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lunes, 23 de enero de 2012

13.¿Por qué tuve que dormirme?

Apoyé todo mi peso, incluido el de la mochila sobre mi pierna derecha. Empecé a entretenerme viendo como coche tras coche, sucesivamente pasaban a gran velocidad delante mía, mientras pensaba en como me había ido el día… y como si me leyeran la mente, la voz de Tom resonó a mi espalda.

-¿Cómo fue tu primer día?
-Pudo haber ido mejor, pero no fue tan mal como esperaba.
-¿No te dormiste en ninguna clase? –Negué con la cabeza. –Enhorabuena, yo el primer día si que lo hice.
-A mi me resulta muy difícil dormirme a media clase. No me siento cómoda, y menos cuando pienso en que la gente me puede ver dormir. –Reí. –Supongo que es mejor.

El coche de Debbie no tardó mucho en llegar. En menos de lo que me esperaba, ya estábamos de nuevo en Harrow, entrando a mi nueva casa en silencio.
Me dirigí hasta mi habitación y me encerré allí, dejando caer la mochila al lado de la puerta y corriendo hacía el portátil que descansaba sobre la colcha.
Lo encendí rápidamente, y una vez más me metí en Messenger lo antes que pude, buscando su ícono conectado.
Mis esperanza se vio colmada de felicidad cuando resaltaba el verde brillante en el, pero cuando fui a darle el doble click, el color cambio a gris. Reservé las fuerzas de darle al botón de abrir pestañas y me quedé melancólica en la cama.
Me hubiera gustado realmente conversar un poco con él, pero no iba a entristecerme por aquello. Ya tendría mi momento en otro día.


Unos golpes secos en la puerta hizo despegara de mi sueño. Aparté suavemente mi mejilla del teclado del portátil y me enderecé un poco. Di paso y vi aún con los ojos entrecerrados como Debbie aparecía por la puerta.

-¿Te he despertado? –Su voz sonó suave y dulce. –Llevas unas buenas horas encerrada aquí y quería ver como estabas.
-Uhm, bien. –Cambié la rotación de mi cabeza hacía la ventana y vi como el cielo estaba estrellado y oscuro, marcando la noche.
-¿Qué tal fue tu primer día? ¿Tom te presentó a todos sus amigos?
-Fue bien. –Dudé varios segundos si decirle que apenas hablé con él y ni pasé rato. –Bueno, creo que hice un amigo más. –Me mordí el labio. –No está mal para ser el primer día.
-Un momento. –Caminó hasta mi y se sentó en el borde de la cama. -¿Pero te presentó a el resto de sus amigos?
-Bueno… cuando llegamos por la mañana nos encontramos con un amigo suyo… -Fruncí el ceño recordando el nombre del chico de ojos azules. –Se llamaba Harry.
-¿Quieres que hable con él para que…bueno, ya sabes, no estés…
-No, no y no. –Alcé mis brazos, intentando pensar en la vergüenza que me daría si le dijera algo. –Por favor te lo pido, no le digas nada. –Ella rió. –Además, no estoy mal. Tengo un amigo, y supongo que irá aumentado.
-Está bien. –Se levantó con lentitud. –La cena no tardará mucho en hacerse, no te duermas. –Y dicho esto, salió de la habitación con paso lento.

Suspiré y detallé mi habitación. Solamente la suave luz que entraba por la ventana iluminaba la estancia, haciendo que todo pareciera más relajante. Observé mi ordenador, todavía encendido, de modo que lo desbloqueé. Una ventana abajo del todo hizo que mi organismo diera un salto en el interior.
Tenía una nueva ventana en la que un tal Mr.Lizard me hablaba.
Di click sobre esta y con toda la emoción que podía tener, empecé a leer sus mensajes.

 -Tú ícono está ausente, así que supongo que no estarás. Siento no haber hablado contigo estos días, no lo pasé muy bien y menos hoy, y creo que por una vez soy yo el que necesita ser escuchado. Espero que a la noche estés conectada, está vez te necesito. Mr Lizard.

Terminé de leer, y sin poder remediarlo, salté de la cama y empecé a dar pequeños saltitos mientras agitaba mis brazos.
Creo que no me centré en el estruendo que estaba provocando cuando oí unos golpes en la pared que conectaba mi cuarto con el de Tom, y pronto su voz traspasó esta.

-¡No saltes tanto, que desde mi habitación se oye intensificado! –Reí con ganas, y pronto noté sus risas también al otro lado de la pared.

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