo volvió a aparecer. –No pasa nada, Eve casi no come y la comida sobra siempre.
-Habrá que ponerse las pilas. –Aportó mientras se daba una pequeña palmada en la tripa y entraba dentro, después de Tom.

Por el rabillo del ojo pude ver que James y Debbie estaban sentados en la cocina. Tom y su amigo entraron a la sala, junto a ellos, pero yo decidí optar por encerrarme unos minutos en el cuarto.
Atravesé el largo pasillo, hasta que llegué al final del corredor. Cerré la puerta tras de mi, y pude encontrarme algo allí, apoyado sobre la colcha que hizo que mis temores del día siguiente se despertaran; los libros.

lunes, 16 de enero de 2012

6.Paseo por las calles de Harrow.

Me apoyé un poco más sobre el marco de la puerta, sin apartar todavía los ojos de él. Realmente era hermoso verle cantar, y movía su cabeza, como si rozará la música con su piel, haciendo que su pelo alborotado por la mañana bailara.
Gracias a mi cotidiana suerte, hice un movimiento en seco con los pies, haciendo que tropezaran entre sí y me resbalara. Abrí de golpe la puerta, y caí boca abajo en el suelo, ya perteneciente a la habitación de Tom.
Oí como el chico había dejado de cantar y tocar, y una vergüenza sin límites me recorrió cada parte de mi cuerpo. Cerré los ojos con fuerza, y lo más rápido que pude e intentando aguantar la estabilidad, me volví a poner de pie.

-Lo siento, lo siento mucho. –Me excusé mientras me limpiaba el pijama. –Estaba… oyendo como cantabas.
-No te preocupes. –Rió alegremente mientras dejaba su guitarra de nuevo. -¿Te he despertado?
-Si… bueno, no. –Zarandeé la cabeza, intentado aclararme. –Sí, me has despertado, pero ha merecido la pena. Lo poco que has tocado me ha encantado.
-Gracias. –Volvió a carcajear. –Algún día la escucharás entera.

Silencio.
Le sonreí como despedida, y aún con mi vergüenza, me apresuré a salir de la habitación. Perfecto, Eve, habías hecho el ridículo.
Me encaminé hasta la cocina. No había nadie. Empecé a registrar los armarios, hasta que por fin, encontré un vaso. Luego abrí la nevera, intentando avispar pronto la leche, y no me costó mucho.
Me preparé el desayuno, y me lo tomé tranquilamente. Oí el canto de los pájaros, y un extraño sol se colaba por los cristales de las ventanas, haciendo reflejar una sombra sobre la mesa. Realmente era hermoso.
Puse de nuevo el vaso sobre el fregadero, y me encaminé de nuevo hacía la habitación. Me encerré en ella, y tomándome mi tiempo, me vestí lo más simple que podía. Por último, cogí una de mis coletas desgastadas, y me hice una cola larga, con algunos pelos que otros sueltos.
Salí de nuevo y empecé a buscar por la casa. Descubrí habitaciones que no había visto antes, como la de Carrie, la cual estaba vacía. La sala de estar, otro baño, la habitación de Debbie y también, obviamente, la de James, y lo que más me fascinó; un cuarto repleto de instrumentos.
Me quedé varios minutos anonadada, observándolos, pero decidí conservar mi educación y la privacidad. Cerré la puerta, aún sin tocar nada. Ya tendría alguna ocasión.
Volví a la habitación de Tom, quien estaba mirando unos apuntes de una libreta. Pedí permiso para entrar, y aún recordando mi vergonzoso momento, le dije algo ruborizada.

-¿Dónde están todos?
-Creo que han ido a comprar. Yo he preferido quedarme.
-Oh. –Silencio, pero no iba a quedarme allí callada siempre. –Creo que me voy a dar una vuelta para conocer el pueblo. Si vienen avísales, ¿de acuerdo?
-¿Quieres que te acompañe? –Dejó la libreta. –Aún tardarán, y no tengo nada mejor que hacer.
-Está bien. –Acepté, mientras esperaba a que se levantara.


Esperé a que terminara de acomodarse el pelo, y junto salimos de casa, cerrando la puerta con llave. Empezamos a caminar en silencio por la vereda, mientras me dedicaba a observar la fila de casas blancas y altas y respiraba el aire a naturaleza. En Cambridge era difícil no llegar a aspirar el humo de los coches.

-¿Crees que te gustará Harrow? –Me preguntó Tom, rompiendo el silencio. Sonreía.
-Por ahora me está gustando. Es raro que esté saliendo el sol, ¿no?
-Últimamente estamos teniendo días soleados. –Respiró hondo. –Mi cotidiano gorro de lana lo he dejado por ahora debajo de la almohada.

Reí, y después más silencio.
Tom habia resultado ser una persona tan agradable como su familia, que sin duda, lograba hacerte reír a la mínima. Había tenido suerte. Si iba a estar sola de momento en aquel pueblo y Tom iba a ser mi hermanastro, tenía que entablar amistad con él.

-¿Está tarde volverás a irte con tus amigos del grupo? –Pregunté con curiosidad.
-No, solamente con Danny. –Fruncí el ceño, haciéndole entender que no le conocía. –Es un amigo mio. Me voy a Bolton, a su casa  a preparar ambos algunas canciones más.
-Oh. –Volví a mirar al frente, fingiendo una sonrisa. Me hubiera gustado pasar la tarde con él en vez de aburrirme. –Espero que os vaya bien.
-También se quedará a comer en casa hoy, y luego cogeremos las cosas y nos iremos. –Volvió a aparecer su hoyuelo cuando me sonrió. –Te lo presentaré. Te caerá bien.