1.Otra repentina mudanza.

Un gran bullicio de voces se apoderó de mi mente nada más terminé de oír sus palabras. Las voces de mis amigas, nuestras risas, todo se centro en mi cabeza sin dejarme asimilar la situación.

Mis ojos comenzaron a humedecerse, creando pequeñas balsas que aguantaban aferradas a ellos. Me limité a observar a papá, mientras seguía pensando que aquello era una broma de mal gusto suyo, pero dentro de mi sabía que no era así.

-¿Qué? –Mi voz se quebró durante el camino, lo que hizo que soltara un sollozo.

-Evelyn, lo siento. –Dio un paso hacía mi, pero aquello solo hizo que me alejara de él poco a poco. –Sé que estabas haciendo amigos aquí en Cambridge, pero también los podrás hacer allí.

-Papá, no voy a irme. –Y rompí a llorar, mientras corría rápidamente hacía mi habitación.

Di un portazo, y con la fuerza de la rabia arrastré la cómoda hacía la puerta, impidiendo así que nadie entrara. Varios artilugios y fotos se me cayeron al suelo, pero solamente me limité a observarlos con desdén.

Me eché de un golpe a la cama, y escondiendo mi rostro en la almohada, rompí a desahogarme con ella.

…

-¿Te vas de Cambridge? –Se impresionó Mr.Lizard, mientras su contestación aparecía en la ventanita del Messenger.

-Así es. Espero no perder la comunicación contigo. –Escribí lentamente, melancólica sobre lo que podría pasar.

-No te preocupes, tengo esperanza de que no pasará. ¿Dónde te mudas?

-A Harrow, no muy lejos de la capital. –Envié, y me paré unos segundos a pensar mientras cogía aire. –Pero según me ha dicho mi padre iré a una universidad de Londres.

-¿Enserio? Pero no están cerca ambos pueblos, ¿Cómo se conocieron entonces tu padre y su novia?

-Les presentaron unos amigos, y desde ahí hicieron más amistad. –Puse cara de asco, aunque sabía que Mr.Lizard no podía verme. –Tiene de escusa para mudarse que quiere estar más cerca de ella.

-Considéralo Mrs.Weird, si ambos se quieren… --Aportó él, lo que hizo molestarme un poco.

-Dejemos el tema de mi padre y su novia. ¿Tú no vivías en Londres?

-Así es, y también estoy en la universidad. Ahora unos amigos y yo estamos intentando formar un grupo de música.

-¿Enserio? –Sonreí, orgullosa por él. –Tocabas el bajo, ¿no es así? –Antes de que me contestara, oí el tintineo de la campanita de mi padre. Hora de cenar. –Bueno, Mr.Lizard, es hora de cenar. Buenas noches.

-Buenas noches, espero que en Harrow tengas Internet. –Y mientras sonreía, cerré sesión.

Bajé lentamente hacía el comedor, y aún con mi expresión de enfadada, me senté en la silla y empecé a comer en silencio. Notaba como mi padre aún no había dado bocado y me observaba, pero decidí ignorarle.

-Evelyn, ¿ya tienes hecho tu maleta?

-¿Nos vamos? –Pregunté aún sin mirarle, como si no estuviera informada sobre el plan.

-Por favor hija, sé que no quieres mudarte, pero en Harrow podrás hacer nuevos amigos.

-Papá. –Dejé el tenedor en la mesa y le miré nerviosa. –Me costó despedirme de mis amigos en España, de mamá, y me vine aquí a Cambridge contigo. –Él asintió, informado. –Luego, aquí me costó conseguir amigas, y una vez las tengo, resulta que nos volvemos a mudar. –Esperé su respuesta, pero solamente se limitó a mirarme.

Al ver seguía sin hablar, pasé de nuestra conversación y volví a comer.

Pronto él también lo hizo, lo que me resultó un poco más cómodo que sentir su mirada sobre mi nuca.

-Vas a tener hermanastros. Puedes hacerte amiga de ellos.

-¿Qué? –Le miré, incrédula. -¿Hermanastros? –Resoplé. Aquello era el colmo. -¿Encima? –Me miró, y noté la tristeza en sus ojos, lo que consiguió arrepentirme un poco de mi comportamiento. –Papá, odio las mudanzas.

-Lo sé, yo también, pero ya verás como allí todo nos irá mejor. –Suspiré, rendida, mientras me levantaba de la mesa. -¿Podrás intentar estar feliz?

-Lo intentaré, pero no prometo nada.

Y subí rápidamente de nuevo a mi habitación, optando por hacerme la maleta. 

Adiós Cambridge, hola Harrow.